Persecución anticatólica en España hoy

La persecución contra nuestra santa Fe, la persecución anticatólica en España arrecia. La partitocracia y este Estado que no es de Derecho, sino de impunidad la permiten y alientan. Negarlo sería mentir; no quere verlo es estupidez; permitirlo, mostrarse pasivos, no combatirla es cobardía.

Tan penoso y escandaloso es contemplar como la impunidad protege en este pretendido Estado de Derecho las ofensas del cualquier tipo contra Dios, nuestra Santísima Madre y nuestra santa Fe, como el desgraciado silencio de nuestra jerarquía eclesiástica sobre tales agresiones, cuyo número y brutalidad deben ser calificados de verdadera persecución. Las instituciones de todo tipo las permiten; los jueces las dejan sin castigo y los obispos, en el mejor de los casos, y sólo de vez en cuando y como para cubrir el expediente, emiten alguna nota o hacen alguna declaración siempre tibia, sin sacar los pies del plato, sin molestar a los colectivos, partidos o individuos que también reiteradamente no se cortan un pelo no sólo en expresar con toda crudeza su ateísmo activo, sino que van más allá y agreden física o verbalmente a los católicos.

Tales agresiones ni son hechos aislados, ni los realizan sólo individuos aislados o grupos de enajenados. En absoluto, sino que en su práctica totalidad son llevados a cabo por colectivos bien organizados, entre los que destacan no sólo los feministas y sodomíticos, sino incluso los propios partidos políticos y sindicatos afines a ellos; mayormente, desde luego, los de la denominada izquierda, pero tampoco han faltado de parte de los de «derecha» o liberales, aunque sean mínimos en comparación con los de aquellos. En algunos casos los actos tiene una clara raíz satánica por el tipo de profanación llevada a cabo. Momento culminante durante 2018, hasta ahora, fue la huelga feminista-revolucionaria del pasado 8 de Marzo la cual, con la excusa de no se sabe bien qué reivindicación laboral, fue un ataque frontal y mayoritario contra la Iglesia y nuestras creencias católicas.

Con todo, tal vez los taques más insidiosos y peligrosos, por efectivos, no son los violentos, por ahora minoritarios, o las profanaciones y pintadas, que son los más, sino aquellos que van dirigidos desde los partidos y las instituciones a silenciar nuestra fe, a extirpar nuestras tradiciones, a eliminar a Dios de nuestra vida pública y, peor aún, a impedirnos enseñarla y trasmitirla; es decir, aquellas en las que amparándose en la ley, o mejor aún retorciéndola de manera torticera, se persigue y busca la «muerte civil» de Dios, de la Iglesia y de nuestra Fe. Son estas acciones las que con el tiempo pueden causar mayor estrago, por eso son las más peligrosas, insidiosas, las mejor orquestadas, y las más difíciles de combatir. Con todas ellas, pero especialmente con las últimas, el miedo a expresar nuestras convicciones religiosas crece y, por desgracia, se reproduce.

La aconfesionalidad del Estado consagrada en la actual Constitución, que dicho sea de paso, es alabada una y otra vez por nuestra mediocre jerarquía eclesiástica, se ha transformado, como no podía ser de otra forma y estaba previsto, en pieza esencial de esa persecución religiosa que hoy asola España. El laicismo, cada vez más activo y agresivo es el ariete de la marea de paganización que nos inunda. El tan cacareado Estado de Derecho, que en realidad lo es de impunidad, muestra su peor cara precisamente en este aspecto, es decir, en su permisividad con dicha persecución, e incluso da un paso más y es autor intelectual principal de ella, y muchas veces material.

Durante 2017 (AQUÍ EN PDF RELACIÓN PORMENORIZADA que recomendamos leer con atención),  último año del que hay cifras, se produjeron 94 ataques de todo tipo contra nuestra santa Fe –incluidos los intentos institucionales para eliminar la enseñanza de nuestra Fe de las escuelas–; además hubo 34 contra sectas heréticas «cristianas», 16 contra la musulmana –bien que casi todos tras los atentados islamistas de Barcelona y Cambrils que causaron 16 muertos–, 10 contra la judía y 12 generales.

La tipología de los ataques contra la fe católica fueron:

  • 1 acto de agresión física.
  • 32 ataques a lugares de cultos (han aumentado con respecto a años anteriores).
  • 11 actos de vejación.
  • 13 actos de escarnio.
  • 37 de marginación del ámbito público.
Milicianos socialistas profanado una iglesia en 1936

Por partidos políticos, Podemos, con sus numerosas filiales regionales y municipales, junto con Izquierda Unida, se llevan la palma de su inquina contra nuestra santa Fe y el premio a los más activos en la persecución contra ella; no hay que olvidar que Podemos se constituyó en 2014, año desde el que no cesa de aumentar esta penosa estadística. Se puede asegurar por todo lo anterior que el marxismo en su vertiente comunista, como ha demostrado siempre a lo largo de su ya dilatada historia, independientemente de cuáles fueran sus siglas o país en el que se implantara, sigue siendo el adalid de la persecución anti-católica por excelencia, sin que tampoco en tal característica haya variado un ápice.

Tras Podemos, se sitúa el PSOE en cuanto a partido más anti-católico, lo cual no es de extrañar porque su ideología marxista-socialista fue desde su fundación, y a lo largo de su demostrada historia criminal, especialmente anti-católica, algo en lo que tampoco este partido ha cambiado en lo más mínimo.

Después de ellos encontramos a los partidos separatistas catalanes y valencianos: CUP, PdeCat, Compromís y ERC; bien que en realidad si se tiene en cuenta que éstos actúan sólo en sus regiones y municipios en los que están implantados, en proporción, en ellas están por encima de los ya citados Podemos, Izquierda Unida y PSOE que lo hacen a nivel nacional. Así también, no es casualidad que Cataluña sea la región con más casos de persecución anti-católica y que Valencia se encuentre también entre las primeras posiciones; lo cual parece que a los obispos, sacerdotes y religiosos que han abrazado dicha ideología separatista a la cual idolatran les tiene sin cuidado.

De los ataques de los partidos citados –al margen de los que hayan podido realizar algunos de sus afiliados del tipo profanaciones, pintadas y demás hechos vandálicos, en las calles–, revisten especial significación los realizados por sus representantes institucionales en comparecencias públicas en las que no cesan de cargar contra la asignatura de Religión en la escuela, contra los acuerdos con el Vaticano y contra la libertad de los padres a elegir la formación que quieran para sus hijos. Con ello vemos cómo manipulan y se aprovechan del gran margen que les facilitan las instituciones «democráticas» para ir imponiendo sus conceptos ideológicos; algo que la partitocracia que nos oprime permite y por ello alienta.

Por desgracia, y en honor a la verdad, hay que reseñar, bien que no constan en las cifras que facilitamos, ni en la relación que presentamos más arriba, que durante 2017, como en años anteriores y lo que va de 2018, no pocos obispos, sacerdotes, religiosos y fieles, se han sumado a la acciones de profanación y escarnio público contra nuestra santa Fe, dándose múltiples casos –sobre todo en Cataluña–, en los que se utilizaron las iglesias para actos profanos de exaltación de ideologías separatistas, manifiestamente anticatólicas, además de antiespañola, o permitiendo celebrar en ellas actos de partidos y sindicatos marxistas, de colectivos sodomíticos, «interreligiosos» y «ecuménicos», que constituyen también verdaderas profanaciones.

 

 


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