Los obispos: una de cal y muchas de arena… como de costumbre

Viene siendo costumbre desde hace muchas votaciones que la jerarquía eclesiástica española descargue su mala conciencia soltándonos en tiempo de elecciones algún papelito en el que llaman a los católicos a ejercer el voto «con responsabilidad». En todas esas «llamadas de atención» se observa siempre lo mismo: tibieza e incoherencia; o sea, los dos defectuosos pilares que desde hace muchas décadas caracterizan la labor de obispos y mayoría de curas incluso a la hora de predicar el Evangelio, siendo ello una de las causas principales de estar como estamos.

Osoro, encantado con la marxista Carmena y con el P. Ángel, un marxista-leninista recalcitrante y público, vulgar filántropo

Ante las inminentes elecciones en Madrid, les ha tocado emitir el correspondiente comunicado a los obispos de la archidiócesis madrileña que incluye a los de Alcalá de Henares y Getafe, con el cardenal Osoro a la cabeza (VER AQUÍ). El él, con ese lenguaje blando, anodino, resbaladizo y políticamente correcto, que tan bien dominan y al que por desgracia han acostumbrado al rebaño, y que emplean incluso a la hora de predicar el Evangelio –lenguaje bien lejos del de Nuestro Señor–, y citando repetidamente al Papa Francisco I –y al Concilio Vaticano II que sigue pareciendo que ha sido el único en la historia de la Iglesia–, hacen hincapié en lo social, en el diálogo, en el respeto, en la amistad, en la fraternidad y demás conceptos en realidad mundanos, mientras que para nada se menciona lo importante: lo espiritual, la urgente necesidad del ser humano de convertirse, de cambiar de vida radicalmente, porque sólo así lo social, etc., vendrá como consecuencia y por añadidura.

En el punto 1º no se atreven a decir con claridad evangélica, que NO se puede votar ni apoyar ni siquiera con el pensamiento a ningún partido que ni tangencialmente estén implicados de cualquier forma, sea individualmente sus dirigentes o colectivamente sus seguidores en el aborto, la eutanasia, las uniones sodomíticas, la ideología de género, la blasfemia, la profanación de símbolos católicos o de sepulturas, etc., porque es pecado mortal por parte del dirigente, afiliado, votante o simple seguidor.

En el punto 2º no se atreven a decir que el ejercicio de cualquier tipo de responsabilidad pública, política o funcionarial, pero también privada, empresarial o asalariada, debe hacerse con escrupulosa dedicación al bien común o al fin productivo o comercial, sin viso alguno de procurar el bien personal, los propios intereses o los de los allegados de cualquier clase, con lealtad, honradez y absoluta transparencia de cara a los demás, porque no hacerlo así es pecado mortal o venial según las circunstancias.

En el punto 3º no se atreven a decir que España va camino de repetir lo peor de su más reciente historia por mor de la extrema izquierda –la izquierda española es toda extrema, marxista-leninista, revolucionaria, antinacional, atea, corrupta y perseguidora de Dios y de la Iglesia– y de la derecha de siempre cobarde, tibia, egoísta, acomplejada, torticera, antinacional e igualmente corrupta. El centro no existe.

Ergo, si los votantes católicos tuvieran en cuenta lo que sólo insinúan tibiamente los obispos madrileños en sus tres puntos, la única opción válida en la actualidad es votar a VOX.

Ni un comunicado reprobatorio, ni una suspensión a divinis, ni una secularización, sino todo lo contrario

Lo malo es que, debido a que estos obispos, como sus antecesores, al igual que la mayoría de curas y religiosos actuales y anteriores de al menos cinco décadas –porque la cosa viene de muy lejos, de más de medo siglo, que se dice pronto–, ni predican ni mucho menos practican el Evangelio, habiéndose convertido en pastores que dispersan con su tibieza e incoherencias y penoso ejemplo, lleva a que los católicos ni van a leer ni menos aún sacar las lógicas consecuencias de sus palabras, porque estos pastores hoy no son ni referencia ni siquiera conciencia de las ovejas y, mucho menos, de los lobos.

No existe parangón en la historia de la Iglesia; n del mundo, como fue el hecho de la profanación de la sepultura de Franco con la colaboración activa del Vaticano y de la Archidiócesis de Madrid

Y es que no se puede soltar un comunicado como el que analizamos, sin recordar a sus autores y firmantes, los obispos madrileños, sus devaneos, silencios y contubernios con los partidos, como el PSOE, el PP y Podemos manifiestamente abortistas, eutanasiastas, sodomíticos, pilares de la ideología de género, profanadores de tumbas, etc.

No se puede decir lo que dicen, cuando ni ellos ni nadie ha excomulgado del ex-rey Juan Carlos I abajo a todos los dirigentes políticos y funcionarios colaboradores de las últimas décadas que tienen sin excepción las manos manchadas de sangre de nasciturus, de eutanasiados, de niños ideologizados, etc.

No se puede decir lo que dicen, cuando la COPE y 13TV son columna vertebral del sistema, barbaridades incluidas, hasta llegar a abogar, por ejemplo, por Biden, y más aún desde hace décadas por el PP; vimos en una ocasión cómo desde el arzobispado de Madrid se imponía a monjas de clausura que votaran al PP. Tampoco cuando las puertas de los palacios episcopales están cerradas para VOX a cal y canto y abiertas de par en par para marxistas, comunistas, trans, sodomitas, etc.

Carlos Herrera, estrella «bien pagá» con el dinero de la «X», cuyas barbaridades anticatólicas son legendarias… y ahí sigue

No se puede decir lo que dicen, cuando la jerarquía apoya explícitamente los procesos secesionistas destructivos de la sagrada unidad patria, habiendo convertido el separatismo en fe sustitutoria de la única verdadera. Para qué decir del terrorismo etarra cuyo embrión fueron los seminarios y parroquias, al igual que lo fueron de los sindicatos marxistas-leninistas de clase.

No se puede decir lo que dicen, cuando se colabora en la profanación de la sepultura de Franco que estaba en suelo sagrado propiedad exclusiva de la Iglesia y, además, reniegan de él, que fue toda su vida católico de pro y el mayor protector de la Iglesia de los últimos cinco siglos.

No se puede decir lo que dicen, cuando… en fin, sigan ustedes porque quien esto escribe va a vomitar.

PD.- Comiencen por poner en orden sus conciencias y su patio, pues sólo entonces podrán dar consejos y lecciones.


2 respuestas a «Los obispos: una de cal y muchas de arena… como de costumbre»

  1. Totalmente de acuerdo con su brillante artículo.
    Ne apena mucho ver que el Obispo de Alcalá firma esa «deposición», pues esperaba mucho más de él, la verdad,y más ahora que está a un año de su jubilación, y -se supone-, no le van a «misericordiar» por decir lo que realmente piensa…
    (Si es que lo piensa, que ya empiezo a dudarlo, vista su tibieza, por decir cobardía, que también).

  2. Sí, no dan puntada sin hilo.
    En el fondo (y muchísimas veces en la forma y descaradamente), aterradoramente, las jerarquías eclesiásticas «juegann a favor del sistema»
    ¡Maranahtá!

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