Lo que natura no da, Salamanca no presta

Por Kevlar Steiner

22/08/2023 Defensa

Hemos vuelto a la España decimonónica, de una casa real entregada a la banalidad, un pueblo español inculto, por muchos masters universitarios basura que posea cuya única finalidad es enriquecer a los que están en el cotarro universitario, que 100 de esos masters basura juntos no llegan a la mitad de un bachillerato de la época de Franco, y unas Fuerzas Armadas infectadas por esta banalidad.

El Rey no ha sabido diferenciar su papel de Rey de su papel de padre de la cadete, ni nadie de su Casa ha sabido aconsejarle, presentándose vestido de Capitán General en la Academia, a llevar a la niña a la puerta del colegio, demuestra que no tiene ni idea de cuál es su papel y el mal ejemplo que da como Rey y como Capitán General , y el mal ejemplo que da como padre de un cadete:

– Como Rey y como Capitán General «para figurar» (porque ya vemos en qué se traduce ese rango en todo lo demás), porque con su presencia, obligando a que el General Director tenga que salir a recibirle. pone en un compromiso al General Director de la Academia, y a los profesores e instructores de la misma, porque su recibimiento y pleitesía del General Director al Rey en presencia de la cadete, y a la propia cadete, a su hermana y a su madre, le resta autoridad respecto de ella. ¿Qué autoridad va a tener el General Director respecto de su subordinada cadete si previamente ella ha visto cómo el General Director se ha bajado los pantalones y le ha manifestado subordinación y pleitesía él a ella?. Y qué mensaje reciben los profesores, mandos e instructores de la academia si ya el Jefe de la academia ha mostrado esta subordinación hacia la cadete, con lo serviles que han terminado siendo los militares de graduación cómo van a corregir a la cadete (en lo mucho que tendrían que hacerlo viendo en la actitud de la infanta el desconocimiento que tiene de las cuestiones más básicas de lo que es la vida militar, cómo van a reprender sus faltas), si la cadete ha visto que con ella se está haciendo una excepción y ella está ostensiblemente por encima de las normas de la Academia, o mejor dicho de la «academia» (en minúscula), como muy bien ha apuntado Antonio en su comentario, y de la propia autoridad del General Director de la misma que le ha rendido pleitesía a ella y no al revés, como hubiera sido lo procedente en un establecimiento militar regido por la disciplina y la jerarquía. Todo lo cual es contrario al principio de inderogabilidad singular de los reglamentos, en cuya virtud las normas reglamentarias no pueden excepcionarse para un caso concreto, art. 37 Ley 39/2015 LPAC, precepto desconocido no sólo en el ámbito militar sino también en la Casa real, a decir por el comportamiento del Rey.

– Como padre de la cadete, el Rey se ha prevalido de su condición de Rey y de Capitán General para plantarse allí vestido de uniforme por su cuenta cuando no es un acto oficial, y por tanto vestir el uniforme en tal circunstancia no oficial para llevar a su hija a la puerta de la academia como si la llevara a la puerta de la guardería o del colegio, para provocar que el Director pierda su autoridad respecto de su hija y salga a recibirlos, es totalmente impertinente, parece mentira el poco conocimiento que el Rey tiene de cuestiones básicas y lo mal aconsejado que el Rey está rodeado de los Spottornos de turno, que estarán en el puesto no por su talento sino por por la ausencia de dicha cualidad, siguiendo el viejo lema de «para ordenanza y director, cuanto más tonto mejor».

– A falta de conocimiento del padre, y de sus asesores con tarjeta Black ó Visa oro, tendría que haber sido la propia Princesa de Asturias, la que le hubiera hecho ver a su padre, si al menos ella tuviera algún conocimiento militar, que como dejara escrito Calderón de la Barca en su emblemático verso sobre la milicia española :

«(…) que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que el adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira como procede.
(…)
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.
(…)
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.»

y en consecuencia haber hecho valer la Princesa su derecho a no sufrir la deshonra en su honor de cadete de que su padre la lleve como si la llevara a la guardería a provocar un trato de favor del General Director (y por extensión de los profesores mandos e instructores), para con ella, cuando tal ostentación de trato de favor es impropio de quien aspira a ser oficial del Ejército y conducir hombres en el campo de batalla (en eso consiste a la postre la condición de Oficial del Ejército) en riesgo cierto de morir como es consustancial con el combate militar.

