Los pueblos son más complejos que las personas

El pretender echar sobre los regímenes las culpas del desencadenamiento de la guerra contra la opinión pacífica de los propios pueblos, no admite el más ligero análisis. Inglaterra, que un día anunció ir a la guerra por el corredor polaco, lo desmiente más tarde al entregar una parte de Polonia en derecho a los rusos y consentir que de hecho el resto de la nación haya caído bajo su tiranía. Y todo esto, pese a sus características de régimen liberal y democrático.

El pueblo francés ni sentía ni quería la guerra, como lo demostró con lo fácil de su derrota y, sin embargo, su Gobierno le arrastró a ella y condicionó su ayuda a Polonia a que Inglaterra le prometiese partes de España si ésta llegaba a intervenir.

Alemania fue lo mismo a la guerra de agresión con el Kaiser y su régimen parlamentario de 1914, que con el nacionalsocialismo de 1939; en la guerra del 14, con el beneplácito de sus Estados Mayores; en la última, contra el parecer general de éstos.

La entrada en la guerra de Italia no pudo ser más popular: el país entero creyó llegado el momento de cobrar fácilmente una victoria, lo mismo que realizó en la otra guerra, al lado de los aliados, bajo el sistema liberal.

España, sin embargo, fue neutral en esta contienda a pesar de que como consecuencia de nuestra propia Cruzada importantes sectores del país pudieron considerar de oportunidad su entrada. La victoria o la derrota, la entrada o no entrada en las guerras; no cambia en sí la naturaleza intrínseca de los hechos. Lo que es verdad sigue siendo verdad y lo que está viejo, caduco e inservible, no se rejuvenece con esas circunstancias de la victoria. Los regímenes hay que juzgarlos por sus principios morales, por sus frutos o por la posibilidad que tiene de ofrecerlos.

Inicio de la invasión de Polonia

Muchas son las reservas que pudiéramos hacer como españoles y católicos a los regímenes alemán e italiano; mas, sin embargo, hemos de reconocerles un hecho: que el primero llevó a Alemania de el Tratado de Versalles al punto más álgido de su prestigio y poderío, y que si Hitler no cruza el corredor polaco hubiera tenido en paz y fácilmente esto y cuanto hubiera ambicionado. Dios ciega, evidentemente, a quienes quiere perder. Italia pasó del grado más bajo de su decadencia a la cumbre de su resurgimiento y su grandeza, con asombro y pleno reconocimiento de los otros pueblos.

Rusia, con sus sistema, que no tiene nada de democrático y sí de totalitario, bárbaro y cruel, y que se debatía bajo el peso de sus grandes fracasos políticos anteriores, llega, por medio de la guerra, a realizar el viejo sueño de los zares, no conociendo en su historia etapa mayor de expansión y poderío.

Los regímenes políticos en general tiene cosas buenas y cosas malas, y no pueden ser juzgados por los azares de una contienda ni con la mentalidad o las necesidades de los otros pueblos. Había de existir unanimidad en los juicios que los regímenes en abstracto  merecen, y ser aceptados unos principios generales como buenos, lo mismo que en la medicina una cosa es la enfermedad y otra cada enfermo, lo que a unos cura a otros puede matar. Los pueblos son mucho más complejos que las personas, y constituiría la más grande de las locuras el querer aplicarles una misma receta.

Publicado bajo el pseudónimo de «HIAPANICUS» en el diario Arriba el 14.01.1947


3 respuestas a «Los pueblos son más complejos que las personas»

  1. Todo correcto pero hay una cosa que no comparto por no ser verdad:
    Dice Franco en su artículo: «el primero llevó a Alemania de el Tratado de Versalles al punto más álgido de su prestigio y poderío, y que si Hitler no cruza el corredor polaco hubiera tenido en paz y fácilmente esto y cuanto hubiera ambicionado. Dios ciega, evidentemente, a quienes quiere perder».

    Da igual lo que hubiera hecho o dejado de hacer Alemania, la finanza internacional no iba a dejar que un país potente como era Alemania (la primera potencia mundial en su época) sustituyera el «patrón oro» (y luego patrón dólar) por el «patrón trabajo». Ni que ideológicamente fuera un contrincante a la vez de la usura, de las democracias liberales corruptas y antesala del Comunismo, y del propio Comunismo. Alemania estaba condenada a ser destruida, si no con un pretexto con otro.
    El pretexto efectivamente fue la acción de represalia de Alemania contra el Estado títere de Polonia por la matanza de alemanes polacos en territorio polaco (Bromberg). Que aquello fue un pretexto lo evidencian dos datos objetivos:
    – el primero que Rusia o mejor dicho Stalin a los pocos días atacó a Polonia por le Este y los aliados a Rusia no le declararon la guerra, solo a Alemania.
    – el segundo que la «libertad de Polonia» importaba tan poco que al final de la guerra Polonia quedó esclavizada dentro del Telón de Acero soviético, luego lo de la «libertad de Polonia» fue solo un cuento para engañar a los incautos.

