Libertad de expresión: Cataluña – España

Después de mucho pensarlo, habiendo valorado las posibilidades, escribo porque pienso que no hacerlo sería comodidad o pasotismo. Escribo para mis pueblos, mis feligreses,…

Después de mucho pensarlo, habiendo valorado las posibilidades, escribo porque pienso que no hacerlo sería comodidad o pasotismo. Escribo para mis pueblos, mis feligreses, para mis lectores, para mi familia, para quién quiera y pueda leerme. Porque el ministerio de enseñar es uno de los oficios que Cristo dio a sus apóstoles, porque creo que puedo hacerlo, cuando, al fin y al cabo, será una opinión más, que yo creo se ajusta a la verdad, ya que, de no serlo, sería un mentiroso.

 

A la verdad no hay que tenerle miedo. Sin embargo, para evitar que solamente empezar me digan, antes de leer, que estoy mezclando Política y Religión, voy a hacer unas cuántas salvedades.

 

  1. No creo que la Democracia sea el mejor tipo de gobierno porque niego su principal premisa: LA VERDAD NO LA DECIDE LA MAYORÍA. Y, por supuesto, la verdad existe. No creo en el relativismo ni en aquello de en este mundo traidor nada es verdad ni mentira… y lo del cristal con que se mira. 
  2. Considero, porque me lo han enseñado, lo he estudiado y es evidente, que existe una Doctrina Social de la Iglesia, como acaba de iluminar Monseñor Munilla en el libre ejercicio del cumplimiento de su obligación como obispo; he trabajado durante más de ocho años en la recopilación de información sobre los mártires y me adhiero absolutamente a la súplica de Monseñor Sanz Montes a la Virgen de Covadonga cuando parafraseó a San Pedro Poveda pidiendo a la Santina que salvara a España.
  3. Como Doctor en Derecho Canónico, Licenciado en Filosofía, como sacerdote, como español y catalán no creo en la distinción hipócrita del “pienso esto como político, esto otro como cristiano, esto otro como vendedor de llaveros, etc.”. Creo que soy libre en manifestar mi opinión y creo que tengo obligación de hacerlo.
  4. No juzgo a nadie que no piense como yo, aunque estoy en contra de utilizar el Templo para hacer política. Partiendo de la base de que este es un blog particular, y sin ningún miedo a explicar el contenido del Catecismo de la Iglesia Católica cuando habla del séptimo Mandamiento (dar a cada uno lo suyo) o del amor a la Patria quiero decir que nadie me diga que estoy mezclando porque no se puede separar. No existe un Rey sin banderas, aunque lo diga un villancico. Jesucristo nació en el seno del pueblo judío y nunca se avergonzó de ello. Pagaba los impuestos pero no pactó con el invasor romano, ni se alejó de la Verdad que  predicaba por un puñado de dólares.

A partir de aquí, quiero decir y digo que no se puede separar el amor a Cristo del amor a la Patria cuando: antes de entrar al seminario me echaron de mi diócesis natal porque no seguía la línea de Barcelona. No creo que se refiriera, aquél señor obispo de cuyo nombre no quiero acordarme que, en paz descanse, a nada Teológico ni a nada sacramental. En eso tenemos la misma línea. Es decir, que ellos (aquellos que en el Concilio Tarraconense nombraron tres veces a Jesucristo e innumerables a Catalunya) mezclaron primero, y no han llenado las iglesia por ello. El tiempo le ha dado la razón de que decía lo justo, mi línea no es la que han infiltrado e implantado por obligación en muchas iglesias y escuelas. Y tampoco creo que la línea deba ser la de no tener línea. En la historia de España, Dios siempre ha sido parte integrante. Negarlo hace que al perder el alma se degeneren los miembros, como en el camposanto.

