No hay peor ciego que el que no quiere ver… pucherazo a la vista
Cuando escribo estas líneas aún no se han convocado nuevas elecciones, pero hay motivos para pensar que así se hará y que, en las mismas, se dará, corregido y aumentado, un nuevo pucherazo. Así lo parece anunciar la encuesta del CIS del 12 de septiembre, la cual parece imponer, más que recoger, una arrolladora intención de voto a favor del PSOE (que aumenta si se le suma el peregrino concepto de “simpatía”). Frente a ello vaticina una caída generalizada del resto de los principales partidos, especialmente VOX, quien prácticamente desaparecería del Congreso, lo cual bien podría ser hasta el principal efecto buscado.
Trataré de analizar históricamente el contexto y resumir el tan variado y oscuro conjunto de aspectos electorales.
Una visión de conjunto previa
Antes de aventurar una respuesta a la pregunta bastante generalizada de si hubo pucherazo, considero obligado recapitular sobre el devenir de nuestro actual régimen político.
En 1973 ocurrió el magnicidio del Presidente del Gobierno Carrero Blanco, oficialmente atribuido a ETA pero que, sin duda, fue diseñado, alentado y “coproducido” por actores internos y externos diferentes. Con su muerte se truncó la evolución y la legalidad prevista por el régimen anterior. Y, hablando de magnicidios, en España tenemos un no pequeño palmarés que demuestra que cuando no van las cosas al gusto de algún gran poder, pues … se “reconducen”: Prim (1870, tras varios intentos), Amadeo I (1872, frustrado), Cánovas (1897), Canalejas (1912), Dato (1921), y Alfonso XIII (1905 y 1906, frustrados).
El referéndum de aprobación del Proyecto de Ley para la Reforma Política del 15 de diciembre de 1976 tuvo un recuento, no controlado por la oposición, lento y, en demasiadas ocasiones, con datos contradictorios, hasta el punto que los resultados definitivos no fueron aprobados por la Junta Electoral Central hasta dos años después, el 21 de diciembre del 78. El 15 de junio de 1977, tras una tumultuosa aparición de Martin Villa en la Sala de Prensa alguien dio la orden de cerrar de forma inesperada el centro Informativo del Palacio de Exposiciones y Congresos; los datos finales no fueron ofrecidos hasta más de un mes y pico después [i]. Antonio Izquierdo (diario El Alcázar) advirtió antes de las elecciones de 1977 de la presencia en España, desde varios meses antes, del mejor especialista en manipulación de ordenadores, y Blas Piñar (revista Fuerza Nueva nº 584) habló de que serían una farsa con resultados preestablecidos; serían prácticamente los únicos.
En 1978, en medio de un aterrador clima terrorista y de inestabilidad social, se aprobó una Constitución NO elaborada por cortes constituyentes (sorteando apenas, sospechosamente, el obligado tradicional umbral de participación de dos tercios más uno del censo, el 67’11%; de ellos el 88% dio el “sí”, casi solo un 60% de los censados); a resaltar: los resultados oficiales, dados 15 días después de la votación, no se ajustaban a los publicados previamente por la prensa ni a los facilitados por el propio Ministerio del Interior. En aquella constitución se introdujeron las aberrantes “nacionalidades” y el sistema cuasi-federal de las autonomías. En 1977 se había establecido una Ley Electoral en base a la Ley para la Reforma Política, sembradora de los lodos actuales; la LOREG es de 1985. También, y por primera vez, un Real Decreto permitió la votación a los menores de edad mayores de dieciocho años, dándoles la mayoría de edad “a efectos electorales”, con el consiguiente, y posiblemente buscado, descontrol del censo electoral (una diferencia de más de 200.000 electores entre el censo dado por el Ministerio del Interior -26.835.720- y el publicado por la Junta Electoral -26.632.180-; no hubo ninguna sanción ni cese). Por supuesto, la televisión oficial, la única entonces existente, siguió siendo uno de los principales caballos de batalla de la manipulación de la opinión pública. Según la tesis doctoral de D. Ángel de la Cruz Bermejo, las elecciones generales de 1979 fueron similares o peores.
El 23F de 1981 fue un falso “golpe de estado militar” que propició, además de la estocada de muerte a la Institución Militar, la definitiva desaparición de UCD, el partido de la mayoría sociológicamente “franquista”, y el inmediato encumbramiento al poder del PSOE. Aunque en 1982 la manipulación mediática no era suficiente para dar mayoría al PSOE y hay indicios de manipulación: la primera gran encuesta de voto de SOFEMASA-SEMA, capital grupo europeo de consultoría, de dirección francesa, hecha para El País, proporcionó unas portadas periodísticas con más de 200 diputados para PSOE. Y sucedió lo increíble, el Partido Socialista tuvo 202 diputados (mayoría absoluta; nunca nadie había tenido tanto poder político como Felipe González).
