¿Por qué Cataluña ha enloquecido?
Magnífico artículo de Charles Jaigu en el diario francés Le Figaro, cuya relevancia mundial ha sido inmensa. El secesionismo catalán, como cualquiera, es el resultado de la degeneración de sus impulsores. ¿Para cuándo tratarlos como lo que son: locos y degenerados, y ponerles dónde deben estar?
“Queridos estudiantes, olvidaos del Erasmus en Barcelona. Ya no encontraréis allí el ‘Albergue español’. La lengua viva que habéis aprendido en la escuela -la lengua española, hablada en la península ibérica y en toda Hispanoamérica, con 400 millones de hablantes- está prohibida en las universidades catalanas. Tendréis que escoger un curso impartido en un inglés soso que suena como un esperanto. (…) Y si usáis la expresión ‘la lengua de Cervantes’, os la jugáis. Probablemente os acusarán de hispanizar a un autor que los catalanes identitarios claman que era de su pueblo y que ha sido robado por los castellanos. Afirmación delirante de la que se han convencido como si hubieran sido poseídos por alucinaciones semejantes a las que cegaban al buen Don Quijote.
Hasta aquí hemos llegado. Hasta aquí ha llegado España. Se enfrenta al movimiento más obtuso del continente europeo, que en este momento ya tiene unos cuantos. Los catalanes son mucho más sectarios que los ingleses brexiteros, que han ganado el referéndum respetando las reglas; o los italianos de la Liga, que desprecian a los del Sur del país pero todavía no han decretado la secesión.
Leyendo el excelente ensayo titulado ‘El laberinto catalán’, de Benoît Pellistrandi, historiador, profesor de clases preparatorias, ya autor de una ‘Historia de España. Desde las guerras napoleónicas hasta nuestros días’, y exdirector de estudios de la Casa de Velázquez, en Madrid, entendemos desde el interior una historia española que conocemos mal. (…) Las últimas páginas del libro no dejan duda: el independentismo catalán ha intentado un farol tan peligroso para España como para él mismo. Sola, Cataluña ya no es nada, ni cultural ni económicamente, y serán Valencia y Aragón quienes recuperarán los flujos de mercancías. Unidos a España, los 7 millones de catalanes conservan un papel de aguijón y de territorio de excepción.
(…) Todo había recomenzado bien tras la instauración en 1978 de la joven democracia española. En 1992, los juegos olímpicos de Barcelona celebraban el unanimismo del país en torno al éxito de Cataluña. Este momento consagraba ‘una nueva cultura política’ nacida de las oposiciones al franquismo, cuya lenta maduración durante los 37 años del régimen del Caudillo describe Pellistrandi. (…) Y de hecho jamás una Constitución en España había cedido tanto a las regiones. El nuevo compromiso institucional fue de facto federal (…) Pero entregando la lengua y la cultura, han abierto una brecha en un edificio a penas consolidado. ‘La España democrática de 1978 ha abandonado a las CCAA, por la educación, el cuidado de decir España. Se ha convertido en una perífrasis: se decía ‘este país’, después se ha convertido en ‘la nación de naciones’, escribe el autor, que constata que ‘el relato nacional español finalmente se ha evaporado’. En tres décadas, los catalanes han adoctrinado a generaciones de alumnos. ‘La deformación de la historia ha alcanzado en Cataluña proporciones que deben alertar a cualquier demócrata’.
Poco a poco el Estado español ha sido presentado como una potencia extranjera. Ha sido acusado de ser el siniestro avatar del franquismo, y no han ocultado la repulsión que inspiraban los migrantes del interior, más de un millón de trabajadores andaluces. En 2012, el actual presidente de la región se ha concedido algunas declaraciones hispanófobas que merecen aquí un extracto: ‘Los españoles son serpientes, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que destilan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua catalana’ (…)
Los escándalos de corrupción recientes han destruido el mito de un clima moral superior al resto de España. Bien al contrario, demuestran que la difusión del catalanismo se ha apoyado sobre la corrupción y el clientelismo. (…) Los 2 grandes partidos españoles casi siempre han necesitado el apoyo de los diputados catalanes para construir mayorías. En posiciones de chantaje, se han entregado a una competición mortífera que ha dado lugar a esta subasta nacionalista. (…)
Sin embargo, a pesar de esta larga tarea de catalanización, los independentistas no han logrado reunir más del 47% de los sufragios (…) El proceso que se desarrolla en este momento en Madrid desvela el fracaso de esta aventura anticonstitucional. Pero este fracaso no ha arreglado nada (…) El rencor todavía está vivo en la base fanatizada de los militantes independentistas. (…) No nos sorprenderíamos de que esta efervescencia nacionalista fuera observada de cerca por los independentistas corsos, que desde ahora saben que un paciente trabajo ‘gramsciano’ sobre futuras generaciones puede producir el resultado deseado. O al menos crear las condiciones de un cara a cara mortífero”.
Artículo original publicado en Le Figaro

El periodista Charles Jaigu, del diario francés «Le Figaro», ignora, no sé si por intereses partidistas o por voluntad propia, que detrás del independentismo catalán esta la Francmasonería francesa; ignora igualmente que esta el MOSSAD judío y los servicios de inteligencia rusos. No entro en ello pues es un tema muy largo y extenso.