No quieren ser libres
Dos son los argumentos que emplea con mayor fuerza dicha Conferencia Episcopal para que se siga marcando la «X»: una, que a los obispos catalanes les llega sólo el 10 por ciento de lo que se recauda; otra, que son mayoría los que se benefician de dicha recaudación y no sería justo que por unos pocos pagaran los demás.
La Conferencia Episcopal Española (CEE), que por cierto celebra esta semana su asamblea plenaria de primavera, ha olvidado, o mejor decir no quiere recordar, aquel precepto del Evangelio, sublime como todos, según el cual «la Verdad os hará libres»; ergo no quieren ser libres porque no quieren ni oír ni conocer la verdad y para eso, para no oírla ni conocerla han bloqueado a esta web en su cuenta de twitter @xtantos.
El hecho ha sido que como saben nuestros seguidores hemos publicado nuestra decisión de no marcar la «X» en nuestra declaración de irpf de este año, decisión tomada después de mucho meditarla y confesando que no ha sido fácil, pero que, en conciencia, no nos ha quedado más remedio. Junto a lo anterior, hemos hecho también público que nuestro 0,7 por ciento de nuestra cuota íntegra –suma de las cuotas íntegras estatal y autonómica–, que es lo que debería ir por vía de la «X» a la Iglesia, la vamos a entregar en metálico al sacerdote que, según tenemos comprobado, mejor y más fielmente predica el Evangelio y vela por las almas de sus feligreses.
Para justificar tan dolorosa como inevitable decisión, hemos publicado la carta (AQUÍ) que nuestro director envió a las diferentes diócesis de España, las cuales, como es su costumbre no saben no contestan, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados y que nos da igual. Al mismo tiempo, insertamos dicha misiva en el twitter @xtantos, porque lógicamente es asunto de interés para todos los que accedan a él. Pues bien, lo dicho, nos han bloqueado.
Debido a tal bloqueo, los que tienen dudas en marcar la «X» este año, que nos consta que son muchos y cada vez más, y no sólo por la actitud de los obispos de las provincias catalanas, sino casi más por la actitud del resto de obispos con respecto a ellos, ya no podrán contrastar el parecer de la CEE, o sea, por qué creen que sí que hay que marcar dicha «X», con el nuestro en contra.
Dos son los argumentos que emplea con mayor fuerza dicha Conferencia Episcopal para que se siga marcando la «X»: una, que a los obispos catalanes les llega sólo el 10 por ciento de lo que se recauda; otra, que son mayoría los que se benefician de dicha recaudación y no sería justo que por unos pocos pagaran los demás.
Por nuestra parte, y brevemente, porque en la carta de nuestro director se hace con más detalle, vamos a volver a desmontar tan maniqueos argumentos.
Sobre el primero, es que a los obispados de Cataluña no debería ir ni un euro, ni uno, no sólo por la vergonzosa actitud de sus obispos, y de buena parte de sus sacerdotes y religiosos, en el denominado «procés», sino más aún porque esa «actitud» responde al hecho de que han apostatado sustituyendo a Dios por la idolatría separatista, manifiestamente anti-Dios y anti-España; también porque les hemos visto profanar sus propias iglesias colocando en ellas esos trapos símbolo de lo dicho e incluso en plena Santa Misa promocionar dicha idolatría de múltiples formas; y a los que no la secundan, les hemos visto callar, mirar al tendido y no dar la cara por puro y repugnante corporativismo, que es el vicio contrario a la virtud del compañerismo.
Sobre el segundo argumento, o sea, que se perjudicaría a una mayoría por culpa de una minoría, hay que resaltar que no es lícito para hacer un bien, hacer un mal –es lo mismo que con el famoso voto útil del PP, apoyado por la Iglesia a pesar de ser dicho partido lo que es, el cual se ha demostrado que en realidad siempre fue el voto inútil–; que estos obispos, y sacerdotes y religiosos igual, en su inmensa mayoría llevan décadas falseando el Evangelio, callando ante el maremoto de modernismo, relativismo, indiferentismo, ignorancia y apostasía que nos destruye; callando ante la expansión del divorcio, el emparejamiento, el aborto genocida, la exhibición pública de la sodomía, el feminismo, la perversión de la infancia y juventud con la educación para la ciudadanía y la ideología de género, cuando no aliándose con los dirigentes y grupos políticos liberales y marxistas que impulsan todo ello; y no contentos con lo anterior, son múltiples los casos de sacerdotes silenciados por dar la cara y más y peor aún a los que no se silencia a pesar de su evidente heterodoxia y público escándalo.
Si se fijan, además, para estos obispos su labor es prácticamente filantrópica, como la de Cáritas, convertida en una vulgar ong donde nada se hace de apostolado; es decir, que en ambos casos lo único que les importa es el bien material, no el espiritual, o sea la salvación de las almas, que es su más importante misión.
Así pues, los obispos no quieren conocer la verdad, ni quieren que la conozcan los católicos, los pocos que van quedando, sólo quieren el dinero, por eso nos han bloqueado en twitter, bien que sin pararse a pensar que en realidad tal acción les deja en evidencia, les delata y les acusa de lo que les hemos dicho al comienzo de esta crónica: no quieren conocer la verdad, no quieren ser libres, ni que la conozcan y lo sean los de más. Matar al mensajero se ha hecho siempre, pero tal táctica se ha demostrado estúpida, absurda y contraproducente porque aún muerto el mensajero la verdad sigue ahí y, tarde o temprano, prevalece siempre. Allá ellos.