    Antes de lo de Polonia, los enemigos de Alemania buscaron la guerra, lo hicieron con el atentado del dirigible Himdembug, el 6 de mayo de 1937 en EEUU, donde perecieron cerca de 50 pasajeros alemanes, y las autoridades norteamericanas prohibieron que policías alemanes pudieran desplazarse al lugar y recoger pruebas de lo ocurrido, lo que apunta a que el «accidente» fue provocado por los servicios de inteligencia USA. O las constantes agresiones a los mercantes alemanes en los puerto norteamericanos, como el sufrido por el Berlín, mientras que la policía norteamericana tenía orden de no impedir ni las agresiones ni los saqueos orquestados sin duda por sus servicios secretos, para provocar a Alemania.
    Hoy está probado que el ataque Japonés a Pearl Harbor el 7 diciembre de 1941 fue provocado por los EEUU para tener un motivo por el que entrar en la guerra y salvar a Stalin (Tio Joe en EEUU) que desde finales de junio de 1941 estaba siendo invadida por Alemania y sus naciones hermanas. Alemania y Japón tenían pactado que Japón atacaría a la URSS por el sur por la frontera de Manchuria lo que obligaría a la URSS a dividir sus fuerzas y su derrota era segura. Para impedirlo se forzó a Japón, que no tenía materias primas a un bloqueo naval para provocarle, la flota anclada en Per Harbor (menos los portaviones) fue el queso que pusieron los norteamericanos a la trampa. Japón picó, Roosevelt tuvo ya un motivo para que la población aceptara la guerra (convenientemente jaleada pos sus medios de comunicación), ya que una encuesta del Instituto Gallup de 1940 había evidenciado que más del 90% de los americanos estaba en contra de entrar en la guerra y se precisaba un pretexto para presentar la guerra como inevitable, y de este modo se evitó que Japón y Alemania unieran sus fuerzas contra la Rusia de Stalin.
    Esto no lo digo yo, esto lo cuentan los propios Almirantes norteamericanos de la Base de Pearl Harbor en un libro publicado en 1953 «The Final Secret of Pearl Harbor», («El secreto final de Pear Harbor: la contribución de Washington al ataque japonés»), escritio por el Contraalmirante Robert A. Theobald, y prologado por el Contraalmirante Husband E. Kimmel (el mismo que reconoció que el hundimiento del Maine fue un pretexto provocado para entrar en la Guerra de Cuba de 1898 contra España), y Willian F. Halsey en ese momento Jefe de la Flota USA.
    En la página 272 de este libro (utilizo la Edición argentina de la «Biblioteca del Oficial») se contiene una declaración del Vicealmirante Frank E. Beaty (Ayudante del Secretario o Ministro de Marina de los EEUU Frank Knox) :

    «Puedo decir que antes del 7 de diciembre (de 1941), era evidente, también para mí, pues yo leía los mensajes «mágicos», que nosotros lo estábamos empujando al Japón a un rincón.
    Creía que era el deseo del Presidente Roosevelt y del Primer Ministro Churchill que interviniéramos en la guerra, puesto que ellos se daban cuenta que los aliados no podrían ganarla sin nosotros Y QUE TODOS LOS ESFUERZOS PARA QUE ALEMANIA NOS DECLARARA LA GUERRA HABÍAN FRACASADO. Las condiciones que impusimos al Japón -por ejemplo, evacuar China-, eran tan duras que sabíamos que dicha nación no podía aceptarlas. Nosotros no queríamos que las aceptara. Los estábamos forzando tan severamente que debíamos saber que ellos reacci9onarían contra los Estados Unidos.»

    Es decir, una cosa es la imagen irreal que ha prevalecido, impuesta por los medios de propaganda de los vencedores, y de las que todo el mundo participa de buena fe, y otra la cruda realidad de lo que verdaderamente ocurrió.
    Si Alemania no hubiera atacado a Polonia en represalia de las limpiezas étnicas de población alemana en territorios que tras la 1ª Guerra Mundial pasaron a Polonia, se habrían inventado otro modo de destruir a Alemania.
    Tampoco hay que perder de vista que esto está escrito en 1947, recien terminada la 2ª Guerra mundial y mientras en Europa se estaba linchando uy ahorcando a todo el que hubiera simpatizado con la Alemania destruida, y se amenazaba con hacer lo mismo en España.
    5 años antes Franco tenía la Foto de Hitler y de Mussolini en su despacho.

  2. Magistral comentario el de Kevlar.
    En esta ocasión el comentario es muy superior al artículo que lo motiva.
    Demuestra un conocimiento profundo de los antecedentes de la GM II… de su desarrollo y de sus consecuencias.
    No señala claramente a los responsables… pero “a buen entendedor pocas palabras bastan”
    Efectivamente, Alemania cometió el “imperdonable delito” de pretender sustituir el patrón oro por el trabajo del pueblo alemán.
    Su pujante industria (normas DIN, Doisland Industrien Normen) suponía una competencia inadmisible para el Reino Unido.
    Si a esto sumamos quien promovió y lideró la revolución rusa, quienes fueron sus primeros y principales dirigentes, quien estuvo detrás de la persecución de la Iglesia Ortodoxa… y quienes la financiaron desde EE. UU la revolución bolchevique, las piezas del puzzle empiezan a encajar.
    En definitiva, Kevlar conoce en profundidad la verdad histórica.
    Y tiene el valor de exponerla públicamente.

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