Los albores de la Legión: decreto fundacional y primeros pasos

Al cumplirse el nonagésimo octavo aniversario de la fundación de La Legión Española, les propongo retroceder en el tiempo para recorrer los hitos que hicieron posible la creación de esta Unidad sin par en nuestro Ejército Español, que es nuestra querida Legión Española.

Millán-Astray y Franco en la primera jura de bandera legionaria

En primer lugar debemos examinar el documento que constituye el nacimiento oficial del  llamado entonces Tercio de  Extranjeros y que recogía en  su  artículo único, lo siguiente: “Con la denominación de Tercio de Extranjeros, se creará una unidad militar armada, cuyos efectivos, haberes y reglamento por qué ha de  regirse, serán fijados  por el Ministro de la  Guerra.

Dado en Palacio a veintiocho de enero de mil novecientos veinte.” 

Y más  importante  aún resulta el trasfondo de este  Real Decreto, que se  pone de  manifiesto en su  exposición de  motivos donde se dice: “Señor (referido al Rey ce  España, don Alfonso XIII): La conveniencia de  utilizar todos los elementos que  puedan contribuir a disminuir  los contingentes de  reclutamiento en nuestra zona de  protectorado de  Marruecos, inclina al Ministro que  suscribe a aconsejar como ensayo, la creación de  un Tercio de  extranjeros, constituido por  hombres de  todos los  países, que voluntariamente  quieran  filiarse en él  para prestar servicios militares, tanto en la  Península como  en las  distintas  Comandancias de aquel territorio. Fundado en estas consideraciones, el Ministro que suscribe, de acuerdo con el Consejo de Ministros, tiene el honor de someter a la aprobación de V.M. el siguiente proyecto de Decreto.

Madrid veintiocho de enero de mil novecientos veinte.” 

Vemos por tanto que la razón esencial de la creación del Tercio de Extranjeros era contribuir a disminuir los contingentes de reclutamiento, y es que, ciertamente, era éste uno de los principales problemas políticos del momento, el coste de vidas de nuestros soldados en la Guerra de  Marruecos, que  al  ser  soldados de  reemplazo, causaba  una  enorme desazón e  incluso  conflicto social, que llevo  incluso a  la llamada  Semana Trágica en  Barcelona.

José Villalba Riquelme

Por otro lado la exposición de motivos del Decreto fundacional, llama la atención en dos términos utilizados en el mismo por el entonces Ministro de la Guerra General Villalba. Y es  por  un lado,  “aconsejar como ensayo”, es  decir que, a pesar del indudable apoyo que el Ministro  Villalba dio a la  creación del Tercio de  Extranjeros, como por otro lado  ya  había  hecho  su  predecesor, el General Tovar, sin embargo se detecta la  preocupación política e  incluso quizás suspicacia ante  una  nueva experiencia, pues no se trataba de crear un regimiento de  Infantería más, sino  una fuerza armada de carácter  internacional, que si bien ya existía en Francia, no dejaba de ser una  fuerza  con un componente  extranjero que  pudiera por algunos asimilarse incluso a fuerzas mercenarias. De hecho no  debe  obviarse que inicialmente el Tercio de  Extranjeros no fue utilizado como fuerza de choque, sino más  bien  para la  protección de  convoyes, etc., hasta que por fin y tras una primera e imprevista intervención armada en la cual  demostró con hechos su “fiera acometividad” que  paso a ser  la Unidad de élite que  hoy conocemos como la Legión Española, que  ha pasado  a ser  junto con los Regulares la Unidad  más condecorada de nuestro Ejército, amén de ser sin duda, hoy en día la más destacada no sólo a  nivel nacional sino también en su  prestigio internacional, a través de sus  ya  varias  intervenciones en la distintas Misiones Internacionales en  la  que  vienen interviniendo nuestras  Fuerzas  Armadas.

