Pedantes pseudocientíficos

La enfermiza tendencia a creer la primera fantasía originaria de cualquier fenómeno,  lleva a muchas personas a discutir hasta negar lo evidente, ignorantes del tema en cuestión.  Todo ello, en un prurito de hacerse pasar por más inteligentes o más doctos que la generalidad.

Quedan en evidente ridículo ante cualquier objeción del más indocto interlocutor.

La imprudencia de discutir incluso contra un profesional, sin ser profesionales de dicha materia, no pasa de ser una repugnante pedantería atentatoria contra la primera virtud cardinal: la prudencia.

Aprender del maestro, es virtud de educación además de humildad, ante la lógica suposición de que no todo lo sabemos.

“No hay nadie más atrevido que la ignorancia” –se dice-. La explicación reside en que el ignorante cree que nada existe más allá de lo que ha llegado a saber.

Uno de los males de nuestro tiempo, es la ostentación que aparenta estar capacitado para juzgarlo y asentar cátedra de todo lo divino y lo humano, como si los límites del mundo se acabasen con él.

Este verano fui invitado por unos amigos a una merienda campestre, que acepté muy gustoso. Entre ellos, surgió un tema de pasada: el evolucionismo y el  origen del ser humano.

No pudo faltar el pedante que aseveraba la procedencia del mono, como toda explicación incontestable de nuestro fantástico y maravilloso origen. Le objeté, demostrando el verdadero origen bíblico como creación directa del Dios amoroso, en su poder creador  desde la nada. Todas las fantasiosas teorías de “los lodos” y la materia eterna autocreadora, así como la del “caldo marino del agua y la tierra”, parten de la ilógica del efecto sin causa, inventando el dios de la casualidad, para no tener que creer en el Dios de la causalidad.

Teorías que no parten de la ciencia positiva, ni de la filosofía especulativa, sino del ateísmo y por eso no llegan a ninguna conclusión convincente, ni lógica rigurosa; todo, menos creer en la magnífica causa de todas las causas: Dios.

La anécdota, viene ahora: ese comensal, traía también invitada a su novia, que cabezota como ella sola, se resistía a aceptar el sencillísimo argumento bíblico, de la creación de la nada.

Ante esa postura obstinada, donde la voluntad queda por encima de la demostración lógica y solo es la malevolencia de fobia contra la verdad magnánima del Amor, como  la mayor potencia que rige el universo, la interpelé con el argumento del “indocto interlocutor” ya aludido: “¿Me quieres explicar, moza, cuántas vueltas ha tenido que dar el chimpancé, para llegar a conseguir tu excelente belleza?…”.

Su paralizante silencio nos dio a entender que ni quería tener algo del chimpancé, ni mucho menos del peludo y repelente gorila.

Acabó la merienda, así, con una obvia reflexión de simpática camaradería que amenizó una vez más nuestra agradable tertulia y más…cuando nos pisan el zancajo de nuestro amor propio.

El saber, jamás sobra; pero sí ocupa el lugar del estudio, de la buena formación, de la reflexión crítica y del saber que estás más allá de nuestros limitados horizontes.


8 respuestas a «Pedantes pseudocientíficos»

  1. No es nada nuevo que hay muchísimas personas que no creen en Dios y que, al contrario, dan todo el crédito a las afirmaciones de la ciencia, sean éstas ciertas o no. Pero no me parece que sea debido a “la malevolencia de fobia contra la verdad magnánima del Amor”. Tal como se dice al principio del artículo, más bien es debido al desconocimiento e ignorancia, todo ello propiciado por las circunstancias que nos rodean. Lo que se necesita de forma urgente es difundir la verdad. De ahí el inmenso valor de la obra cultural y de evangelización que han realizado personas sabias y santas como el padre Jorge Loring y que muchos otros prosiguen.

  2. El Darwinismo es una teoría superada que lo único que evita su caída es el dogmatismo materialista.
    Les invito a que busquen «diseño inteligente» y entre una página muy fácil de seguir y con nivel «diseñointeligente.org».
    Un libro muy interesante «Soy amado, luego existo» de Daniel Iglesias, que trata el tema del diseño inteligente y la fe cristiana.

  3. El Padre Calvo tiene las ideas claras…
    (Y creo que le gusta el chocolate espeso).
    Da gusto leer la VERDAD.
    Y en pocos sitios es posible hacerlo, como en EL ESPAÑOL DIGITAL.

  4. La pseudociencia más dañina, que causa la reversión espiritual, todas las miradas postoras de sentido en los entes creados, comienza desde la imposición helio centrista. La superestructura cultural tejida de hoy día, se basa en este gran engaño y consumo de entelequias en él afuera de sí mismo. Por eso hay tanta confusión, desorientación espiritual, al aceptar la insignificancia de uno mismo frente a un universo grandísimo de entelequias, ingeniería social de premisas culturales del imperio anglosajón sionista.

    Saludos cordiales

  5. Una anécdota muy divertida, pero personalmente no entro a debatir con ese tipo de «todólogos no tengo ni idea» que suelen autodefinirse como «amigos de la ciencia». Para ello recurro siempre a la pregunta obligada: «me puedes indicar tu formación y grado de concreción?»

    La respuesta habitual que encuentro casi siempre es la perplejidad, ese «bueno, yo…»

    Y es que no se puede explicar en una charla, o en una discusión, lo que se tarda durante años de esfuerzos en un aprendizaje progresivo y metódico, no leyendo artículos dispersos e inconexos en revistas divulgativas, que suelen ser la fuente de tales «todólogos amigos de la ciencia»

    Ciencias, o saberes particulares por parcelas de conocimiento, hay unas dos mil, según la clasificación de Mario Bunge, profesor universitario de epistemología y filosofía de la ciencia. Pero para los «amigos de la ciencia» sólo parece haber dos: Biología y Física. Son las únicas sobre las que discuten, y no hay que incluir ni la Historia, ni las Sociales, pues para ellos éstas no son ciencias, demostrando asi su ignorancia.
    En cambio, a las que sí otorgan graciosamente dicha condición, aunque sobre ellas no pasen del prólogo, las transforman en creencia religiosa, o sea, en Pseudociencia, para calamidad de los verdaderos investigadores en ambos campos de conocimiento.

    Porque la Pseudociencia es justamente lo opuesto a la ciencia, en realidad su mayor enemigo: «una especulación inverificable porque no puede ser contrastada por hechos experimentales; incluso una especulación presuntuosamente dogmática que busca proteger y hacer la teoría invulnerable frente a las posibles dificultades en la experiencia»
    El tema da muchísimo de sí hasta límites absolutamente inalcanzables para esos «pseudo amigos de la Pseudociencia»

    Insisto en la idea de que no se puede explicar en un rato, y menos discutiendo, lo que suponen años de esfuerzos en el aprendizaje.

  6. No hay dicotomía, ni oposición alguna entre Ciencia y Fe, pues ambas son formas de acceso al conocimiento y ambas ofrecen explicaciones igualmente válidas.

    Al respecto recomiendo la exploración y lectura de los contenidos del siguiente sitio:

    http://www.cryf.com

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