Sánchez se apunta al golpismo
La cabalgada de Sánchez hacia el caos sanitario, económico, social y político, no sé muy bien si es la huida hacia delante por la constatación de su patente fracaso en todos los sectores mencionados, por una contumacia en el error o por un factor patológico de carácter sicopático. Sea a causa de su cobardía en asumir la responsabilidad de su cargo, de oligofrenia por su vanidad o por una psicosis enfermiza, el resultado es lo que cuenta y las cifras son contundentes, no permiten el mínimo análisis favorable.
Muchos españoles, desde hace meses, miran con miedo el futuro y con melancolía el pasado, mientras en el extranjero se nos bautiza como “el enfermo de Europa” o “el Estado fallido”. La imagen internacional recuperada, al iniciarse la transición política, gracias a los aciertos de entonces inspirados en un espíritu de concordia, comprensión y fe en nuestro futuro se ha esfumado. Es cierto que la clase dirigente española es impresentable, pero como ciudadanos debemos superar nuestros miedos, despojarnos de nuestra melancolía y enfrentar el futuro con el valor que la situación nos requiere.
España, provincia romana desde el siglo II, es una de las culturas más importantes del continente. A finales del siglo XV ensanchó y abrió el mundo, no solo con el continente americano sino también con el océano Pacífico. Hemos tenido más siglos de decadencia que nadie, nos peleamos siempre pero aquí estamos. Nuestra posición estratégica es privilegiada, nuestra geografía variada y deslumbrante, el clima una delicia, el idioma español de una riqueza y expansión abrumadora y antes de la pandemia el segundo país más longevo y el mejor para vivir. No podemos permitir que unos arribistas, iletrados, plagiadores y humanamente mediocres pongan en riesgo el legado que recibimos y que estamos obligados a trasmitir.
Sánchez con la ayuda de viejos secesionistas, ancianos terroristas y comunistas vinculados al narco, ha iniciado el galope de su particular cabalgada que claramente es un golpe de Estado desde el Poder. Sus ataques a: la Constitución, al régimen político, al poder judicial y al cuarto poder, han tenido como objetivo el vaciar las instituciones y silenciar los contrapesos del poder para dar el cambiazo: libertad por sumisión, gobierno representativo por gobierno totalitario, Estado de Derecho por razón de Estado y democracia por autoritarismo.
Este gobierno de coalición que el presidente califica de legítimo, no lo es, sólo es legal. Es ilegítimo en origen, 48 horas antes de iniciarse las elecciones el candidato socialista engañaba a sus votantes diciéndoles que jamás pactaría con quien después pactó, después de jurar o prometer acatar y hacer cumplir la Constitución él y varios ministros han atacado y animado para que otros la incumplieran o cometieran desacato contra la Jefatura del Estado. La rebeldía contra la tiranía es un derecho que tenemos como ciudadanos. La escuela de juristas de Salamanca ya reconocía este derecho al pueblo en la Edad Media.
La oposición tiene, además de otros mecanismos, el artículo 113 para presentar la moción de censura. Que sorprendentemente solo lo ha utilizado VOX, en lugar de haber tomado la iniciativa el PP como principal partido de la oposición. Entre los dos podrían presentar 4 mociones de censura. Cuentan además con el artículo 102 para llevar al presidente y ministros ante el TS por responsabilidad criminal. Más de 50.000 muertos, todavía sin contar, nos contemplan desde el otro mundo.
Si la oposición no cumple con su obligación, la Constitución sigue ofreciendo una salida el artículo 8º. 1 en el que el pueblo soberano encomienda a sus Fuerzas Armadas intervenir cuando, entre otros supuestos, esté en riesgo el ordenamiento constitucional. Es evidente que el sistema político que los españoles aprobamos mayoritariamente en 1976 en referéndum por más del 88%, está siendo atacado desde el gobierno para sustituir una legalidad por otra, sin contar ni con los ciudadanos ni con la ley. Por esa razón es por lo que podemos definir esta deriva gubernamental como golpe de Estado.
La intervención de las Fuerzas Armadas en defensa del orden constitucional, para restaurar el Estado de Derecho, no es una opción es una obligación. El diputado socialista Enrique Mujica lo explicaba en su intervención en el Congreso de los Diputados y que puede consultarse en el diario de sesiones. Intervenir para evitar el golpismo del gobierno, es cumplir el mandato del pueblo español a las FFAA. Hay que reconocer el conocimiento premonitorio del diputado socialista hacia algunos de sus colegas de partido.
