Mapas y gráficos para entender la OTAN
La OTAN cuenta en la actualidad con una treintena de miembros, pero su crecimiento en Europa ha sido gradual desde su fundación en 1949.
Poco más de cien días después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, la OTAN se reúne en Madrid para discutir su nuevo concepto estratégico. Pese a la guerra, la decisión de un cambio en la hoja de ruta de la alianza ya se había tomado en 2021, después de años de incertidumbre y distanciamiento entre sus miembros: a las duras críticas emitidas por Trump y el cada vez más que patente desinterés de Estados Unidos en Europa le siguió la reprobación de algunos líderes europeos como Macron, que llegó a afirmar en 2019 que la OTAN se encontraba en «muerte cerebral». Hoy, sin embargo, el desafío ruso parece haber revitalizado casi por completo la organización, hasta el punto de que está cerca de producirse la adhesión de Suecia y Finlandia, dos países históricamente neutrales, a la alianza.
En la actualidad, la OTAN cuenta con una treintena de miembros, pero su crecimiento ha sido gradual y ha estado muy vinculado a los acontecimientos históricos que han tenido lugar desde su fundación en 1949. Aquel año, doce países ―diez europeos, junto a Canadá y Estados Unidos― firmaron el Tratado de Washington. Grecia y Turquía, en 1952, y Alemania Occidental, en 1955, fueron los primeros países en ampliar la organización, que pese a basarse en el precepto de defensa mutua también estaba indiscutiblemente orientada a defender los intereses de Estados Unidos en el Viejo Continente, donde el poder y la influencia de la URSS se había extendido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La OTAN durante la Guerra Fría
Apenas seis años después de la fundación de la OTAN, la URSS y varios aliados del bloque socialista ―Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Alemania Oriental, Hungría, Polonia y Rumanía― respondieron creando su propia alianza militar, el Pacto de Varsovia. La división del mundo en dos bloques, con dos superpotencias enfrentadas en un conflicto prolongado a nivel internacional, quedó de esta forma institucionalizada a través de sendas alianzas militares, muy supeditadas a las directrices que llegaban desde Washington y Moscú.
Pese a esto, en los cerca de 45 años que duro la Guerra Fría ninguna de las dos alianzas llegó a invocar los tratados de asistencia por una agresión del bloque contrario, aunque sí que actuaron como eficientes herramientas de disuasión, intimidación o, incluso, control interno. El Pacto de Varsovia, por ejemplo, intervino para reprimir la Revolución húngara de 1956 o la Primavera de Praga en 1968, mientras que en la Europa occidental la Operación Gladio derivó en una guerra sucia paraestatal contra la disidencia política de varios países, especialmente la de Italia.

La OTAN y la caída de la URSS
Aunque la desaparición de la URSS suponía en la práctica el fin de la razón de ser de la OTAN, los años posteriores a la caída del Telón de Acero no resultaron en un debilitamiento o estancamiento de la organización, que terminó realizando su primera intervención a gran escala en la guerra de Yugoslavia (1995 y 1999) e incorporó nuevos miembros a finales de siglo, cuando presentó además su nuevo concepto estratégico, más centrado en la intervención en conflictos y la lucha contra amenazas terroristas.
A partir de ese momento, los frentes de las organización se ampliaron considerablemente: en 2001, tras los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos invocó por primera vez el artículo 5 de la alianza, aunque el resultado fue más testimonial que real. La crisis que vivió la organización ante la invasión de Irak no impidió que en 2003 la OTAN se hiciese cargo de la misión en Afganistán, la primera fuera de Europa. Y en 2011 se volvió a actuar fuera de la región, en Libia.
Pese a esto, y a que el Pacífico y China se han ido convirtiendo en el objeto de atención de EE.UU., Europa ha continuado siendo uno de los principales espacios de actuación de la OTAN, que comenzó un fuerte proceso de ampliación hacia el Este incorporando a muchos miembros del antiguo bloque socialista: Chequia, Hungría y Polonia se unieron en 1999, mientras que Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y las repúblicas bálticas lo hicieron en 2004.

Rusia, la OTAN y el espacio de seguridad en Europa
La expansión sostenida de la OTAN hacía el Este de Europa ha revivido muchas de las tensiones y lógicas que se establecieron durante la Guerra Fría, cuando los dos bloques buscaban de forma activa sus propios espacios de seguridad en el Viejo Continente. Así, y mientras la OTAN ha ido estrechando el cerco sobre Rusia mediante las solicitudes de incorporación de nuevos países, Moscú ha puesto en marcha numerosas operaciones y agresiones a lo largo y ancho del espacio postsoviético para contrarrestar la presencia occidental.
En este sentido, la invasión de Ucrania se ha convertido en el último gran desenlace a las tensiones acumuladas durante años en la región: en 2008, Rusia ya inició un conflicto armado con Georgia, que poco a poco se había ido acercando a la OTAN hasta pedir su incorporación. En 2014, por su parte, los lazos que la propia Ucrania pretendía tender con la UE y la OTAN provocaron la anexión de Crimea y el apoyo ruso a las milicias separatistas del Donbás, donde la guerra dura ya cerca de ocho años.

¿Quién financia la OTAN?
Con un presupuesto conjunto en defensa cerca a los 1,2 billones de dólares, la OTAN es con mucha diferencia la alianza de carácter militar más grande que existe en el mundo. Pese a esto, hay diferencias muy importantes en la contribución que realiza cada país miembro de la organización. Por una lado, cerca del 98% del presupuesto conjunto en defensa de la alianza es responsabilidad de apenas catorce de sus treinta miembros. Pero la cifra es aún más llamativa si se analiza el peso de Estados Unidos, que soporta por sí solo el 70% del gasto militar total que tiene la organización.
Sobre este asunto, en 2014 los países miembros acordaron, mediante un compromiso no vinculante, destinar al menos el 2% de su PIB a la defensa. Pese al aumento sostenido del gasto militar en los últimos años, durante 2021 solo diez países -con Grecia y Estados Unidos a la cabeza- lograron este porcentaje. Ahora, la invasión rusa de Ucrania parece que ha terminado por cambiar el panorama: varios países, incluidos España y Alemania, ya han asegurado que aumentarán la inversión para superar la barrera del 2% en sus próximos presupuestos.

Para elordenmundial

No tiene nada que ver con el ejercito, es la sumisión , a la plutocracia de los enemigos de nuestro Señor Jesucristo.
Contra la nación española.
Muy interesante.
Pero faltan los países asimilados (o como se diga), que van desde Israel a Marruecos, pasando por Colombia.
Mucha tela y mucha maldad de la plutocracia