Los inmigrantes por encima de los europeos
Las élites europeas rinden homenaje a su nuevo ídolo: «el refugiado», el inmigrante. Al mismo tiempo, sus conciudadanos les interesan poco. Prefieren invertir en el electorado del futuro: en los que llegan de África y Asia, los cuales están reemplazando, lenta pero seguramente, a la población autóctona europea.
Alemania
La discriminación contra los ciudadanos alemanes autóctonos se aprecia ya en la nueva Ley de Integración que otorga a los «refugiados» ventajas sustanciales que el gobierno alemán no garantiza a los alemanes de origen. Un ejemplo: los refugiados reciben cursos gratuitos donde, además del idioma alemán, también se ofrece un programa diario de cuatro horas durante el cual pueden aprender conceptos básicos de algunos oficios. Tal programa no está disponible para los desempleados alemanes.
Según un informe del Ministerio Federal de Finanzas, en 2018, Alemania gastó un total de 23 mil millones de euros en el «trabajo sobre refugiados e integración». Esta es una suma increíblemente grande que podría hacer mucho por el pueblo alemán si se destinara a otros menesteres.
Los «refugiados» subvencionados viven a menudo en antiguos barracones. Este es el caso de la localidad de Boosted, donde el crimen entre los nuevos «conciudadanos» ha aumentado constantemente desde 2017. En sólo tres meses de 2019, los tan valiosos nuevos conciudadanos cometieron 117 delitos, y se sospecha de otros 23 más, incluidos casos graves como violación o asalto con agravantes. Incluso el alcalde aseguró que no estaba enterado de tan altas cifras porque la policía no le informaba para no «propiciar prejuicios». Para el Ministerio del Interior, la buena reputación de los inmigrantes es más importante que la seguridad interna de Alemania.
Los inmigrantes en Boosted viven donde la Panzerbrigade 18 se desplegó una vez para defender a Alemania de los enemigos del Este. Por el contrario, la Bundeswehr se ha reducido y se está reduciendo. Alemania ya no es tan defendible como antes, y la policía alemana está perdida cuando estos nuevos enemigos atacan al pueblo alemán cual caballo de Troya. La seguridad interna de Alemania ya no está garantizada, al menos donde se han asentado los inmigrantes que son ya ciudadanos de primera categoría y un colectivo en crecimiento y expansión.
Polonia
Los medios de comunicación occidentales critican la ley y la justicia del partido gobernante comparándola con las del húngaro Orban en lo que respecta a la política de inmigración. Pero, por el contrario, el gobierno de Morawiecki no ha evitado el ingreso en Polonia de un número récord de inmigrantes.
¿Cómo puede ser?
Porque el gobierno polaco está potenciando que la antigua diáspora polaca huida a Bielorrusia, Kazajstán, Rusia y Ucrania, regrese a casa. Cualquier persona con “ascendencia” polaca recibe la llamada «Tarjeta de polaco» (una especie de tarjeta de identidad temporal) que le permite trabajar en Polonia sin un permiso, abrir un negocio, estudiar, visitar museos de forma gratuita y solicitar subvenciones.
Por ejemplo, los jóvenes ucranianos y bielorrusos reciben becas de 1500 zloty por mes, una suma que los estudiantes polacos autóctonos no pueden ni soñar. Los recién llegados del Este también cuentan con dormitorios gratuitos. Para los polacos originarios, los lugares con dormitorios sociales gratuitos son escasos y generalmente sólo se conceden a estudiantes de familias muy pobres.
Para colmo, estos estudiantes del Este en su mayoría no son ni siquiera polacos, no tienen padres ni abuelos de ascendencia polaca. Han falsificado sus documentos en las corruptas oficinas bielorrusas y ucranianas para obtener la «tarjeta de polaco». Mientras tanto, el gobierno polaco mira para otro lado: al igual que el gobierno alemán, sólo quiere contrarrestar el proceso demográfico, las pequeñas tasas de natalidad del país, con la ayuda de inmigrantes, independientemente de la seguridad interna y de las consecuencias de largo plazo de tales intercambios de población.
Suecia
El periodista polaco Miroslaw Brandota, que ha estado viviendo en Suecia durante años, describe en su libro «Pass to Paradise» cómo los inmigrantes han cambiado profundamente la vida en las grandes ciudades y la mentalidad de los suecos.
En Malmö, donde los inmigrantes ya representan el 30% de la población –pero también en Uppsala, Gotemburgo, Estocolmo y otras grandes ciudades suecas–, muchos distritos se han convertido en zonas prohibidas en las que casi nadie con tez blanca se atreve a ir. Bandas de jóvenes patrullan las calles, roban a los transeúntes y hostigan a las mujeres. La mayoría de los medios de comunicación apenas informan sobre ello para no provocar prejuicios y por influencia gubernamental. El paraíso sueco ha cambiado, lo que incluso las estadísticas oficiales demuestran:
Solo en 2019 se han contabilizado 173 ataques con bombas.
- En 2018, el país experimentó un número récord de asesinatos por arma de fuego: 45 personas fueron asesinadas; el número de heridos por tal motivo también fue alarmante: 135.
- En el último informe de seguridad nacional (Nationella trygghetsundersökningen 2018) se lee: “Casi una cuarta parte de la población elige otra ruta u otro modo de transporte por temor a la delincuencia… Entre las mujeres de 20 a 24 años, el 42 por ciento dice que toman tales decisiones todos los días porque se sienten inseguras y temen ser víctimas de delitos». Sería absurdo creer que sólo los inmigrantes son los culpables de todos estos crímenes. Pero más estúpido es negar el hecho de que estas estadísticas se han multiplicado debido al creciente número de inmigrantes.
Con estos hechos, que hemos recopilado para ustedes aquí, no queremos generar ningún prejuicio contra los gobiernos alemán, polaco o sueco. Sólo queremos una Europa donde haya ley y justicia, donde todos los ciudadanos tengan garantizada la seguridad y la educación. Podemos hacerlo.

El ejèrcito Alemàn no puede disparar ni un solo tanque si no es en un campo de tiro controlado supervisado y autorizado por el gov.us.,es decir necesitan pedir permiso.
Por otra parte fuè muy curioso residiendo allí salir a la calle con una camiseta con el escudo de la Orden de Calatrava en sus colores originales(cruz negra sobre fondo blanco)y ver la reacción de los musulmanes.Yo diría que siguen temièndola(en algún lugar de su memoria genètica).
Sugiero la visualización del documental
«Die Leine des Grauens»
Estimado seguidor: vaya experiencia que nos traslada, de lo más significativa. Mil gracias. saludos cordiales
Nada comparado con ver a presuntos terroristas del daesh vestidos de etiqueta occidental recogiendo firmas contra Bashar Al Assad en la calle principal de aquella ciudad alemana sin vigilancia policial visible.
Y los políticos (más el antipapa Bergoglio) que promueven y/o amparan el origen de todas esas tropelías… ¿a quiénes o a qué intereses sirven?. Evidentemente, no a sus respectivos pueblos «soberanos» que los eligen «libremente» mediante los correspondientes comicios.
Que nadie espere que un telediario les resuelva esta y otras preguntas.