Mártir Blanca de Lucia Ortíz (43)

Blanca de Lucia Ortíz (1875-1936) había nacido en Palma del Río (Córdoba), siendo hija única y su padre farmacéutico en dicha localidad, poseyendo una posición económica acomodada. El padre era agnóstico declarado –con fama de no tratar bien a su mujer que, por el contrario, era muy devota y conocida por llevar tal cruz con meritoria resignación–, al tiempo que liberal en política, que permitió que Blanca estudiara en Sevilla y Madrid, siendo una de las primeras mujeres de España en licenciarse en farmacia, tras de lo cual volvió a Palma del Río para hacerse cargo del negocio familiar. Blanca se casó con el juez de la localidad, bien que no tuvo hijos y enviudó en 1919 con 44 años; siempre llevó encima una fotografía de su difunto esposo.
Al contrario que su padre, Blanca siguió la estela de su madre, siendo siempre persona de extraordinaria piedad y devoción. Presidenta de la Acción Católica del pueblo, dedicaba grandes esfuerzos y recursos a obras de caridad. Era querida por muchos, pues en su farmacia facilitaba gratuitamente medicamentos a los pobres. Gran amiga del párroco del lugar, don Juan Navas Rodríguez-Carretero (también mártir), asistía a Misa y comulgaba diariamente. Al terminar la jornada rezaba el Rosario con sus empleados. Cuidaba especialmente del hijo pequeño del matrimonio que servía en su farmacia al que trataba y del que se preocupaba como al hijo que nunca tuvo.
Palma del Río quedó desde el primer instante en manos de las turbas del Frente Popular, cuyos militantes se entregaron al pillaje, el incendio y la detención de quienes arbitrariamente quisieron acusándoles bien de «fascistas» o «derechistas», bien por sus conocidas practicas religiosas; entre estos últimos estuvo Blanca. Tenía entonces 61 años.
Encerrados todos en la cárcel municipal, sobrevivieron como pudieron en medio de grandes calamidades, escaseces y humillaciones de parte de sus carceleros frentepopulistas.
El 21 de Agosto, Blanca fue sacada sola de la cárcel por un grupo de dichos milicianos, los cuales la llevaron a pie hasta el puente sobre el Guadalquivir paseándola por la población. Llegados a dicho lugar, Blanca fue desnudada, violada y cruelmente torturada llegando la saña hasta a cortarle los pechos, tras de lo cual la arrojaron al río, «hazaña» de lo que aquellos animales no dudaron en jactarse públicamente durante días por todo el pueblo. Su cadáver nunca fue encontrado.
PD.- Todos los detenidos en el pueblo, en numero de unos cincuenta, entre ellos el párroco ya citado, cuatro médicos y el juez, fueron también asesinados en esos mismos días fusilándolos.
NOTA.- Esta serie está dedicada a los mártires de la persecución anticatólica entre 1936 y 1939 del Frente Popular, coalición marxista-leninista revolucionaria formada por el PSOE, PCE, CNT, PNV y ERC.

La verdadera memoria histórica que el Frente Popular, que actualmente des-gobierna España, pretende ocultar con unas leyes “de la memoria” que no son ni “histórica” ni “democrática” y con las que han iniciado un perfectamente estudiado “golpe de estado legislativo” con el que pretenden alcanzar los objetivos que tenían, cuando buscaron la guerra civil en 1936.
Y que la derrota de 1939 les impidió consumar.
Y se levantó de su Tumba y nos dijo:
…Estáis tratando de ganar, parloteando como mujerucas, la guerra que perdieron vuestros abuelos, luchando con hombría….
…Respeté las canas y fusilé menos libertarias, que Hermanitas de la Caridad pasearon (y orinaron) ellas, pistola de 7,65 mm. en la nuca…
…ordené ejecuciones expeditas. Ustedes tuvieron que afrontar una muerte terrible pero limpia: cinco balazos en el corazón. Lo hicieron con una entereza que les honra. Pero nadie había torturado ni mutilado, antes, sus carnes.
