Siempre fueron iguales

Por Eugenio Fernández Barallobre

31/10/2023 España

Todavía queda alguno que piensa que hubo, a lo largo de la historia, dos partidos socialistas, una suerte de buenos y malos. Estoy seguro de que ninguno de lo que así piensan se molestó en leer, ni tan siquiera, una sola página de la Historia reciente de España, pues de haberlo hecho, por muy poco que se molestasen, sabrían de verdad quien es el partido socialista y quienes son todos y cada uno de sus integrantes.

Lo dije hace mucho tiempo, todo aquel afiliado o simpatizante que, a la vista de lo que está haciendo su partido, el más corrupto de nuestra historia, todavía mantenga el carné, se convertirá en cómplice de la peor de las traiciones, la traición a la Patria, la traición a España que pretende consumar el gran sátrapa, contando con el aplauso unánime de los lametraserillos que lo rodean y arropan en la ejecutiva nacional, auxiliados, como siempre, con el indispensable concurso de los comunistas de salón, encabezados por la muñequita con perfil de tucán; la podemía; los filoterroristas; los delincuentes golpistas y demás perroflautas. Todos aquellos que, desde el mismo día de su fundación, han perseguido, como único objetivo, la destrucción de España.

Pero si el grave delito que pretende consumar el gran sátrapa no fuese suficiente para que los españoles nos despertemos de una vez por todas, conviene recordar un poco la historia patria para determinar quiénes son los socialistas y que se oculta tras esa supuesta “superioridad moral”, que jamás tuvieron, de la que hacen gala merced a la existencia de una derechona cobarde y acomodaticia que se lo ha permitido. No hay más que ver las ausencias tan significativas en la concentración de ayer domingo, en la plaza de Colón de Madrid, para saber a qué me estoy refiriendo.

Sería largo enumerar en todos aquellos hechos que provocaron graves consecuencias en la historia reciente de España en los que los socialistas tuvieron un papel de protagonismo o, al menos de coprotagonistas, cuando no, como mínimo, de colaboradores necesarios o animadores desde las sombras.

Vamos a pasar por alto la llamada “Semana Trágica” que tiñó de sangre Barcelona en 1909 en la que, de acuerdo con la prensa de la época, los principales instigadores fueron anarquistas y socialistas; al igual que pasaremos por alto la pública amenaza de muerte que, en 1910, en el Congreso de los Diputados, profirió Pablo Iglesias -el fundador del PSOE-, contra Maura quien, por cierto ese mismo año fue objeto de un atentado anarquista y, sin embargo, nos vamos a detener, en una primera escala, en la tarde del 11 de noviembre de 1912.

Aquella tarde, el Catedrático de la Universidad Central, Antonio Ballesteros, fue testigo presencial, observando cómo paseaba, por la plaza del Dos de Mayo y aledaños, Pablo Iglesias Posse, fundador del PSOE, al lado de Manuel Pardiñas, que, al día siguiente, 12 de noviembre, asesinó a tiros, en la Puerta del Sol de Madrid, al Presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas. ¿Coincidencias?, ¿quién sabe?, ¿existen…?

Otro alto en el camino hay que hacerlo en la huelga revolucionaria de 1917, que causó más de cien muertos, entre ellos varios policías, y centenares de detenidos en toda España, que tuvo, como principales instigadores a la UGT, la CNT y, por supuesto, los socialistas.

Tal vez, muy pocos sepan que, tras el asesinato del Presidente del Consejo de Ministros, el coruñés Eduardo Dato Iradier, el 8 de marzo de 1921, en el homenaje póstumo que se celebró en el Palacio del Congreso, los únicos que no se pusieron en pie durante la emocionada ovación que le tributaron al fallecido fueron, precisamente, los socialistas y la izquierda republicana, minoritarios ambos en la Cámara. ¿Otra casualidad?, ¿quién sabe?

También pasaremos por alto, la participación de este partido en la irregular proclamación de la II República, surgida, curiosamente, tras unas elecciones municipales que, ni tan siquiera, ganó la izquierda.

Nos pararemos, eso sí, en la salvaje revolución de octubre de 1934, un auténtico golpe de Estado contra la, ahora, tan loada República, encabezado por los socialistas, que causó más de 1.100 muertos en toda España, entre ellos policías, guardias civiles y militares.

Tampoco, en honor a la brevedad, nos detendremos mucho en las fraudulentas elecciones de febrero de 1936, un pucherazo al más rancio estilo, que abrieron la puerta al frente popular, contando, como no, con el concurso indispensable de los socialistas. No olvidemos que un tipo siniestro y deleznable como Largo Caballero, al que el actual PSOE tuvo el cuajo, sin reparo alguno, de homenajearlo no hace mucho tiempo, señaló el 10 de febrero de 1936: “si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia”, toda una declaración de intenciones, por cierto “muy democráticas” que, finalmente, nos condujo a la guerra civil.

