4 respuestas a «La influencia de las sociedades secretas en la independencia de América»

  1. El video es muy bueno, pero creo que hay que hacer algunas pequeñas precisiones.

    – La primera es que la Historiadora dice que el término «Hispanoamérica» es correcto para referirse a la América Española, la que habla Español, pero cuando añadimos a Brasil entonces lo correcto es hablar de Iberoamérica, porque son los territorios de los dos grandes reinos de la Península Ibérica. Lo dice al principio entre el punto 15 segundos a 30 segundos).
    Sin embargo no es correcto utilizar el idioma (en este caso el Español) como elemento común para decidirse por el término Hispanoamérica, y sin embargo para decantarse por el otro término, -Iberoamérica-, ya no utilizar el mismo elemento (el idioma) sino otro distinto (el territorio: la Península Ibérica).
    Yo creo que el término correcto es Hispanoamérica en todo caso, porque lo importante del descubrimiento y la conquista de América no es el papel muy limitado de Portugal, ni de Brasil (que geográficamente hoy es muy grande pero que en los siglos XVI a XVIII la superficie ocupada de este territorio era muy pequeña), sino el de España.
    Además «Hispania» no es un concepto «lingüístico» sino geográfico, histórico y nacional, y por tanto no hay que cambiarlo cuando añadimos un idioma como el Portugues, máxime teniendo en cuenta que Hispania, como concepto geográfico, histórico y nacional, incluye también a Portugal. Como dice Claudio Sánchez Albornoz («España, un enigma histórico») solo la Historia separan a Portugal de España.

    – La segunda precisión, es que resulta muy interesante el origen antiespañol del término «Latinoamérica», que se formuló en tiempos de las guerras civiles que se conocen como «independencia» de América, por razones ideológicas y de propaganda antiespañola, para erradicar hasta de la nomenclatura toda referencia España.
    Es verdad que el término correcto para referirse a la América Española es Hispanoamérica, pero en mi modesta opinión en la actualidad ambos conceptos deben existir por separado para referirse a dos realidades diferentes:

    Hispanoamérica debe hacer referencia a la América Española (y portuguesa) entre 1492 y el primer cuarto del siglo XIX, coincidiendo con los movimientos de independencia, o incluso todo el siglo XIX. Y debe referirse también al proyecto o al anhelo de reconstruir en lo posible aquella América que es parte de España.

    En cambio el término «Latinoamérica» es un concepto posterior que debe referirse a la situación presente, al resultado de cómo han quedado los territorios que fueron españoles después de que sobre ellos los ingleses, los norteamericanos, la usura, el comunismo, la Masonería (valga la quíntuple redundancia) destruyeran y explotaran a su conveniencia estos territorios.
    La América de Sendero Luminoso, de Manuel Abimael Guzmán, de las FARC, de los cárteles de la droga, del crimen organizado de Méjico, de los laboratorios clandestinos de cocaina, de naciones que están hipotecadas por generaciones al Banco Mundial y al FMI, con masas sociales que caminan hacia la frontera sur de los EEUU buscando una vida mejor, con bolsas de pobreza enormes mientras otros sectores sociales acaparan el 90% de la riqueza, naciones anuladas por la corrupción de las autoridades y la delincuencia viviendo en la impunidad, de indios ignorantes que destruyen estatuas de la presencia española (sin saber que sus tatarabuelos fueron los más beneficiados por la presencia española, y tan eso es así que precisamente ellos y no los descendientes blancos de españoles, fueron los que
    nutrieron los ejércitos realistas y combatieron con mayor fuerza contra la «independencia», y los que salieron perjudicados, viendo sus propiedades saqueadas y sus títulos de propiedad ignorados, una vez que esta independencia se produjo) etc.- etc. esta realidad de la Sudamérica de hoy, la de la segunda mitad del siglo XX y XXI no es «Hispanoamérica» sino «Latinoamerica». Daniel Ortega y la bruja de su mujer Rosario Murillo (Presidentes stalinistas de Nicaragua) no representan a «Hispanoamérica», sino que ellos son otra realidad muy diferente, la realidad de Latinoamérica.
    Hispanoamérica, la América Española de los Siglos XVI, XVII y XVIII, no eran unas provincias en manos de la delincuencia organizada, como lo está hoy Latinoamérica, ni estaba endeudada, ni vivía en la pobreza. Por el contrario, el nivel de vida de los habitantes de estos Virreinatos no sólo era el más alto de todo el continente americano, (ya hubieran quierido para sí las colonias inglesas, francesas u holandesas, o tras la independencia las norteamericanas) sino que estaba muy por encima de los habitantes de cualquier ciudad europea, incluso las más prósperas. La ruina de las poblaciones de Sudamérica no vino durante la dominación española, sino que muy al contrario, vino a raíz de la «independencia», como consecuencia de quedar aquellos territorios a merced de la acción de la Masonería, de los especuladores norteamericanos, del latrocinio de lo ingleses, de la infiltración comunista, sin que ya España pudiera impedirlo.
    Por tanto, y es a donde quiero llegar, en la actualidad los términos «Hispanoamérica» y «Latinoamérica» que se utilizan como sinónimos, aunque el segundo con un matiz izquierdista y antiespañol, en realidad no lo son, porque se refieren a realidades muy distintas: Hispanoamérica debe hacer referencia a la época dorada de formar parte de España y de esplendor de estas tierras, cuando eran prósperas a todos los niveles, no solo en lo económico, (y más de 20 universidades, Catedrales, obras de ingeniería, hospitales, etc. etc lo atestiguan), pero también y muy notablemente en lo económico; y el término «Latinoamérica» que debe referirse a la degradación y ruina que vino después, a raiz de romper los lazos con España y hasta el momento presente, donde se vuelve al paganismo de adorar la vomitiva cultura Azteca o Inca, (el indigenismo), la pobreza, la miseria material y moral en que están postradas muchas naciones de Suramérica como Cuba, Venezuela, Perú, Nicaragua, Ecuador, Honduras, etc y bolsas de ignorancia y miseria moral y material en otras muchas que aún no han sucumbido pero están en trance de hacerlo, como Chile, Argentina, Colombia etc..

    1. «Luego tendida allí la noble España,
      Como cabeza de la Europa queda,
      En cuyo señorío y gloria estraña
      Cien vueltas de fortuna dió la rueda:
      Mas no sera jamás que fuerza ó maña
      De la inconstante dominaría pueda;
      Que siempre ha de salvarla la osadía
      De los pechos magnánimos que cria.»

      (Canto tercero, estrofa XVII)

      Os Lusiadas
      de Luis de Camoes

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