También llama la atención que el Ministro de la Guerra en su  exposición de  motivos menciona el uso de  esta nueva  fuerza en “la Península como en las distintas  Comandancias de las Zonas de  nuestro Protectorado en  Marruecos”, es decir que, a diferencia de la Legión Extranjera  Francesa, se  contempla el uso de esta  nueva  fuerza en  Suelo Patrio, y de  hecho, se establece  como una Unidad con clara y manifiesta lealtad a España, y por ende  a su Rey y a su  Gobierno, y no  como la  Legión creada en 1837 por  el Rey de  Francia Luis Felipe de Orleans que tenía una  finalidad exclusivamente “colonial”, donde la  lealtad de los  legionarios era para con  la  Legión  y no  con Francia, recordando así a las  famosas  legiones romanas que guardaban  fidelidad a sus  generales y a su  Unidad  y no a la  propia  Roma, de  ahí la conocida prohibición de cruzar el  río Rubicón y entrar en  Roma como tal fuerza armada, prohibición que como hemos visto de  facto la  tenía la  Legión Extranjera  Francesa y no  así la  Española.

José Millán-Astray

Vista la escasa  información que nos aporta la redacción del Decreto fundacional, tanto en su artículo único como en su  exposición de  motivos,  debemos adentrarnos  en la realidad  de esta  nueva  Unidad, y para  ello nada  mejor que  ceder la  palabra a su  propio Fundador el entonces  Teniente Coronel  de Infantería Don José Millán-Astray, que en su  libro “ La Legión”, escrito en  1923, recoge de forma  precisa, su  motivación para la  creación de esta  nueva  Fuerza, y así nos dice: “Una  larga estancia  en  África, sirviendo en  Policía  indígena, en  Regulares y en el  Regimiento de  Infantería del  Serrallo. Unido a alguna afición al estudio y entusiasmo por el problema africano, dieron lugar a que germinase la idea de organizar una Legión extranjera, en vista del excelente resultado que a los franceses le había dado la suya…”. 

Nos cuenta así mismo el Fundador como expuso su idea al entonces Alto Comisario de Marruecos General Don Dámaso Berenguer, quien mostró enseguida vivo interés y apoyo, no sólo a la idea, sino también a la persona del entonces todavía Comandante Millán-Astray. Y no sólo el Alto Comisario quedó “prendado” de la idea sino que también el propio rey de España Don Alfonso XIII, mostró su apoyo al proyecto.

Y así empezaron las primeras gestiones en 1918 y el 5 de septiembre de 1919, el entonces Ministro de la Guerra, General Tovar, autorizó el viaje del entonces Comandante de Infantería Millán-Astray a Argelia a fin de visitar y estudiar el Regimiento de marcha de la Legión Extranjera francesa, donde fue muy bien recibido obteniendo todo tipo de colaboración por los mandos de dicha Unidad, pudiendo comprobar “in situ” el funcionamiento y organización de la Legión Extranjera. Dicha visita concluyó el 27 de octubre de 1919, extrayendo Millán-Astray entre otras conclusiones la siguiente opinión que reflejó en su libro “La Legión”: “el legionario francés es un gran soldado en el campo, malo en guarnición, quiere a sus jefes, es excelente compañero y ama la limpieza y la buena comida, sin desdeñar la soldada y un modesto retiro”. 

Por  otro lado Millán-Astray no sólo se  fijó en  la  organización y funcionamiento de la Legión Extranjera francesa, sino que  también  prestó especial  atención al  Código del guerrero samurái, el bushido, ese  camino del guerrero que  implica honor, sacrificio y disciplina, que el Fundador plasmó posteriormente en los doce  espíritus que conforman el “Credo Legionario”, y que  rodea de  misticismo y entrega a todos  los que  nos  sentimos  identificados con este  Credo, incluso  hoy  noventa  y ocho años  después, con estos  espíritus que  marcan en lo más  profundo, no sólo en  la conducta del  buen  militar, sino  también  de las buenas personas.

Franco de Comandante

Vistas las motivaciones que dieron lugar al  nacimiento de  nuestra querida  Legión Española, es hora de  examinar su organización y primeros pasos.

