Mártir Francisco Castelló Aleu (69)

Francisco Castelló Aleu (Alicante 1914 – Lérida 1936). Sus padres, que eran de Lérida, se trasladaron por cuestiones laborales a Alicante a finales de 1913, pero pocos meses después de la llegada a la capital alicantina el padre murió repentinamente, de forma que la madre, Teresa Aleu, y sus tres hijos, regresaron a Lérida. Era una viuda joven, con gente muy pequeña a su cargo para atender. Estudió Magisterio, e ingresó como maestra en la enseñanza pública, lo que la llevó por distintos pueblos de la región.
Francisco Castelló era inteligente y muy piadoso, devoto de la Santa Misa y de la Virgen María, dispuesto siempre a ayudar al prójimo. En 1929, cuando tenía tan sólo 15 años, murió su madre quedando los tres hermanos huérfanos: «La madre nos ha dejado pero María, la Madre del Cielo siempre estará con nosotros». Fueron acogidos por su tía María, hermana de su padre, pudiendo Francisco continuar sus estudios de bachillerato. El apoyo de la tía hicieron posible los estudios universitarios de Francisco. Su relación con los jesuitas, que habían vuelto a Lérida en 1925 tras su anterior expulsión, así como su capacidad para los estudios, le propiciaron una beca en el instituto Químico de Sarriá, centro universitario de los jesuitas, trasladándose dicha localidad de Barcelona donde conoció y se apoyó en el joven jesuita, padre Galant, que estudiaba también en el centro, ingresando en la Congregación Mariana de Barcelona siendo muy activo en las obras apostólicas y sociales que esta desarrollaba en el patronato obrero del barrio de la Sagrada Familia.

En 1933 el gobierno republicano clausuró todos los centros docentes de los jesuitas y los expulsó del país, pero el padre Galant consiguió llevárselo consigo a Oviedo a continuar los estudios licenciándose en ciencias químicas con 20 años, volviendo a Lérida encontrando enseguida trabajo en la Casa CROS, S.A. recién instalada en la ciudad condal.
En Mayo de 1936 conoció a Mariona Pelegrí con la que se ennovió; era la cuarta de siete hermanos de una familia muy católica de El Soleràs (Garrigues) militante de la Acción Católica, muy piadosa, seria y tímida.
Francisco Castelló ingresó en la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña y formó parte del grupo Pleyan de Puerta, presidiendo la sección de piedad. Participó en la enseñanza nocturna a los obreros que por razón de su trabajo se veían privados de acudir a la escuela. Con el sueldo que ganaba atendió siempre a las dificultades económicas de sus compañeros del trabajo y de muchos trabajadores.

El día 1 de Julio de 1936 se incorporó a filas por corresponderle por edad, pero el día 21, conocida su actividad católica, fue arrestado y llevado a la prisión militar de la Seu Vella, entonces hecha cuartel, donde estuvo hasta el 12 de Septiembre en que fue trasladado a la prisión civil. Durante este tiempo sus familiares y amigos hicieron numerosas gestiones para conseguir su liberación, pero no lo consiguieron. Incluso un pariente de uno de los líderes frentepopulistas de Lérida le prometió la libertad a cambio de un escrito de apostasía a lo que Francisco Castelló se negó de forma categórica y rotunda.
El 29 de Septiembre, fue sacado y llevado ante un tribunal popular. En un primer instante fue acusado de «fascista», ante lo cual se defendió alegando que nunca había militado en partido político alguno. Pero luego, cuando fue acusado de católico, lo asumió plenamente: «Sí, soy católico». El presidente del tribunal le invitó a rectificar a lo que se negó y, muy al contrario, contestó que si mil vidas tuviera, todas las ofrecería por Cristo.
Condenado a muerte –con otros seis compañeros–, fue retenido en el calabozo de la Paeria hasta la hora de la ejecución, que tuvo lugar esa misma noche. Fue en esta intensa espera cuando escribió las tres cartas que han dado la vuelta al mundo. Una a sus familiares, otra a su prometida Mariona Pelegrí y la tercera al jesuita padre Galant. Fue fusilado esa noche. Tenía 22 años.
Texto de la carta a su novia:

“Querida Mariona: Nuestras vidas se han unido y Dios ha querido separarlas. A Él ofrezco, con toda la intensidad posible, el amor que te tengo, mi amor intenso, puro y sincero.
Siento tu desgracia, no la mía. Siéntete orgullosa, dos hermanos y tu prometido. Pobre Mariona…
Me ocurre una cosa extraña: no puedo sentir ninguna lástima por mi suerte. Una alegría interna, intensa, fuerte, me invade totalmente. Querría hacerte una carta triste de despedida, pero no puedo. Estoy totalmente envuelto de ideas alegres como un presentimiento de la Gloria.
Querría hablarte de lo mucho que te hubiera querido, las ternuras que te tenía reservadas, de lo felices que hubiéramos sido. Pero para mí todo esto es secundario. He de dar un gran paso.
Una cosa debo decirte: cásate si puedes. Yo desde el cielo bendeciré tu unión y a tus hijos.
No quiero que llores, no quiero. Siéntete orgullosa de mí. Te quiero.
No tengo tiempo de nada más”.
Francisco»
NOTA.- Esta serie está dedicada a los mártires de la persecución anticatólica entre 1936 y 1939 del Frente Popular, coalición marxista-leninista revolucionaria formada por el PSOE, PCE, CNT, PNV y ERC.

La Historia de España que todos los españoles tenemos el deber de conocer es que Nuestros Mártires en la Guerra Civil dan testimonio de los hechos en 1936.
Gracias.