Motivaciones profesionales de los oficiales de carrera
Muchos oficiales consideran que su carrera no es solo un trabajo, sino que cubre una misión especial. Dado que la sociedad civil y sus líderes políticos dependen tanto del consejo y la competencia de los oficiales de carrera, se produce una fuente de tensión ya que se da preferencia a los valores comerciales y económicos y al éxito en los negocios, incluso con la cultura del pelotazo, impensable e imposible en el ámbito militar.
La selección de la carrera militar, como la de cualquier carrera, supone la interrelación de oportunidad más un complejo de factores sociales y de personalidad. En cierto sentido, según Janowitz, decir que la elección de la carrera militar es mediocre, es la expresión de una ideología liberal que sostiene que, dado que la guerra es esencialmente destructiva, las mejores inteligencias se sienten atraídas a empresas más positivas. Esto, aunque personalmente no lo creo, pudiera haberse producido en el pasado con un pequeño porcentaje de profesionales, en la década de los cincuenta y sesenta, pero no a partir de entonces en el que se instauraron unas oposiciones en las que se exigía, incluso en algunas promociones, el curso de primero de Ciencias físicas. Actualmente el ingreso en las Academias superiores de los Ejércitos obliga a tener una media de selectividad muy por encima de cualquier carrera civil que se quiera realizar amen de una preparación física y sicológica por encima de la media de los jóvenes españoles.
Existe, más bien, la opinión entre los educadores de que el nivel intelectual de los que ingresan en la profesión militar como futuros oficiales de carrera a través de las distintas formas, promoción interna y directa, reflejan los criterios efectivos y adecuados a la realización de una Ingeniería y que en cualquier concentración extensiva de alumnos los futuros oficiales se encuentran en el extremo superior del continuo de inteligencia. Se puede afirmar que el cociente de inteligencia medio de los cadetes ha sido y es significativamente más alto que el de alumnos de nuevo ingreso de las Universidades, según nos demuestran los resultados y porcentajes de alumnos que finalizan sus carreras en la vida civil.
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La investigación empírica directa de los motivos para elegir la carrera militar se llevó a cabo por el equipo de investigación formado por Rafael Martinez Martinez, con la colaboración de Jaume Magre, Jordi Calvet y Antonio M. Diaz de la Universidad de Barcelona en 2003, y publicado en 2004, con una muestra de 32 centros y 3700 alumnos de todos los alumnos de las Academias de Oficiales y Suboficiales y Ejércitos.
Es insoslayable preguntarse en sociología militar, al igual que en la medicina, la distinción entre institucionalismo y ocupacionalismo. “Una institución, según Moskos y Wood, cit. http://www.cidob.org, se legitima en términos de valores y normas, es decir, de un objetivo que trasciende el interés individual a favor de un bien presumiblemente más alto” mientras que “el modelo ocupacional implica la prioridad del propio interés del individuo sobre el de la organización que lo emplea”. Sobre la base teórica de esta diferenciación, los autores definieron cinco grupos principales en torno a dos ejes que vienen dados estadísticamente. Los grupos resultantes fueron los siguientes:

La dicotomía vocación/profesión, tabla 2 y, por otro lado, la dicotomía satisfacción/insatisfacción respecto a sus expectativas de ingreso, tabla 3, fue la siguiente:


A la vista de las estadísticas, es necesario realizar dos preguntas: ¿no se tratará, la elección de la carrera militar y la eficacia de los individuos en ella, de una cuestión de motivación, más que de simple inteligencia?¿No podría ser que la motivación subyacente de una carrera militar fuera la de encontrar una vía no competitiva y protegida que lleve al logro de ambiciones limitadas para algunos?.
En relación con la primera pregunta la elección de la carrera militar es para la mayoría una elección muy importante en la que las personas piensan que les ofrecerá las recompensas y gratificaciones que desea.
Para tales personas la carrera militar tiene connotaciones de “vocación”, con cierto sentido de misión. Representa un rechazo deliberado de lo que se consideran horizontes prosaicos y limitados al mundo de los negocios. En las ciudades, no hace mucho tiempo y durante unos años, ha estado mal vista la carrera militar por factores socio-políticos. Es en el origen rural donde se legitimaba y se le daba especial significado a la carrera militar. En el interior aún subsistía la idea de que existía otra gloria distinta de la que proporcionan los beneficios en el mercado. Aún se valoraban y se valoran las virtudes del valor físico, el protocolo social y una idea general de servicio a la comunidad. La carrera militar ofrece a los jóvenes resueltos una oportunidad de alcanzar estos valores y, a cambio, permite a las fuerzas armadas perpetuar el espíritu marcial.
La investigación empírica directa para elegir la carrera militar así lo demuestra.
La identificación nacional subjetiva, también es un factor a considerar en la elección de la carrera militar. Parece que están íntimamente unidas estas tres variables: la identificación nacional, la tendencia conservadora o de derechas de los alumnos y la elección de la carrera militar. En nuestra Nación, según Rafael Martínez Martínez, habida cuenta de la actual organización territorial del Estado y dada la presencia de sectores que cuestionan su adscripción a la nación española, desde la aparición de movimientos secesionistas se vienen estudiando los sentimientos de pertenencia y los nacionalismos. Para tratar esta cuestión el investigador utiliza diversos instrumentos entre los que se destaca la Identificación Nacional Subjetiva (INS).
Atendiendo a este indicador, las opiniones de los alumnos muestran una clara lealtad hacia la nación española, ya que dos terceras partes se considera solo español.
Lo que sí resulta significativo es la gran diferencia que existe en la forma de pensar en esta cuestión de los alumnos en relación, con el mismo arco de edades, con lo que piensa el resto de la juventud española.




Respecto a la segunda pregunta es necesario decir que las estadísticas no indican que se produzca una elección de la profesión militar, en la generalidad, por motivos de seguridad económica; éstos son alumnos de promoción interna y la mayoria, 75% sin familia militar. Nunca en el Ejército los profesionales han disfrutado de unos emolumentos lo suficientemente atrayentes como para que un bachiller decida su ingreso por este motivo.
CONCLUSIONES.
Aunque la conducta del militar tiene profundas consecuencias políticas, es evidente que los oficiales y suboficiales no luchan, como ha quedado demostrado en los últimos 100 años, por una ideología política expresa. Sólo en las graduaciones más altas y entre sus miembros de élite parece que existe un interés mayor por los fines políticos de la institución militar. La vocación y el honor es la base del sistema de creencias de los alumnos de las Academias. La eficacia de éstas funciona precisamente gracias a que no depende de una elaborada justificación política.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.eumed.net/libros-gratis/2011e/1099/indice.htm
Morris Janowitz, “El soldado profesional”, Editorial del Ministerio de Defensa, Madrid, 1990.
Anuarios Estadísticos Militares de 1960 a 2010, Ministerio de Defensa, Sección de Estadística Militar.
Ley Orgánica 12/1985, de 27 de noviembre, de Régimen Disciplinario para las Fuerzas Armadas.
Ley 85/1978, de 28 de diciembre (RCL 1979\90, 395 y ApNDL 6195), de Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas.
Documentos CIDOB Seguridad y Defensa, 2003. Premio Defensa 2003
