Memoria de Podemos.
El marxismo de siempre. En Octubre, personaje tan poco mediático, tan anodino y pasado de moda antes de nacer, protagonizó una algarada –ahora «escrache»— a Rosa Díez en la Complutense, aquella marxista socialista que al quedarse sin sillón sociata quiso ser cabeza de ratón y acabó en nada, ni de león ni de roedor.
Ascenso vertiginoso. De la nada al todo. Un auténtico misil. Nada por aquí, nada por allá y… aquí están. Nos referimos a los podemitas, a la nueva cara, a la nueva marca del marxismo totalitario comunista y revolucionario de siempre.
En 2010, a Pablo Iglesias no lo conocía ni el tato. Apenas era un coletas con labia que intentaba hacer pinitos televisivos en una cadena, por llamarla de alguna forma, también desconocida, «Tele K», en un programa igualmente fantasma denominado «La tuerca».
En Octubre, personaje tan poco mediático, tan anodino y pasado de moda antes de nacer, protagonizó una algarada –ahora «escrache»— a Rosa Díez en la Complutense, aquella marxista socialista que al quedarse sin sillón sociata quiso ser cabeza de ratón y acabó en nada, ni de león ni de roedor. Al coletas aquello le vino bien; pero al tiempo es el primer indicio que tenemos de que la cosa estaba más que preparada y dispuesta, porque ni él, ni ella, ni el hecho, merecían el despliegue informativo que se le dio; algo olía a podrido ya entonces.
El 15 de Mayo del año siguiente, comienzan a plantarse en la Puerta del Sol las jaimas beduinas en las que se instalan múltiples representantes del lumpen de nuestra sociedad, con el beneplácito de todas las autoridades del momento, tanto las gubernamentales, marxista socialistas con el intrigante y siniestro Rubalcaba a la cabeza, como las municipales, liberales peperos siempre malos aprendices de brujo; y es que los extremos se tocan: unos para tocar las narices a los otros, y los otros pensando que con ello tocaban las narices a los unos, cuando en realidad se la tocaba a ellos mismos. Por cierto, cadena tan difícil de calificar como Intereconomía fue líder, no en audiencia –que puede que fuera lo que quisiera–, sino en horas de retransmisión de aquel evento.
El caso es que durante dos meses y medio no hubo quien pasara por Sol lleno de pises y poses, de malos olores, de engendros y zombis. Pero de tal sarao, al que de nuevo los medios dedicaron incontables horas, surgió un embrión de algo aún irreconocible, estructurado en forma de «círculos» (¿?). De nuevo aquello fue porque alguien lo había diseñado y lo impulsó. Algo olía a podrido ya entonces.
En Abril de 2013, en la sede del sindicato marxista comunista soviético —«comisión» en ruso se dice «soviet»–, organización sindical de clase y de ideología revolucionaria en la que trabaja la madre del coletas, su hijo protagonizó un acto en memoria del marxista comunista revolucionario bananero Hugo Chávez, como todos los de su calaña de infausta memoria.
Y unos días después, el coletas aparece en… Intereconomía, cadena teóricamente de la derecha más derecha, en una tertulia a cara de perro con Jiménez Losantos el cual, a pesar de sus luces incuestionables, no logró mojarle la oreja a su contrincante porque había olvidado las técnicas dialécticas marxistas de las que el coletas hizo y sigue haciendo gala cual alumno aventajado, todo hay que reconocerlo. ¿Qué interés tenía esa cadena en dar la palabra a tal individuo, o sea, a los que nunca hay que dejar hablar, o mejor decir rebuznar? ¿Y Losantos en debatir? Algo olía a podrido ya entonces.
Y llega Enero de 2014 y se produce la eclosión del «alien»: la presentación del manifiesto fundacional de PODEMOS cuya idea fuerza era muy concreta: «convertir la indignación en cambio político»; lo del «cambio», como siempre, más que trasnochado. El bicho había nacido. El ente lograba darse forma a sí mismo. Y lo hacía porque siempre había estado vivito y coleando, bien que contenido para no espantar, en el marxismo que llevaba varias décadas aparentemente desaparecido, dormido, bajo la forma del PSOE aburguesado y liberal carente de toda identidad ideológica y política, y en el PP demócrata-cristiano –a esta última palabra quítenle todas las letras que quieran– y también, y aún, más liberal, ambos protagonistas de un sistema corrupto y corruptor como es el régimen del 78 en el que los extremos, el capitalismo feroz y el totalitarismo marxista, se han tocado por fin, como no podía menos de suceder. Algo olía a podrido ya entonces.
En Marzo de 2014 se acelera el crecimiento del bicho con las elecciones europeas en las que, aun siendo la marca Podemos una nada, todos, pro y contrarios, conocían ya al coletas; entre otras cosas porque el PP liberal-demócrata-«cristiano» admitió que la Junta Electoral Central cometiera una grave irregularidad e ilegalidad permitiendo que en la papeleta podemita en vez del logo obligatorio del partido fuera… la fotografía de Pablo Iglesias. Así se llegó a que Podemos obtuviera cinco eurodiputados y cerca de un millón doscientos mil votos. Algo olía a podrido ya entonces.
