Los inconfesables crímenes del Frente Popular: el secreto horno crematorio de Alexander Orlov

En el año 2004 publiqué que los crímenes de Lenin y Stalin se ocultaron detrás de los crímenes de Hitler, que fue un aventajado discípulo de los métodos de exterminio comunistas.
Lev o Leiba Lazarevich Feldbin más conocido como Alexander Orlov fue enviado por Moscú a España como jefe del NKVD; es decir, la policía secreta soviética. Tres meses después de la muerte de Stalin, Orlov publicó un libro titulado: The Secret History of Stalin’s Crimes. Nueva York, 1953 (en español, Barcelona, 1955). En el libro afirmaba que recibiendo órdenes de Moscú había llegado a España en septiembre de 1936 y que había permanecido hasta julio de 1938, fecha de su defección y posterior asilo en los Estados Unidos. El libro era una denuncia de los crímenes cometidos por Stalin; pero de los crímenes que él cometió en España guardó silencio: guardó silencio en el libro, en todos sus escritos y a lo largo de su vida.
Vasili Nikitich Mitrokhin era coronel del KGB –antes NKVD- y supervisor del archivo entre los años 1972 a 1984. Fue tal la impresión que le causó la maldad contenida en algunos informes secretos, que decidió de forma clandestina tomar y guardar notas y copias de esos informes. De entre las miles de notas que tomó en una reseñaba lo siguiente:
Resulta que en el año 1937 en España, Orlov disponía de su propio horno crematorio para deshacerse de los cadáveres de sus víctimas, y que dicho horno estaba supervisado por el coronel del NKVD, Stanislav Vaupshasov. En ese secreto horno crematorio trabajaba un salmantino nacido en 1910 llamado José Castelo Pacheco, militante del Partido Comunista y hombre de la máxima confianza de Orlov, como así lo demostraría con su silencio a lo largo de toda su vida; pero preocupado José por el futuro económico de los suyos, había dado instrucciones en caso de que él faltase. Tras su fallecimiento, una parienta suya -probablemente la mujer con la que convivió-, se dirigió por carta al Gobierno soviético en el año 1982 solicitando una pensión, por los especiales servicios que José había prestado al NKVD durante la Guerra Civil española.
Y así quedó reflejado en la obra de la que Mitrokhin es coautor con Christopher Andrew: The Sword and the Shield: The Mitrokhin Archive and the Secret History of the KGB. Nueva York, 1998. Stanley G. Payne citaba la obra de Andrew y Mitrokhin en su libro: Unión Soviética, comunismo y revolución en España (1931-1939). Barcelona, 2003. De esta forma y por primera vez en español, salía a la luz el hasta entonces secreto horno crematorio de Alexander Orlov, y que yo lo recogí en el libro escrito en enero de 2004 y publicado en noviembre de ese año: El chantaje de la izquierda. Las falsedades de la Guerra Civil española.

Andreu o Andrés Nin Pérez, hermano Pestalozzi desde el 14 de febrero de 1915 -según investigación de María Dolores Gómez Molleda: La Masonería en la crisis española del siglo XX. Madrid, 1986, p. 48 llamada 55-, y uno de los líderes del Partido Obrero de Unificación Marxista y ex consejero de la Generalidad de Cataluña, fue detenido en Barcelona el 16 de junio de 1937 y trasladado a Madrid por orden de Orlov, y en Madrid fue torturado y ejecutado días después. Su cadáver no se ha encontrado, y lo mismo ha sucedido con el de otras personas que Alexandre Orlov había ordenado eliminar.
De sus escritos se desprende que Alexander Orlov era un experto en la mentira y en la falsedad, capaz de no dejar huellas o de borrarlas con pistas falsas, por eso jamás reveló que hubiese cometido asesinatos y menos aún que tuviese su propio horno crematorio. Y no sólo eso, sino que fue lo suficientemente astuto como para escapar de la mortal trampa que le había tendido Stalin, y una vez en su seguro asilo, le envió una larga carta amenazando con revelar documentos comprometedores, y qué doble juego se traería entre manos Orlov, que ni Stalin, ni el NKVD ni después el KGB, jamás se atrevieron a tocarle un pelo, ni a él ni a su familia.
Tampoco hace confesión alguna en su libro de memorias -editado en Moscú en 1971- Stanislav Vaupshasov: un gran héroe según Moscú, un avieso y psicópata según algunos historiadores.
José Castelo Pacheco no hizo pública confesión de sus labores en el horno crematorio, y como buen comunista fue fiel a Moscú hasta la muerte. «Falleció en Moscú en 1967»: Isabel Marín Gómez. El laurel y la retama en la memoria: tiempo de posguerra en Murcia 1939-1952. Murcia, 2004, p. 78. Y su misteriosa confidente también guardó silencio.
