La importancia de la Ley natural en las leyes que nos gobiernan (y II)

La doctrina secular de la Iglesia, hasta la ruptura del Concilio Vaticano II, en lo referente al poder político ha sido invariable: el origen del poder hay que ponerlo en Dios, como principio natural y necesario. Así se manifestaba el papa León XIII en su Encíclica Diuturnum Illud, sobre el origen del poder,  y así se han  manifestado todos los Pontífices. Conforme a lo dicho, y como consecuencia, aun cuando los dirigentes políticos sean elegidos por sufragio universal, lo son para que ejerzan un poder que es dado por Dios; por tanto, no son los gobernantes o el sistema político quien confiere el poder, el poder les es conferido de parte de Dios.

Esta verdad ha sido mantenida por la tradición desde los mismos Padres de la Iglesia. Dice san Agustín que sólo a Dios se le puede atribuir la potestad de dar el reino y el poder. San Gregorio Magno afirma lo mismo con las siguientes palabras: Confesamos que el poder les viene del cielo a los emperadores y a los reyes. San Juan Crisóstomo, por añadir uno más de una gran lista, nos ha dejado dicho: Que haya principados y que unos manden y que otros sean súbditos, no sucede por casualidad y temerariamente…, sino por la divina sabiduría[1].

La Iglesia, por medio de los santos Padres y de los grandes Doctores,  nos dice que incluso por la misma luz natural de la razón esta verdad puede ser aprehendida. Por lo que, decir que el poder tiene su origen en Dios es propio de la razón natural y no una “invención” o “conveniencia” de la Iglesia.

Nuestro anterior artículo lo finalizamos con la afirmación que hacía S.S. León XIII: Una sola cosa tienen los hombres para no obedecer: cuando se les exige algo que repugna abiertamente al derecho natural o al derecho divino. Por tanto, en todas aquellas cosas, ya sean en forma de ley, de norma de conducta, de forma de expresión, etc., en las que sean violadas la ley natural o la voluntad divina, ni pueden ser mandadas ni pueden ser obedecidas

Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios; lo que implica, a ejemplo de los mismos Apóstoles y a los mártires sobre cuya sangre está edificada la Iglesia, que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Si la voluntad de los gobernantes contradice la voluntad y las leyes de Dios, los que mandan rebasan su ámbito de poder pervirtiendo la justicia. No se les puede obedecer.

Las leyes que nos gobiernan han conseguido cambiar la sociedad, bien lo han dicho los mismos que nos gobiernan. Vivimos en una sociedad sin Dios, donde no cabe lugar su Palabra, ni cabe lugar a los más elementales principios de la ley natural. Es una sociedad abocada a la propia destrucción, donde terminarán dominando la impiedad, la injustica, la depravación, la inmoral más abyecta, la idolatría y en el horizonte que se acerca, el culto a satanás.

La Iglesia está callada. ¿Por qué calla? ¿Por qué no hace un servicio a la sociedad y al bien común recordando simplemente lo que decía antes? ¿No hay ningún teólogo en la Iglesia que sepa que las leyes no pueden depreciar la ley natural, que no se pueden obedecer las leyes que atentan contra la ley de Dios?

Si la Iglesia calla, ¿quién dará voz a los pequeños, a los que sufren las consecuencias de las  leyes injustas, a los que no saben, a los ingenuos, a los sencillos y simples, a los hombres de buena voluntad?

El origen de los problemas de nuestra sociedad está en los principios que inspiran las leyes que nos gobiernan. Si la Iglesia no advierte del peligro, ¿quién lo hará?

Primera parte

[1] Las tres citas en Diuturnum Illud [7].

13 respuestas a «La importancia de la Ley natural en las leyes que nos gobiernan (y II)»

  1. La imagen de BENEDICTO XIII, El Papa Luna, viene como anillo al dedo.
    Un Papa de verdad, no como otros, que siempre defendió el papel de la Iglesia y la ortodoxia de la fe.
    ¿Que diría hoy en día, si viviera…?

  2. Es sencillo, al cesar (de turno) lo que es del cesar, y a Dios lo que es de Dios… y ¿qué es de Dios? Todo, cesares incluidos.
    Así se lo dijo el Cristo a Pilatos: No tendrías sobre mí ningún poder si no te hubiera sido dado de arriba.
    La Verdad es la que revelo el Predilecto, y en base a su observancia estableció el Nuevo contrato (por incumplimiento del anterior). Toda ley está infinitamente por debajo de esta Ley, y un cristiano no debe olvidarlo.

