Los asaltos a las cárceles de Bilbao el día 4 de enero de 1937 (1/2)

Cuando se formó el Gobierno vasco republicano en octubre de 1936, una de las primeras medidas que adoptó fue el traslado de los presos nacionales que se hacinaban en los barcos prisión anclados en la ría de Bilbao a diferentes edificios habilitados como cárceles en la misma ciudad, con la intención de que no se volvieran a repetir las lamentables matanzas selectivas ocurridas en estos barcos bajo responsabilidad de la extinta Junta de Defensa de Vizcaya semanas antes con motivo de bombardeos aéreos nacionales. Pero estos no cesaron y las amenazas, llevadas a su fin, de acabar con la vida de los presos en pago a las muertes y destrucción ocasionadas por la aviación nacional, desembocaron en los asaltos a las cárceles terrestres el día 4 de enero de 1937.

Introducción y ámbito metodológico 

Unidad de «gudaris» separatistas desfilando por Bilbao

Podemos afirmar que el País Vasco es una de las comunidades autónomas de España que mayor retraso lleva en la catalogación de todo lo acontecido sobre la represión durante la Guerra Civil de 1936 a 1939, tanto de la represión ejercida por el bando republicano como de la realizada por el bando nacional, y posteriormente de la que aconteció con la dictadura franquista. Según opina Espinosa Maestre, la cuestión represiva franquista en el País Vasco no ha sido resuelta a fecha de hoy al estar viciada por el sesgo nacionalista y por lo que se ha dado en llamar el conflicto vasco, lo que alimenta el victimismo y no hace fácil asumir que en Euskadi la represión franquista fue una de las menos duras de España1.

Pero si, en lo que se refiere a represión franquista, el retraso de las investigaciones en el País Vasco con respecto a otras comunidades va menguando en estos últimos años, en la analítica acerca de la represión republicana el retraso adquiere una dimensión más amplia. Los autores del presente artículo hemos llegado a la conclusión de que en los 75 años transcurridos desde que comenzó la Guerra Civil, no se ha generado un espacio historiográfico y de historiadores que analicen esta represión. En nuestro afán por avanzar en el estudio de lo acaecido con las personas del bando nacional represaliadas entre 1936 y 1937, hemos desarrollado un mapa metodológico en base a las fuentes aparecidas en un espacio temporal concreto. De esta forma, hablamos de cuatro etapas muy diferentes:

  • Entre 1936 y 1939 con la aparición de artículos, aniversarios y conmemoraciones recogidos en diversos periódicos locales y nacionales como El Correo Español, La Nueva España, Hierro, El Diario Vasco, El Diario Montañés, Diario de Navarra y ABC, sobre la represión republicana a personas del bando contrario, y los libros de testimonios escritos por unos pocos supervivientes de las cárceles y barcos prisión republicanas vascas de los que sólo se pueden encontrar algunos ejemplares ya descatalogados2.
  • Entre 1939 y 1975 con la imponente investigación denominada Causa General3 sobre represión en todas las provincias republicanas durante la apertura de la citada Causa por parte de la Fiscalía General del Estado se realizó a principios de la década de los años cuarenta. Durante la dictadura franquista los vencedores se conformaron con las tajantes conclusiones de la Causa General.
  • Entre 1975 y 2000 con diferentes gobiernos democráticos para los que sólo existía la represión franquista, queriéndose olvidar a propósito, ya sea por puro interés político o por desinterés social, de la represión republicana vasca4.
  • Entre 2000 y 2011 con la acuñación del término “memoria histórica”, puesto muy de moda y con el que los historiadores contemporáneos no nos ponemos de acuerdo en cuanto a su Pero en estos últimos cinco años no podemos dejar de citar a autores de obras específicas dentro del ámbito de la represión republicana vasca, como es el periodista Miguel de Legarra y nosotros mismos con alguna incursión al respecto5.

Para todos los períodos consignados hemos estudiado documentación primaria en los siguientes archivos:

    • Archivo Histórico Nacional,
    • Centro Documental de la Memoria Histórica,
    • Archivo del Nacionalismo, Fundación Sabino Arana, Bilbao.
    • Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia.
    • Biblioteca Municipal, Santander.
El Arantzazu Mendi

La represión republicana vasca se conforma en base a dos etapas diferentes en función del lugar en el que estuvieron presos los detenidos del bando nacional y a tenor del sistema político en las que se desarrolló, aunque era el propio sistema político el que impuso los lugares de detención. En la primera etapa, el comienzo de la Guerra Civil y la formación de las Juntas de Defensa de Vizcaya y Guipúzcoa produjeron un aumento considerable de detenciones en ciudadanos afines al bando nacional, lo que provocó una masificación de las cárceles estatales de ambas provincias (Larrinaga en Bilbao y Ondarreta en San Sebastián). La solución se encontró en las prisiones flotantes, barcos mercantes habilitados como centros de internamiento, hecho que también se dio en otras provincias republicanas con presos conservadores (Barcelona, Castellón, Tarragona, Valencia, Alicante, Palma de Mallorca, Mahón y Santander)6. En Guipúzcoa no se llegó a habilitar ningún barco prisión, ya que para finales del mes de septiembre de 1936 casi toda la provincia estaba en poder del bando nacional y los presos nacionales ya habían sido conducidos antes de la caída de San Sebastián el 13 de septiembre a Bilbao por mar en el mercante Bizkargi Mendi. A su llegada a Bilbao, estos presos de Guipúzcoa fueron transbordados al barco mercante Arantzazu Mendi, que junto a los barcos mercantes Altuna Mendi y Cabo Quilates, los tres anclados en la desembocadura de la ría de Bilbao, con los presos de Vizcaya y los presos de unas pocas localidades alavesas, configuraban las prisiones flotantes de la Junta de Defensa de Vizcaya, bajo la responsabilidad de su gobernador civil Echevarría Novoa7.