Aunque hay poderosos en este mundo interesados en ocultar los crímenes, las mentiras y las miserias del comunismo, mal que les pese: las checas, los gulags y los hornos crematorios no fueron inventos de los criminales nazis.
En el 2004 ya dejé escrito, que la superioridad ética y moral de la ideología totalitaria comunista está cimentada y acreditada sobre los millones de cadáveres de sus víctimas, y esa es la única lección que puede dar a la Humanidad, la de ser la mayor portadora del terror, del genocidio, la opresión y la muerte, y todo en nombre del pueblo, de la igualdad, de la libertad y del progreso.
Y por intentar implantar en España esa ideología totalitaria, miles de españoles y de extranjeros -algunos engañados y otros convencidos- lucharon y murieron. Y esa fue la realidad, aunque la mentira y la cínica e interesada desmemoria intente obligarnos, por real decreto ley o incluso constitucionalmente, a que creamos en una falsificada historia.

¡Interesantísimo artículo!
Las torturas y crímenes del Comunismo y de «nuestro» Frente Popular, continúan y no se detendrán como aparecen los más de1.300 asesinatos del PSOE actual que constan en el «Expediente Royuela» cuya autenticidad he probado personalmente a través de un programa informático de lingüística forense y que NADIE puede contestar.
Todos los crímenes relatados por el Sr. Ángel Manuel Fernández NO son objetables y refieren la maldad del Comunismo y la complacencia de los que manejan el NOM que nunca ponen peros al Comunismo ya que es una creación de ellos mismos y parte de la Conspiración contra nuestra FE en Cristo Nuestro Señor.
Gracias por el artículo.
Íñigo Caballero
Donostiarra y carlista desde que nací
Gracias por publicarlo.
Director, D. Francisco, Paco, dos cosas:
Tengo nuevo correo electrónico porque el otro ha desaparecido.
Y que hace tiempo que da error si se quiere entrar en el apartado de la web: Contacto.
Abrazos virtuales.
La frase:
«(…) Hitler, que fue un aventajado discípulo de los métodos de exterminio comunistas.»
Y esta otra:
«las checas, los gulags y los hornos crematorios no fueron inventos de los criminales nazis.»
son contribuciones a la propaganda comunista que demuestran a partes iguales dos cosas:
– que el autor ha estudiado en uno de esos colegios concertados que invitan a sus actos a la Ministra Celá para que les escupa en su cara eso de que «los hijos no pertenecen a sus padres».
– y que el conocimiento del autor de la Alemania N-S, con los argumentos manidos de la propaganda antialemana (que ha tenido que recurrir a tipificar como delito hablar de este tema para poder sostener la Religión oficial, y evitar que se pueda investigar de un modo científico en los propios campos, y para sostener con la fuerza de las leyes lo que no pueden sostener con la fuerza de la verdad) está a la altura del de Moncho Alpuente, Pedro Sánchez y Pío García Escudero.
Los campos de concentración ya existían mucho antes de los rusos y los alemanes, dese una vuelta por la guerra civil americana de 1862 (entre cientos de ejemplos más que se podrían citar, incluidos los campos donde los norteamericanos internaron en 1941 a sus propios ciudadanos de origen japonés, sin ningún motivo más allá de su origen o ascendencia racial o nacional, pero vamos de esto no se hacen películas, ni nadie se atreve a llamar a los norteamericanos nada desagradable), y va a ver campos de concentración donde los hombres de la Confederación morían a miles, aunque de esto Hollywood no hagan películas.
Andreu Nin, cuando fue capturado por Orlov en Barcelona fue trasladado a Madrid y conducido al edificio conocido como «Fundición Pasionaria» ubicado en la calle Ronda de Atocha nº 3 de Madrid, llamado así porque en este lugar se fundía el oro robado a las víctimas de las chekas comunistas antes de ser asesinados, así como de los obtenidos en sus domicilios al ser éstos registrados y saqueados, y en los robos y saqueos de edificios religiosos, joyerías, museos y demás establecimientos públicos y privados. Oro que luego se llevaba semanalmente Dolores Ibarruri la Pasionaria, porque la persecución religiosa y política fue también, para los líderes del Frente Popular como La Pasionaria, un lucrante negocio.
Una o varias veces por semana Dolores Ibarruri “La Pasionaria” se pasaba por este edificio para recoger el botín de oro fundido, amasando en los 3 años de guerra una verdadera fortuna, que repartía con Alexander Orlov.
