La profanación de tumbas: seña de identidad del PSOE y del PCE/IU/Podemos

Por Juan A. Gómez (correo electrónico)

23/09/2021 España

Presidencia del Gobierno –mejor decir desGobierno– ha informado de que han comenzado «los trabajos previos al proceso de exhumación de 77 personas cuyos restos se encuentran en las criptas de la basílica del Valle de los Caídos dentro del proceso de dignificación« de dicho lugar; todo ello con la aprobación de Patrimonio Nacional, órgano evidentemente correa de trasmisión de aquél. Y según la infame Secretaría de Estado de Memoria Democrática –tan infame como la ley de Memoria Histórica y pronto Democrática que la ampara–, que dirige Fernando Martínez López «el proceso de exhumación va a contar con todos los medios y con los mejores expertos para poder entregar a las familias a sus seres queridos, siempre que sea posible».

Pues bien, sobre el particular me gustaría decir lo siguiente:

• No se trata de exhumaciones, sino de manifiestas profanaciones, ya que dichos actos no cuentan con la menor justificación verdadera. De los miles de enterrados en el Valle de los Caídos mediante procedimiento legal incuestionable, sólo una ínfima minoría de nietos, teledirigidos ideológicamente, han venido solicitando que se les entregaran sus restos, mera treta barriobajera, torticera y repugnante para meter mano al Valle, especial objeto de la inquina marxista-leninista frentepopulista hoy vigente que tiene a tan magnífico como generoso monumento en su punto de mira porque es la cumbre y el icono de todo lo que más odian.

• En España, al menos, y entre las varias señas de identidad de los partidos que siguen siendo frentepopulistas a la vieja usanza guerracivilista, o sea, el PSOE y los comunistas de Podemos, mutación del PCE/IU, está su obsesión por profanar tumbas, actividad degenerada, perversa de origen manifiestamente satánica, por lo que no tiene que extrañarnos ahora que más tarde o más temprano llegaran a ello. Otras señas de identidad igualmente degeneradas y perversas son el asesinato, la tortura, la violación y el robo; también la conculcación de las leyes cuando no les favorecen, el sectarismo y la tiranía.

• Frente a esa ínfima minoría que ha reclamado los restos de sus antepasados, como hemos dicho teledirigida ideológicamente, existe una inmensa mayoría que se niega a tamaña barbaridad, la cual ha sido ninguneado, muestra, una más, de lo dicho en el punto anterior.

• ¿Qué mayor dignificación cabe para un lugar que estar consagrado a Dios y por Dios? ¿Qué mayor dignidad cabe a los caídos en combate, incluso de bandos contrarios, incluso de aquellos que lucharon por erradicar a Dios de la faz de España y del mundo, que descansar juntos en la paz de Dios, juez de todos ellos? ¿Qué clase de seres inhumanos pueden proceder como lo hacen los que por activa o pasiva realizan o colaboran en profanación, y además institucional, tan flagrante como aberrante?

• 

  Fernando Martínez López, antes director de Memoria Histórica y desde 2020 nada más y nada menos que Secretario de Estado de Memoria Democrática, es un catedrático de Historia Contemporánea que se inició en el Movimiento Comunista de Andalucía (MCA), pasando en cuanto pudo al PSOE; que nunca ha enseñado historia porque no sabe –¿cómo puede un «historiador» con un mínimo de rigor defender y compatibilizar la «memoria» con la «historia», conceptos que se dan de bruces uno contra el otro?–; que ve todo a través del rojo de sus gafas ideológicas; que posee una cerrazón mental increíble; que sufre de gravísima indigencia intelectual; que se rige por el sectarismo del fanático; que vive de buscar fosas que no existen y que no rechaza prebenda ni oportunidad para chupar del bote, todo ello producto de su fe marxista-leninista históricamente siempre fracasada donde se implantó y ello entre toneladas de miseria y mares de sangre.

• ¿Qué clase de «democracia» puede soportar que se emplee dicho término a lo que no es si no pura, dura, rastrera, vergonzosa, cruel, injusta y repugnante venganza producto de un rencor demencial y de un resentimiento anormal por haber sido sus postulados ideológicos honrada, justa y brillantemente derrotados no sólo en la guerra, sino más, mucho más aún en la paz?

• ¿Qué nación que mínimamente se precie puede permitir por acción, omisión o indiferencia la profanación de cualquier sepultura, pero menos aún la de su más insigne figura histórica de todos los tiempos, como fue la orgiástica y satánica profanación institucional de la de Francisco Franco?

• Por último, y casi lo más hiriente del caso es que con sus abstenciones, incumplimientos reiterados y manifiestos de sus propios programas electorales, haciendo dejación de la oportunidad que le dio poseer mayorías absolutas, etc., el maldito y traidor Partido Popular –y sus votantes– nunca haya cumplido con su deber moral e histórico, del que tanto alardea, y hubiera combatido campañas y actos, y derogado ley tan infame como ha sido todo lo relativo a la desmemoria histérica que ha convertido a las víctimas en verdugos y viceversa, a los provocadores con premeditación y alevosía de una cruenta guerra civil en sufridores de ella, a los totalitarios en demócratas y a los tiranos en libertadores, comenzando por el patético Aznar que siendo Presidente del Gobierno, el 20 de Noviembre de 2002, condenó, junto con su partido y los demás, el Alzamiento Nacional del 18 de Julio de 1936 y la pretendida «dictadura» posterior.