El Altuna Mendi

1.  De los barcos prisión a las cárceles 

Aunque las autoridades republicanas de la Junta vizcaína creyeron que habían encontrado la solución en los barcos mercantes para su problema de hacinamiento de presos derechistas, no contaron con otros factores que ya desde un principio iban a desestabilizar todo este sistema carcelario organizado para los detenidos. La Guerra Civil española, como todos sabemos, fue un auténtico campo de pruebas militares que seguidamente se aplicarían en la Segunda Guerra Mundial. Una de las novedades militares fue la utilización de la aviación como arma de bombardeo masivo en poblaciones civiles y zonas industriales de la retaguardia enemiga. Además de la destrucción de la industria de guerra y de las vías de comunicación, con los bombardeos a poblaciones civiles se consiguió la desmoralización que impregnó la mente de las personas al no comprender esta nueva forma de hacer la guerra encontrándose ellos tan lejos del frente de batalla. El País Vasco, y sobre todo Vizcaya, con todo su poder industrial acumulado durante décadas, fue un objetivo de primer orden para la aviación nacional8.

JU-52 nacional en misión de bombardeo protegido por varios cazas

Los bombardeos aéreos sobre Bilbao y ambas márgenes de su ría hasta la desembocadura de esta en su puerto exterior, el Abra, comenzaron con pequeñas incursiones desde el principio de las hostilidades. La aviación republicana, escasa en aviones de caza y de bombardeo, no podía hacer frente a la abundancia de aviación nacional, al contar con el apoyo de la Legión Cóndor alemana y la aviación Legionaria italiana. La consecuencia de esta diferencia de medios aéreos fue que los pilotos nacionales bombardearon Vizcaya casi sin que nadie les hiciera frente9. La población civil vizcaína conocía la superioridad aérea del enemigo, pero nada podía hacer contra ella. Pero si no podían derribar sus aviones, pensaban que debían hacer pagar a otros por ello. Esos otros eran los presos nacionales de los barcos prisión, que sin escapatoria posible, pagarían con sus vidas las afrentas que cometían los de su bando. Y así ocurrió varias veces, que después de un bombardeo de la aviación nacional, grupos de civiles y soldados exaltados, entre los que no faltaban mujeres y responsables políticos y sindicales, se acercaban hasta los márgenes de la ría de Bilbao donde estaban anclados los barcos y gritaban pidiendo la muerte de los presos. Pero estos grupos de exaltados no podían acceder a los buques porque no estaban atracados en los muelles, sino en la ría a una distancia prudencial de las orillas. Y aún así, en el corto periplo de tiempo que los presos nacionales estuvieron encerrados en las prisiones flotantes, se produjeron horribles matanzas y ejecuciones. En los testimonios de presos que sobrevivieron a los barcos prisión, dejan claro que ya conocían las horribles consecuencias que les acarreaba un bombardeo de la aviación nacional10. Pero si los grupos de exaltados no consiguieron acceder y asaltar los barcos prisión después de cada bombardeo, ¿cómo se produjeron las conocidas matanzas de presos y quienes fueron sus responsables?

A día de hoy, y como nosotros sustentamos, no se ha investigado a fondo este asunto11 y se responsabiliza como autores de estas matanzas a los componentes de la guardia de custodia de los presos de los barcos. Estos elementos, algunos con nombres y apellidos, actuaron como auténticos reyes de taifas, torturando y martirizando, y después ejecutando a los acotados, todo de forma selectiva, durante todo el tiempo que funcionaron estas prisiones flotantes, sin la necesidad para ello de que se produjera ningún bombardeo aéreo12.

Toma de posesión del primer gobierno vasco. Aguirre a laizquierda leyendo su discurso con un papel en la mano.