  3. Tenemos una Iglesia silente.
    Nunca aliada con el poder y los poderosos, la Iglesia cumplirá su misión divina de la salvación de las almas.
    La Iglesia siempre ha sido Maestra, hasta hoy lo es de forma magistral cuando sabe posicionarse entre Dios y el diablo y sabe darle a cada uno lo debido.
    Naturalmente sale perdiendo la fortaleza de la fe, pero no pasa nada, pues algo siempre queda del recuerdo de la fe católica aunque nada valga para la salvación eterna. Así piensan muchos dentro de la Iglesia.
    Pero, quién piensa en la salvación eterna cuando se puede vivir tan agusito aquí abajo.
    Si, la Iglesia está aliada con las tesis masónicas de la fraternidad universal: si el cielo está aquí en la tierra, para qué pensar en el más allá que tal lejos queda.
    Insensato eres si así piensa, porque vas a morir mañana.

  4. No va usted descamisado, Pedro Nolasco, que la Iglesia se posiciona entre Dios y el diablo con verdadera maestría y como sólo ella sabe hacerlo, no se lo voy a discutir.
    Saludos cordiales.

    1. Un ejemplo de lo que es poner una vela a Dios y otra al diablo.
      Una vela a Dios:
      El señor Obispo dice que «el aborto no puede ser un derecho y siempre hay que estar con la vida». Perfecto, nada que objetar al señor Obispo.
      Una vela al demonio:
      El señor Obispo calla conscientemente y NO sigue diciendo: «Por lo tanto pido la derogación de la ley del aborto y su total y absoluta prohibición. Hago una llamada a todos los católicos y hombres de buena voluntad para que no apoyen a partidos políticos abortistas. Al mismo tiempo hago una llamada a los partidos de la oposición para que derogen esta ley si llegan al poder para que les podamos votar. Recuerdo a los políticos que apoyan el aborto que según el Derecho Canónico de la Iglesia Católica están excomulgados.
      No, el señor Obispo calla. Cobarde y falso pastor.

      1. Ni siquiera se atreven a ORIENTAR EL VOTO DE LOS CATÓLICOS, por miedo, y para no perder sus privilegios (la X en la declaración de la renta, la exención de impuestos, y los conciertos para sus colegios, básicamente), privilegios que solo es cuestión de tiempo, de poco tiempo, que pierdan…
        Así hay cientos de miles, posiblemente millones, de católicos bienpensantes, pero ignorantes, que siguen votando al PSOE, a PODEMOS, etc., sin darse cuenta de que son partidos enemigos de la religión que profesamos.

      2. Esa puede ser una magnífica declaración por parte de una persona particular, pero un Obispo de la Iglesia Católica, como representante de ella y responsable de los fieles de su diócesis, debe ser muy prudente en sus manifestaciones públicas y medir muy bien todo lo que dice.
        Sobre el tema concreto del aborto, hay publicados varios documentos oficiales redactados por expertos y que recogen el sentir de la Iglesia sobre este particular.

  5. En mi epoca, plan de estudios de 1953, en la LICENCIATURA EN DERECHO, había una asignatura en primer curso, de duración anual, llamada DERECHO NATURAL, donde, al menos en teoría, se estudiaba todo lo que era de Derecho Natural.
    Y una FILOSOFÍA DEL DERECHO, en quinto curso, también anual, con contenidos similares, pero a un nivel más elevado, obviamente, pues era el último curso de la carrera.
    Hoy, con los nuevos planes de estudios, todo eso ha desaparecido, y estamos formando LEGULEYOS, no verdaderos JURISTAS, que se preguntan el porqué de las cosas, buscan el fin último de las leyes, la concordancia del Derecho positivo con el Derecho Natural, etc.
    Tal vez es eso lo que se pretende, formar autómatas del Derecho, sin un sentido crítico mínimo del Derecho…, y de los abusos del poder político, ignorando la realidad social, y el plan de Dios para todos nosotros…

  6. El hombre natural no percibe el origen del Espíritu de Dios, porque para él es locura, y no puede entender, porque se ha de discernir espiritualmente. Entre la naturaleza y el espíritu, hay un estrecho puente, y al intentar cruzarlo el hombre, tiembla de miedo por el más tierno afecto por la madre naturaleza. Pontífice significa, el que ha cruzado, no es un título que le otorgue el hombre o la naturaleza, por lo tanto, las leyes del hombre son en vano, engaño o ilusión, como todo lo que tiene un principio y un final en el tiempo, civilización tras civilización, repitiendo el mismo engaño.

    Saludos cordiales

    1. Apreciado Odal, permítame, con respeto y consideración, un comentario.: Es el hombre empecatado el que no percibe el Espiritu Dios , no el hombre natural. Por la razón de que el hombre tiene en la ley natural, que es un reflejo de la ley eterna de Dios, es por lo que puede conocer el eco de Dios en su corazón y por lo tanto reconocerle en todo lo creado.
      Pero cuando el hombre en su propia naturaleza ahoga ese eco de Dios por el pecado, entonces se revela contra su Espíritu.
      Entiendo su opinión perfectamente. Sólo quería hacerle está aclaración.
      Saludos cordiales.

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