Las fosas de Margarita Robles

Margarita Robles dejará en breve el cargo para el que nunca estuvo capacitada. Una de las cosas que se ni se planteó es reabrir las fosas de la Brigada Paracaidista en Alcalá. Nosotros no las olvidamos.

Publicamos a continuación un artículo que en 2010 publicó LibertadDigital sobre las «fosas» del acuartelamiento de la Brigada Paracaidista en Alcalá de Henares, sobre las cuales, claro, se volvió a echar tierra rápidamente, pues olían mal, es decir, olían a lo que huelen todas: a crímenes frentepopulistas, y eso no es políticamente correcto.
¿Por qué la patética Margarita Robles no ha hecho nada por reabrirlas? Porque es una marxista-leninista desorejada y totalitaria nostálgica de la checa y el «paseo», como todos ellos.
¿Por qué los altos mandos militares se pliegan a la furia iconoclasta contra la etapa de gobierno de Franco, y no desentierran éstas? Porque no tienen criadillas, bemoles, testículos, vamos: huevos y cojones. ¡Qué asco!

Los especialistas están de acuerdo: los cadáveres hallados en una fosa común en Alcalá de Henares corresponden “sin ningún género de dudas” a ciudadanos asesinados por el Frente Popular. Es menos probable que entre ellos se encuentre el líder “trotskista” Andreu Nin, pero si hay dudas sobre las víctimas, no las hay sobre los asesinos: fueron los “republicanos”. Aunque el Gobierno pretenda insinuar que son “víctimas del franquismo”, nadie se lo cree. Esta es la historia.

El ejército había emprendido unas obras en el acuartelamiento de la Brigada Paracaidista en Alcalá de Henares. En el curso de los trabajos, se localizó una fosa común con un número determinado de cadáveres, más de cinco. Esa fosa correspondía a la época de la guerra civil. Una excavadora sacó a la luz, a una profundidad de dos a tres metros, un amasijo de huesos humanos entre los que había un cráneo con un agujero de bala y dos tibias fracturadas. Junto a los huesos aparecieron restos de vestimenta, como hebillas o botones. Entre los restos se ha podido identificar a personas jóvenes: en dos maxilares descubiertos se conservan todas las piezas dentales.

El Ministerio de Defensa, en plena campaña electoral, forzó un absoluto silencio sobre el hallazgo. Pero los jueces militares no tienen competencia forense, de manera que los cadáveres pasaron a la jurisdicción civil y, a partir de ese momento, nadie pudo silenciar lo que se había descubierto: una fosa de personas asesinadas durante la guerra civil y, muy probablemente, por el Frente Popular, dado que Alcalá de Henares estaba bajo control “rojo”.

Inmediatamente después, algunos historiadores levantaron la liebre: ¿Y si entre esos cadáveres se hallara el de Andreu Nin, el líder del POUM, acusado de “trotskismo”, apresado en Barcelona por la policía republicana bajo las órdenes de la Unión Soviética, torturado por agentes de Stalin –desollado vivo, más precisamente- y finalmente asesinado? Se sabe que Nin fue torturado en el área de Alcalá de Henares, y no hay constancia firme de dónde está su cadáver. ¿Podría ser Nin?

El Gobierno recibió el hallazgo con preocupación. La “ley de memoria histórica”, impulsada por el gabinete Zapatero, pretendía presentar la imagen de una idílica II República asaltada a traición por las criminales fuerzas reaccionarias, y dentro del paquete incluía la recuperación de las fosas comunes con víctimas del franquismo. Es una visión maniquea que no guarda relación con la realidad, pero que se sustenta, entre otras cosas, sobre la ocasional exhibición de fosas comunes con víctimas del “fascismo”, reales o supuestas. Con lo que no contaba el Gobierno Zapatero era con que pudiera aparecer accidentalmente otra fosa con restos de personas… asesinadas por el Frente Popular. A Zapatero le estallaba la “memoria histórica” en las manos. Esta misma semana, el Gobierno, mientras acentuaba el silencio sobre los hallazgos, hacía correr una especie interesada: los cadáveres corresponden a víctimas del franquismo. Impresentable.

