Perjuros
Esta España nuestra, ensuciada por el hedor socialista y de todos sus malsanos compañeros de viaje y perroflautas en general, no deja de sorprendernos a cada paso, poniendo de manifiesto la grave y profunda enfermedad que sufre nuestra Patria.
Hoy, ha saltado la noticia de que tres Guardias Civiles han sido expedientados y separados del servicio, por la comisión de una “falta grave”, simplemente por referir que cumplirán el juramento que, en su día, empeñaron hasta las últimas consecuencias: entregar la vida en defensa de España.
Un juramento que realizamos muchos españoles y cuya fórmula actual, para el personal militar, señala: ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, su preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?
Incluso, en la anterior fórmula, la contemplada en la Ley 79/1980, con la que juramos muchos de nosotros, se señalaba: ¿Juráis por Dios o por vuestro honor y prometéis a España, besando con unción su Bandera, obedecer y respetar al Rey y a vuestros Jefes, no abandonarles nunca y derramar, si es preciso, en defensa de la soberanía e independencia de la Patria, de su unidad e integridad territorial y del ordenamiento constitucional, hasta la última gota de vuestra sangre?
Por su parte, el tomador del Juramento, respondía: “Si así lo hacéis, la Patria os lo agradecerá, y premiará, y si no, mereceréis su desprecio y su castigo, como indignos hijos de ella”.
En consecuencia, ambas fórmulas obligan a todos los jurandos a entregar la vida, si preciso fuera, en defensa de España, todos, sin excepción, del Capitán General hasta el último Soldado y el juramento no concluye con el pase a otra situación administrativa más allá de la de activo, toda vez que este juramento o promesa se extingue, únicamente, cuando el jurando deja de existir.
Incluso, en esas juras de personal civil, tan de moda en los últimos tiempos, se les pregunta: ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?
Por tanto, también en este caso, todos y cada uno quedan obligados a dar fiel cumplimiento a lo jurado ya que la Jura de Bandera, trasciende de ser un acto social o de postureo para convertirse en lazo inquebrantable que los une, de por vida, con la Patria.
Evidentemente, el estado actual de las cosas al que nos está llevando el sátrapa traidor y todo su partido socialista, traidor en igual medida, con el fin último de destruir la Nación y perpetuarse en el poder, al precio que sea, constituye un delito de lesa patria, un delito de alta traición, ya que, no solo, se pretende amnistiar a unos miserables delincuentes que se alzaron públicamente contra España, sino también abrir los cauces para la amputación de una parte de nuestro territorio y, con ello, la desaparición de España como concepto de Nación.
Esta gravísima situación que pone en trance serio de peligro a la Patria obliga, más allá de puestecillos, de sueldos, de sumisión política al poder, a todos por igual, desde el Capitán General al último Soldado, al igual que desde el primero al último de los españoles, ya que la defensa de España, en la misma medida que la Bandera, no es patrimonio exclusivo del estamento militar, siendo deber ineludible de todos defender su integridad aun a costa de perder la vida en el empeño.
Han sido miles y miles de españoles, civiles y militares, los que, a lo largo de los tiempos, entregaron su vida en defensa de España para dar fiel cumplimiento al juramento que en su día empeñaron y eso nos debería hacer reflexionar sobre la postura que todos deberemos adoptar en el momento actual, a expensas del juicio que de nosotros hará la Historia.
Consecuentemente, los tres Guardias Civiles, a los que secundo y apoyo, no hicieron otra cosa que manifestar que, llegado el caso, cumplirán con su sagrado deber, algo que debemos esperar de todos los que, un día, realizamos un juramento como el que ellos prestaron. Aquí no caben medias tintas cuando se socava la dignidad y el honor nacional.
No se jura la Bandera como si de un acto más de las fiestas del pueblo se tratase, con desfile de uniformes y sonido de fondo de marchas militares, se jura como consecuencia de la íntima convicción de que, llegado el caso, seremos capaces de cumplir lo jurado. El resto, carece del mínimo valor y sobre la conciencia de cada uno pesará el deshonor y la indignidad de todo perjuro.
Blog del autor: http://cnpjefb.blogspot.com/

Que se lo pregunten al rey león
La decadencia moral actual, diluye todo sentimiento honorable. Mientras que antaño la sola palabra obligaba a los que así se hacían respetar, hoy ni con el juramento se asegura nada; perdiendo así todo valor. Lo que nos podía llevar a pensar que igual hemos avanzado mucho en algunas o en muchas cosas y que, en otras, no solo no hemos avanzado nada, sino que hemos retrocedido bastante, o del todo. Habría que plantearse si ha merecido la pena.
Tal cual, el dedo en la llaga.
Muchas gracias. Saludos
Creo que no hemos salido ganando en nada.
Creo que no hemos salido ganando en nada, antes bien, todo lo contrario.