Marruecos (I/II)
Marruecos es, con mucho, nuestro más complejo vecino y adversario por múltiples factores y desde siempre. Conocerlo es esencial. Con este trabajo en dos partes, el Col. Diego Camacho, conocedor a fondo de tal país, nos ofrece las claves para no seguir errando en tan importante frontera.
LOS FACTORES CONDICIONANTES
La llegada de España a Marruecos durante el siglo XIX, se produce a consecuencia de la derrota francesa en la guerra franco prusiana de 1.871. Bismarck alentó a las potencias europeas, sobre todo a Francia para que no pensara en el desquite, a emprender una política de expansión colonial por África, Asia y Oceanía que culminaría en el tratado de Berlín de 1.885 por el cual las potencias europeas se repartieron el mundo e iniciaron la segunda era del colonialismo europeo. La diplomacia francesa interesada en el norte de África, quiso evitar la competencia en el Magreb de Gran Bretaña o Alemania, para lo cual consiguió convencer al gobierno español de lo interesante y productivo que sería para España repartirse con Francia la penetración en Marruecos. Por el tratado de Algeciras de 1.912 ambos países establecen un protectorado sobre Marruecos, España se queda con la cornisa mediterránea y Francia con la zona atlántica. La ciudad de Tanger quedaría como zona internacional.
La entrada de EEUU en la II GM se realiza por las playas atlánticas de Marruecos, que permiten la progresión del III Ejército de Patton para establecer contacto con el VIII Ejército de Montgomery, y poder así expulsar del norte de África a Rommel, desembarcar en Sicilia y penetrar en Europa por el sur de Italia. Para los EEUU Marruecos se convirtió así en una cabeza de playa ideal para avanzar desde el sur hacia el norte de Europa, antes del desembarco final de Normandía. Al iniciarse la guerra fría nuestro vecino del sur se ha convertido en el reaseguro ante una eventual crisis que amenazara la seguridad de Israel. El Mediterráneo es el eje que garantiza el apoyo operativo y logístico al Estado judío. Viene determinado por las bases de Azores, Rota, Nápoles y Chipre. La UE al norte constituye la defensa principal, por el sur Marruecos constituye el punto desde el que podría actuarse de flanco si surgiera una amenaza, que procedente desde Argelia o Libia, pusiera en riesgo el despliegue de la VI flota.
Después de 1.945, las relaciones bilaterales de España con Marruecos han pasado por diferentes fases, según evolucionaban las respectivas coyunturas políticas internas o variaba la correlación de fuerzas entre las grandes potencias, fuera en el ámbito regional o global. La influencia de la situación internacional ha sido durante este periodo uno de los factores determinantes en la evolución de estas relaciones debido, sobre todo, a la situación geográfica que ambas naciones ocupan en el extremo occidental del mar Mediterráneo. Por esta razón lograr el apoyo diplomático de otras potencias, sobre todo de los EEUU y Francia, ha constituido uno de los objetivos prioritarios de ambas naciones en la defensa de sus intereses.
España en esta relación bilateral es la potencia conservadora, su aspiración es el mantenimiento del status quo, no ambiciona ganancias territoriales y basa su política en la cooperación al desarrollo de Marruecos, en variados sectores económicos y militares y sin pretensión de obtener influencia política alguna. Marruecos, como señalaría Kissinger en su tesis doctoral, “un mundo restaurado”, es la potencia revolucionaria que intenta variar su situación regional con ambiciones territoriales varias. Predispuesta al chantaje, a crear tensión o a incumplir la legalidad internacional si así consigue lograr sus fines.