Recordemos la actitud de Cervantes la víspera de la Batalla de Lepanto, que se encontraba febril y su Capitán D. Francisco San Pedro le dijo que se quedara en el sollado de enfermería y no participara en el combate, y sin embargo Cervantes reivindicó su derecho y su honor a no quedarse atrás escondido en la enfermería y participar como uno más en el combate contra los turcos, a pesar de la enorme superioridad del enemigo, (porque la verdadera Cristiandad, en todas las épocas, entonces en 1571, como el 18 de julio de 1936, como en 1941-1944-1945, o como en 1977, o ahora mismo, ha combatido siempre en inferioridad frente a un enemigo con mayor poder material, eso ha sido siempre una constante en esta lucha entre la Ciudad de Dios y la Sinagoga de Satanás) , porque como dijo Cervantes a su Capitán «mejor parece el soldado muerto en la batalla que vivo en la huida». O recordemos cómo en las horas previas a la Batalla de Lepanto, a la vista ya de la flota turca, los mandos italianos le aconsejaron a D. Juan de Austria que se colocara de forma que no participara en el combate y si la batalla iba mal tuviera ocasión de hui r y ponerse a salvo, por ser hermano del Rey Felipe II, a lo que D. Juan de Austria se negó e hizo todo lo contrario, recorrer una a una las naves cristianas para arengar a la tropa y marinería, y decirles aquello de: «Hijos, a morir hemos venido, y a vencer si el Cielo así lo dispone». Esta actitud y determinación, también contribuyó a reforzar la moral de la tropa al saber que estaba mandada por un valiente que podría morir en el combate pero que no los dejaría tirados para huir y salvarse él mientras sus tropas morían. El efecto y la aureola de D. Juan de Austria como arquetipo del héroe caballeroso y valiente fue tal que en Albania los albaneses, después de la batalla le pidieron a D. Juan de Austria que fuera Rey de Albania.
Es decir que si la Infanta en lugar de haber estudiado en la pérfida Albión, se hubiera formado en los valores de la Milicia y de la Patria, no habría consentido el deshonor de que su padre se vistiera de Capitán General para llevarla, sino que se habría presentado en la Academia, en el coche con la seguridad de los escoltas, pero sola, sin su familia, se habría cortado el pelo, porque con esa mata de pelo el casco no le cabe, y se habría presentado en el Cuerpo de Guardia como una cadete más porque volvamos a recordar el soneto de Calderón:

que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que el adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira como procede

sin menoscabo de la autoridad del General Director, y con la humildad de un recluta que va allí a aprender y a ser uno más, porque si para algo sirve el uniforme es para igualar a todos los soldados, o a todos los alumnos en el caso de la academia.

Lo que natura no da Salamanca no presta (Quod natura non dat, Salmantica non præstat), si la niña lo único que ha recibido en el colegio de Escocia es cultura sajona-masónica y propaganda LGTBI y de Greta Thunberg, si en su casa no ha vivido los valores de la Milicia, de «Aquí la más principal hazaña es obedecer, y el modo cómo ha de ser es ni pedir ni rehusar», porque a su padre no lo han formado en su época en la Academia, (no sé si será verdad pero no sé dónde leí que como alumno era propenso cada dos por tres a salir de noche de la academia de «fiesta») porque ha prevalecido la derogabilidad de los reglamentos y el trato de superioridad frente al principio de rectitud de inderogabilidad, y ya del golfo del abuelo ni hablamos que no puede ser ejemplo de nada bueno (y menos en cuestiones militares vendiendo el Sahara cuando todavía era príncipe, haciendo la farsa del 23 F, o vistiendo uniforme militar con unas pelambreras más propias de Tarzán o de un guitarrista flamenco) , y porque el General Director ha preferido bajarse los pantalones a formular parte disciplinario contra el Rey por el uso indebido que ha hecho de su uniforme y de su rango aunque solo sea para darle una lección moral aunque le cueste el puesto y no falten miserables para ocuparlo en tales circunstancias, se puede entender la falta de conocimiento de la Princesa para presentarse allí como el que se presenta a un viaje de fin de curso.

La decadencia de España y de sus instituciones resulta ostensible por esta forma tan evidente de contravenir lo que sería de esperar de unos reyes menos desnortados. Basta ver los comentarios en Youtube de la gente ignorante a la que se les escapan todas estas cuestiones evidentes, para entender que desgraciadamente España es desde hace más de 50 años y en progresión geométrica a cada año que pasa un país de idiotas, y se comprende viendo tales comentarios que 8 millones de idiotas hayan votado al PP, 7 millones al PSOE y 2 millones a Sumar. Hemos pasado de una España en la que un simple soldado de Infantería lo mismo participa con 24 años en la Batalla de Lepanto que luego escribe El Quijote, a la España actual donde los tontos y los mentecatos son mayoría absoluta y copan los poderes del Estado.

Que Dios se apiade de España con estos nuevos españoles que son la antítesis de los que la hicieron Grande.