Lo que dicen los especialistas

Especialistas consultados por Elmanifiesto.com consideran “altamente improbable” que los cuerpos de la fosa correspondan a la represión franquista. Alcalá de Henares estuvo bajo el control del Frente Popular hasta el final de la guerra. “Era la base de la intendencia para la Posición Jaca del general Miaja”, recuerda José Manuel Ezpeleta, el mayor experto español sobre la represión roja. Ezpeleta tiene documentadas en torno a Alcalá de Henares –en lo que entonces eran los arrabales de la ciudad, hoy integrados en el casco urbano- más de una veintena de fosas comunes. Algunas, célebres, en parajes con denominaciones muy de la época, como el “Barranco de Azaña”. En esas fosas ha aparecido de todo, incluso brigadistas internacionales, represaliados por su propio mando.

De la Causa General

“Los cadáveres hallados pueden ser presos políticos sacados de la cárcel de Alcalá -dice Ezpeleta-, pero esto sólo es una suposición”. Ezpeleta duda que se trate de Andreu Nin y algunos de sus compañeros: “La documentación que obra en mi poder asegura que el cadáver de Nin fue enterrado en el cementerio de El Pardo. Por supuesto, también es posible que este dato no sea correcto, porque lo cierto es que nadie ha visto ese cadáver. En todo caso, la clave sobre la identidad de las víctimas nos la darán los objetos exhumados junto a los cadáveres: cascos, cinturones, zapatos, ropas…”.

¿Y las víctimas no pudieron ser asesinadas después de la guerra? José Javier Esparza, autor de El terror rojo en España, cree que no: “La inmensa mayoría de los fusilamientos de después de la guerra fueron ejecutados sin secreto, con cobertura jurídica y en lugares bien conocidos, como las tapias del cementerio del Este. Están sobradamente documentados. Al mismo tiempo, el Gobierno de Franco daba orden a los municipios de que abrieran todas las fosas con muertos de uno y otro bando y trasladaran los cadáveres a cementerios. Por eso los rastreadores de fosas están haciendo tan pocos descubrimientos y, además, lo que descubren pertenece a los dos bandos. Se trata de fosas que permanecieron ignoradas porque nadie pudo dar razón de ellas o porque, tras la guerra, los culpables prefirieron callar. Pero son excepciones –y muy escasas- a la norma”.

Durante la guerra civil, entre julio de 1936 y abril de 1939, los partidos y sindicatos que componían el Frente Popular se entregaron a una violenta represión contra los ciudadanos de derechas, católicos o considerados “enemigos de clase”. A pesar de que el territorio republicano no cesó de menguar durante la contienda, la cifra de víctimas mortales del Terror Rojo se cifra en torno a las 60.000 personas. Entre ellas, una cierta porción, pequeña, pero significativa, corresponde a los enemigos políticos internos del propio Frente Popular, como Andreu Nin y sus “trotskistas” del POUM.

Los investigadores calculan que en la antigua base de los paracaidistas puede haber un centenar y medio de cadáveres.

Las obras en el cuartel de Alcalá de Henares han destapado los restos de lo que puede ser una represalia comunista.

Valentín González, «El Campesino», uno de los personajes más polémicos del bando republicano, ascendido a héroe (y a general) por la propaganda comunista durante la Guerra Civil, «analfabeto y feroz» según Preston, tuvo su cuartel general instalado durante un breve periodo de la contienda en lo que hoy es el acuartelamiento «Primo de Rivera», hasta hace poco sede de la Brigada Paracaidista y en su momento proyecto de psiquiátrico, en la madrileña localidad de Alcalá de Henares. Los historiadores y cronistas locales señalan a este hombre como el más que posible responsable de los restos humanos hallados durante unas obras de remodelación del acuartelamiento a mediados de febrero. Los escasos huesos encontrados por el momento son, según los investigadores, una mínima parte de los contenidos en una fosa común que albergaría más de 150 cuerpos de fusilados.

