Las FFAA ante la debacle nacional española
El TC ha dictado, por fin, sentencia unánime sobre la legalidad de haber aplicado en Cataluña el artículo 155 de la Constitución. Este dictamen es la respuesta a los recursos presentados por Podemos y la Generalidad, en el 2017 y 2018 respectivamente. La tardanza no disminuye un ápice su importancia jurídica y política. No creo que ninguna de las organizaciones que lo motivaron, vayan a abrir una reflexión profunda y menos que vayan a modificar el camino que tienen ya trazado.
El Estado tiene en esta sentencia no solo la legalidad de su actuación pasada, sino la legitimidad para afrontar en el futuro el problema catalán. Tanto en lo que respecta a la opinión pública interna, como a su imagen internacional de cara a la defensa del Estado de Derecho, pilar esencial de nuestra vapuleada democracia gracias al empeño de tirios y troyanos.
El proceso insurreccional en Cataluña continua. La celebración del juicio a los golpistas ha tenido en el Gobierno en funciones un agente distorsionador al ponerse claramente del lado de los investigados ¡para no hacer peligrar el diálogo! Decían. Si la tibieza gubernamental no era suficiente, se cesaba a un abogado del Estado díscolo o se pedía auxilio a ZP para impartir doctrina. Esas complicidades vergonzantes del PSOE y de su líder, han motivado la imagen de impunidad y chulería de los golpistas tanto de los procesados como de los huidos. Lo que se trasmite, es que el Gobierno prefiere quebrar, aún más, el Estado de Derecho a que las sentencias sean cumplidas.
La situación insurreccional queda así agravada por el colaboracionismo de este Gobierno en funciones con las dinámicas separatistas. De manera similar a como colaboró ZP, durante su mandato, con ETA. Tratando de engañar a la opinión pública sobre la entrega de armas y la rendición de la banda terrorista, cuando lo que realmente hacía era pasarles información clasificada para ayudarles.
Ante la situación creada, hay que recordar la misión que el pueblo español encomienda a sus Fuerzas Armadas en el artículo 8º de la Constitución, dentro del título Preliminar y en su parte dogmática, lógico al tratarse de una institución que es pilar de nuestra identidad nacional. Estableciéndose cuál debe ser la misión constitucional de nuestros ejércitos en nuestro sistema político. Se trata de recordar el papel de las Fuerzas Armadas, en un país dotado de un régimen democrático de gobierno, tal y como sucede en Europa occidental, Estados Unidos o Japón.
Esta misión contempla tres responsabilidades: garantizar la soberanía y la independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
El apartado 2º de este artículo trata de una ley orgánica que ha de regular las bases de la organización militar, con arreglo a los principios constitucionales. La misión prevalece y condiciona a esa ley orgánica, que en ningún caso podría difuminar esas tres responsabilidades.
La amenaza a la integridad territorial que hay en España, tiene un carácter interno de índole secesionista, con la permisividad del Gobierno central se ha exportado a varias Comunidades Autónomas. Aunque todo empezó y empieza por pequeñas vulneraciones al orden constitucional, y si la respuesta es favorable a los secesionistas estos rápidamente van subiendo el nivel de la amenaza. Por eso el dialogo en esa situación no es posible, solo sirve la concesión perpetua, hasta que llega un momento en el que hay que enfrentarse a la realidad.
Es coherente que los ejércitos tengan encomendada la defensa del orden constitucional, pues en los Estados democráticos la Constitución es la expresión de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, por eso las Fuerzas Armadas deben velar por su defensa y así salvaguardar la soberanía y la libertad de todos los españoles. El respeto absoluto de los militares ha de ejercitarse en un marco apartidista pero no apolítico. El interés nacional y la defensa de la nación es la prioridad.
La aplicación de este artículo 8º, por las Fuerzas Armadas, adquiere sentido y legitimidad cuando el Gobierno se muestra incapaz en cumplir y hacer cumplir la Constitución, como juraron al acceder al cargo, y pone en riesgo a la nación.
Para la Tribuna de España

Si quieres la paz prepárate para la guerra. No se puede ir a la guerra a ensallar.