De 1989 tenemos el testimonio próximo de una vocal de una Mesa Electoral que oyó a Guerra leer los resultados totales antes de que en su colegio hubieran entregado el acta (¿a qué les suena a muy actual?). Aquellos comicios fueron muy controvertidos. Defectos graves en los datos del registro electoral, una estructura ineficiente de la administración electoral, y el anuncio lento de los resultados en muchos distritos electorales, dieron lugar a un gran escándalo cuando los resultados electorales en una serie de distritos electorales fueron impugnados bajo acusaciones de irregularidades y fraude. Los tribunales determinaron elecciones parciales para Murcia, Pontevedra y Melilla. La cuestión fue apelada ante el Tribunal Constitucional, que revirtió las resoluciones anteriores y solamente anuló la votación en Melilla.
En 1993 Aznar celebró el triunfo en el balcón de Génova, pero después de interrupciones en TVE, y tras una rápida caída en picado del PP, ganó PSOE. En 1995, siendo Aznar jefe de la oposición, sufrió un tremendo atentado por bomba de ETA.
El 11-M-2004 propició la segunda llegada del PSOE al poder: antes del atentado las encuestas daban mayoría clara al PP, pero la movida mediática de unos atentados nunca explicados, una apenas encubierta revolución “posmoderna”, se produjo el vuelco.
2018, nuevo golpe de estado blando y tercera ascensión del PSOE, tras la oportunísima sentencia del caso “Gurtel” (el juez de la Audiencia Nacional José Ricardo de Prada “recibió dinero de Soros” según los media) y la inexplicable no dimisión de Rajoy, que hubiera evitado la moción de censura (31-V-2018). Un mes después, apenas aposentado en La Moncloa, Pedro Sánchez (más que presumible masón del Gran Oriente Francés) se reunió en secreto en con George Soros, el mayor especulador del mundo, un judío sionista subordinado al conglomerado bancario anglo-francés de los Rothschild-Rockefeller que promueve todo tipo de “revoluciones de colores”, aborto, ideología de género, y otros varios demoledores envites. También se ha hablado de la presencia en España de Soros en dos ocasiones en esta primavera.
Y, si hay que recordar fraudes y pucherazos, es obligado resaltar los de 1931 (proclamación fraudulenta de la Segunda República) y de 1936 (Frente Popular), así como recordar la frase del fundador del PSOE en enero de 1936 (Pablo Iglesias, como el de Podemos): “… si ganan las derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada”.
Parece claro, a quien lo quiera ver, que el PSOE, las izquierdas y los liberales en general, tienen algo más que “Baraka” y “Suerte Mulana”, todo lo contrario que España.
Resumen-explicación del 28A
Con relación a las elecciones generales del 28-A, que partían de un PP tocado por su traición en Cataluña y los escándalos de corrupción, y, sobre todo, un PSOE en franca decadencia, aunque con el apoyo de un Banco Santander (del entorno Banca Rothschild-HSBC, dirigido por Patricia Botín, pro-LGTB y “representante de Bilderberg” en España) que puso El País y la Cadena SER (Grupo PRISA) a disposición del PSOE, hago propias las siguientes palabras “La Opinión Política” [ii] (2019/05/01/ha-habido-fraude-electoral-en-las-elecciones-generales):
“…los datos analizados y comparados de todas las elecciones, otorgan un crecimiento incoherente al PSOE. Por supuesto siempre existe la posibilidad de que todos los nuevos votantes sean socialistas. También existe la posibilidad de que todos los votantes que se abstuvieron en 2016, hayan votado ahora al PSOE. También existe la posibilidad de que los votantes fallecidos en estos últimos años sean en su mayoría de derechas. También existe la posibilidad de que se hayan pasado muchos votos del PP, de Ciudadanos o de VOX al PSOE. Y también existe la posibilidad de haya habido un tongo electoral. La pregunta es, ¿cómo se podrían trucar unas elecciones en España?”.
Pues bien, la mejor respuesta que se puede encontrar, bien expuesta y en forma resumida, la proporciona el texto de la denuncia presentada por la Plataforma Elecciones Transparentes [iii], digno de ser analizado meditadamente. Por mi parte solo quiero traer a su consideración el adjunto gráfico que resume bastante los argumentos de la Plataforma; del mismo se desprende clarísimamente el algoritmo del pucherazo.
