Los nuevos del Constitucional: peor imposible
De nuevo todo ha sido un gran y perfecto montaje, todo un nuevo teatro, como viene siendo desde hace ya medio siglo. La designación política y partidista de los nuevos componentes del político y partidista Tribunal Constitucional se venía gestando en silencio desde hacía meses, eso sí, bajo el falso manto de unos pretendidos enfrentamientos PSOE vs PP de cara a la galería sólo válidos para engañar incautos. Y, de repente, parió la burra.

Inmaculada Montalbán Huertas, marxista-leninista y feminista radical donde las haya –ahora se dicen «progresistas»–, es miembro de la asociación marxista-leninista Jueces para la Democracia; éstos siempre utilizan el vocablo «democracia» para el mismo engaño. Fue presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Galardonada por el PSOE andaluz con la Medalla de Andalucía.

Concepción Espejel Jorquera, pepera hasta las trancas, ha hecho su carrera gracias al Partido Popular que la ha llevado de aquí para allá según sus intereses. Dolores de Cospedal se refirió a ella como “querida Concha” cuando le impuso la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort en 2014. Claro, fue recusada y echada a patadas –porque ella no se iba– del primer caso Gurtel por su demostrada falta de imparcialidad; caso que terminó propiciando la moción de censura que llevó al poder a Sánchez porque Rajoy no quiso dimitir y se pasó la tarde dándole al mollate en un bar… ¿estaba también pactado?

Enrique Arnaldo Alcubilla, otro pepero desorejado hasta el extremo de llegar a defender como abogado al indefendible actual secretario de Justicia de la CAM, Enrique López, pillado por la Policía conduciendo su moto beodo hasta las trancas; ni cogidos con las manos en la masa y en el manillar pagan la multa y dimiten. Amigo íntimo de Aznar y asiduo de su FAES.

Ramón Sáez Valcárcel, es la guinda de tan mal oliente y putrefacto pastel. De este hombre sólo cabe decir que es más rojo que las amapolas y, además, se enorgullece en público de ello, lo lleva a gala y lo muestra como seña de identidad. Queridísimo de la extinta Izquierda Unida en su momento que lo colocó en el CGPJ (1996-2001) y ahora de Podemos… para qué decir más. Formó parte del tribunal del juicio Gürtel Primera Época (1999-2005), tras la salida de Espejel, o sea, del principio del fin de Rajoy al que sentenció con sus frases en el escrito final. Podemos ha tratado, desde 2018, de colocarle en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) aunque sin conseguirlo por no cumplir las condiciones exigidas para ello, a lo que él no se ha opuesto, sino que se ha dejado querer; todo un ejemplo por su parte de respeto a la ley y a las normas. Absolvió a los antisistema que bloquearon el parlamento catalán en 2011 y al mayor de los Mossos, José Luis Trapero, a pesar de estar hasta las cejas involucrado en la intentona revolucionaria separatista catalana del 1-O. Está obsesionado con los derechos humanos, la justicia universal y los crímenes internacionales, los derechos de los extranjeros y la justicia restaurativa (¿?). Autor de numerosos artículos sobre la «desmemoria histérica», defiende la nulidad de las sentencias de los tribunales durante la etapa de gobierno del Caudillo, así como la aplicación retroactiva de la legislación internacional a los pretendidos, supuestos y nunca probados e imposibles de probar porque no existieron «crímenes» de la «dictadura» que tampoco fue.
En fin, que el supuesto más alto tribunal que poseemos, está corrupto hasta el tuétano por su partidismo, sectarismo y politización tanto por los que siguen como por sus nuevos miembros, todos ellos jueces, a su vez, sectarios, partiditas, sometidos voluntariamente a una u otra ideología política también sectaria y partidista, así que imagínense sus sentencias durante su carrera y las que vienen; así como la caja de grillos que tienen que serán sus reuniones. Así, la «democracia» en España se consolida cada día más gracias a la separación de poderes que… brilla por su ausencia. Para qué decir de dicho tribunal abajo, porque estos llegan ahora a él tras tres décadas de ejercicio profesional en otros tribunales juzgándonos bajo la óptica de su prejuicios ideológicos y con las orejeras partidistas y sectarias que nunca han escondido. Y estos son, además, los que hablan y se quejan de la Justicia en tiempos del Generalísimo, cuando los magistrados iban de casa al trabajo y viceversa, huían del protagonismo, nunca se involucraban en política y se limitaban a aplicar las leyes vigentes. ¡Acojonante!

Magnífica radiografía de como está en España el que debería ser órgano superior de la justicia.
Sentadas las bases para que el Tribunal Constitucional se convierta en el guiñol del Gobierno.
Es la prevaricación institucional de una democracia cuya etimología es inteligible para un gallego: demo cracia, Gobierno de “o Demo”
El famoso voto «útil» del PP, que para el PSOE es súper útil
Dos rojos y dos miembros de la derechita cobarde, que se avergüenza de serlo.
La ESPETEL una simple juez de distrito, llevada a los altares del poder judicial y constitucional de la mano del PP, pero con muy poca formación juridica, dicho sea con todo respeto hacia la persona, y en términos de crítica política.
En resumen, 2 a 0.
(Imaginen ustedes quien ha metido dos goles, y quien ninguno…).
En España no hay constitución, no constituye nada, no hay representación, no hay separación , el gobierno se sienta en las cortes, no se elige, son listas de partidos, es mentira , todo MENTIRA.-