El P. Custodio Ballester premiado.

La asociación Hazteoir, en su XIV edición, ha premiado, entre otros, al P. Custodio Ballester por su manifiesta «defensa de la libertad religiosa»,…

La asociación Hazteoir, en su XIV edición, ha premiado, entre otros, al P. Custodio Ballester por su manifiesta «defensa de la libertad religiosa», galardón que se entregará mañana 2 de Diciembre en el restaurante Pedro Larumbe de Madrid a las 20,00h.Y nosotros añadiríamos que por mucho más.

Al padre Custodio, alto, campechano, sencillo, austero y muy, pero que muy directo, sin que lo valiente quite lo cortés, del que habíamos oído hablar en los medios, lo conocimos personalmente, primero, en unas jornadas de oración en el Cerro de los Ángeles boicoteadas ignominiosamente por el obispado de Getafe –quede en su conciencia y quede también en la memoria de los que allí estuvimos, que no lo olvidamos y que recordaremos más en concreto cuando llegue el momento–; segundo, cuando fuimos a su por entonces parroquia en Hospitalet de Llobregat a mostrarle nuestro apoyo ante la avalancha de presiones que sufría de parte del arzobispado de la ciudad condal y del resto del clero separatista catalán, y ante las toneladas de improperios que desde el secesionismo de aquella región caían sobre él.

Poco después fue cesado, purgado y enviado al gulaj de un pequeño pueblo costero por esos demócratas, tolerantes y dialogantes que son el cardenal Omella, los obispos de su cuerda –en especial el histriónico y no muy estable Javier Novell– y demás pandilla revolucionaria anti-Dios y anti-España por más que vistan de clériman; algunos, porque la mayoría se camuflan cobardemente de paisano avergonzándose de lo que fueron, porque hoy no lo son. Desde entonces, y van ya varios meses, nada se ha sabido de él porque le han echado encima la ley de la omertá clerico-mafiosa con prohibición expresa de hablar; ellos, que se pasan el día reclamando «libertad» y tronando contra la «opresión española».

Al padre Custodio le hemos visto y oído predicar el Evangelio en su totalidad. Le hemos visto decir la Verdad. Le hemos visto se testigo y dar testimonio. Le hemos visto sentirse orgulloso, sin pecar, de ser español. Le hemos visto salir a la calle a dar la cara por Jesucristo. Le hemos visto dar testimonio contra el crimen del aborto en la vía pública sin complejos y sin miedo. Le hemos visto decir Misa por el alma de los caídos de la División Azul por cuya salvación ningún clérigo se atreve hoy a decirla faltando a la caridad más básica. Le hemos visto salir en procesión tras el Cristo de la Legión, porque ningún cura tienen las agallas de hacerlo, porque el Cristo de la Legión, para ellos, no es merecedor de tales honores. Le hemos visto, en fin, llenar su antigua parroquia de fervientes feligreses deseosos de escuchar que ser católico es cargar con la cruz, pero hacerlo con valor, con ánimo, con hombría, con ilusión y, además, sin complejos ante el mundo. En fin, le hemos visto ser y actuar como como sacerdote de Dios.

Por todo eso, como a Nuestro Señor, cayó sobre él la ira de los sin-Dios y anti-España. Por todo eso se le colgaron varias cruces y se le mandó caminar con ellas a cuestas hacia el calvario del ostracismo y la prisión. Por todo eso él se muestra alegre por ser perseguido por la causa de Jesús y gana un tesoro en el cielo donde nadie se lo podrá quitar.

¡Enhorabuena, padre!

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La Redacción


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