Margarita «mofletes»: una histérica al mando
Si algo ha demostrado Pedro I «el profanador» y «el okupa» en los pocos días, que ya se hacen muy largos, que lleva en el trono monclovita, legal, pero ilegítima y antidemocráticamente, o sea, de forma dictatorial, es, entre muchas de sus incapacidades e inepcias, la de no haber sabido elegir a sus ministros. La mayoría ya están o en la calle o desacreditados y desautorizados por su patente corrupción y cara dura; y si no se han ido o les han echado es porque la oposición padece de la misma ineptitud y… corrupción. Pero de esa tónica se escapa por ahora, bien que no ponemos la mano en el fuego, la ministro de Defensa, Margarita «mofletes», como se la conoce entre los militares en el extranjero… es que militares en España sólo quedan un cabo furriel y un maestro armero, porque todos los demás hace mucho que optaron por llevar a fecto aquello de que del amo y del mulo cuanto más lejos más seguro.
Lo peor es que, precisamente por eso, por su aparente, hasta ahora, incorruptibilidad, es más peligrosa que los corruptos, porque está logrando pasar desapercibida, incluso ser valorada, siendo, sin lugar a dudas, la peor de todos, porque bajo esa piel de cordero se esconde una loba, una comisario político en toda regla, una chequista de tomo y lomo si viviéramos en otra época no muy lejana; y más peligrosa lo es aún porque está al frente del ministerio más cómodo de llevar porque, por sus particularidades, funciona por sí sólo y porque sus miembros superiores hace mucho que confundieron disciplina con sumisión, neutralidad con inhibición y vocación con «hacer la carrera».
Los ministros cesados o dimitidos por corrupción, y los que están en puertas de serlo por ello, al fin y al cabo como ministros no han hecho nada, por lo que tampoco nada malo han hecho. Por el contrario, la peligrosidad de Margarita «mofletes» se debe a que sí ha hecho y seguro que volverá a hacer, y lo que ha hecho ha sido malo, muy malo.
Quiso anular un beneficioso y multimillonario contrato de bombas de aviación en un ataque de histeria, sin parar en sus multimillonarias negativas consecuencias; más el consiguiente descrédito a nivel internacional.
En otro ataque de histeria echó a la calle a un vicealmirante de la manera más abyecta posible, con ensañamiento, con sadismo, como no hace tanto se trataba a los españoles en las checas socialistas; y, todo hay que decirlo, con la connivente cobardía y complicidad de los compañeros de armas del susodicho que lo eran hasta que… peligraron sus respectivos traseros al comprobar la mala leche de la comisario político.
Anda desde hace un par de meses histérica empecinada en buscar la forma de cortar la cabeza a cinco militares de los ya más de mil que han firmado una declaración en favor de la figura militar e histórica de Franco, persiguiendo, de la misma forma como no hace tampoco mucho se persiguió hasta la muerte a curas, monjas y gentes de «derechas» sólo por serlo, alcanzar una mísera y ruin victoria pírrica con la que ocultar la patente realidad de los sentimientos y del estado de opinión de los militares que lo son; hay algunos que llevan uniforme y saludan pero que no lo son.
Y, por ahora, lo último: Margarita «mofletes», en un público ataque de histeria nos reprende y adoctrina llamando mal educados e irrespetuosos –ella mal educada e irrespetuosa con el vicealmirante– a los españoles que en el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión y de exteriorización de su cabrero, recibieron a Pedro I «el profanador» y «el okupa» a su llegada al desfile militar como se merece cualquier dictatorzuelo, o sea, con una salva de magníficos, acertados y democráticos calificativos más que adecuados; de todos los oídos faltaron algunos como hortera, paleto y bufón, pero no importa porque con su actuación en el besamanos ya se encargó él mismo de propinárselos.
Por todo lo anterior, porque está al frente del Ministerio de Defensa –el más fácil de llevar por sus características y por la rendición de sus mandos, al menos de los superiores… y de los que sólo suspiran con llegar un día a serlo–, por su demostrado histerismo, por su obsesiva manía persecutoria… contra los demás, por su malsana fijación por cortar cabezas y por sus ahora descubiertas ínfulas adoctrinadoras totalitarias y antidemocráticas, hay que echar a Margarita «mofletes», no por corrupción, por ahora, sino porque da todo el perfil mezcla de comisario político y de refinado chequista que la inhabilitan no sólo para estar al frente del Ministerio de Defensa, el más fácil de conducir, sino de cualquier organización o colectivo por pequeño e inane que sea o parezca.

Extraordinario retrato del personaje, o de la personaja, y muy acertado el denunciar el silencio que hay en torno a su persona tras las ineptas decisiones que viene tomando; ciertamente el hecho de que no haya salido a relucir que esté pringada en asuntos de dinero no obsta para que no se ventilen todos sus errores.
El asunto de las bombas inteligentes, aparte del chiste cantado comparándolas con la vendedora de las mismas, era motivo mas que suficiente para que hubiese sido cesada, Tomar una decisión sin tener en cuenta sus consecuencias y al advertirlas volverse atrás sin responsabilidad alguna no hubiese sido aceptable para ninguno de los profesionales que están bajo su mando, pero para ella sí.
Claro está que la idea no era suya sino de sus comparsas comunistas que rezuman odio contra la Arabia Saudí, por ahora, pues ya veremos cuando tengan responsabilidad de gobierno (Dios nos libre), ¿Hubiese sido lo mismo si el comprador fuera Irán o Venezuela? Ya con esta última república su comparsa Bono cuando ocupaba su mismo cargo tambien metió la patita queriendo vender material militar al que no estaba autorizado por pertenecer las patentes a los Estados Unidos
Estimado seguidor: nos alegra que coincida con nuestro planteamiento, que, no es por nada, creemos que es novedoso en el panorama informativo nacional. Creemos muy importante llama la atención sobre esta ministro para que no pase desapercibida, que pensamos es lo que pretende, como sus antecedentes demuestran, es decir, siempre en la cresta de la ola pero sin hacerse notar… mucho. Saludos cordiales
Gracias a los administradores por su apoyo y aliento y apoyándome en ellos voy a continuar zurriagando a esta señora del «pan pringao», que debe saber mucho de los suyo, pero muy poco de lo ajeno