Un hecho histórico iba a cambiar, en principio, la supervivencia de los presos nacionales, y es lo que va a conformar la segunda etapa de la represión republicana vasca. A comienzos de octubre de 1936 se crea el primer Gobierno Vasco, al conceder el ejecutivo republicano el estatuto de autonomía para todo lo que quedaba de territorio vasco en manos republicanas. Bajo la presidencia de José Antonio Aguirre, una de las principales preocupaciones de este nuevo gobierno será salvaguardar la vida de los presos, por lo que paulatinamente, y para que no se vuelvan a producir espeluznantes matanzas de presos en el futuro, estos serán trasladados de nuevo a las cárceles en Bilbao, que estén mejor comunicadas y agrupadas, con una vigilancia controlada en el interior de las mismas por funcionarios de prisiones y en el exterior por agentes de orden público. Entre octubre y diciembre de 1936 se habilitarán, contando con la prisión provincial de Larrinaga, otros tres edificios para albergar a los presos: al lado de la prisión provincial, el albergue para indigentes de la Casa Galera y el convento de monjas de los Ángeles Custodios, y un poco más alejado, el convento carmelita de El Carmelo. De esta forma, y escalonadamente, los presos del Cabo Quilates serán trasladados al Altuna Mendi; desde este barco, junto con los del Arantzazu Mendi, serán repartidos entre las cuatro cárceles terrestres para principios de diciembre de 1936.

El Cabo Quilates

2.  La negociación de los canjes de presos 

Pero la finalidad del Gobierno Vasco en relación con los presos nacionales no era la de tenerlos encerrados en barcos prisión ni en cárceles terrestres. En número cercano a los dos mil, hacinados en las celdas, aunque en mejores condiciones que en los barcos, su manutención y su cuidado diarios suponían un gasto muy elevado para las arcas gubernamentales. Por otro lado, de forma unilateral y en un afán de humanizar la guerra, el Gobierno Vasco había comenzado con las gestiones realizadas junto con la Cruz Roja Internacional para canjear a personas separadas de sus familias en territorio enemigo. Su primer paso de esta buena voluntad fue la liberación de las mujeres detenidas en la prisión de Larrinaga, todas ellas nacionales, ya que no hubo más ni en los barcos ni en otras cárceles.

El 11 de octubre debían embarcar, y embarcaron, 130 mujeres, durante la noche y en otra localidad costera alejada de la ría de Bilbao para evitar problemas de orden público, en los destructores Esk y Exmouth de la Royal Navy británica con destino a San Juan de Luz en Francia13. El Gobierno de Franco, en vista del resultado satisfactorio, accedió a más intercambios y durante las semanas siguientes, hombres, mujeres y niños que se hallaban en terreno enemigo, fueron canjeados14.

Animado por la buena disposición franquista, el Gobierno vasco propuso el canje general de detenidos y rehenes. El 3 de diciembre se reunieron en el consulado español de Bayona en Francia, el conde de Torrubia, en nombre y representación del Gobierno de Franco, y el abogado y diputado nacionalista a Cortes por Vizcaya Julio Jáuregui, como mandatario del Gobierno de Euzkadi, para concretar las bases generales del proyecto de canje en la que ambos gobiernos se obligaban a facilitar la salida de su territorio de las mujeres, de los menores de 16 años acompañados de sus padres o que fueran reclamados por éstos, de los varones no beligerantes mayores de 60 años y de los enfermos que lo desearan, y a poner en libertad a todos aquellos que se encontraran detenidos en concepto de rehenes o en cualquier otro concepto que no fuera el de beligerante15.

Marcel Junod

El 17 de diciembre se reunía en consejo el Gobierno vasco para aprobar el convenio del canje y designar a la delegación que partiría el día 20 de diciembre en el destructor británico Foresight rumbo a San Juan de Luz para entrevistarse con el responsable de la Cruz Roja Internacional16. Se celebraron varias reuniones con el doctor Junod y le fueron mostradas las listas de presos canjeables en Bilbao, que se aproximaban a los dos mil. Pero en la reunión del día de Navidad, el doctor suizo no presentó las listas de presos del bando nacional, así que se le requirió que fuese a Salamanca a buscarlas. La delegación vasca, sin conseguir su propósito, regresó a Bilbao el 27 de diciembre.

Ruiz Olazarán
Bruno Alonso

Este día era domingo, y muchas personas paseaban por la gran avenida Rusia en la capital de la Montaña, Santander. Pero sobre la una y cuarto de la tarde las sirenas de alarma antiaérea dieron los toques de peligro. Desde los paseos, muelles, jardines y terrazas de los cafés de la ciudad, la población se apresuró a ubicarse en los refugios. Once bombarderos y siete cazas de protección nacionales comenzaron un intenso bombardeo efectuado en dos veces con un corto intervalo de quince minutos, descargando bombas de metralla e incendiarias. Los servicios de protección antiaérea respondieron al ataque. La población de Santander no se lo esperaba. Los dos domingos anteriores la aviación nacional había realizado vuelos de exploración, pero sin bombardear. Por la noche el gobernador general, Ruiz Olazarán, y el comisario general de guerra, Bruno Alonso, dijeron a la prensa y en alocución por radio que lo sucedido obedecía a un plan trazado por los facciosos desde el comienzo de la guerra17. Pero no explicaron lo sucedido después del bombardeo. Al igual que lo ocurrido en Bilbao después del bombardeo del día 25 de septiembre, el buque prisión Alfonso Pérez, atracado en los muelles del puerto de la ciudad, y en donde se hacinaban cientos de presos derechistas en sus bodegas, con unas condiciones de vida similares a las de los presos de la ría de Bilbao, fue asaltado por milicianos armados que ocasionaron una matanza al disparar a discreción sus armas y arrojar bombas de mano al interior de las bodegas, para después fusilar a varios supervivientes18.

