¿Qué es lealtad?
Se conoce como lealtad al carácter de una persona, cosa o animal leal. El término de lealtad expresa un sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos hacia una persona, comunidad, organización, entre otros.
El término lealtad proviene del latín “legalis” que significa “respeto a la ley”.
El término leal es un adjetivo usado para identificar a un individuo fiel en base a sus acciones o comportamiento. Es por ello, que una persona leal es aquella que se caracteriza por ser dedicada y cumplidora, inclusive cuando las circunstancias son adversas, así como por defender en lo que cree, por ejemplo: un proyecto.
La lealtad es un valor que se relaciona con la formación de carácter. La lealtad es la fidelidad que se tiene en las acciones y comportamientos individuales y sociales para ser dueños de la propia voluntad.
La lealtad impulsa a la consecución de objetivos, lo que caracteriza a un emprendedor, por ejemplo. Una persona leal conserva las amistades y relaciones por los valores que transmite sin conformarse con los placeres pasajeros.
Lealtad como valor es una virtud que se desenvuelve en nuestra conciencia, en el compromiso de defender y de ser fieles a lo que creemos y en quien creemos. La lealtad es una virtud que consiste en la obediencia de las normas de fidelidad, honor, gratitud y respeto por alguna cosa o por alguien bien sea hacia una persona, animal, gobierno o comunidad, entre otros.
En referencia a este punto, algunos filósofos sostienen que un individuo puede ser leal a un conjunto de cosas, en cambio, otros sostienen que únicamente se es leal a otra persona ya que este término atañe exclusivamente a relaciones interpersonales.
No obstante, en una amistad no es suficiente únicamente el valor de lealtad sino también debe estar presente la sinceridad, el respeto, la honradez, el amor, entre otros valores.
Lealtad es sinónimo de nobleza, rectitud, honradez, honestidad, entre otros valores morales y éticos que permiten desarrollar fuertes relaciones sociales y/o de amistad y en donde se crea un vínculo de confianza muy sólido y, automáticamente, se genera respeto en los individuos.
Definición de lealtad. La lealtad es el cumplimiento de aquello que exigen las leyes de la fidelidad y el honor. Según ciertas convenciones, una persona de bien debe ser leal a los demás, a ciertas instituciones y organizaciones (como la empresa para la cual trabaja) y a su nación.
La lealtad está asociada a la fidelidad “alguien leal es alguien que no te da la espalda, ni con actitudes, ni en pensamientos”. Dios quiere que haya hombres y mujeres leales a Dios, a la familia, a la Iglesia y a su trabajo, entre otras cosas.
Mientras la fidelidad apunta al compromiso pleno con una persona, especialmente por motivos amorosos, la lealtad apunta a una causa o un ideal que bien puede ser más grande que una persona. Además, la fidelidad implica una exclusividad plena, mientras que se puede ser leal a diversas personas y diversas causas.
¿Y qué es la excesiva lealtad ? Pues mentir para encubrir la conducta impropia del supervisor o hacer todo lo que éste le diga, aun en contra de sus principios morales. Falta de dedicación y compromiso, perder el tiempo, hacer «la vista larga» y no dar el máximo de nuestro esfuerzo….
No obstante, lo opuesto de lealtad es traición, es la falta que comete una persona en virtud del incumplimiento de su palabra o infidelidad. La falta de lealtad describe a una persona que engaña a sus compañeros o familiares y expone su propia honorabilidad.
“Cría cuervos y te sacarán los ojos” es un refrán español que se refiere a la ingratitud de las personas… también es un consejo para practicar el bien teniendo en cuenta la naturaleza de las personas para no sufrir con sus ingratitudes.
La lealtad es una característica que no sólo está presente entre los individuos, sino también entre los animales, especialmente los perros, gatos y caballos. Todo ello, como gratitud hacia el afecto y protección que los seres humanos les brindan.
El término de lealtad puede situarse en diferentes contextos como en el trabajo, las relaciones de amistad y amorosa, entre otras, pero la lealtad no debe ser confundida con patriotismo ya que no todas las personas leales son patriotas, debido a que patriotismo es amor a la patria mientras que la lealtad a la patria es un sentimiento que muchos países deben despertar en los ciudadanos.
Cabe hacerse una pregunta: ¿Es lo mismo ser fiel que leal? Si se es leal se es fiel, pero no necesariamente por ser fiel se es leal. Yo quiero serle fiel a mi esposa y que ella me sea fiel… porque es leal a nuestro afecto, a nuestro compromiso de vida.
Estar en pareja implica mucho más que ser fiel y no engañar. Para que una pareja permanezca unida, más que la fidelidad, se necesita lealtad… La lealtad debe ser la base de cualquier relación de pareja, de amistad, de trabajo, de familia.
La fidelidad es la “observancia de la fe que alguien debe a otra persona”; y la fe es la “confianza, buen concepto que se tiene de alguien o de algo”. Se puede no sentir amor, pero ello no conlleva dejar de ser leal; la lealtad es lo que separa o une a las personas.