La vulneración sistemática de las leyes internacionales a cuenta del Sahara convierte a la monarquía alauí en un Estado “gamberro”, que ocasiona más inestabilidad que seguridad y con el que es difícil llegar a acuerdos fiables y duraderos; al basar su diplomacia en la fuerza y no en la cooperación. Bien entendido que su fuerza es una fuerza prestada gracias al apoyo que obtiene de EEUU y Francia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad y potencias hegemónicas a nivel mundial y regional respectivamente. Marruecos se asegura el apoyo franco – norteamericano por dos vías: el desarrollo de un potente lobby en cada uno de estos países, así como su alianza incondicional en las crisis internacionales con los intereses de EEUU o Francia. Como se vio en la 1ª guerra del Golfo o en el Chad. Es un país aliado de los intereses de Occidente antes que árabe o africano, por eso es mirado con desconfianza por la OUA y los países árabes, si se exceptúan todas las monarquías del Golfo, que comparten parecida alianza con los intereses estratégicos de los EEUU.
Los elementos geopolíticos que condicionan las relaciones bilaterales son los siguientes:
1º España y Marruecos constituyen el extremo occidental del mar Mediterráneo vía de comunicación estratégica de primer orden, por el tráfico de materias primas del norte de África y por los recursos tecnológicos procedentes de Europa, así como por constituir el eslabón, con el canal de Suez y el mar Rojo, que comunica los océanos Atlántico e Índico. Desde el tratado de Utrech, la diplomacia británica siempre ha considerado a Gibraltar un seguro en sus manos para evitar que España tuviera las dos orillas del estrecho y por lo tanto su control absoluto. No hay que olvidar que el factor esencial en la formación y conservación del Imperio Británico fue el control de los mares, bien para tener abiertas las rutas de comercio marítimo en situaciones normales, o para poder bloquear la acción militar de una potencia europea, si esta se convertía en una amenaza para el mantenimiento del equilibrio continental, como ocurrió con Napoleón. Esta concepción estratégica del control marítimo y mantenimiento de la libertad de navegación por todos los mares sería adoptada por los EEUU, una vez que Gran Bretaña pasó el testigo de potencia hegemónica mundial a su antigua colonia. Por ello y con arreglo a las hipótesis más peligrosas existentes, puede afirmarse que para Washington la mayor garantía de seguridad, en el Mediterráneo occidental, la proporciona una presencia compartida y pacífica en el estrecho de Gibraltar.

2º Los modelos socio políticos de ambos países son diferentes, en el norte un régimen de monarquía parlamentaria con amplias autonomías regionales, y en donde la transición política desde la dictadura no ha generado un sistema estable. Con un modelo económico liberal e industrializado además de contar con una población envejecida y estancada. Mientras que en el sur existe un régimen monárquico de carácter teocrático y feudal. Las instituciones existentes son sólo para consumo occidental, y con un modelo económico de país en vías de desarrollo e intervencionista en torno a palacio; una población joven, 25 años de media, un incremento demográfico que casi ha duplicado la población en los últimos 40 años. Este aumento de la población se ve agravado por la dificultad de generar empleo, así la fuerza de trabajo se aumenta pero no la capacidad para responder a la demanda, lo que origina una gran masa de jóvenes que a corto y medio plazo ven que sus expectativas personales son prácticamente nulas. Es decir, se está produciendo en el Magreb igual fenómeno que el que se produjo en la década de los setenta en varios países musulmanes, de Asia y África, y que fueron el caldo de cultivo para el estallido de las primeras revoluciones del integrismo radical. Una gran cantidad de muchachos sin porvenir alguno, por el fallo de las políticas de modernización implementadas por sus gobiernos que finalmente sólo se han planteado la represión, en lugar de la innovación, para parar las protestas y así poder conservar el status privilegiado que tienen las clases dirigentes. Algunos analistas no han querido ver que con demasiada frecuencia no ha sido el motor religioso el principal causante de las revueltas, sino a causa de unas condiciones sociales insufribles, que se vuelven inaceptables gracias al acceso a la información global que sí tienen estos desheredados.