Una  vez que  Millán-Astray obtuvo los apoyos necesarios también  por parte del  nuevo Ministro de  la  Guerra, Don Luis de  Marichalar, Vizconde de Eza, y tras su nombramiento como Jefe del recién  creado Tercio de  Extranjeros, teniendo  ya el  empleo de  Teniente  Coronel, se reunió con quién  él  mismo había escogido  como lugarteniente, al  entonces  Comandante de  Infantería Don Francisco Franco Bahamonde, quién  siendo Jefe del Primer Batallón del  Regimiento del Príncipe, Nº 3  de  Infantería, viajó a  Madrid desde  Asturias el  6 de junio de  1920, con motivo de la  Jura de Bandera del entonces Príncipe de  Asturias, Don Alfonso de  Borbón, permaneciendo en  la  Capital durante  quince días en los que  ambos  mandos ultimaron todos los  detalles organizativos del Tercio de  Extranjeros.

Marcelo Villebal en el círculo rojo

En primer lugar se hicieron carteles de “llamamiento” y se organizaron banderines de enganche en Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza. En los carteles se llamaba a alistarse a españoles y extranjeros entre 18 y 40 años con una soldada de 4 pesetas y 10 céntimos diarias y 350 pesetas en el alistamiento. Sorprendió gratamente la respuesta al alistamiento, alistándose el primer legionario Marcelo Villebal Gaitan de treinta años y que alcanzaría el  empleo de  Brigada  muriendo en el  desembarco de  Alhucemas, el 20 de septiembre de 1920, fecha que como  es sabido pasó a convertirse en la  que se conmemora la FUNDACIÓN DE LA  LEGIÓN ESPAÑOLA.

Efectivamente grande fue la respuesta a la “llamada al alistamiento”, especialmente en Madrid y Barcelona, siendo precisamente los alistados en Barcelona, los primeros en llegar a Ceuta, convirtiéndose en palabras del Fundador, en el “germen de los legionarios”.

Eran la mayor parte de estos legionarios, hombres que buscaban la aventura o sencillamente huir de su vida anterior, y se alistaban en el Tercio donde se les ofrecía una nueva vida de esfuerzo y sacrificio, pero también de honor y orgullo, pues quiso el Fundador que no sólo fueran legionarios, sino Caballeros Legionarios, sin importar como reza la Canción del Legionario su vida anterior.

Conforme llegaron los primeros legionarios se constituyeron las primera Compañías, formando  cada tres de estas Compañías una Bandera (equivalente al Batallón de los Regimientos de  Infantería), y así se formó la I Bandera el 7 de octubre de 1920, al mando del  Comandante Franco (que en  la actualidad da el nombre precisamente  a  esta I Bandera), posteriormente el  22 de octubre de 1920 se constituyó la II Bandera al  mando del Comandante Cirujeda Galloso y al día siguiente el 23, se formó la  III Bandera dirigida por el también Comandante Candeira Sestello.

Al tiempo de estos primeros pasos se diseñó el conocido emblema del Tercio, inspirado en los Tercios de Italia y Flandes, que en su día creara el Gran Capitán, y así se enlazaron la pica, la ballesta y el arcabuz, llevando en el centro la corona real, que reflejaba a su vez, sin duda el apoyo del Rey Don Alfonso XIII a la creación de esta nueva Unidad de nuestro Ejército.

La uniformidad que, inicialmente, fue de varias unidades, pasó a unificarse en el uniforme ya propio del Tercio, ideado por Vara de Rey, consistiendo básicamente en un uniforme verde con correajes de lona tipo inglés, al que el propio Millán-Astray añadió el gorrillo isabelino, conocido con el término afrancesado de “chapiri”, así como el uso de los guantes blanco con manoplas para los oficiales. Por último, el Comandante Franco introdujo en la uniformidad legionaria el uso del “chambergo” como prenda de cabeza amén del consabido “chapiri”, siendo usado el “chambergo” esencialmente en campaña.