…En mis prisiones a nadie se roció de gasolina y quemó vivo, nadie fue crucificado, nadie atado de brazos y piernas a cuatro camiones que lo descuartizaran, nadie sufrió castración y nadie fue obligado a marchar entre dos cuerdas de cuchilleros, con hoces, garrotas y guadañas, que los
convirtieran en piltrafas, arrojadas a un tajo, a pudrirse. En mis ciudades no funcionó ninguna checa. No hubo entre mis víctimas ancianos de 89 años ni se estranguló a maestras de 64…
…Sus peores crímenes habían sido colectivos, como el de Ronda, que Hemingway diera a conocer por todo el mundo…
…En Ronda, el fiscal militar llevó a sumarísimo a cientos de verdugos. Tuvieron una ejecución limpia, sin ninguna de las abominaciones que ellos habían infligido dos meses antes….
Hay que decir que su asesinato fue un asesinato masónico, tapado después por la propia Iglesia Católica con el pretexto de no ofender a los descendientes del delator masón, un médico socialista y masón con la cooperación de un farmacéutico, que procuró su asesinato, lo que hace sospechar que los que hacen uso de este pretexto para ocultar la identidad del médico socialista y masón sean también masones en el interior de la Iglesia. De aquellos polvos, estos lodos.
Doña Blanca tenía una posición económica y social acomodada pero no se puede decir ni de lejos que fuera una terrateniente ni que poseyera grandes propiedades, como era el caso de algunas familias de esa localidad de Palma del Río (Córdoba). El motivo de su asesinato era porque era la presidenta de Acción Católica en la localidad, al igual que la también Mártir Dñª Victoria Díez, lo era de la localidad de Hornachuelos donde también fue violada y asesinada.
Para justificar su asesinato en medios marxistas durante la Transición se dijo que en la rebotica de su propiedad permitía que el mancebo de su farmacia, que era falangista, celebrara allí las reuniones de Falange a falta de sede, sin embargo las reuniones eran de Acción Católica no de Falange. Después se dijo que había envenenado a dos niños, del mismo modo que al proclamarse la República para provocar los asaltos a los conventos se dijo igualmente la falsedad de que las monjas entregaban caramelos envenenados a los niños. La realidad es que la farmacéutica solía tener regaliz para dar a los niños, y a cambio les enseñaba a presignarse y a rezar el Padre Nuestro, verdadero motivo para ser señalada por el médico socialista y masón para ser asesinada, ya que a Dñª Blanca no se le conocía adscripción política ni que hubiera asistido a mitin alguno de ningún partido.
Fue un médico socialista y masón con la cooperación de un farmacéutico resentido por rivalidad económica quien dio indicación para matar a Dñª Blanca y a los médicos del pueblo.
El nombre de este médico socialista y masón se omite de las fuentes eclesiales con el pretexto de:
«Omitiremos su nombre, aunque en su día se publicó, por respeto a sus descendientes.»
No sé dónde está el respeto a los descendientes, salvo que ellos fueran también cómplices de lo que hizo su ascendiente , nadie es responsable de los actos de otro, por muy pariente que sea.
También se suele omitir el nombre de los asesinos que perpetraron el asesinato, con el mismo pretexto:
«Existe una lista en la que figuran los nombres de los que participaron directa o indirectamente en la muerte de los asesinados en Palma durante el dominio de la extrema izquierda, que no citaremos por respeto a sus descendientes».
Así se le hace el juego a los asesinos.
Entre las personas que murieron a manos de las hordas rojas, -más de 60 en aquellos dos día infames de agosto de 1936-, figuraban cuatro médicos, el juez, el empleado de la oficina de Correos, el párroco D. Juan Navas, único sacerdote que quedaba en el pueblo, porque los demás, obedeciendo órdenes eclesiásticas, se habían marchado. A este respecto existen datos espantosos, como el de don Francisco Muñoz, que herido, pudo refugiarse en su casa y fue sacado de ella en grave estado y fusilado a los quince días; algo parecido le ocurrió a D. José Dugo Hens, a quien hirieron en la clavícula y en el pecho, dándole por muerto, y a los quince días fue asesinado en su cama, a cuchilladas, en presencia de su anciana madre. También mataron al médico don José Reyes Hens, primo del anterior. Hubo quien murió gritando “¡Viva Cristo Rey!”, como don Antonio López Pérez, y la farmacéutica doña Blanca de Lucía Ortiz, que dio pruebas de gran entereza ante los criminales y murió pronunciando el nombre de Cristo. Cuando la desnudaron en el puente para violarla, martirizarla y arrojarla después desde el puente con una piedra al cuello al río Guadalquivir, le cayeron al suelo dos estampas de su pecho; una de Jesús Crucificado, y otra, de la Virgen. Estas estampas fueron recogidas al día siguiente por una familia que las ha conservado en su casa mucho tiempo.