3º La estabilidad de los dos países es un factor esencial para la estrategia de los EEUU en Oriente Medio y en su apoyo a Israel. Cuando uno de ellos tiene problemas internos, es preciso asegurar a toda costa la estabilidad del otro. Como sucedió en 1.975 cuando muere el general Franco y la transición española era una incógnita, los EEUU se aseguraron sus intereses estratégicos reforzando militarmente a Marruecos y organizándoles la “marcha verde” sobre el Sahara Occidental. En 1.981, después del 23 –F, se produce otra vez en España la incógnita sobre su evolución política. El Presidente Reagan vuelve a reforzar al sultán, permitiéndole apoyar un golpe militar en Mauritania y mirando para otro lado cuando Hassan II ocupa, rápidamente, el territorio del Sahara Occidental que les había correspondido por el tratado de Madrid y que abandonan al instalarse en el Poder la Junta Militar mauritana.
4º El buen entendimiento entre las dos orillas del mar Mediterráneo, es un factor de estabilidad regional para la UE. El Magreb que tiene en su conjunto una gran presión demográfica esta sometido, también, a los movimientos migratorios procedentes del África subsahariana. Europa en crisis y en armonización por la ampliación de la UE con los países del este no parece capaz de poder absorber el excedente de población existente hoy día en África. Parece evidente que la solución, a medio plazo, radica más en crear unos polos de desarrollo en determinados puntos de África situados de tal forma que la utilización de las riquezas naturales existentes resulte rentable, que permitir un éxodo masivo sobre el continente europeo.
5º Las relaciones de EEUU con España y Marruecos son estrechas pues a la superpotencia no le interesa que ninguna crisis bilateral pueda poner en riesgo la libre navegación por el estrecho de Gibraltar. España con su desarrollo industrial y con su entrada en la OTAN y en la UE, ha podido situar su alianza con los EEUU a un nivel más alejado de la tutela estratégica que tenía durante la dictadura, además de participar con soldados en la guerra de Afganistán o en el Líbano, sirviendo los intereses del amigo americano. Para Marruecos el saldo en los últimos 40 años ha sido mucho peor. Los intentos de integración regional han fracasado, el Sahara ha pesado como una losa para su desarrollo económico y político. Los saharauis no se han integrado sino que se han convertido en una resistencia contra la tiranía del sultán que ha minado el prestigio exterior del país por su violación sistemática del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos. Está debilidad creciente de la monarquía alauí la hace cada día más dependiente de los intereses de EEUU y de Francia. En ese sentido opera el tratado suscrito entre Rabat y Washington, el año 2004, por el que se crea una zona de libre comercio entre ambos países y que concede a Marruecos el status de aliado preferencial de los EEUU, lo que supone de hecho una dependencia estratégica global en beneficio de los intereses norteamericanos, y que se materializa con la posibilidad de establecer bases militares en la zona.
6º El control de los yacimientos petrolíferos, existentes entre las islas Canarias y el Sahara constituyen un factor esencial en el futuro de la región y en el desenlace de la invasión del Sahara Occidental por parte de Marruecos.
En definitiva, puede decirse que toda crisis que pueda surgir entre ambos países, a corto o medio plazo, va inevitablemente a sobrepasar el marco bilateral al haber demasiados intereses en juego. Mohamed VI intentaría en 2002 sondear el apoyo internacional que le prestaría su principal aliado, poco después de haberse firmado entre ambos países un tratado que reconocía el status de Marruecos como aliado preferencial de los EEUU, decidió ocupar el islote de Perejil. En esta ocasión el Departamento de Estado, Colin Powell, le aconsejaron que volviera a su sitio toda vez que el gobierno español se había mostrado resuelto a no admitir el expolio del islote. Quedaba patente que los presupuestos políticos validos durante la guerra fría habían quedado ya obsoletos y que una postura firme y respetuosa con el Derecho Internacional era el mejor camino para moderar las ambiciones territoriales del sultán.
Parte I de II