 

No entiendo la celebración de un centenario en el Cerro de los Ángeles sin banderas porque el Sagrado Corazón le dijo al Padre Hoyos “Reinaré en España, y con más veneración que en otras partes”. No le habló de la luna, ni de una patria común a todos, como el Océano Atlántico, ni de la madre tierra, ni de una España desprovista de su cultura entera. Esconder la bandera, ni enseña los ideales, ni hay otro país que lo haga, ni deja de ser nada distinto a un complejo absurdo. Si Don Pelayo, el Cid, Colón, San Fernando o la Reina Isabel levantaran la cabeza. O Muñoz Seca, San Antonio María Claret, catalán y confesor de la Reina, el mismísimo Jaime I o el Gran Capitán.

 

Creo que en el tema de Cataluña se ha ignorado, por parte de todas las partes, la razón de ser de España. Tienen un problema económico muy grande porque han robado mucho, y para taparlo y solucionarlo han jugado con los sentimientos de las personas, sin considerar a Cristo, ni su doctrina, ni su voluntad. Por eso, no soy de la Catalunya independent ni de la España de Rajoy. Lamento profundamente TODOS los hechos del triste uno de octubre de dos mil diecisiete. Desde los más graves hasta los más ridículos.

 

No creo que puedan separar los herederos de La Vendée el Sagrado Corazón de su bandera en el recuerdo de todos aquellos que murieron por defender su historia contra la asesina Revolución Francesa, al morir por su Fe. No creo que puedan separar los cristianos de Irak la Fe de su patria. Es imposible. Han dado su vida por las dos. Quieren volver a su tierra, a su diócesis, a sus caminos, plazas y castillos. Tampoco los mártires de nuestra España que murieron por Dios y por España. Quererlo separar es un absurdo injustificable e históricamente indefendible.

 

No creo que me vaya a pelear con nadie por ese motivo, y solamente he podido hablar con tres o cuatro amigos que piensan lo contrario, pero ninguno habla de nada que no sea un tema económico. La miopía de los gobernantes nos ha llevado a una situación donde el perdón va a ser más importante que la opinión de cada uno. Y, como he dicho muchas veces, SÓLO ME QUEDA REZAR, mientras no haya oportunidad de hacer algo más. Llevo tiempo pidiendo por los que más se implican, ofrezco Misas por la solución de este conflicto y me alegro por todos los que tuvieron la valentía de salir a la calle defendiendo los valores de mis padres, de mi Fe y de la Doctrina de la Iglesia, que nadie podrá cambiar aunque algunos piensen que sí. Ni es verdad que fueran todos de fuera, ni tampoco soy tan iluso de creer que son todos católicos coherentes, pero lo que hicieron el domingo estuvo bien. Salieron a pedir que no se les ningunee, aunque mienta alguien al decir cuántos eran.

 

Santiago y la Virgen de Montserrat nos protejan, mantengan unidos y ayuden a volver a la Ley de Dios en todos sus aspectos y aplicaciones, y permitan reparar el escándalo de los que han hablado con mentira o no lo han hecho por cobardía. De los que han utilizado los puestos de gobierno para enriquecerse sin buscar el bien común, de los que han utilizado el Templo para ir contra la ley, sin defender a Cristo así, aunque cantaran el Virolai.

 

Quisiera terminar diciendo, porque soy libre, de momento, para decirlo y escribirlo,  que no quiero que nadie se ofenda, que pienso así desde que tenía doce años, o quizás menos. Y que no puedo pensar de otra manera, ni vivir otra cosa que intentar por todos los medios procurar la unidad católica de España, en Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, con todas mis fuerzas, en cada casa y en cada caso. Para eso y por eso vivo mi sacerdocio, hasta la muerte, si preciso fuera. Como los mártires, como el pueblo de Irak, como tantos cristianos perseguidos por su Fe, siempre unida a la Patria donde se bautizaron. A la Reina de la Hispanidad, la Virgen del Pilar, le pido por estas intenciones y por las de todos los que la tienen como protectora y Patrona, en España y allende los mares.

 

A San Antonio María Claret le dijo la Virgen: En el Rosario está cifrada la salvación de tu Patria. Sin oración no habrá solución. Ya lo verás.

 


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