La entrada a Dar-Riffien se conservó siempre igual desde el principio

Con la  llegada de los primeros legionarios, éstos fueron acuartelados en el Cuartel del Rey en  Ceuta, conocido como García Aldave, y que hoy en día sigue siendo el acuartelamiento del Tercio Duque de  Alba, Segundo de la Legión, en dicho acuartelamiento recibieron la primera  instrucción siendo  ésta organizada por el entonces Teniente Olavide. Posteriormente el Tercio fue conducido al lugar que se considera “cuna de La Legión Española” Dar Riffien a unos pocos kilómetros de Ceuta camino de Tetuán. En este  acuartelamiento dispuso en Comandante Jefe de la  I Bandera Don Francisco  Franco que se creasen huertos y granjas a  fin de  que  el  Tercio pudiera abastecerse por sí mismo  de  víveres.

Una vez realizada la primera instrucción de la I Bandera se  celebró la  que  habría de ser  la  primera Jura de Bandera de  esta  nueva Unidad, y que se realizó el  21 de  octubre de  1920, utilizándose para tan principal ceremonia la Bandera del Regimiento Ceuta Nº 60 de Infantería, ya que  el Tercio no  tuvo su  propia  Bandera hasta el 5 de  octubre de 1927, en que  fue entregada por los Reyes de España y especialmente por la Reina Doña Victoria Eugenia que la  bordó personalmente, mostrando  con ello Doña Victoria Eugenia su total compromiso con el  Tercio de  Extranjeros, como ya  había  demostrado  también  hacia  todo el  Ejército de  África al promover los Hospitales de la  Cruz Roja, primero en  Melilla y posteriormente  en  diversas  ciudades del Protectorado Español de  Marruecos.

 

Finalmente considero necesario resaltar que aquella Unidad que nació hace  ya  noventa y ocho años “como un ensayo” dedicada inicialmente a la protección de convoyes y adiestramiento hasta su  primera  entrada en  combate, casi de forma  casual, ha dado lugar a las  gloriosas páginas de la historia de La Legión, escrita  con la sangre de sus legionarios que, sólo entre  1920 y 1936, participaron en 893 hechos de  armas, dejando en el camino dos mil muertos ( 115 Jefes y Oficiales y 1.885 Clases y Legionarios), así como 8.096 heridos (326 Jefes y Oficiales, y 6096 Clases y Legionarios).


2 respuestas a «Los albores de la Legión: decreto fundacional y primeros pasos»

