Refuerzo militar de cara a la situación en Cataluña
El Ejército de Tierra refuerza presencial y cualitativamente su despliegue militar en Aragón… ¿de cara a la situación cada vez más grave en Cataluña? Dos son las novedades más que significativas:
* Traslado del Cuartel General de la División Castillejos de Madrid a Huesca.
* Subordinación a dicho CG de la Brigada Aragón I que hasta ahora dependía de la División San Marcial (con base en Burgos); brigada que ha asumido en los dos últimos años al nuevo Regimiento Pavía, unidad acorazada que cuenta con carros de combate Leopardo 2E.

Todo lo anterior sigue la estela de la reestructuración derivada de la implantación en el Ejército de Tierra de las denominadas Brigadas Orgánicas Polivalentes (BOP), por la cual se redujeron a ocho las brigadas del Ejército de Tierra, el cual queda compuesto por cuatro brigadas pesadas con carros de combate (Aragón I, Extremadura XI, Guzmán el Bueno X y Guadarrama XII) y otras cuatro ligeras con vehículos de ruedas (Alfonso XIII II de La Legión, Almogávares VI de Paracaidistas, Galicia VII Aerotransportable y Canarias XVI).
El traslado del CG de la División Castillejos de Madrid a Huesca –al que acompañará el Batallón de Transmisiones II/1 con base también en Madrid–, comenzará en Junio o Julio de este año 2019 con el objetivo de que esté plenamente operativo en Diciembre de 2020; cuando esté completo, dicho CG estará integrado por unos 700 efectivos y, a su vez, la División tendrá bajo su mando, como se ha dicho desde Huesca, un total de 6.000 a 7.000 efectivos encuadrados en unidades muy variopintas, como hemos visto, entre ellas a La Legión, con base principal en Almería; los Paracaidistas, con base en Madrid; y la brigada aerotransportable, con base en Pontevedra. Todo lo cual hará de esta División una unidad muy versátil, flexible y adaptable.
Hay que resaltar muy especialmente que la División Castillejos tendrá bajo sus mando, desde Huesca como hemos señalado, a la Brigada Aragón I, que tiene su base en Zaragoza, a la cual pertenece el Regimiento Arapiles 62 cuyos batallones se encuentran desplegados en Barcelona y San Clemente de Sasebas (Gerona), en el corazón del Ampurdán, por desgracia la única unidad de nuestra Fuerza Terrestre ubicada en Cataluña; lo que esperemos cambie pronto y se vean acompañados de muchos más como se merece región tan española como todas las demás, máxime cuando los españoles de ella se ven día sí y día también acosados por sus enemigos que son los de todos nosotros.
Pues bien, la noticia no pasaría de ser una de las enésimas reorganizaciones de nuestro Ejército de Tierra, pandemia que no deja de azotarle, si no fuera por dos aspectos esenciales: supone el acercamiento y concentración en las lindes catalanas del mando de fuerzas militares muy importantes; además, supone la aceptación y continuidad del actual Gobierno –legal, pero ilegítimo– de una decisión tomada por el anterior en Diciembre de 2017.
Y como todo en la vida tiene su lectura política, esta aceptación y continuidad puede ser atisbo de que en Pedro I «el profanador» y «el okupa» germina por fin cierta prevención ante la evidencia, por mucho que intente ponerse de perfil, de que la situación en Cataluña se agrava, se le vaya aún más de esas manos traidoras que le caracterizan y no le quede más remedio que pegar un puñetazo en la mesa, no contra molinos de viento como es la profanación de los restos de Franco, que ningún daño hacen a nadie, ni siquiera a él, sino contra los verdaderos enemigos de España, de la patria, de la nación, de él mismo, de su propio partido, que son los secesionistas de tota ralea, única cuestión, la del secesionismo en realidad, que pone en peligro la paz, estabilidad, concordia y progreso de España.
