«Léeme o laméntalo. El libro que te cambiará la vida»: sin duda

Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó que el Primer Mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas, y el Segundo es amar al prójimo como a nosotros mismos. Pasarán los siglos, pasarán los tiempos, pero la obligación de amar no pasará. El amor no es un derecho, sino una obligación, y cuanto mayor es la necesidad de nuestro prójimo, mayor es nuestra obligación.

El amor es sacrificio, de nuestro tiempo, de nuestros gustos, y de nuestra comodidad. Ante la necesidad de nuestro prójimo sería criminal no tender la mano para ofrecer el agua, el alimento, o el vestido necesario para atender las necesidades materiales, pero mayor crimen sería no tender la mano, no prestar la voz, para atender las necesidades espirituales.

Como criaturas imperfectas nuestras fuerzas son limitadas, nuestro tiempo es contingente, y nuestra voluntad inconstante, por ello tenemos la necesidad de priorizar nuestro amor, de elegir bien el empleo de nuestras paupérrimas fuerzas, y por ello ¿quiénes pueden estar más urgidas de caridad que las almas del Purgatorio? ¿Qué hambre o sed o sufrimiento en esta Tierra puede compararse con sus más terribles sufrimientos?

La Asociación Editorial Tradicionalista pone al alcance de los lectores un texto que cambiará la vida de todos los que lo lean, de todos los que lo difunda, y, sobre todo, de aquellos que una vez leído sigan los sabios consejos del padre O’Sullivan.

El librito que te ofrecemos llegó providencialmente a nuestras manos, y desde entonces nuestra vida cambió, por ello, generoso lector, te pido, tal y como lo hiciera en su día el padre O’Sullivan que difundas la presente obra, que encargues decenas de ejemplares, pues su lectura te haré bien a ti, y a cientos de Almas amigas en el Purgatorio, y su difusión hará bien a tus familiares, deudos, amigos y conocidos, y con ello a millares de Almas en el Purgatorio.

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Para tradicionviva


Una respuesta a ««Léeme o laméntalo. El libro que te cambiará la vida»: sin duda»

  1. Muy edificante hasta se dice en el librito eso de hacerse uno socio de una especie de hermandad en la que se da limosna para que se haga misas por las ánimas del purgatorio. Siguen otras historias piadoras entre las que se intercalan relatos de personas que dieron generosamente limosna a esta hermandad. Un generoso cabalero, por ejemplo, donó una gran suma de dinero a esta suerte de banqueros de las ánimas y fue ricamente recompensado por ellas, etc. Moraleja: suelta la pasta no sea que te condenes por tacaño pero descuida si lo eres, porque trae cuenta en esta vida y en la otra ni te cuento…

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