La dictadura que ya está aquí
Quien cede un poco, cede poco a poco y… si darse cuenta, y sin remedio, termina por cederlo todo.
Que España camina hacia una dictadura al más puro estilo marxista-leninista no es nuevo, como tampoco que ese caminar se acelera y que, a no tardar mucho, llegará a su final, o sea, al momento en que ya no habrá vuelta atrás.


La Comisión de Interior del Congreso ha aprobado una proposición de Podemos, a la que han apoyado PSOE y ERC, votando en contra PP, VOX y C,s, por la que se podrán eliminar de las redes sociales en menos de 24 horas los «mensajes de odio» (¿?). Lo anterior viene precedido de la confirmación por parte del Gral. Santiago de la Guardia Civil, de que dicho cuerpo vigila y persigue la críticas al Gobiernos, así como también por la confirmación del CNI de que mediante su programa ELISA hace lo mismo contra todo aquel que critique el globalismo o Nuevo Orden Mundial que se nos impone desde instancias siempre oscuras y con objetivos internacionalistas contrarios a nuestra soberanía, independencia, seguridad, dignidad e intereses.
Pero el quid de la propuesta ahora aprobada está en quién y con qué parámetros determina qué son mensajes de odio.
Pues muy sencillo, porque siendo los impulsores de la medida los stalinistas de Podemos, y sus apoyos los marxistas del PSOE y los secesionista de ERC, se pueden imaginar ustedes lo que nos espera.
Sin embargo, la cosa no es nueva, como hemos dicho al principio.
Alfonso Guerra tuvo la desfachatez y audacia, ya hace mucho, de declarar muerto a Montesquieu, o sea, a la separación de poderes, y todos tragaron… el emérito, ahora huido también. Y es que la intención del PSOE fue siempre la misma, Felipe González incluido.
Nuestra Constitución encierra una serie de conceptos manifiestamente dictatoriales como que el Consejo del Poder Judicial, tan en el candelero hoy, sea designado por los partidos políticos, o sea que nuestra Constitución, desde su base, certifica la politización de la Justicia, pilar esencial de toda dictadura, toda vez que la Justicia es la penúltima razón de todo Estado de Derecho; la última son la Fuerzas Armadas. Para más inri el hecho de que existan sindicatos de jueces y magistrados, y de que tales funcionarios puedan entrar y salir de la política sin ton ni son, aumenta hasta lo indecible dicha politización y por tanto afianza la propensión a la dictadura.
Ahora, con España en manos del nuevo Frente Popular, pero viejo en sus preceptos, no otra cosa podía esperarse ni suceder que más y más vueltas de tuerca en el mismo sentido, es decir, en convertir a España en un Estado sin derecho, en un Estado de impunidad para… ellos, claro.
El marxismo, recuérdenlo, aboga siempre por la dictadura, sea en su día la supuesta del «proletariado» o ahora la de la ideología de género o cualquier otra forma, cualquier otra mutación –tiene esa habilidad–, que le permita imponer la dictadura, siempre de unos pocos, la nomenclatura, sobre el resto, o sea sobre todos los que no pertenezcan al grupo de los elegidos. Incluidos, por supuesto, sus propios seguidores que al principio se las prometen muy felices, pero que a no tardar mucho se verán tan sometidos como los hoy perseguidos por ellos mismos; eso sí, cuando ya ni para unos ni para otros haya remedio.
El marxismo es siempre dictadura pura y dura. Puede que tarde en imponerse porque tenga que guardar las apariencias para conseguirlo o lo haga por las bravas mediante una revolución violenta clásica –lo que hoy no se lleva por el momento–, pero siempre, siempre, es y será una dictadura y, además, de las que sólo se disuelven o con agua caliente o… dejando que se pudra, lo que suele tardar mucho y generar terribles consecuencias de larga duración.
Claro que hay que reconocer y dejar constancia de que en tal imposición no tienen tanta responsabilidad o culpa los propios marxistas-leninistas, sino sobre todo los otros, los que no siéndolo, ceden poco a poco, se muestran tolerantes, formalistas, disciplinados o simplemente se inhiben o… colaboran por intereses creados, ambiciones y demás miserias, caso del PP que ha votado en contra de la propuesta y se escandaliza de ella, cuando hace tan sólo un par de días votó a favor y apoyó esa dictadura de manera fragrante. Son éstos, pues, más culpables que los sociatas, podemitas, secesionistas u otras gentes de mal vivir, porque son los que yendo de una cosa, van en realidad de la contraria, son los colaboradores, cuando no cómplices, necesarios, sin los cuales, es decir, si mantuvieran una actitud tipo ahora VOX, aquellos otros nunca hubieran llegado ni a la décima parte de lo que ahora.

Estamos abocados a un sistema marxista-leninista que no nos salva nadie salvo una gran cacerolada y muy duradera en el tiermpo, para ver si así , o se marchan, o dimiten o convocan elecciones y los votantes pensamos un poco antes de emitir el voto, ya que de otra forma, nos quitarán hasta los calzoncillos y les llevaremos el vaso de agua a la cama cuando despierten.
Visto lo visto en nuestra patria desde el año 1976, cobran sentido y actualidad las palabras que le echaron en cara al último rey de la Granada musulmana, camino ya del exilio, reprochándole su lamentable actitud precedente en la defensa del que había sido su propio reino.
¿Quiénes son los que ahora más tendrán que llorar la pérdida de España y de su auténtico ser, por no haber hecho lo necesario cuando se estaba a tiempo y se tenía poder para ello?
Pues que empiecen por CASADO -o cansado-, un pobre niño que no ha sabido defender como hombre SU PUESTO, en el que no deja de ser un interino, y pronto lo veremos, Y EL HONOR PERDIDO DEL PP, PARTIDO PODRIDO, y últimamente, PARTIDO PROGRE.
Claro que igual las fuerzas ocultas le han dado las órdenes pertinentes, y como las ha obedecido, seguramente le mantendrán como líder del PP, partido que espero tenga la misma trayectoria que la UCD, el CDS o CIUDADANOS…
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