Cuando el Jefe del POUM Andreu Nin, no menos terrible criminal de guerra que se jactaba de haber “solucionado” el problema religioso en Cataluña asesinando a los sacerdotes, quemando las iglesias y prohibiendo el culto, fue secuestrado por los agentes de Orlov, Andreu Nin fue conducido a este edificio de la Fundición donde estuvo detenido y fue torturado, lo que da idea de la profunda complicidad que La Pasionaria tenía en las actividades de los agentes soviéticos al máximo nivel, y de la confianza que ellos y el propio Stalin depositaban en ella. Cuando la Pasionaria huya de España lo hará con éstos en el mismo avión ruso. Quizás la idea de que Andreu Nin pudiera ser «horneado» vengan de esta estancia en la Fundición Pasionaria, donde fue torturado pero no muerto porque después fue llevado a Alcalá de Henares donde fue desollado vivo por Orlov y se le dió muerte.
Yo no lo sé porque yo no estaba allí pero lo del horno crematorio, como dicho artilugio existe en el imaginario popular a causa de la propaganda roja, tiene un problema: que se le muere a cualquiera un familiar, deciden los familiares su incineración, y llega la terrible realidad que en pleno 2022 para incinerar un solo cuerpo se precisan 5 ó más horas de cremación. Con este dato de lo que cuesta con métodos modernos incinerar un solo cuerpo se comprende que se haya tenido que tipificar como delito el poder hacer unas simples operaciones de aritmética.
El hecho de que el cuerpo de Andreu Nin no haya aparecido no significa que fuera hecho desaparecer en un horno crematorio, (que sin cuestionar su existencia, de lo que hay diversos testimonios, sí se puede cuestionar su pretendido uso y eficacia) , miles de cuerpos de personas asesinadas por los rojos durante la guerra se desconoce qué fue de ellas. Es el caso de la falangista Carmen Cabezuelo, Jefa de la Falange Femenina de la Zona de El Escorial ( y novia del Director de Arriba José Mª Alfaro), que fue detenida y no se sabe su paradero. Después de la Guerra un miliciano declaró que sirviendo en El Escorial había oido de la miliciana Pilar Pérez Vidal , esposa del Comisiario político, Concejal del PSOE y Chekista Ángel Peinado Leal, que ella la había asesinado ante la falta de valor de los milicianos para matar. Pilar Pérez fue detenida por la «Justicia»(?) nacional, pero después de 2 meses de cárcel la dejaron en libertad (la famosas cunetas de Franco). José Mº Alfaro removió Roma con Santiago para descubrir qué fue de su novia, y conoce que fue asesinada y la fecha pero donde está su cuerpo, se desconoce, y eso no significa que fuera incinerada.
Los casos de personas asesinadas que luego no se sabe dónde fueron tirados los cuerpos es una constante de los rojos. Así en el Libro Causa General (que recoge solo una muestra de asesinatos que es el 0’0001 % del total) hay muchos ejemplos de ello:
Por ejemplo en la página 35 se dice:
“Una familia compuesta por Dña. Dolores Crespo Iglesias, de 42 años de edad, su hija Mª de los Dolores Jiménez Crespo, de 17 años, y su sobrino Vicente Arnau Crespo, de 15 años, fueron detenidos el 30 de septiembre de 1936 a la puerta de la Cárcel Modelo, adonde habían acudido a visitar al marido de la primera, sin que volviese a tenerse más noticias de las víctimas ni hayan sido identificados sus cadáveres”. (Página 35).
En la página 39:
“Un matrimonio compuesto por D. José Alaejos Mateos, chófer del Ayuntamiento, y Dñª Amelia Pereira Arribas, fueron detenidos en septiembre de 1936 y conducidos a la checa oficial de Fomento, yendo acompañados de una hija del matrimonio, llamada Amelia, de 2 años de edad. El cadáver de D. José Alejos fue hallado el 20 de septiembre de 1936, pero no así el de su mujer y su hija, de 2 años, cuyo paradero se desconoce”. (página 39)
En la página 194:
“Dñª Mª González Parra, con domicilio en esta capital, calle de Sagunto nº 10, denuncia que su hermana Dñª. Elvira, telefonista, fue detenida por agentes del Servicio de Investigación Militar rojo el día 2 de julio de 1938 y conducida a la checa de San Lorenzo, de donde desapareció; habiendo tenido referencias la declarante, obtenidas en la Cruz Roja Internacional, de que en las oficinas del S.I.M., de Cuenca, la detenida fue maltratada, habiéndose abusado de ella y siendo a continuación arrojada por una ventana al río Júcar con fractura de cráneo” (página 194).
La historia oficial es manipuladora, para todos, sobre todo, para los loros.
Recomiendo al autor dos obras hasta ahora imposibles de refutar
https://docplayer.es/50826623-Informe-leuchter-fred-a-leuchter.html
http://aaargh.vho.org/fran/livres/Bocha.pdf
Lealas y después me cuenta.Un saludo