¿Y por qué no la fuerza en Cataluña?
El General Monzón es partidario de reprimir por la fuerza el golpe de Estado en Cataluña. El General Manuel Fernández-Monzón Altolaguirre, asiduo en los medios de comunicación, es hijo del comandante de Infantería Manuel Fernández Monzón, laureado de San Fernando, que fue asesinado en Paracuellos en 1936 así como más de veinte personas de su familia más cercana. Como buen patriota está muy indignado con la situación actual en Cataluña, que se ha vuelto una enfermedad crónica y amenaza la unidad del territorio español. Nos alerta del peligro ante la inacción y complicidad del gobierno de Pedro Sánchez. En una breve entrevista propone la única solución eficaz para acabar de una vez por todas con la amenaza separatista.
¿Cómo valora la situación actual en Cataluña?
Entre la broma y la tragedia. Pues Pedro Sánchez ha llegado de una forma legítima al poder con la moción de censura, pero no lícita porque ha pactado con los enemigos de España y los populismos. El haberse apoyado en los separatistas para llegar a Moncloa hace que nos encontremos con la situacion ridícula e inadmisible de que el árbitro de los destinos de España sea Puigdemont.
Además de grave es ridículo e incomprensible el trato de favor que reciben los rebeldes y sediciosos…
Es absurdo que se esté discutiendo la euro orden por ejemplo y no se haya detenido a Puigdemont y que Sánchez acerque a los presos, entregándolos para que los vigile el enemigo en una cárcel en Cataluña, con todo tipo de comodidades, que es como el Hotel Ritz, es de risa. Los gravísimos delitos cometidos por los miembros del Parlament y del Govern anterior son los mismos que está cometiendo el señor Torra y su gobierno, continuar con proceso independentista al margen de la ley y por la vía unilateral.

No se entiende como esto no se reprime y se corta por lo sano esta grave amenaza a la unidad territorial…
Yo soy partidario absoluto de la represión por la fuerza, una represión por presencia. La fuerza no tiene porque ser necesariamente violenta. Todas las revoluciones y toda las rebeliones se reprimen con la fuerza no con buenas palabras y dialogando con el enemigo.
Lo más grave de todo no ha sido el referendum ni todas estas tonterías teóricas sino ha sido sobretodo las manifestaciones de miles de personas en la calle organizadas por los comités de defensa de la república y la asamblea nacional. El señor Sánchez cree que nos va a tranquilizar y solucionar el problema con dos fotografías sonrientes y hablando de diálogo y cordialidad. No se puede hablar de cordialidad con los traidores y con los rebeldes. Ellos no quieren hablar de nada más que de la autodeterminación y de un referendum ilegal y Pedro Sánchez ha dicho que de eso no se puede hablar. ¿De qué quieren hablar entonces? ¿De fútbol?
Los golpistas siguen con la misma chulería y osadía…
Exactamente y no lo ocultan. Torra no oculta que es un monigote de Puigdemont y van a seguir haciendo lo mismo. Con ellos no se puede hablar. Hay que reprimirlos. La situación actual es mucho peor incluso que la Rajoy porque al menos aplicó el artículo 155. Bien es cierto que muy mal aplicado y de manera a todas luces insuficiente. Lo que debería haber aplicado es la suspensión de la autonomía como hizo Tony Blair con la autonomía del Ulster. Levantar el 155 es poner alfombra al enemigo y no sólo eso. Como necesitaban los votos de Puigdemont y su dichoso Pdecat sin Puigdemont no podían hacer nada y están a su merced.
Los gobiernos de Sánchez y Rajoy han sido muy condescendientes con el separatismo, pero ¿quienes tenían que haber actuado entonces?
Son muy culpables las tres instituciones históricas de este país la Monarquía, la Iglesia (CEE) y el Ejército, las Fuerzas Armadas. Son tres silencios, tres omisiones que no entiendo en absoluto porque son tres pilares básicos en la historia de España y pareciera que ninguno tiene nada que decir de estas barbaridades y estas estupideces. La propia Iglesia que proclamó, sin que Franco se lo pidiera, como Cruzada el triunfo del bando nacional en la Guerra Civil ahora calla.
