La traición de las autonomías: el paradigma aragonés
Quinta reseña de la serie destinada a comentar y difundir las obras del escritor, abogado, fiscal, juez y profesor de Derecho don Ramiro Grau Morancho; hoy: ARAGÓN, CAMINO DE NADA.

Entre los innumerables males que ha traído a la Patria el denominado Estado de autonomías emanado de aquella “Constituta” del 78, descuella la sobrecogedora mutación psicológica operada en apenas cuatro décadas sobre sus embrutecidos y/o alelados pobladores. Como si de una sutilísima programación tavistockiana se tratara, la conformación de 17 mini-Estados (de primera, segunda y hasta tercera categoría) dentro de España, se ha constituido en realidad incontestable, como previo paso mental en la demolición de la unidad nacional.
De entre las autonomías de tercera categoría, hay una que, por el inenarrable trato infringido de manos de las tribus políticas y sus mafias adláteres, aparece como paradigma de los modelos autonómicos más degradados y depauperados de la Patria traicionada: es Aragón.
Aragón, camino de nada, del jurista Ramiro Grau Morancho, es la crónica descarnada de este desguace a cámara lenta, un viaje al final de la noche por los sumideros más pútridos y pestilentes del Régimen del 78, y una advertencia a propios y también a extraños de las catastróficas dimensiones del drama aragonés, extrapolable acaso a otras regiones. De aquí que el libro logre superar el escollo regionalista que el título delata, compendiando con diferentes lentes la multiforme galería de latrocinios y expolios, calaveradas, necedades y fantasmagorías que han ido enfangando a la región aragonesa en las aguas muertas de la partidocracia masónico-mundialista imperante.
Aragón, camino de nada presenta, como la bella Sinfonía de César Franck que estamos escuchando mientras redactamos este artículo, una estructura circular, pues se abre como se cierra (aunque aquí la armonía no es wagneriana, sino una murga de chatarras dolorosas), con sendos artículos que el autor dedica al PAR, ese partido regional bisagra, cortijo sin una ideología definida, devenido al fin y al cabo “partido inmobiliario”, y sin el cual no se explica buena parte de la desastrosa historia política de Aragón en el Régimen del 78. Como cada cortijo tiene su señorito, el PAR no podía ser menos, y hete aquí que su figura más significativa y transversal, don José Ángel Biel, “el último dinosaurio de Teruel”, se perfila como ejemplo prototípico del político profesional de la vieja escuela, a la manera de esos caciques decimonónicos que tanto pulularon otrora, y que a través de un puñado de votos repescados especialmente en la provincia de Teruel, han sabido mediatizar como habilísimos camaleones unas coyunturas políticas, bien es verdad, vaciadas de todo contenido político-social en pro de los intereses de Aragón y los aragoneses. La larga sombra del PAR recorre este libro como un animal de fondo, como una lepra que no termina de desaparecer.
El comienzo del texto, en el que Grau se sincera con elocuencia pero sin afectación, no puede ser más preclaro al respecto: “Confieso, y me da vergüenza decirlo, que fui miembro del PAR…”. El autor, militante de la primera hornada, es un hombre ocupado y preocupado, y su análisis, brillante y concentrado, no se va a detener tanto en los procesos de corrupción emergentes y galopantes, que conoce bien, como en los hechos contantes y sonantes, concretos y a flor de piel.
Si el PAR ha ejercido como partido bisagra, permitiendo su pervivencia un entorno apto para el arribismo y la política del gasto que toda burocracia parasitaria desencadena, Aragón sufre de una hipertrofia de instituciones baldías (Parlamento, Justicia de Aragón, Cámara de Cuentas, etc.) que la gran macrocefalia de Zaragoza retroalimenta e incentiva alegremente.
Política del gasto que quintaesencia en la DGA todos los tics de un sistema administrativo desbocado, sin vuelta de hoja de puro irreversible, en el que la subida rampante de impuestos y las medidas artificiosas de leguleyo, hecha la ley, hecha la trampa, forman pareja recurrente. Y es que a una administración enferma en su paroxismo burocrático cabe aparejar una salud social debilitada, enfermiza, propia de hombres deshumanizados, sin pecho y sin mañana. Irrumpe aquí el Grau sociólogo, hábil y pragmático detector de los malos hábitos y costumbres negativas que van envenenando la antaño pilarista sociedad aragonesa, del arco que va de lo anodino (los habituales atropellamientos de peatones “a ruedas” de los ciclistas urbanos en la Zaragoza post-Belloch) a lo inaudito (el asesinato político de Fago), de lo vergonzante (los derroches sin fondo de la Universidad de Zaragoza) a lo denunciable (la malversación de fondos por la DGA).

Pero no todo en Aragón, camino de nada es denuncia y desenmascaramiento. El autor, gran promotor de la estimulación de la sociedad civil aragonesa, virtualmente desarmada, no escatima prendas en elogiar la labor ingente y valiosísima de un puñado de aragoneses ejemplares, modelos de valores perennes y conductas limpias, al servicio de la justicia social y la defensa de los derechos de Aragón; por las páginas del libro aparecen las figuras de don Juan Lacasa Lacasa, Mosén Luis Lasheras Ballarín y algún otro aragonés de bien, esplendorosas refutaciones de tantos “socialistos”, caraduras y adictos a chupar del bote que reptan a sus anchas por los espacios desolados de la “comunidad autónoma”.
Aragón, camino de nada, es un libro que nos complace y entusiasma reseñar, por cuanto alerta de una serie de peligros y amenazas latentes que no quiero dejar de enumerar, a saber:
La dictadura de los partidos políticos, que han antepuesto siempre sus peregrinos intereses personales y de secta a los de Aragón, generando a medio plazo un grave quebranto no sólo económico, sino social e identitario, y que tiene en el PAR su más lesivo exponente (“Hoy por hoy el PAR es un cáncer” [p. 95]).
- La catalanización de Aragón, por la vía de una infausta Ley de Lenguas (consagración del trilingüismo: castellano, aragonés y catalán) que está causando estragos en “la Franja”.
- La reescritura de la historia de Aragón, a través de una serie de dispositivos larvados (p. ej. Huesca La Magia) destinados a disolver la identidad aragonesa en un caldo desaborido, como puede suponer la manipulación de la historia, el arte y la cultura con fines, en apariencia, poco claros.
- La desastrosa gestión de la Universidad de Zaragoza, inoperante en lo administrativo, y hoy foco difusor escandaloso del marxismo cultural que lobotomiza a las nuevas generaciones.
Aragón, camino de nada es la crónica mordaz y desapasionada de un escándalo político, financiero y cultural de primer orden en la España post-Franco: la destrucción de Aragón a manos de los poderes fácticos, inveterados enemigos de España y de ese prominente Santuario de la Raza que acoge a la Santísima Virgen del Pilar, y que no es otro que la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, último muro de contención frente a la avasalladora fuerza destructora de las tropas de Belial, cada día más resueltas y engreídas en la imposición totalitaria de su catecismo progre.
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