El Alfonso Pérez

Seguramente la delegación vasca para el canje de detenidos temió por su negociación al enterarse de la matanza de Santander, pero confiaba en que la reunión de Junod en Salamanca superaría este contratiempo, aunque ahora lo urgente era dar cuenta de las gestiones al presidente Aguirre. El 30 de diciembre la delegación se dirigió a San Juan de Luz en un destructor británico que llevaba a bordo mujeres y niños canjeados. El día de año nuevo de 1937 se celebró la primera reunión con Junod, el cual les informó que las autoridades franquistas aceptaban el ofrecimiento de canje del Gobierno Vasco19 y estimaba que su delegación aportaría el 5 de enero todos los documentos y las listas de detenidos anunciados. La delegación vasca mostró su extrañeza ante esta conducta e informó a Junod que no se firmaría ningún acuerdo sobre canje de detenidos si no se solucionaba el problema de los bombardeos a las poblaciones civiles. Pero en el día señalado ni Junod ni la delegación contraria se personaron en San Juan de Luz. En cambio, el 6 de enero, la delegación escuchaba con estupor las palabras de Junod que les informaba que las autoridades nacionales rehusaban todo acuerdo de canje de presos y población civil porque ello constituía un privilegio para el pueblo vasco, y que no se oponían a un canje general en todo el territorio español pero negociando con el Gobierno republicano.

3.  La intervención alemana y las medidas extremas 

El 23 de diciembre era apresado a cinco millas de la costa vizcaína el buque Palos, mercante de nacionalidad alemana, por parte del bou artillado Bizkaia de la Flota auxiliar del Gobierno Vasco20. Por la tarde el Palos atracaba en el muelle de Santurce del puerto exterior del Abra. El 28 de diciembre el Gobierno vasco decidió dejar libre al mercante pero confiscó oficialmente el material de guerra que transportaba y detuvo a un pasajero indocumentado21. Pero ya era tarde; el crucero ligero Koenigsberg de la armada del III Reich alemán se presentaba a escasas millas del puerto de Bilbao. La detención del mercante Palos había causado sensación en los medios políticos germanos22 y su gobierno alegaba que el apresamiento se había realizado en aguas internacionales, lo que era cierto.

Bou Bizkaia

El comandante del crucero alemán entregó en alta mar al comandante del bou Bizkaia una nota en sobre lacrado para entregársela “al presidente de Vizcaya”, en la que se le ordenaba en nombre del gobierno del Reich poner en libertad al mercante Palos. La respuesta de Aguirre, que parece que no se percataba de la gravedad del incidente, fue contestarle mediante TSH (telegrafía sin hilos) que desde octubre existía un gobierno autónomo en Euzkadi, País Vasco, y que a él era preciso dirigirse, en la persona de su presidente, para toda reclamación23. Después de intercambiar varios mensajes, el mercante Palos fue liberado sin el material de guerra y sin el pasajero, y escoltado por los bous artillados vascos hasta el límite de las aguas jurisdiccionales, donde le esperaba el crucero alemán. Pero una vez situado el Palos a buen recaudo, y comprobado que no se había puesto en libertad al pasajero y la carga del barco, la marina de guerra alemana del almirante Raeder ordenó al Koenigsberg intensificar sus medidas en aguas del Cantábrico, al aprobar Hitler el apresamiento de mercantes republicanos como la opción menos grave en represalia al asunto del Palos24.

El Koenigsberg

Pero a las represalias anunciadas por el Reich alemán, se iban a sumar las del bando nacional con el anuncio de Franco a todos los países de que, a partir del 28 de diciembre, el bloqueo marítimo de los puertos españoles republicanos sería completo, especialmente en los puertos de Bilbao, Gijón y Santander, donde habría absoluta imposibilidad de arribar, impidiendo de esta forma su aprovisionamiento25. Así, el 1 de enero de 1937 el mercante británico Blackhill, que navegaba desde Bayona en Francia hacia Santander, fue perseguido y atacado por cuatro bous franquistas frente a la costa vasca, siendo rescatado por el destructor republicano José Luis Díez. El Blackhill siguió su ruta hacia Santander, pero frente a la localidad de Santoña fue detenido por el crucero Koenigsberg, al confundirlo con un mercante republicano. El buque alemán, después de registrar al mercante británico y ávido de presas, interceptó entre Bilbao y Santander al mercante republicano Sotón. Después de abordarlo y reclamar la presa en represalia por el asunto del Palos, el Sotón fue obligado a dirigirse a un puerto nacional, pero intentó escapar y embarrancó en Santoña. El crucero alemán se retiró después de dispararle dos cañonazos.