Quisieron obligarla a que renunciara a su fe y no lo consiguieron. Los mismos que la torturaron se vanagloriaban después e iban pregonando por el pueblo lo que habían hecho con ella.
Durante muchos años hubo en el puente desde donde fue arrojada al río una placa que recordaba su martirio, con esta inscripción:
“Caminante, esta cruz te recuerda el sitio donde fue vilmente asesinada por las hordas marxistas doña Blanca de Lucía y Ortiz. Recuerdo de tus ahijados” ,
pero fue quitada para hacer desaparecer toda memoria histórica.
La gente, cuando pasaba por allí, se persignaba.
Con toda la maldad y dolo del mundo el Masón de Zapatero en representación de la Sociedad Secreta y del PSOE, valga la redundancia, con la complicidad del resto de Grupos políticos, incluido el voto llamado por los tontos «útil» del PP, promulgaron la Ley de Desmemoria, Falsificación y Manipulación Históricas, para tapar estos crímenes a la par que magnifican otros de mucha menor entidad fuera de su contexto (como el fusilamiento del médico socialista y masón y del farmacéutico rojo), y engañar a los incautos. Como en la Antiguedad los Reyes y Emperadores hacían borrar todo vestigio de sus enemigos, para que nunca se tuviera constancia ni de su existencia.
Es la gran falsificación histórica con la que a día de hoy se vuelve a asesinar a los Mártires, pero esta vez con la complicidad de las Autoridades y de la propia Iglesia que ha hecho lo que no hicieron los mártires ni aun sometidos a los peores suplicios: apostarar y renegar de la Verdad de su Fe.
Solo nos queda rezar por nuestros mártires y que ellos se acuerden de nosotros.
La Iglesia española NUNCA ha estado a la altura de sus mártires, es una Iglesia apóstata, cobarde, masónica en una mayoría y conchabada con todos los partidos parlamentarios actuales, globalistas y también de corte masónico.
Conferencia Episcopal que, conociendo los crímenes del PSOE actual, los 1.300 asesinatos reales y verdaderos del Expediente Royuela, NO SE ATREVE a denunciarlos por cobardía.
La Memoria Histórica, la verdadera de crímenes, asesinatos, violaciones y torturas perseguirá al PSOE, al PCE y Podemos, a sus colaboradores del PP y los asesinos del PNV.
Referente a este partido globalista, corrupto y masónico en 1936 estaba al frente de la mal llamada Gobernación del País Vasco y coaligado con los partidos marxistas de la época, pues bien, este PNV cobarde estaba a cargo de los barcos -prisión fondeados en el puerto de Bilbao.
Mi tío José María se encontraba en el Cabo Quilates. Tuvo la suerte de sobrevivir. Durante meses la única comida que le daban eran cáscaras de frutas y sobre todo de naranjas. TODOS, absolutamente TODOS los días, le sacaban a él y a sus compañeros a fusilar. Había días que fusilaban a algunos y otros que, después del simulacro los volvían a encerrar.
Democracia histórica de este PNV cobarde.
Recuerdo que siendo muy niño y yendo al colegio con mi madre, esta me señaló un hombre de mediana edad que había sido el jefe de los carceleros del Cabo Quilates. Mi madre, señalándole, me dijo «Este es el que torturaba a tu tío José María. Por no se que razón, el asesino y torturador no fue ni encarcelado, ni fusilado.
Quizás la razón es porque nosotros no somos como ellos. Gracias a Dios.
Íñigo Caballero
Donostiarra y carlista desde que nací
Los hechos son, que los
Leer estos testimonios, sobre las fechorías que los hijos adoptivos de Satanás cometen en este mundo, me causa una profunda desazón; aunque considero un deber hacerlo.
En mi opinión, estos hechos luctuosos deben divulgarse a los cuatros vientos sin descanso. La mayoría de la gente (especialmente, la más joven), no tiene ni una somera idea sobre nuestro auténtico pasado histórico. En este caso, no muy lejano todavía.
Espero que no sea aplicable a España, la muy conocida y tergiversada frase de Santayana:
«Los [pueblos] que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo.»
(El añadido entre corchetes, es el falseamiento más simple y habitual, pero la expresión permanece plena de significado)
Después de la guerra se instauró una hipocresía, que son los que se han repartido el estado,