Los privilegios del privilegiado Gral. Villarroya (ex-JEMAD vacunajeta)

El Gral. Villarroya Vilalta (a) «vacunajeta», ya saben, el que fuera JEMAD y tuvo que dimitir dos segundos antes de que le cesaran por saltarse con pértiga la cola de la vacuna contra el Covid de forma que se puso el primero, no deja de estar en el ojo del huracán de las miserias, indignidades, favoritismos, mangancias y arbitrariedades que son la verdadera y única pandemia de nuestra sufrida España; eso sí, con el visto bueno y por lo tanto mayor responsabilidad aún de la ínclita ministro de Defensa, la cada día más patética Margarita Robles (a) «mofletes».
Recordemos primero que Villarroya, cuando dimitió, escupió a la cara de todos los españoles, a los que según él llevaba cuarenta años defendiendo –¡qué chiste!–, una soflama penosa entre cuyas perlas figuró la de asegurar que él nunca se había beneficiado de privilegio alguno. Para los que conocían su trayectoria estaba claro que a Villarroya le crecía la nariz como a Pinocho o… incluso más.
Pues bien, para demostrar que Villarroya Vilalta se cachondeaba de todos los que le creyeron, basta con recordar el episodio por el cual se apropió, al ser designado JEMAD, del lujoso chalet que el director del CESEDEN tiene en el recinto de dicho centro en plena Castellana madrileña, el cual había usurpado su antecesor, el Gral. Alejandre –otro que tal bailaba–, pero que en reunión tensa de los más altos cargos militares de Defensa se acordó devolver al director del CESEDEN cuando Alejandre cesara. En dicha reunión estuvo Villarroya, pero cuando le llegó el turno, o sea, cuando fue nombrado JEMAD, este vacunajeta hizo mutis por el foro y donde había dicho digo, dijo Diego, y se mudó a dicho chalet, haciéndose pis en sus colegas, así como en su palabra dada en aquella reunión; bueno, la poca que le quedaba para entonces si es que algo le quedaba.
También recordamos cómo Villarroya cargó a la partida de «Protocolo» de la contabilidad de Defensa el importe de los perjuicios económicos causados por él a uno de los encartados ilegalmente con motivo de la firma de una declaración de militares retirados en defensa de la figura militar del Generalísimo. Lo de siempre: de mis ineptitudes, errores y negligencias que paguen los demás, los ciudadanos, nunca yo.
Pues bien, ahora asistimos a dos nuevos casos de beneficio de privilegios de este individuo que nunca, según él, se ha beneficiado de ellos.

Uno es su nombramiento como miembro de la Asamblea de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (ARMOSH) la cual acoge a los más altos mandos militares una vez que se retiran, pero para lo cual deben tener una trayectoria y hoja de servicios inmaculada, premisa que no cumple Villarroya debido a su grave falta al vacunarse antes que nadie saltándose a la torera el protocolo establecido. ¿Fraude de ley por parte de él y de Robles? ¿Cobardía del resto de componentes de la ARMOSH que no tienen los bemoles para montar el pollo y exigir su salida? ¿O ambas a la vez, pues suele ocurrir que se juntan el hambre con las ganas de comer?
La segunda es que Robles ha designado a Villarroya como consejero para asuntos de defensa ante la Organización de Estados Americanos (OEA) para que disfrute de sueldazo en Washington en principio para el año que le queda de vida activa. Pero el truco del almendruco está en que por ser miembro de la ARMOSH automáticamente se le prorroga la vida activa seis años, los cuales va a pasar, presumiblemente, en la capital de los EEUU tocándose el bolo –el cargo es meramente representativo–, asistiendo a cócteles diplomáticos y viajando por América a costa de quien ya saben. En un gesto que a fuer de pretendidamente «ejemplar» es en realidad insultante a la inteligencia de los españoles, Villarroya ha renunciado a cobrar las dietas que su cargo en la ARMOSH conlleva; en realidad no le ha quedado otra porque sería incompatible su cobro con su sueldo en Washington, además de que no hay color entre lo uno y lo otro, que tonto no es. Por último, asistirá a las reuniones de la ARMOSH por videoconferencia que para eso estamos en el siglo XXI.

O sea, todo un brebaje, todo un tejemaneje entre Margarita Robles y Villarroya, toda una «puerta giratoria» de manual de corrupción de las muchas que venimos observando y sufriendo de parte de políticos y altos y medios cargos de las tres administraciones que soportamos (gubernamental, autonómica y local), y ahora, por arte de Robles y Villarroya, también de la militar. Por cierto que al cesado Gral. Alejandre, antecesor de Villarroya, aunque le ofrecieron una puerta giratoria la rechazó porque… ha fichado por la empresa SENER (con sede en Tres Cantos) dedicada a la ingeniería y muy relacionada con Defensa cuya nómina no es comparable a lo que Robles le ofrecía; y es que los ex-JEMAD y Generales que no corren, vuelan, a pesar de resultar manifiestamente sospechoso e indignamente asqueroso salir de sus cargos y aterrizar directamente en empresas relacionadas con sus funciones de dos días antes.
Así que ya saben: lo afirmado por Villarroya Vilalta de que nunca se benefició de ningún privilegio era falso como la falsa monea. Y pero aún, porque huele que apesta a fraude de ley, que de ser cierto implicaría otra vez que Margarita Robles se salte la legislación vigente, ella que fue magistrado y que parece adicta a tan lamentable práctica, así como a recibir los consiguientes varapalos jurídicos, de forma que ya se habla de la necesidad de revisar todas las sentencias dictadas por esta individua a la vista de su sectarismo, favoritismo, cacicadas, filias y fobias.
Por último: los demás mandos superiores de las FAS punto en boca, que lo de las «puertas giratorias» puede estar a la vista y son una tentación muy difícil de vencer.

Qué pena los generales de «escritorio» que tenemos en España, si hubiera guerra con Marruecos el mando más alto que pisaría el campo de batalla sería el de Comandante o Tte. Coronel a lo máximo, como en las Malvinas. Los Generales mientras en Madrid sin moverse del palacete que se está más seguro y calentito junto a la estufa.