El José Luis Díez

La alteración en Bilbao era patente. Después de la llegada precipitada del José Luis Díez en ayuda del Blackhill, el presidente Aguirre, de acuerdo con el jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico, tomó la decisión de adoptar medidas extremas, y ordenaron a sus submarinos C-2 y C-5, los únicos de bandera republicana en todo el Cantábrico y con base en Bilbao, que se mantuvieran cerca de Santoña a la expectativa y caso de que buque mercante o plaza fuese cañoneada, procedieran inmediatamente al torpedeamiento del buque alemán agresor. Al día siguiente un telegrama al Jefe de Hidroaviones de Santander dejaba claro que la medida a tomar era la caza del Koenigsberg, al ordenar que el mayor número posible de hidros esperase órdenes de salida para volar sobre Santoña bajo la protección de aviones de caza, y bombardear al crucero alemán, si fuera preciso26.

El C-5 cargando torpedos

Mientras la prensa internacional mostraba su indignación por la provocación de la armada hitleriana, Anthony Eden, ministro de Negocios Extranjeros británico, precisaba que Alemania tenía que darse cuenta de las provocaciones a que estaba dando lugar por su incomprensión de la situación internacional27. Sobre las once de la mañana del domingo 3 de enero, tres bous de la marina vasca en funciones de vigilancia en la costa vizcaína observaron la llegada del crucero Koenigsberg a gran velocidad hasta el límite de las aguas jurisdiccionales; el comandante del bou Bizkaia, el mismo que apresó al mercante Palos, advirtió al crucero mediante banderas que si seguía avanzando, sería hundido. El Koenigsberg dio media vuelta y desapareció por el oeste para no regresar jamás28. Pasadas las tres de la tarde las sirenas de alarma de Bilbao avisaron de la inminente llegada de aviones enemigos. Tres patrullas de trimotores Junkers JU-52 alemanes con escolta de cazas bombardearon zonas fabriles de ambas márgenes de la ría de Bilbao. La población civil sufrió un muerto y ocho heridos.

