Los demás, peor que las cucarachas
De nuevo, porque no es la primera vez, un componente del lumpen de nuestra más que enferma y decadente sociedad, un miembro de ese engendro marxista que es Podemos, marca encubierta del comunismo totalitario, demagógico, más rancio y nostálgico de la checa y el «paseo», se ha atrevido a oponerse públicamente a que Amancio Ortega vuelva, porque tampoco es la primera vez, a donar varios millones para mejorar el equipamiento de la Seguridad Social en materia de lucha contra el cáncer.
De individuos como esa patética, horrenda, hortera, zafia y penosa comunista, cuyo nombre no vamos ni a mentar, nada tenemos que decir, porque a estas alturas de la Historia ya sabemos que, a pesar de todo, siempre hay seres humanos inhumanos. Si acaso y tan sólo, que aunque no deseamos mal a nadie, por supuesto, a lo mejor a tal espécimen un mal cáncer le aclaraba la ideas; claro que mucho nos tememos que en tal caso, que Dios no quiera, seguro que con todo el morro y la incoherencia propia de los marxistas de siempre sería la primera en reclamar a gritos su «derecho» a que usaran con ella los aparatos que hoy rechaza.
Pero a nosotros lo que de verdad nos enerva y subleva del caso, son los otros, los verdaderos culpables de que ese bodrio, ese bóvido mareado, ese marciano que sólo sabe escupir, se haya atrevido, de nuevo, a hacer estas declaraciones y en público.
Lo que hace que nos lleven los diablos son, no tanto su partido, del cual ya sabemos lo que se puede esperar, o sea, checas y «paseos», además de chalets de un millón para arriba de euros, sino los verdaderos culpables que son, con su silencio, «tolerancia», «respeto» y cobardía, los siguientes:
– El resto de partidos que se saludan por los pasillos, se tratan y pactan con Podemos, sobre todo el PSOE; pero también C,s y el propio PP, para qué hablar de los degenerados separatistas de toda ralea.
– Las instituciones, incluida la Casa Real, cada día más irreal, que corren a hacerse fotos en las cuestaciones contra el cáncer pero que ahora nada dicen.
– Los medios de comunicación que sólo se fijan en la escupidera y no en quienes mean en ella y que, además, le hacen el favor de darle propaganda.
– La Asociación Española Contra el Cáncer que parece que nada tiene que decir salvo para pedir dinero.
– Los profesionales médicos de cualquier especialidad, pero más aún los oncólogos, que tampoco dicen nada.
– Las múltiples asociaciones de enfermos de cáncer que callan.
– Los familiares de enfermos de cáncer que también callan.
– Los propios enfermos que no parecen interesados en hablar.
– Todos nosotros, en general, es decir, los españoles de hoy, de cualquier clase y condición, sexo, creencia, ideología, color y hasta número de zapatos, a los que nadie nos quita de padecer mañana mismo un cáncer y que miramos al cielo diciendo aquello de pío, pío…
Que una miserable se atreva a decir en público lo que ha dicho esa marxista-comunista y que no sólo su partido la sostenga, sino que se le permita e incluso ampare en una interpretación también degenerada de lo que es la libertad de expresión, que siga en el machito, que no se la condene para siempre al ostracismo más ignominioso, que no desaparezca de la faz de nuestra sociedad y vuelva a la cloaca de la que salió, que el lumpen campe por sus respetos, sólo puede ser posible porque peor que ella está esta sociedad, todos y cada uno de sus miembros.
Lo llamativo e intolerable no es que existan cucarachas, sino que se las permita pasearse por nuestras calles, no se las elimine con una buena dosis de insecticida y, peor aún, se las alimente.