  1. Hay que puntualizar mucho a este estudio que por otra parte es muy interesante.
    El Tercio era una unidad de combate que estaba en la mente de Villalba Riquelme desde que, en 1905 fue enviado por el teniente general Camilo García de Polavieja a Francia para estudiar las grandes maniobras de otoño del ejército francés, en la que las tropas coloniales francesas, Indígenas y Legión Extranjera francesa demostraron su funcionamiento, su composición, sus reglamentos al margen del ejército regular y su duro batallar, el memorándum que confeccionó para el Estado Mayor fue completísimo, en esa época el ejecito francés era considerado uno de los mejores de Europa o lo que es lo mismo, del mundo.
    Con base en ese estudio en 1911 el ministro de la Guerra Agustín Luque Coca estudió y creo las tropas Regulares Indígenas a modo de ensayo, que resultó un rotundo éxito, en 1920 será el propio Villalba Riquelme el que funde una segunda unidad de tropas coloniales a la que llamara Tercio de Extranjeros.
    El general Villalba lleva más de dos años buscando el modo de que la nueva unidad vea la luz y cada vez y por un motivo distinto este no sale adelante, los generales más cualificados saben que se debe reformar el Ejercito en Marruecos y están de acuerdo en que los estudios del general Villalba son los correctos, no obstante la política, la falta de dinero y una cierta prevención por parte de altos cargos del Ejercito siempre impiden su puesta en marcha, sin embargo el momento es el optimo y por fin con todos los estudios que obran en poder del EM y los del propio Villalba darán sus frutos.
    Todo el mundo se ha apuntado el tanto, durante un largo siglo, de la creación del Tercio de Extranjeros, sin embargo son las iniciativas de Villalba las que dan potencia y operatividad al Ejercito, tanto al destacado en Marruecos como al resto.
    Millán Terreros Astray conocía el proyecto de Villalba de organizar un ejército colonial con tropas voluntarias extranjeras desde 1911, año en que Millán Terreros solicitó su incorporación al cuadro de profesorado de la Academia de Infantería de Toledo.
    A instancia del general Villalba el ministro de la Guerra Tovar manda a Millan Astray a Tremecen a que recoja información reciente sobre la Legion Extranjera Francesa que completen los ya existentes y después y ya con Villalba de ministro de la Guerra es requerido por este para integrarse en la comisión que dará vida al Tercio.
    La comisión funciono magníficamente y el Tercio fue creado a todos los efectos, quedando pendiente para su pueda en marcha el que se aprobara en las Cortes los nuevos presupuestos del estado que estaban siendo prorrogados desde hacia cuatro años, cuando salieron adelante el Gobierno en el que Villalba ceso y Millan T. Astray se encontró con un problema, la comisión de Estado Mayor que puso en marcha Villalba y en la cual estaba integrado Millán Terreros Astray había concluido la redacción del reglamento que debe regir la nueva unidad que ha llamado Tercio de Extranjeros, pero el nuevo ministro pensó que era un dispendio intolerable y paralizó todo lo hecho por Villalba, desde la compra de armamento moderno con destino al Ejercito de Africa, Seis meses después la destrucción del Ejercito destacado en la Comandancia General de Melilla será un hecho, como la puesta en marcha del Tercio.
    Seis meses después la destrucción del Ejercito destacado en la Comandancia General de Melilla será un hecho

  2. En Madrid el teniente coronel Millán Terreros Astray recibe una confidencia al respecto y ve peligrar la puesta en marcha del Tercio, ya no está Villalba apoyando su desarrollo y debe ganarse al nuevo ministro, de manera que el día 14 de mayo organiza una conferencia en el centro de la Armada y el Ejercito (vulgo Casino Militar de Madrid) a la que asiste los más granado del generalato, Tovar, Fridrich, Zabalza, Álvarez Rivas , Fernández Llanos, Martin de Peralta, Primo de Rivera, Madariaga y otros y por supuesto el ministro Marichalar que es en realidad el eje de toda la puesta en escena.
    La conferencia se titula “Un viaje a Argelia. La Legión Extranjera en Argelia y el Tercio de Extranjeros español” y en ella Millán va a desarrollar una de sus grandes cualidades, la de fogoso orador, la de gran publicista, la de magnifico y arrollador conferenciante que dejó gratamente impresionado al ministro y no tanto a los generales, muchos de los cuales seguían sin querer aceptar la nueva unidad.
    El Vizconde de Eza se sintió particularmente aludido cuando el fogoso militar le espeto “Este Cuerpo solo espera, como Lázaro, aquellas palabras bíblicas, levántate y anda”.
    Al final de la disertación parece que el vizconde le dijo a Millán, “yo hare la Legión”, cosa impropia pues el Tercio ya estaba creado (fundado) y asegurado por un Real Decreto que se había publicado de forma preceptiva en el Diario Oficial correspondiente y que le daba toda la validez y la legalidad necesaria.
    Se ha escrito que uno de los puntales de apoyo para la creación del Tercio fue el general Dámaso Berenguer basándose en que Millán T. Astray pidió su parecer a dicho general y que este lo apoyo, pues bien, Millán T. Astray sabe que sin ese apoyo su jefatura peligra.
    Millán T. Astray sabía que al final, quien debía dar el visto bueno para su mando en Marruecos era Berenguer y mientras Villalba fue ministro no hubo problemas, con la dimisión de Villalba, renovador del ejercito y creador y valedor del Tercio de Extranjeros no le quedaba más remedio que hacerle ver a quien tenía el poder en la alta comisaria y el Ejercito de Marruecos.

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