Segunda y última parte de dos

1 ESPINOSA MAESTRE, Francisco, (ed.); GARCÍA MÁRQUEZ, José María, GIL VICO, Pablo, LEDESMA, José Luis, Violencia Roja y Azul. España, 1936-1950, Barcelona, 2010, pp. 50-51.
2 YBARRA BERGÉ, Javier, Mi diario de la Guerra de España: 1936-1939, Bilbao, 1941. HERRERA ORIA, Enrique, P., Los cautivos de Vizcaya, Bilbao, 1938. ECHEANDÍA, José, Pbro., La persecución roja en el País Vasco, Barcelona, 1945. JALÓN, César, El cautiverio vasco, Madrid, 1939. RODRÍGUEZ DEL CASTILLO, Jesús, Vida y muerte en las cárceles rojas, Tudela, 1939. ALTABELLA GRACIA, Pedro, El catolicismo de los nacionalistas vascos, Madrid, 1939. GÓMEZ ACEBO, Juan, La vida en las cárceles de Euzkadi, Zarauz, 1938. CARASA TORRES, Federico, Presos de los rojos separatistas, Ávila, 1938.
3 La Causa General está recogida actualmente por duplicado en el Archivo Histórico Nacional, Madrid y en el Centro Documental de la Memoria Histórica, Salamanca. Para la provincia de Vizcaya, cajas 1332 y 1333; para Guipúzcoa, caja 1334; y para Álava, caja 1337.
4 Existen pocas obras en estos años para el estudio de la Guerra Civil en el País Vasco y que recojan datos sobre la represión republicana: TALÓN, Vicente, Memoria de la Guerra de Euzkadi de 1936, Barcelona, 1988, 3 tomos; DE LA GRANJA, José Luis, “La justicia en la Euzkadi en guerra. La Consejería de Justicia del Gobierno Vasco (1936-1937)” en Justicia en guerra, Ministerio de Cultura, Madrid, 1990; DE MEER, Fernando, El Partido Nacionalista Vasco ante la Guerra de España 1936-1937), EUNSA, Pamplona, 1992.
5 LEGARRA BELÁSTEGUI, Miguel, La otra mitad. Las cárceles de Euskadi 1936-1937, Pamplona, 2008. De la calle Pi y Margall al Tercio de San Miguel, Madrid, 2008. AZCONA, José Manuel, Los desastres de la Guerra Civil Española. La represión en Bilbao (julio de 1936-junio de 1937). Sobre el testimonio inédito “Los crímenes del Quilates. Recuerdo de mi cautiverio” de Don José María Vicario Calvo, Madrid, 2007.
Varias otras obras que también recogen datos sobre esta represión son: DE LA GRANJA, José Luis, El oasis vasco. El nacimiento de Euzkadi en la República y la Guerra Civil, Tecnos, Madrid, 2007; BARRUSO, Pedro, “La represión en las zonas republicana y franquista del País Vasco durante la Guerra Civil” en Historia Contemporánea nº 35, UPV, Bilbao, 2007; OLAZÁBAL ESTECHA, Carlos María, Pactos y traiciones, los archivos secretos de la guerra en Euzkadi, Bilbao, 2009, 3 tomos.
6 En Barcelona: barcos Argentina, Uruguay y Villa de Madrid; en Castellón: barcos Isla de Menorca, Celta y Sebastián Martín; en Tarragona: barcos Cabo Cullera y Río Segre; en Valencia: barcos Mar Cantábrico, Aritz Mendi, Cabo de Palos y Legazpi; en Alicante: barcos Jaime II, Sil y Villamanri que; en Palma de Mallorca: barcos Aragón y Jacinto Verdaguer; en Mahón: barco Atlante; en Santander: barco Alfonso Pérez.
7 Los buques mercantes Bizkargui Mendi, Arantzazu Mendi, y Altuna Mendi pertenecían a la Naviera Sota y Aznar, mientras que el Cabo Quilates pertenecía a la Naviera Ybarra y Cía. Al comienzo de la guerra fueron incautados por la Junta de Defensa de Vizcaya.
8 También la escuadra naval nacional contribuyó desde el mar en acciones de bombardeo. La provincia de Guipúzcoa, casi toda bajo poder nacional en septiembre de 1936, había sido bombardeada a partir de agosto por la escuadra naval y la aviación nacionales.
9 Junto con Bilbao y las poblaciones de ambas márgenes de su ría, otras poblaciones vizcaínas como Ochandiano, Durango y Guernica fueron objetivos de la aviación nacional y duramente bombardeadas.
10 Los supervivientes presos de los barcos prisión fueron trasladados a las cárceles terrestres y sus testimonios, tanto particulares como los recogidos por la Causa General, son coincidentes al afirmar que conocían las consecuencias de los bombardeos nacionales.
11  AZCONA, José Manuel, op. cit., pp. 35-46.
12  Las matanzas perpetradas en el barco Altuna Mendi fueron las siguientes: un asesinato selectivo el 31 de agosto, veintinueve asesinatos como represalia por bombardeo aéreo el 25 de septiembre y un asesinato selectivo el 21 de octubre. En el barco Cabo Quilates: cuatro asesinatos selectivos el 31 de agosto, un asesinato selectivo el 8 de septiembre, un asesinato selectivo el 9 de septiembre, un asesinato selectivo el 20 de septiembre, treinta y cinco asesinatos como represalia por bombardeo aéreo el 25 de septiembre, un asesinato selectivo el 29 de septiembre, tres asesinatos selectivos el 1 de octubre y cuarenta y siete asesinatos como consecuencia del asalto de marineros del acorazado republicano Jaime I el 2 de octubre.
A diferencia de lo que sostiene ALCALÁ, César, Las checas del terror. La desmemoria histórica al descubierto, Madrid, 2007, los barcos prisión republicanos vascos no funcionaron como tribunales populares donde se enjuiciaba, se sentenciaba y se ejecutaba a los presos.
13 El doctor suizo Marcel Junod era el responsable de la Cruz Roja Internacional en España. El 5 de octubre el destructor Exmouth le trasladó a Bilbao desde San Juan de Luz. Contaba con los permisos del gobierno republicano y del franquista, así que el 10 de octubre, junto con el capitán de navío Harold Burrough, jefe de la 5ª Flotilla de la Royal Navy para la vigilancia del mar Cantábrico, fueron recibidos por el presidente Aguirre y su gabinete para realizar los preparativos de este canje. GRETTON, Meter, El factor olvidado. La Marina Británica y la Guerra Civil Española, Madrid, 1984.
Las mayores simpatías de la Royal Navy en el bando republicano estuvieron siempre dirigidas a los vascos. ROMAÑA ARTEAGA, José Miguel. Historia de la guerra naval en Euskadi, Bilbao, 1984, Tomo 3, Capítulo 36, Los destructores de la Royal Navy.
Véase ANASAGASTI, Iñaki, Marcel Junod. Su mediación ante el Gobierno Vasco y los sublevados durante la Guerra Civil en Euzkadi, Gobierno Vasco, Vitoria, 2007.
14 El Liberal, 14 de enero de 1937, BFA/DFB. Entraron en Bilbao: el 16 de octubre 40 niños en el destructor Escort, el 15 de noviembre 67 personas en el Fearless y 98 en el Exmouth (entre ellas, el alcalde de Bilbao, Ernesto Ercoreca), el 2 de diciembre 130 en el Fearless, el 5 de diciembre 280 en el Foresight, el 11 de diciembre 140 y el 16 de diciembre 210 de nuevo en el Foresight. Los destructores británicos desembarcaron a su vez a personas canjeadas en San Sebastián el 30 de noviembre y en San Juan de Luz el 30 de diciembre.
15 Fundación Sabino Arana, Archivo del Nacionalismo. Documento inédito, BBB-279-3. Se entendía por beligerantes a los que habían cogido armas en la contienda y a los que habían incurrido en delitos con ocasión de ella y se les seguía proceso. También se beneficiaban de este canje los sacerdotes, los deportados y los ocultos. Su realización se llevaría a cabo bajo los auspicios de la Cruz Roja Internacional y barcos de la armada británica efectuarían el transporte.
16 Euzkadi Roja, 18 de diciembre de 1936, BFA/DFB. Para la realización de este acuerdo el Gobierno vasco designó a los políticos Ercoreca, por los republicanos, Jáuregui, por los nacionalistas, Ortega, por los socialistas, y Trimborn por los comunistas.
17   El Diario Montañés, 29 de diciembre de 1936, Biblioteca Municipal, Santander.
18 Por el bombardeo fallecieron 64 personas y por el asalto al barco prisión 157 personas. PUENTE FERNÁNDEZ, José Manuel, Una ciudad bajo las bombas. Bombardeos y refugios antiaéreos en el Santander Republicano (julio 1936-agosto 1937). Santander, 2011. En un capítulo se narra el asalto al barco prisión Alfonso Pérez y la matanza de los detenidos. BUSTAMANTE QUIJANO, Ramón, A bordo del Alfonso Pérez, Madrid, 1939.
19  Fundación Sabino Arana, Archivo del Nacionalismo, Documento inédito, BBB-279-3.
20 Un bou era un barco de altura para la pesca de bacalao (bacaladero). Alejo Bilbao, comandante del bou Bizkaia, relata el apresamiento en sus Apuntes sobre la guerra en el Mar Cantábrico, FSA, Archivo del Nacionalismo, Bilbao, 2002.
21 El material consistía en aparatos portátiles de radiotelefonía de campaña y 2.500 kilos de celuloide en placas para proyectiles de campaña. El pasajero era el conde de Santa Lucía. El fotógrafo David Chim Seymour, en Bilbao por aquellas fechas, tomó numerosas fotografías sobre el asunto, algunas aparecidas en lo que se conoce como La maleta mejicana.
22 CNT del Norte del 29 de diciembre de 1936, BFA/DFB. El límite de las aguas internacionales estaba a tres millas de la costa, pero el Palos fue apresado a cinco millas.
23 Euzkadi Roja del 29 de diciembre de 1936, La Gaceta del Norte y El Liberal del 30 de diciembre de 1936, BFA/DFB. También en ROMAÑA ARTEAGA, José Miguel. Historia de la guerra naval en Euskadi, Bilbao, 1984, Tomo 3, p. 803.
24 MORENO DE ALBORÁN Y DE REYNA, Fernando y Salvador. La guerra silenciosa y silenciada. Historia de la campaña naval durante la guerra de 1936-39, Madrid, 1998, Tomo 2, p. 994, nota 122, Intervención naval alemana en la guerra civil española según los archivos alemanes.
25 Euzkadi Roja del 27 de diciembre de 1936, BFA/DFB. Aparte del bloqueo marítimo y del bombardeo de Santander, la flota nacional bombardeó el puerto del Musel en Gijón. Gretton y los hermanos Moreno de Alborán y Reyna coinciden al afirmar que los mandos nacionales no deseaban que los intercambios de personas interfirieran con estas operaciones militares.
26 El 2 de enero la agencia norteamericana Associated Press informó desde Bilbao a Nueva York: “Extremes measures were ordered by the Spanish Basque government in reply to the shelling of the Spanish freighter Soton by the German cruiser Koenigsberg (above). The German foreign office said the incident was in retaliation for the detention of the German freighter Palos by Spanish naval forces”.
27   Euzkadi Roja y El Liberal del 3 de enero de 1937, BFA/DFB.
28 Ya en el puerto del Abra, el comandante del bou Gipuzkoa, asombrado por la decidida postura de Alejo Bilbao ante el crucero alemán, le dijo que estaba loco por atreverse a amenazar al Koenigsberg. Bilbao le respondió con una sonora carcajada. ROMAÑA ARTEAGA, José Miguel. Historia de la guerra naval en Euskadi, Bilbao, 1984, Tomo 3, pp. 816-817.

