Por qué VOX

Por B. Díaz del Castillo

10/10/2018 España

El sistema político español se ha hundido hasta lo más profundo del pozo. Ahora podemos seguir escarbando o comenzar a salir de él. Lo primero es fácil, pero nos hundirá más y llegado un momento será irreversible; lo segundo no es fácil, incluso puede que muy difícil, pero nos salvará.

Nuestra democracia no lo es, se ha convertido en una brutal partitocracia, corrupta y corruptora. Por eso, o reaccionamos o desapareceremos. Aquella maldita afirmación de que «en democracia todo vale, sin violencia» fue una de las mayores estupideces o maldades jamás dichas y creídas. Porque si todo vale, también la anarquía en que estamos y, si todo vale, también la violencia, como vemos.

Los partidos de izquierda española son dinosaurios que se resisten a desembarazarse de su criminal y fracasado pasado, y se empeñan en volver a repetirlo, en mirar atrás con orejeras y en tomarse venganzas miserables que sólo llevan a un nuevo enfrentamiento; que es lo que quieren porque creen, de nuevo, que saldrán victoriosas… aunque todo quede destruido.

Los partidos de derechas, a base de cobardía y de renegar de sí mismos, no sólo se han corrompido tanto o más que los de izquierdas, sino, que traicionándolo todo mil veces, ya no saben ni qué son, por lo que no son nada.

Por eso España vive convulsa, caída en la anarquía donde todo se permite, se acepta, se «negocia», donde todo es relativo, y, por ello, todo es corrupción moral y material. Por lo anterior, los partidos hasta ahora conocidos han dejado de representar a los españoles de orden, de bien, a los que cada día aspiran a la paz, la tranquilidad, el trabajo, la armonía y la libertad, a los que aún siendo mayoría son una y otra vez acosados y perseguidos por esas minorías afiliadas, pero sin pagar cuota, de izquierdas o derechas que nutren a tales partidos siempre y sólo en busca de algún bocado.

A la vista está lo que son PP, C,s y PSOE: más de lo mismo de todo lo que nos ha llevado a la penosa situación en que nos encontramos, es decir, a punto de desaparecer como nación y como pueblo. Y que nadie se engañe: ninguno de los señalados tiene solución. Tampoco, por supuesto, los comunistas, disfrazados o no; ser comunista en el siglo XXI con la historia más que reciente de testigo es de subnormales o degenerados. En cuanto a los separatistas, penosa particularidad española, existen sólo porque la izquierda y la derecha son como son y se lo permiten.

¿Qué queda entonces? Venimos siguiendo a VOX desde hace algún tiempo porque nos gusta estar al día y ver lo nuevo, lo distinto; porque queremos una solución para lo que la tiene, en contra de lo que nos venden las oligarquías partitocráticas desde hace cuatro décadas; pero eso sí, a condición de desembarazarnos de ellas y de su juego repugnante, vicioso, estúpido y demencial que ya conocemos.

Pues bien, creemos que VOX puede representar esa solución. ¿Por qué? Por muchas cosas —vean su programa lo primero–, pero queremos destacar las que, no figurando en su programa, son para nosotros esenciales:

* Porque ni es de izquierda ni de derecha; ni de centro.

* Porque es de España.

* Porque han confluido en él de manera espontánea –y creemos que sincera y meditada–, personas que vienen del hastío y del horror de los demás partidos.

* Porque dichas personas han militado y tenido cargos de responsabilidad en ellos y han terminado por salir asqueados y decepcionados hasta el tuétano.

* Porque para lo anterior hay que pasar por un purgatorio personal moral e intelectual duro y purificador; a nadie nos gusta reconocer nuestros errores.

* Porque pecadores arrepentidos quiere el Señor y necesita España.

* Porque también han confluido en VOX personas que, no siendo de las antes citadas, tienen trayectorias impecables, han mantenido sus principios, los han defendido siempre y todo ello en soledad sufriendo la incomprensión y el escarnio público o privado de muchos; porque nunca han cedido y siempre han resistido.

* Porque unos y otros anteponen España por encima incluso de ellos mismos.

* Porque son conscientes del dramático momento histórico en que se encuentra nuestra patria.

* Porque saben que está en juego nuestra supervivencia como nación y como pueblo, y no están dispuestos a resignarse sin intentar evitarlo o a seguir quejándose desde el sillón del salón.

* Porque saben que en España hay sitio para todos, izquierdas y derechas, que de todo tiene que haber en la viña del Señor.

* Porque saben que en esta vida nunca podemos conseguir el cien por cien de lo que pensamos o deseamos.

* Porque defienden lo que la inmensa mayoría de los seres humanos y de los españoles de orden, honrados, decentes y trabajadores quieren.

* Porque no desean imponer ni coartar, pero tampoco están dispuestos a que les impongan o coarten.

* Porque quieren vivir en España, siendo y sintiéndose españoles.

* Porque aman la verdad, sin filias ni fobias.

* Porque son generosos, pero conscientes de que la caridad comienza por uno mismo y por los propios.

* Porque huyen de utopías, siempre nocivas, y pisan suelo.

* Porque saben que cualquier colectivo, sociedad o nación, precisa de leyes y normas lo más justas posibles pero sobre todo que se respeten y hagan respetar, y de una justicia imparcial también en lo posible, que con algunos tiene que ser dura, incluso muy dura, y siempre rápida y ejemplar.

* Porque han sabido organizarse, poner cabeza, esfuerzo y tesón desde la nada, logrando hacerse un hueco –sólo hay que ver las reacciones de los demás– sin mancharse las manos y eso sólo se logra con generosidad e inteligencia.

* Porque por primera vez vemos la posibilidad real de imprimir un giro radical a la penosa deriva que nos aqueja desde hace décadas.

* Porque saben que el camino es largo y difícil y no lo ocultan, pero están dispuestos a no desfallecer.

No somos de los que entregamos fácilmente nuestro voto, si la cosa sigue como hasta ahora votaremos a VOX, pero ojo: hace mucho que nos deshicimos de la ingenuidad y el sentimentalismo, no nos dejamos llevar por las apariencias, atendemos a razones, pero no perdonamos ni la más venial mentira, miramos y miraremos con lupa los hechos, no las palabras.