La Santísima Trinidad
La Iglesia celebra el domingo después de Pentecostés el misterio central de nuestra fe, la Solemnidad Santísima Trinidad, Tres Divinas Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo y un solo Dios.
La fiesta fue establecida para todo Occidente en 1334 por el Papa Juan XXII.
Citas del Antiguo Testamento en las que aparecen referencias a Dios en plural.
- «Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza…”» (Gn 1:26). Esto admite la discusión sobre si el Verbo se haría carne en el hombre como hijo de sí mismo o si Dios padre en hipóstasis consustancial con Dios hijo también sería nacido, crucificado, muerto, sepultado o resucitado.
- «El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal.» (Gn 3:22). En este versículo, con «nosotros», se refiere a Dios y los seres celestiales. La confusión viene de una mala traducción de Génesis 3:5, que consiste en traducir Elohim (Dios) de la misma manera que elohim (seres celestiales): «sabe Dios (Elohim) que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios (los elohim), conocedores del bien y del mal».
- «Y dijo el Señor: “Todos forman un solo pueblo y tienen una misma lengua. Esta obra es solo el comienzo, y desde ahora nada les hará desistir de lo que piensen hacer. Pues bien, bajemos y confundamos ahí mismo su lengua, de modo que no se entiendan los unos a los otros”» (Gn 11:6-7)
- «Yo oí la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?”. Yo respondí: “¡Aquí estoy: envíame!”» (Is 6:8).
- También se presenta como argumento la utilización de la palabra Elohim, que es plural, para referirse a Dios (por ejemplo, en Gn 20:13 o 2 Sam 7:23).
Origen del término “Trinidad”
Teófilo de Antioquía usó la palabra griega trias (τριάς – tríada) en su obra A Autólico (c. 180) para referirse a Dios, su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia). En el año 215 d. C., Tertuliano fue el primero en usar el término «Trinidad» (Trinitas); anteriormente, en uno de sus escritos polémicos dirigidos contra Práxeas (Adversus Praxeam II), un seguidor de la doctrina cristiana conocida como “monarquianismo”, dijo que «los Tres son Uno, por el hecho de que los Tres proceden de Uno, por unidad de substancia».
La fórmula fue adquiriendo forma con el paso de los años y no fue establecida definitivamente hasta el siglo IV: La definición del Concilio de Nicea (325), sostenida desde entonces con mínimos cambios por las principales denominaciones cristianas, fue la de afirmar que el Hijo era consustancial (ὁμοούσιον, homousion, literalmente ‘de la misma sustancia’) al Padre. Esta fórmula fue cuestionada y la Iglesia pasó por una generación de debates y conflictos hasta que la «fe de Nicea» fue reafirmada en Constantinopla en 381.
Catecismo
Nº 246: La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu «procede del Padre y del Hijo (Filioque)». El Concilio de Florencia, en el año 1438, explicita: «El Espíritu Santo […] tiene su esencia y su ser a la vez del Padre y del Hijo y procede eternamente tanto del Uno como del Otro como de un solo Principio y por una sola espiración […]. Y porque todo lo que pertenece al Padre, el Padre lo dio a su Hijo único al engendrarlo a excepción de su ser de Padre, esta procesión misma del Espíritu Santo a partir del Hijo, éste la tiene eternamente de su Padre que lo engendró eternamente» (DS 1300-1301).
247: La afirmación del Filioque no figuraba en el símbolo confesado el año 381 en Constantinopla. Pero sobre la base de una antigua tradición latina y alejandrina, el Papa san León la había ya confesado dogmáticamente el año 447 (cf. Quam laudabilitier: DS 284) antes incluso que Roma conociese y recibiese el año 451, en el concilio de Calcedonia, el símbolo del 381. El uso de esta fórmula en el Credo fue poco a poco admitido en la liturgia latina (entre los siglos VIII y XI). La introducción del Filioque en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano por la liturgia latina constituye, todavía hoy, un motivo de no convergencia con las Iglesias ortodoxas.
El virus del Ecumenismo
Algunos otros acontecimientos en las últimas décadas apuntan a un mayor deseo por parte de Roma de reconocer el carácter normativo del credo original de Constantinopla. Cuando el patriarca Dimitrios I visitó Roma el 7 de diciembre de 1987, y de nuevo durante la visita del patriarca Bartolomé I a Roma en junio de 1995, ambos patriarcas asistieron a una Eucaristía celebrada por el papa Juan Pablo II en la basílica de san Pedro. En ambas ocasiones el papa y el patriarca proclamaron el Credo en griego (es decir, sin el Filioque). El papa Juan Pablo II y el patriarca rumano Teoctist hicieron lo mismo en rumano en la Misa papal en Roma el 13 de octubre de 2002. El documento Dominus Iesus: Sobre la unicidad y universalidad salvífica de Jesucristo y la Iglesia, publicado por la Congregación para la Doctrina de la fe el 6 de agosto de 2000, comienza sus consideraciones teológicas sobre la enseñanza central de la Iglesia con el texto del credo de 381, de nuevo sin la adición del Filioque. Aunque no se ha ofrecido una interpretación de estos usos del Credo, estos desarrollos sugieren una nueva conciencia de la parte católica del carácter único del texto griego original del Credo como la formulación más auténtica de la fe que unifica la Cristiandad oriental y occidental.

Dándole vueltas al último párrafo de estos apresurados apuntes, creo que debería haberlo redactado así:
El virus del Ecumenismo malentendido
En las últimas décadas se constata el deseo de Roma de eludir el término Filioque («y del Hijo») en el Credo, olvidando la profesión de fe niceno-constantinopolitana (Concilios 325-330 y 381) y tridentina (Trento 1545-1563/4). Cuando el Patriarca de Constantinopla Dimitrios I visitó Roma el 7 de diciembre de 1987, y luego durante la visita de su sucesor Bartolomé I a Roma en junio de 1995, ambos patriarcas asistieron a la Misa celebrada por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro. En ambas ocasiones el Papa y el respectivo patriarca proclamaron el Credo en griego (sin el Filioque, es decir, sin mencionar que el Espíritu Santo “procede del Padre y del Hijo”). El Papa Juan Pablo II y el Patriarca Teoctist de Rumanía hicieron lo mismo en rumano en la Misa papal en Roma el 13 de octubre de 2002. El documento Dominus Iesus: Sobre la unicidad y universalidad salvífica de Jesucristo y la Iglesia, publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 6 de agosto de 2000, comienza sus consideraciones teológicas sobre la enseñanza central de la Iglesia con el texto del Credo Constantinopolitano/Tridentino de 381/1564, pero de nuevo sin la adición del Filioque (“… Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo …”).
No se ha ofrecido una interpretación de estos usos del Credo.
Mis disculpas