Mártir Isidro Fernández Cordero (66)

Isidro Fernández Cordero (1895-1936). Nació en Murias (Asturias), hijo de Buenaventura Fernández Méndez y Florentina Cordero Suárez, siendo el tercero de cinco hermanos, educados todos en una profunda religiosidad.
Isidro Fernández se casó con Celsa García en 1922; él tenía 28 años y ella 25. Tuvieron siete hijos. De ellos, tres fueron religiosos. Tenía, con su mujer, un comercio mixto –con bar incluido–, pero con la llegada de su numerosa familia Isidro se vio obligado a solicitar trabajo como minero en la Hullera Española. Era tesorero de la Adoración Nocturna.
EL 24 de Julio de 1936, por la noche, se presentaron en su casa varios milicianos frentepopulistas interrumpiendo la cena de la familia, manifestando que Isidro debía presentarse ante el Comité del Frente Popular de la localidad. Llegado ante él, fue acusado de ser «un rezador», quedando encarcelado en la que había sido Sala de Guardia de la Adoración Nocturna, estancia en la que había pasado tantas noches velando al Santísimo. Pasados unos días, fue liberado de manera provisional, bien que con la condición de que cuantas veces se lo requirieran debía presentarse ante el Comité; caso de no hacerlo su familia sufriría las consecuencias según le advirtieron con toda claridad.
A primeros de Agosto, Isidro Fernández, que se había marchado a una cabaña en el monte llamada La Brañella, pensando que allí pasaría desapercibido, recibió la visita de su hermana Jesusa, quien le comunicó que debía presentarse ante el Comité de Nembra. La hermana, temiendo por él, le aconsejó que no lo hiciera y que escapara, pero Isidro, temiendo a su vez por su familia se negó «Si no me presento, se vengarán con mi familia. Siempre nos han acusado de ser unos carcas y unos rezadores, por lo que se ve el único delito del que nos acusan es de ser católicos, y esto es un honor para nosotros. Delitos no tenemos ninguno, por lo tanto, nada nos pueden hacer, y de esta manera salvamos a nuestra familia de las molestias o escarnios que quisieran hacer. Dios sabe por qué nos tiene aquí y en sus manos estamos; si Él lo permite, por algo será».

Estuvo preso dos meses y diez días en los que intensificó siempre que pudo el tiempo dedicado a la oración. En algún momento pudo recibir visitas de sus hijos y de su mujer. Cuando una de sus hijas le dijo preguntó «¿Por qué no te escapas?», Isidro contestó: «No puedo, y además, soy testigo de Jesucristo. Tenéis que perdonar a todos como yo les perdono. De corazón. Se lo dices a tu madre y a tus hermanos». El día antes de ser asesinado le dijo a su hijo Darío: «Dile a tu madre que, si quiere, que vaya a Gijón a hablar con el Comité Provincial, pero que ya no hay nada que hacer. A Segundo (otro preso) hace dos días que le han sacado, y no sabemos si vive. Hoy espero que me saquen a mí. Este beso es para tu madre y para tus hermanos también. Ya no nos veremos más. Dile también que no llore, porque somos mártires, nos persiguen y abofetean como a Jesucristo. Rezad mucho por nosotros. En el cielo nos veremos».
Efectivamente, al día siguiente, 22 de Octubre de 1936, por la noche, Isidro Fernández, junto con otros dos y un sacerdote, fueron llevados al campo donde fue apaleado, degollado con un cuchillo dejando que se desangrara poco a poco y, finalmente descuartizados; mientras se desangraba unas milicianas que tomaban parte activa en la carnicería recogían su sangre para, según decían, hacer con ella «morcillas para los carcas». Tenía 41 años.
NOTA.- Esta serie está dedicada a los mártires de la persecución anticatólica entre 1936 y 1939 del Frente Popular, coalición marxista-leninista revolucionaria formada por el PSOE, PCE, CNT, PNV y ERC.

Estos abyectos asesinos, y estas repugnantes milicianas, han sido elevados a los altares laicos de la democracia por la infame ley 52/2007 y prosigue su proceso de canonización y blanqueo con la nueva ley en ciernes, de “la memoria democrática”