La fidelidad es la actitud de alguien que es fiel, constante y comprometido con respecto a los sentimientos, ideas u obligaciones que asume. Deriva de la palabra en latín “fidelitas” que significa servir a un dios… La fidelidad es la capacidad, el poder o la virtud de dar cumplimiento a las promesas
En primer lugar, la lealtad y fidelidad son dos valores necesarios para las sólidas relaciones. Sin embargo, ambos términos no son vistos como sinónimos, ya que algunos autores indican que la fidelidad es parte de la lealtad.
La lealtad, como hemos visto, es un valor que consiste en el respeto, obediencia, cuidado y defensa de lo que se cree y en quienes se cree, puede ser a una causa, proyecto o persona. Por su parte, la fidelidad es el poder o virtud de dar cumplimiento a las promesas a pesar del cambio de las ideas, convicciones o contextos. Como tal, la fidelidad es la capacidad de no engañar y no traicionar a las demás personas de su entorno no incumpliendo la palabra dada.
La lealtad en el ámbito de la política debe basarse en un contrato reciproco entre las partes.
Los contratantes deben demostrar lealtad a su compromiso de fidelidad. Los políticos han de ser leales ante todo a sus principios y a las instituciones porque representan a todos, a quienes les votan y a quienes no. En el ámbito del derecho se llaman relaciones reciprocas a aquellas que generan obligaciones para las dos partes, y así debe entenderse la lealtad política como una obligación reciproca entre quien tienen la obligación de gobernar respetando los estándares democráticos y quienes tienen la obligación de hacer oposición pensando en el interés general por encima de las tentaciones partidistas.

Hace unos días el teniente coronel Enrique Area Sacristán (1) ha arremetido con dureza contra la petición de “lealtad institucional” que viene planteando el Gobierno “La lealtad institucional es aquella cosa que uno reclama de los ciudadanos cuando es un impresentable y los susodichos se han dado cuenta. En los últimos tiempos se ha producido un mar de solicitudes de lealtad en el ámbito político de nuestro país. Una fuente inagotable de exigencia de tal cosa son las dos comunidades llamadas históricas que mientras tanto anuncian insumisión a todo lo que se menea”, advierte en su última publicación el teniente coronel.
Insiste el autor: “a mí me asusta, desde hace tiempo, la lealtad institucional. Me interesa la lealtad al ciudadano, el cumplimiento íntegro de las penas de los que han delinquido contra la Hacienda Pública, la delación del político corrupto que está robando a los ciudadanos, la denuncia del gestor monstruoso que, por avaricia o incompetencia, causa gran desgracia a su alrededor… El problema del concepto “lealtad institucional” no radica en ese punto, sino en su torticera relación con el servilismo, la ocultación, la componenda y el amiguismo del alma. El concepto de lealtad está íntimamente vinculado al de fidelidad y honor”, recuerda el teniente coronel.
Y pone ejemplos de esa teoría aplicados al momento político actual: “Un gestor incompetente reclama lealtad a su secretaria tras descubrir que falsea facturas. Un ministro solicita a sus subalternos lealtad institucional cuando ha incumplido una cuarta parte del aparato legislativo que le afecta. Un Jefe de Gobierno solicita lealtad a la oposición tras incumplir todas las razones por las que, actualmente, es jefe del Gobierno. Un jefe de la Oposición solicita lealtad al jefe del Gobierno tras descubrirse que todos los datos en los que se basan los cálculos económicos del país están falseados… ¿Debemos ser leales a la canallada que perpetra el Gobierno con la cosa pública en el caso de los gastos de compras y contratos con ocasión del estado de alarma? ¿Debemos lealtad al político que aún tiene la desfachatez de predicar lo que se debe hacer cuando él pudo y no quiso? ¿Debemos cumplir con el deber de la lealtad ante el que nos ofende o nos perjudica? ¿Es lógico mantenerse leal al que engaña y lo mantiene?”, se pregunta.
Sus conclusiones sobre esa “lealtad institucional” que ha venido reclamando el Gobierno en las últimas semanas son demoledoras “Respetemos la lealtad que se debe a quien lo merece, pero jamás la lealtad perruna al injusto, al malintencionado, al incompetente, al mentiroso, al tramposo o al patán. Nunca se ha demostrado, pero yo intuyo que nos iría mejor.”
(1) “Jamás lealtad perruna al mentiroso” OK DIARIO 09/06/2020

El contenido de este buen artículo, claramente referenciado al ámbito de lo político, es perfectamente aplicable al «mundillo» eclesiástico -y sus derivaciones- también.
Jesus, tiene toda la razón. Un saludo Jose Luis Diez
Don José Luis, EXCELENTE ARTÍCULO, como todos los suyos.
Mis felicitaciones.
Es buen artículo felicitaciones me ayudó mucho para mí interpretación (♥️◕ᴗ◕✿⭐♥️)♥️⭐⭐⭐⭐⭐⭐♥️