5 respuestas a «Los asaltos a las cárceles de Bilbao el día 4 de enero de 1937 (1/2)»

  1. Estos individuos que escriben NO CUENTAN LA VERDAD y tratan de blanquear al Gobierno Vasco de Aguirre de 1936 que en NINGÚN MOMENTO le preocupó la situación y las torturas a que sometían los miembros del PNV y PSOE a los presos, por lo menos, los del Cabo Quilates.
    Mi tío José María, casado y con tres hijos, Abogado-Economista y, en absoluto político, estuvo preso en el Cabo Quilates hasta su liberación por los Requetés navarros.
    Durante su encarcelamiento TODOS los días les despertaban para formarles ante un pelotón de fusilamiento. Algunos días fusilaban a unos pocos y a los supervivientes los volvían a meter en los camarotes-celdas.
    Su ÚNICA alimentación durante todos los meses del cautiverio fueron CÁSCARAS de NARANJAS. Bravo por el respeto del asesino Gobierno del PNV de Aguirre, otro pobre cobarde e ignorante que en ningún momento le preocupó la situación de los presos. Los que escriben esta basura desconocen la realidad o la tergiversan.
    Liberado, como José María no era como sus carceleros del PNV, NUNCA tuvo ansias de venganza, ni de perseguir a sus carceleros de una crueldad nunca vista.
    Recuerdo cuando era muy pequeño, paseando de la mano de mi madre por San Sebastián, me señaló un individuo que iba por la acera de enfrente, diciéndome : Ese es el jefe de los carceleros que torturaron a tu tío José María en el barco prisión». Aquel cobarde y asesino, se encontraba en libertad después de sus horrendos crímenes y torturas.
    NO SOY FRANQUISTA, ni lo he sido nunca, pero NO SE PUEDE DECIR QUE FRANCO fusiló a todos los culpables. La prueba es aquel individuo al que no le hicieron absolutamente nada.
    Se necesitan otros historiadores para esta verdad y reflejar los miles de torturados y fusilados por el PNV y el PSOE durante la guerra sin que en ningún momento esos partidos asesinos se preocuparan de los presos.
    Presos, que, por otro, lado NO ERAN DEL BANDO NACIONAL, sino ciudadanos sin adscripción política – casi siempre – cuyo único delito era ser sospechosos de o bien ser católicos o de pertenecer al Requeté, a Renovación Española o a Falange Española…. ASESINOS, COBARDES y TORTURADORES.
    Íñigo Caballero es
    Ingeniero Industrial Superior, Matemático y Master en Prevención de Riesgos