Y, claro está, en consecuente explotación del éxito, en las elecciones del 26-M Podemos cayó un 70% en las ciudades, se recuperó algo el PP, fue llamativo el frenazo de C,s y, bastante más descarado, la caída de (inexplicable en Andalucía). Como se puede apreciar, la misma “tendencia” que refleja la nueva encuesta/orden del CIS.
¿Qué hacer?
Ante todo ello, lo primero que debemos hacer en las próximas elecciones, sean cuando sean, es ser conscientes de la situación y nuestra historia, esa que he querido resumir arriba. Y darlo a conocer.
Luego, urgir, en la medida de nuestras fuerzas, a que entre todos se tomen las salvaguardas correspondientes en todo el proceso: fase previa, votación, recuento, trasmisión de datos y, fundamentalmente, comprobación rigurosísima de las actas en las juntas provinciales y nacional.
De no hacerlo se demostrará, como en el chiste, que lo que de verdad nos gusta es que nos engañen.
–oo–
[i] Comunicación Política y Elecciones en España 1975-91, Ángel de la Cruz Bermejo; tesis doctoral 124/93 Universidad Complutense de Madrid, 1993. https://eprints.ucm.es/4044/1/T17315.pdf. Recoge interesantísimos datos.
[ii] https://laopinionpolitica.es/2019/05/01/ha-habido-fraude-electoral-en-las-elecciones-generales/.
[iii] http://www.mediafire.com/file/neptu38yxjkqvde/Denuncia_FINAL_24_junio_Audiencia.pdf/file. http://www.alertadigital.com/2019/06/25/medio-centenar-de-ciudadanos-presentan-una-denuncia-ante-la-audiencia-nacional-por-un-presunto-fraude-electoral-el-28-de-abril/.

Sobre otras encuestas que no son del CIS:
DEMOLEDOR SÁNCHEZ PERDERÍA ELECCIONES 10N – ENCUESTA NCS – LA RAZÓN
https://youtu.be/W_ENgI5mRX4
https://www.youtube.com/watch?v=W_ENgI5mRX4&feature=youtu.be
La palabra DEMOCRACIA, en su significado original, es una de las mayores mentiras de nuestra época. No solo en España…
Recuerdo una frase de Mark Twain que viene como anillo al dedo para este asunto:
«Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados».
¡Más fútbol y otra de gambas!, que aquí no pasa nada. ¡Malditos «fachas»!, pues no quieren hacernos pensar…
¡Qué dolor de cabeza!
De los creadores de …
Porco nziguiente…
Hablocatalanenlaintimidad…
Talante…
Y
Loshcatalaneshhacencoshas…
ahora…
Falconeti y su algoritmo…
proximamente en el teatro
Yo también intuyo pucherazo, y el éxito de Sánchez no tiene lógica… pero ¿cómo se pueden manipular las actas?. Cada mesa electoral tiene un presidente y dos vocales. Además los colegios electorales tienen en muchos casos observadores de todos los partidos políticos (sobre todo los colegios electorales grandes). Luego se firman y sellan las actas después de contar los votos a mano y se envían selladas a la junta electoral central. Cada presidente y vocales de mesa tienen derecho a reclamar el resultado de su urna, y todos los partidos políticos tienen derecho a obtener copia de las actas selladas y firmadas.
La única manera que se me ocurre que puede haber fraude es si todos los miembros de una mesa (presidente y vocales) son del mismo partido político y los observadores también lo son (ó no hay observadores). Esta situación se da sin ninguna duda en muchos pueblos del país vasco, donde indudablemente hay un gran fraude en las zonas rurales. El ambiente es de miedo y de terror, y nadie se quejará jamás. Otra fuente de fraude es el voto por correo (cada vez más frecuente), donde las «sacas» en correos no tienen la vigilancia necesaria y no hay actas selladas ni cosas así. Pero el fraude MASIVO en las urnas no lo veo posible… a no ser que el proceso de suma de actas tenga un secretismo desconocido para mí y los propios miembros de las mesas electorales no puedan verificar que el resultado de sus actas sea el que se suma finalmente (y aún así estarían los observadores de los otros partidos políticos, al menos en los principales colegios electorales). Están por ahí preguntando en las mesas electorales y poniendo el dato en un ipad con el que envían los resultados (ya sellados y firmados) a la sede del partido, y tienen su recuento particular.
Está claro que son capaces de hacer pucherazo si pueden, no tengo ninguna duda… no tienen escrúpulos, y ya lo hicieron el el 36, con las consecuencias que se conocen. Sin embargo no es tan fácil con el sistema actual, y no veo cómo pueden hacerlo al menos con el sistema de urnas y actas firmadas.