En Noviembre de 2014 la euforia protagoniza la primera asamblea general podemita en la que, cómo no, surge el primer choque de egoísmos, de ambiciones y… de traiciones. De la pelea barriobajera, según los más ancestrales usos del lumpen, sale derrotado Echenique y triunfante el coletas; bien que éste no hace sangre porque aún le dura la sorpresa de que alguien pueda pretender desplazarle a él, nada más y nada menos que a él, el nuevo Lenín, el Stalin redivivo. Ya nada olía a podrido, porque todo estaba claro.
Entre Marzo y Mayo de 2015, Podemos es ya una realidad incontestable que, como cuervo criado por PSOE y PP, o sea, por el régimen y sistema, saca los ojos a ambos convirtiéndose en la tercera fuerza en Andalucía con quince diputados y casi un 15 por ciento de votos, y con la ayuda del marxismo socialista se hace con las autonomías de Aragón y Baleares y las alcaldías de Madrid, Barcelona, Cádiz, Valencia y un sin fin de otras capitales de provincias y pueblos. El bicho ya no es un bicho, es un feroz dragón que no tarda en escupir fuego por sus múltiples bocas, tantas como sucursales aparentemente independientes tiene. En Septiembre de tal año como «Cataluña Sí que es Pot» y con ICV en su seno, logra once escaños en el «parlament».
Pero lo mejor llega en Diciembre, cuando se convierte en la tercera fuerza en el Congreso con sesenta y nueve escaños y un 20 por ciento de votos; su irrupción en tan «sagrado» lugar dará ocasión de contemplar al poco escenas cutres, demagógicas, penosas y casposas como la de Bescansa dando de mamar a su hijo, al cual no tiene reparos esa cabecita cuya cara lo dice todo de manipular en aras de satisfacer su megalomanía y rara mentalidad, al igual que muchos alcaldes y concejales podemitas habían hecho meses antes arrojando al aire sus bastones y símbolos de mando al tomar posesión de sus cargos, sin duda en buena medida eufóricos porque nunca pensaron ni en sus más chutados sueños llegar a tanto, ni jamás se imaginaron que España y los españoles fuera a caer tan bajos de auparles a ellos, al lumpen, tan alto.
Durante 2016 asistimos al engreimiento de unos don nadie, que se desmelenan por aquí, allá y acullá, que enaltecen a Otegui, que se quejan de la «dispersión» de los asesinos etarras, que intentan derribar a Rajoy –lo cual no hubiera estado mal– mediante pactos engañosos con Sánchez, que todo lo manipulan y retuercen, que en todo dan la nota dejando ver sus vergüenzas, que donde van ponen de manifiesto su nula educación, su ignorancia, estulticia, estupidez, que cuando hablan sube el pan y cae la Bolsa, que se creen que discursean y sólo rebuznan, todo ello, como corresponde a la chulería barriobajera de siempre con una audacia digna de la ambición de poder totalitario que les caracteriza y se nota por mucho que algunos de ellos, ahora, pasada la cogorza, la quieran volver a ocultar.
Tras merendarse Podemos a Izquierda Unida, que desaparece materialmente en su hedionda barriga, en Junio de 2016 vuelven a lograr, en la repetición de las elecciones, setenta y un escaños y el 21 por ciento de votos, y con ellos a sostener la tercera posición en el Congreso.
El año 2017 fue para el monstruo de mareos, titubeos, borracheras, vómitos, resacas, caídas, peleas y deambular entre Vista Alegre II, la purga de Bescansa y Errejón, el cambio en la cama del coletas de Tania por Irene –como buenos comunistas con ello fue también el cargo– y, sobre todo, sus desatinos con la revolución separatista en Cataluña y el mini-155 que les ha costado las primeras rencillas serias.

Entre tanto, el monstruo, ese engendro salido y formado por el lumpen que España, como toda nación tiene –con la única diferencia de que aquí se le deja salir de las cloacas, se le pone al mando y se le paga– no ha dejado de dar escándalos a diestro y siniestro: financiación venezolana e iraní; Monedero con medio millón de euros intentando guardarlos en un calcetín maloliente –mientras Hacienda echaba y sigue echando ambientador a espuertas–; la beca de Errejón; el pelotazo del piso «social» del «ilusre» senador –ahí es nada– Ramón Espinar; el «caso» del marido de Carmena que alzaba bienes para no tener que pagar a sus empleados; Echenique que tampoco pagaba o pagaba en negrísimo a su asistente; el Open de tenis madrileño de Sánchez Mato y Celia Mayer imputados por malversación, prevaricación y delito societarios; Rita Maestre asaltando capillas; Monserrat Galcerán y sus okupas; Jorge Lago aflorando 900.000€ y doce inmuebles; Andrés Bodalo atizando materialmente a un concejal socialista y a una heladera de Huelva por no secundar una huelga en 2002; los «chistes» de Guillermo Zapata, el orco… y lo que te rondaré morena.
¿Una estrella fugaz y como tal desaparecerán? No, dado el lamentable estado de nuestra sociedad, si han llegado tales elementos a dónde están lo han hecho para quedarse, pues son como las garrapatas. Y dense cuenta de lo que buscan: provocar el enfrentamiento para a río revuelto ganancia de pescadores, que es de lo que viven. ¡Alerta!
