Salirse por peteneras
La petenera, como bien sabemos, es una variante del cante flamenco, una especie de malagueña. Pero en el léxico popular si uno se sale o arranca por peteneras es como decir que se pone a cantar generalmente para no seguir la conversación o escabullirse de algo serio diciendo un absurdo que no tiene nada que ver con lo que se le pregunta.
Desde su fundación esta ha sido la normativa usada por el PSOE en todos los casos ulcerosos, siguiendo con este lema por cuantos has sido sus representantes.
Para no andar por los cerros de Úbeda, nos situaremos en el periodo democrático, es decir, durante estos cuarenta últimos años.
Y recordamos la indicación con que se caracterizó su andadura democrática: “100 años de honradez”, y a partir de entonces según Casos-aislados de una corrupción sistemática su monto se eleva hasta 1917 a 96.124.090.826 euros. Sin contar consiguientemente con los ERES, a los que el Señor Presidente del Gobierno ha respondido dando un mutis por el foro.
Claro que ya lo hizo anteriormente cuando fue acusado de copiar su tesis doctoral, soportando apático el apodo de “Doctor cum fraude” saliendo de escena aludiendo a ir a otro escenario.
Cuando algunos de sus ministros fueros acusados por sus malas gestiones y escándalos, como Máxin Huerta, por infracción tributaria; José Borrell, aprovechando información privilegiada vendió las acciones de Abengoa para lucro personal: la “feminista” Dolores Delgado, voz abierta con el excomisario Villarejo, regocijándose de las informaciones de la cloaca del Estado, diciendo que vio a tíos del supremo y de la fiscalía con menores, haciendo alusión homófoba y llamando maricón al magistrado que se sentaba con ella en el consejo de ministros, concretamente de ministro del interior, Fernando Grande-Marlaska, y aplaudiendo la creación que una casas de citas para obtener información; el master de Carmen Montón en la URJC plagado de irregularidades; Pedro Francisco Duque sobre las irregularidades tributarias con su chalet; Maria Isabel Celaá engañando en sus declaraciones de la renta; y Jose Luis Ábalos que no se vio, que si se vio, con Delcy Rodríguez, la número 2 venezolana…
Seguidamente, hace su aparición en escena el virus chino. Tiembla España entera, y los dignos personajes del dibujante Ibáñez: Mortadelo y Filemón hacen sus pinitos encarnados en el doctor Simón “risitas” y el Ministro filosofo Salvador Illa, que cada vez que hablan engañan hasta al mismo diablo: “que no pasa nada”, “ España no va a tener más allá desde algún caso”, “ no hay que exagerar”, “No hay que suspender eventos sociales”, “las medidas de mitigación tienen un gran impacto económico y social, así que hay que esperar al momento preciso”, “sería un poco fuerte hablar ahora mismo de pandemia por el coronavirus”, “Parece que la pandemia está remitiendo”, ”las mascarillas anticontagio son más seguras para los mayorees de 60 años”, “ Las mascarillas estarán disponibles esta semana” etc.
Y para mayor escarnio ahí tenemos a Nadia Calviño y al reverendo Pablo Iglesias simulando paz donde no la hay, y adoctrinando con una ideología trasnochada de colectivización forzosa frente a la insensibilidad de los fondos buitre. Demagogia pura y dura con tono pausado y doliente de seminarista recién ingresado.
Para finalizar y tras la entrada en escena el verdadero virus: el Presidente Sánchez habla los sábados, previo ensayo en el espejo de Moncloa, donde ni Jose Meneses canta mejor las peteneras. Horas y horas platicado y aburriendo hasta las ovejas churras. Amén de no ser creíble porque no dice una sola verdad. Comparece inicialmente sin contenido político sino literario y representado lo ensayado, y confirmando unos planes diseñados por sus asesores consistentes en aprobar una reedición de los Pactos de la Moncloa, denominados Plan para la Reconstrucción/Salvación Nacional. Otra petenera junto al confinamiento que persiste y se prorroga.
Y llegamos al Congresos de los Diputados donde Casado y Abascal le ponen las peras al cuarto, y el Presidente Sánchez, tras de abrocharse el botón de la americanas, siempre les contesta, pregunten lo que le pregunten, por peteneras diciendo: “No cabe duda, las mejores sardinas son las de Santurce”, y continua sentado en el escaño tan narcisista y engreído como es norma habitual en un Presidente que miente y un país que muere.
Con estos ingredientes sobre la mesa, cualquier promesa, estimación o cálculo que exponga Sánchez ante los españoles lleva consigo a la desconfianza, pues la verdad oficial está tan contaminada por los desatinos del pasado y por las sospechas del presente, que nos hace pensar de que, para Sánchez, lo único que le importa más que salir de la crisis, es que él salga reforzado. O si no, ¿por qué tanta carga de propaganda gubernamental? ¿Por qué tanto dinero (15 millones de euros) regalado a las televisiones? ¿Por qué tanta mentira? ¿Por qué tantos porqués sin contestar? ¿Hasta cuándo hemos de seguir sufriendo esta pandemia gubernamental?
Lo peor de estas semanas de crisis y confinamiento, verdaderamente son las muertes y el dolor de las familias. Pero lo que viene también será difícil de digerir. Estamos en una sociedad rota, que navega porque hay que navegar, que ahora muere porque hay que morir; y que sufre los clásicos síntomas que anteceden a una depresión. Quien diga que a esta crisis no le seguirá un período de dura catarsis y sufrimiento, miente.
Y es que mientras sigamos permitiendo al gobierno salirse por peteneras, con mentiras, embustes y rectificaciones iremos de mal en peor. El horizonte que se avecina es pésimo pues de seguir así perderemos nuestra propia legitimidad. Ahora bien, habremos aprendido a cantar por peteneras.

Muy bien explicado: Todo coherente con la base doctrinal: “La mentira es un arma revolucionaria”
Y en cuanto a la forma, me quedo con dos ideas por compartirlas plenamente. La del inepto narcisista, que aburre hasta a las ovejas…. y la “demagogia del tono pausado y doliente” de una hiena cubierta con piel de oveja, cual hábito del seminario donde espera profesar de revolucionario.