El caso, según relatan, es que durante los años 1937 y 1938, la aviación del bando nacional realizó no menos de 130 ataques aéreos sobre la zona, en busca principalmente de dos objetivos: la base de carros de combate republicanos ubicada en esa localidad y el aeródromo «Barberán y Collar», a medio camino entre Alcalá de Henares y la cercana localidad de Meco.

De la Causa General

En uno de los frecuentes ataques sobre la zona, bastión en el sur de Madrid de los republicanos, la aviación de Franco logró alcanzar el aeródromo, cabecera de la primera región aérea republicana, que comprendía las provincias de Madrid, Toledo, Guadalajara y Cuenca. Este éxito de los nacionales coincidió con la presencia en Alcalá de Henares de Valentín González. La destrucción del aeródromo, un duro golpe para la aviación republicana, despertó las iras de «el Campesino», que en represalia por esta acción fusiló en el acuartelamiento a más de un centenar de personas, como hizo con otras cuatrocientas en la Ciudad Complutense, hecho este tras el que el propio Azaña exclamó: «Si esto es la nueva España, es preferible la vieja».

Si efectivamente, como apuntan los historiadores consultados, los cuerpos hallados y los que quedan aún enterrados pertenecen a la represalia llevada a cabo por González, el dirigente del POUM Andreu Nin no está entre los restos hallados en la base militar. Tampoco apuestan estas mismas fuentes a que todos los cuerpos hallados sean de personas afines al bando nacional o a religiosos asesinados en la zona, crimen éste que también se atribuye a «el Campesino» en no pocas ocasiones.

El acuartelamiento sirvió también durante la contienda de cárcel, pero no sólo para los enemigos, sino también para los considerados traidores al bando republicano o a las facciones comunistas del mismo. «El Campesino» no dudó en ejecutar a todos aquellos que se le opusieran, o simplemente él mismo considerara que estaban rebelándose, dentro de sus propias filas, bien cuando estaba al mando de la V Columna o cuando se hizo cargo de diferentes divisiones dentro de las filas republicanas.

Los historiadores no descartan que en el interior de la base pudieran encontrarse más fosas, al tratarse también de un campo de prisioneros. Lo que sí parece descartado es que pertenezcan al periodo posterior al final de la guerra, ya que en esta localidad, los cuerpos de los fusilados por el régimen franquista eran devueltos a sus familiares.

En los alrededores de este acuartelamiento, y en la zona que se extiende entre Alcalá y Paracuellos y Torrejón podrían encontrarse otras muchas fosas comunes de asesinados en la masacre de Paracuellos de Jarama.
El hallazgo de esos restos humanos en el acuartelamiento «Primo de Rivera», silenciado por el Ministerio de Defensa, responsable del hallazgo por encontrarse en una instalación militar, puede ser sólo el principio de una serie de macabros descubrimientos. Pero la decisión de seguir con las excavaciones (detenidas por el momento) corresponde al juez que instruye el caso. La investigación judicial se centra en estos momentos en determinar el periodo exacto a la que pertenecen los restos. Una vez que este dato se aclare, el juez decidirá si se prosiguen con las excavaciones en busca de más restos humanos.

La secretaria de Estado de Defensa, Soledad López, indicó el pasado miércoles, durante la firma de un convenio con el Ayuntamiento alcalaíno, que sólo en el caso de que el juez que instruye el caso ordene que se excave más dentro del acuartelamiento, el Ministerio actuará.


3 respuestas a «Las fosas de Margarita Robles»

  1. Extraordinario reportaje.
    Si quieren muertos sáquense a todos de sus tumbas, y que cada cuál apunte con su indice a su asesino.
    Ya está bien de aventar las fosas de franquismo y de encubrir con total impunidad las de sus sicarios comunistones

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