Tal vez, otro hecho que desconozca esta juventud deformada que tenemos, cuya deformación viene provocada, precisamente, por los sucesivos planes de educación socialistas, sea el asesinato de Calvo Sotelo, líder de la oposición, en julio de 1936. En aquella particular noche de los cuchillos largos, en una camioneta del Cuerpo de Seguridad, Guardias de Asalto, Guardias Civiles y la escolta del socialista Indalecio Prieto fueron a buscarlo a su domicilio y, tras “pasearlo”, uno de los miembros de la escolta de Prieto, le disparó en la cabeza, dejando su cuerpo tirado en las puertas del cementerio. No hay que olvidar, que tanto el Oficial de Asalto, como el de la Guardia Civil, participantes en ese vil y miserable asesinato, eran simpatizantes de los socialistas y comunistas e instructores de sus juventudes.

No vamos a referir las salvajadas cometidas por grupos tan siniestros como “la motorizada”, una pandilla de asesinos a sueldo de la izquierda que se llevó por delante a todo aquel que no se ajustase a la perversa y criminal ideología socialista-comunista, imperante en el frente popular.

Junto a estos, los socialistas fueron unos de los responsables de la persecución religiosa llevada a cabo en España entre 1936 y 1939, más sanguinaria que la de Nerón, al igual que el resto de los asesinatos cometidos en la zona de retaguardia controlada por ellos; incluso, son los responsables de que, cuando las cosas comenzaron a ir mal dadas, en lugar de aguantar el tipo con gallardía, se embarcaron a bordo de determinados buques, eso sí, con el dinero de todos los españoles que previamente habían saqueado, para huir con él a su exilio mejicano donde vivieron a cuerpo de rey hasta su muerte, cuando no para enviarlo a su amada Unión Soviética.

Y muchas otras cosas más, entre ellas, aquel saqueo de Filesa y Malesa; los eres andaluces; la limitación de derechos durante la “plandemia” o la injerencia maliciosa en todas las Instituciones lo que, además de pasarse por el arco de triunfo todas nuestras garantías constitucionales, nos aleja, a cada paso más, del llamado Estado de derecho.

Hay más, mucho más, sin embargo, estas pinceladas parecen más que suficientes para demostrar que eso de la “superioridad moral de la izquierda” no deja de ser una ensoñación que ha servido para granjearse el voto de mucho tonto útil, contando, como colaborador necesario, con la falta de coraje de la derechona.

Nada de esto se enseña en las escuelas ni colegios ya que está gentuza, con sus leyes de memoria sectaria, se han encargado de borrarlo de los libros de texto. Tampoco de nada de esto habla la prensa vilmente comprada por el poder, incluso quien de ello quera hablar es censurado en determinadas redes sociales.

Y ahora con una juventud totalmente adocenada, desarmada de valores, alienada, que solo piensa en decidir lo que son, hoy hombres, mañana mujeres y, en el medio, fluidos. Esa juventud a la que le han enseñado que matar a un gato es un delito de “lesa humanidad”, en tanto que matar a un no nacido es un derecho inalienable de la mujer; que fumar marihuana es lo más guay ya que quien fuma tabaco es un sociópata; que el único dios que existe es el planeta al que hay que rendir culto por medio de la nueva “religión climática” y otras gilipolleces por el estilo. Los socialistas pretenden darle el golpe de gracia a España.

Una pretensión para la que se han asociado con la peor calaña, con los enemigos de siempre de España: los delincuentes golpistas catalanes, un grupo de oligarcas corruptos que solo pretenden su enriquecimiento; los filoetarras, esos que rinden culto y homenaje a una banda de asesinos que se llevó por delante la vida de muchos españoles; la insana podemía, se llame hoy como se llame, con individuas a la cabeza tan despreciables como la de perfil de tucán, la ya conocida como la “novia de Chucky” o la otrora “favorita del macho alfa”, una colección de indocumentadas que están pervirtiendo a toda nuestra juventud con el fin de que la conquista de España se convierta en un mero paseo militar.

Hemos perdido todo el prestigio internacional que teníamos. Somos el hazmerreir del mundo entero con ministras y ministros de la catadura de los que tenemos. Como decía un viejo amigo, “si estos son los que los representan, como serán los representados”.

Y, entretanto, la derechona cobarde y acomodaticia de siempre, sigue mirando para otro lado a la espera de que, un día, que no llegará, los sociatas, los de la inexistente superioridad moral, decidan cederles una parte del pastel ya que, de lo contrario, de poner lo hay que poner sobre la mesa, podrían ser tildados de “fachas” y, antes que eso, la muerte, aunque solo sea la civil.

¿De verdad, los españoles, vamos a consentir estos atropellos? Esperemos que no.

Blog del autor: http://cnpjefb.blogspot.com/