Margarita Robles: la represión totalitaria que no cesa

La actual ministro de Defensa es, con mucho, la más sanguinaria de cuantos han pasado por dicha poltrona. A estas alturas se la puede calificar de auténtica «asesina en serie» militar. Su sed de sangre no tiene límites; cualquiera diría que sufre algún tipo de síndrome vampírico. A su ya extensa lista de represaliados, se une ahora el Tte. Col. Enrique Area Sacristán, en la reserva –de trayectoria intachable y además doctor por la universidad de Salamanca–, al que ha impuesto un correctivo de ocho días sin sueldo. Y es que quien nunca supo obedecer, nunca sabrá mandar.
El arresto, la sanción, el castigo al Tte. Col. Area se debe a un artículo (ver aquí y al final) que escribió en otoño del año pasado y que por su acierto, serenidad y razón publicaron varios medios digitales entre otros nosotros; medios sin pelos en la lengua y sin miedo. En dicho artículo Margarita, que lee con orejeras ideiológicas sectarias, ha visto una falta, tanta, que no ha parado de vociferar hasta conseguir, aún con todas las opiniones jurídicas en contra de nuevo, represaliar a tal jefe –ha intentando por todos los medios que la sanción fuera aún mayor, pero el instructor jurídico no se ha doblegado esta vez a tamaña saña y barbaridad que luego se vuelve siempre contra quien la comete.
De esta forma, Margarita amplia su lista de represaliados, sumando este jefe al Vicealmirante Fernández de Córdoba y al Gral. de Brigada Juan Francisco Díaz. Al primero no sólo de forma manifiestamente injusta, sino incluso humillándole en lo personal; al segundo también injustamente y con iguales malas formas.
Y es que a Margarita, cuando le da el ataque de nervios, se ciega, los papos, mofletes o carrillos le tiemblan, le vienen a la memoria aquellos chequistas de los que su partido nunca ha renegado, y se cree que está en Paracuellos un frío día de noviembre de 1936.
El Vicealmirante le viene ganando la mano legal y legítimamente por goleada; claro que ella, muy democrática y respetuosa con el Estado de derecho, se niega a acatar las disposiciones del Tribunal Supremo y sigue erre que erre tratando con el sectarismo y la soberbia que la caracteriza al marino, con lo cual le ensalza más, le da más armas y ella queda más, mucho más, en evidencia.

Al general Díaz le pegó la patada, le cesó, le quito de su puesto de jefe de gabinete, nada más y nada menos que del mismísimo JEMAD –el penoso gral. Alejandre que no lo defendió porque ya sabemos de qué pasta está hecho–, por haber dicho en un whataspp privado que la jefe de personal del ministerio de Defensa, Adoración Mateos, era lo que es: un bicho. Así, la que fue juez, rompiendo uno de los principios y axiomas más sagrados del Derecho y la Justicia del mundo civilizado, aplicó la ley de la selva en la que vive y le impuso una pena sobredimensionada, desmedida y brutal para una falta nimia –y eso si es que lo era–; habría que revisar las sentencias de este individua vesánica ha dictado a lo largo de su vida para ver qué es lo que hizo mientras usaba o abusaba de su posición de juez; seguro que encontramos injusticias que claman al cielo.
Ahora, Margarita arremete contra la sagrada libertad de expresión del Tte. Col. Area, repetimos que está en la reserva, y con ello contra la de todos nosotros, ojo, y lo hace por un artículo en el que dicho jefe dice con mesura, corrección, argumentos y la Constitución y la ley en la mano… la VERDAD. Pero claro, si los dos primeros represaliados fueron algo «interno», a los dictadores como ella pronto eso no les basta y van a por lo que más le duele, irrita y saca de sus casillas: la libertad; y si es la de expresión para qué decir.
A continuación, y en homenaje al nuevo represaliado por Margarita Robles, ponemos los enlaces a todos los artículos que con nosotros ha publicado el Tte. Col Area –el primero es el de marras, juzguen ustedes por sí mismos–, al que desde aquí mandamos nuestro respeto, admiración y abrazo.
Ah, se nos olvidaba: y los jefes y compañeros de armas mudos, por no decir ciscados de miedo; porque si dieran la cara otro gallo cantaría. Y es que el problema en sí no está en los dictadores, sátrapas y tiranos, sino en los mierdas que les rodean y por unas u otras excusas, que no razones, se pliegan, los amparan y entran en complicidad con ellos; en este caso haciendo alarde de un mal entendido concepto de la disciplina y de la lealtad.
Para tu conocimiento, cascaciruelas
Supremacía del poder civil sobre el militar
Esplendor cultural en el régimen de Franco
Para otro “listo” de la «Galería»

Esta XXX es una digna representante del sistema ese tan cacareado como «estado de derecho».
Pero ojo con ella, como dice el editor, es la jefa de hecho (el derecho ya hemos dicho que lo desprecia, apesar de ser «jurista») del Gobierno.
En sus manos está no solo la suerte de Cataluña (la unidad de la Patria por el artº 8 de la Constitución), también nuestras vidas y haciendas.
Sencillamente estamos todos en manos de ratas masónicas. Qué le vamos a hacer… pobre ejército.
Estimado seguidor: gran acierto el suyo. De Margarita se dijo, y ella no lo desmintiño, que era masón. Saludos cordiales