Mártir Marino Blanes Giner (99)

Marino Blanes Giner

Marino Blanes Giner (Alcoy 1888 – 1936) Sus padres, Jaime Blanes Reig y Josefa Giner Botella, le educaron en un ambiente muy católico de gran raigambre religiosa. En 1913, con veinticinco años, contrajo matrimonio con Julia Jordá Lloret, que tenía veintidós años. Matrimonio y familia muy religiosa, tuvieron nueve hijos; cuatro de ellos pudieron dar testimonio directo sobre su vida cuando se instruyó su proceso de beatificación.

Marino Blanes perteneció a la Asociación de la Doctrina Cristiana, fue Terciario de San Francisco, miembro del Santísimo Viático, de San Jorge, del Niño de Jesús del Milagro, de San Juan de Dios y presidente de la Adoración Nocturna, miembro también de las Conferencias de San Vicente de Paúl, de la Escuela de Cristo, de San Mauro, de Santísima Trinidad, de San Antonio, del Apostolado de la oración, de la Virgen del Carmen, de la Virgen de los Desamparados y de otras, y fundador del Centro Instructivo Católico. Todo lo anterior en Alcoy. Colaboró muy estrechamente con su párroco en la catequesis a los niños y jóvenes. Solía ir los domingos a las masías de las aladeas circundantes a Alcoy a enseñar el catecismo a sus moradores; también solía ayudar a las hermanas que prestaban asistencia en el Hospital Oliver para el aseo personal de los enfermos.

Marino Blanes trabajó como empleado del Banco Español de Crédito y fue durante algún tiempo concejal del Ayuntamiento de Alcoy.

Su ayuda a los necesitados llegó al extremo de la quiebra: «Su madre Josefa Giner, le montó un negocio de curtidos de cuero… negocio que fue a la quiebra porque muchos zapateros acudían a él en demanda de género, aludiendo que ya le pagarían luego, pues estaban necesitados de género y precisaban las materias para salir adelante, y el todo corazón les servía, produciéndose lo inevitable: el cierre. En el mismo local, su madre le volvió a montar un comercio de comestibles y nuevamente se vio abocado a la quiebra» (Declaración de un sobrino).

Los domingos  Por la intensa actividad apostólica que realizaba y por haber impedido la quema de la iglesia de San Mauro era considerado por los enemigos de la Iglesia como un católico ferviente, por ello lo arrestaron y asesinaron.

Instaurada la II República con lo que comenzó ya descaradamente la persecución anticatólica, y hasta el inicio de la guerra, son múltiples los testimonios de familiares y vecinos que acreditan su firmeza en la Fe, en dar testimonio de ella y en evitar especialmente la profanación de iglesias:

  • «Durante la República del 31 al 36 mantuvo su postura de católico convencido a pesar de los peligros que le pudieron sobrevenir».
  • «Al iniciarse la República notamos cierta hostilidad en el ambiente de nuestro apostolado, pero él mantuvo sus actividades catequistas».
  • «Mi padre cuando vino la República y la persecución religiosa permaneció firme en sus convicciones hasta el punto que cuando el peligro iba creciendo se consideraba no buen cristiano sino era perseguido».
  • «Cuando vino la República del 31 al 36 conservó su temple apostólico, llegando a quedarse en el interior tanto del Patronato como de la Iglesia de San Francisco y de San Mauro para defenderlas de posibles ataques».
  • «Tuvo gran interés en cuidar por la seguridad de las iglesias». Del mismo modo declara un testigo de oficio, y compañero de apostolado del Beato: «Durante la República continuó sus actividades apostólicas conservando su ánimo decidido en la defensa de lo cristiano».

Conforme a lo dicho, en una memorable ocasión que fue motivo de amplia difusión entre la población de su pueblo, Marino Blanes impidió la quema de la iglesia de San Mauro y San Francisco: «Cuando regresaba a su casa después de echar una carta al correo encontró en la puerta de San Francisco 12 botellas de gasolina y otra para hacer de mecha, alarmado llamó al vigilante e intervino la policía con lo que se frustró la perversa tentativa. Al día siguiente un periódico anticlerical publicaba un cuentecito diciendo: «¿Marino, no dice Ud. que el salir de noche es pecaminoso?».

Iniciada la contienda, ni que decir tiene que era persona especialmente fichada y odiada por los militantes del Frente Popular, a pesar de lo cual, de lo que él era totalmente consciente: «Al estallar la revolución de 1936 insistían en que se escondiese, pero él repetía: «nunca hice mal, sino bien, luego no tengo motivos para esconderme»».

El 21 de Julio de 1936, es decir, a penas tres días tras el Alzamiento, Marino Blanes fue detenido por una turba de milicianos frentepopulitas que asaltaron su domicilio, siendo conducido al Ayuntamiento: «Al verle entrar el cabo de la guardia municipal dijo «Ya está aquí el de la gasolina». Entonces mi padre exclamó: «Ya no me salvo»». Del Ayuntamiento fue trasladado a la cárcel municipal donde estuvo siete semanas.

En la noche del 7 al 8 de Septiembre, habiendo soportado con serenidad el calvario de aquellos meses de encierro en manos de sus carceleros, fue llevado a lugar todavía hoy desconocido y asesinado: «En la noche del 7 al 8 de Septiembre de 1936 nos despertamos todos mis hermanos a las tres como si presintiéramos alguna cosa desagradable y nos pusimos a rezar, y al día siguiente cuando mi hermano Marino fue a llevarle el desayuno a las 9 de la mañana, le dijeron que el Gobernador de Alicante lo había reclamado y después fuimos a buscarlo a la misma cárcel y nos dijeron: «Anoche le dimos libertad». Su cuerpo nunca fue encontrado. Tenía 48 años.

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NOTA.- Esta serie está dedicada a los mártires de la persecución anticatólica entre 1936 y 1939 del Frente Popular, coalición marxista-leninista revolucionaria formada por el PSOE, PCE, CNT, PNV y ERC.


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