  2. Creo que el trabajo, al menos esta primera parte, veremos la segunda, es excelente y riguroso.
    Si hay que ponerle algún pero, por mi parte, es la que considero errónea utilización de algunas acepciones.
    Por ejemplo: «franquista» en relación con «represión» y «ejército». El segundo fue siempre «ejército nacional», así se llamaron ellos, nunca «franquista». La «represión» tras la guerra fue «JUSTICIA» como consecuencia de los desmanes frentepopulistas, la cual, además se hizo con todas las garantías jurídicas conforme al código de justicia militar de la II República en vigor en la zona nacional durante toda la guerra y, creo, que hasta 1945. Ahí están los archivos de los consejos de guerra que son impecables.
    Lo de «nacionalista» tampoco me casa porque no había ni hay «nación» que reivindicar; en todo caso «separatistas» al referirse a las milicias del PNV. El PNV se integró en el Frente Popular en cuanto comenzó la guerra pensando lograr la separación de Vascongadas, historia posterior llena de truculentos y vergonzosos ofrecimientos al Reino Unido.
    Quitando lo dicho el artículo se centra y prepara lo esencial que son los asaltos, no el mal trato que, sin duda los autores reconocerían si el artículo fuera de ello.
    Además, que autores neutrales o incluso «escorados» –que no sé si lo son– presenten los hechos de esta forma le da más fuerza para que no digan que son los de siempre, los «franquistas» los que cuentan estos «cuentos».

    1. Héctor: los maltratos, torturas -sobre todo psicológicas – existieron y bien que existieron. Lo que conozco es el relato de mi tío José María Caballero y de mi madre R.D. Aurrecoechea Alcáin que, aunque joven en 1936 conocía la situación de los presos de los barcos-prisión.
      No tengo ningún interés en mentir porque no gano nada con ello. Mi familia, vasco-navarra ha sido fiel SIEMPRE a DIOS y a ESPAÑA.
      En julio-agosto de 1936 mi bisabuela Manolita Alcáin Garro, enferma terminal de cáncer, le quisieron sacar de su casa las milicias del PNV para fusilarla ya que en su cama de enferma, la colcha era la bandera de España. Miserables cobardes intentar fusilar a una señora mayor enferma terminal…
      Los autores, pretenden, al afirmar las «sacas», negar las torturas que fueron más que REALES.
      El Alzamiento de Franco y su proclama del 18 de julio en Ceuta, fue un alegato en favor de la República ya que termina su discurso con «Por la libertad, igualdad y fraternidad de todos los españoles, !VIVA LA REPÚBLICA»… por favor, que alguien me lo explique.
      La verdadera SUBLEVACIÓN estaba YA organizada antes del 18 de julio por D. Emilio Mola Vidal y un tal José Mª Caballero Aldasoro, curiosamente mi abuelo paterno que NUNCA JAMÁS CONFIARON en FRANCO por sus veleidades y su deshojar constante de la margarita : República SÍ, República NO.
      Sin ofender a nadie porque la verdad NO PUEDE OFENDER.
      Íñigo Caballero
      Donostiarra y carlista desde que nací

      1. ¿Y quién niega lo de las torturas, malos tratos etc.? Porque este menda no ha sido; lea bien mi comentario.
        Lo que le digo es que se ve que el trabajo va sobre los asaltos a las cárceles, y no sobre las torturas, etc.

  3. De acuerdo con Héctor en todo.
    Añado por mi parte que el vocablo «republicano/nos» es también incorrecto. Iniciada la guerra, la ya de por sí agónica II República murió cuando el Gobierno armó a las milicias frentepopulistas.
    No hubo un bando «republicano» como ahora se dice, porque además el Alzamiento no lo fue contra la República, sino para devolverla a su cauce y evitar la deriva revolucionaria que el Frente Popular le imprimía y que públicamente reconocía cada día.
    Hubo un bando frentepopulista revolucionario y sovietizante y otro «nacional». El PNV fue tan frentepopulista como el PSOE o el PCE, pues se sumó a ellos con su esperanza separatista.
    Por último, en cuanto a lo de «dictadura franquista» técnicamente y según incluso el diccionario de la RAE en su definición d dictador no lo fue. En todo caso régimen autoritario, pero ni totalitario ni dictadura como también en lo último dejó bien claro Solzhenitsyn cuando vino a España.

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