El terrible panorama del aborto en España no cesa.

Todas las autonomías, todas las autoridades, tienen su culpa y responsabilidad, y un día ellos y quienes les votan tendrán que dar cuenta, que no lo duden, pero hay algunasa las que más les valiera que se ataran una rueda de molino al cuello y se tiraran al mar.

Aportamos esta semana unas interesantísimas estadísticas del año 2016 sobre la tremenda realidad del crimen del aborto en España.

El análisis y las conclusiones que puede sacarse de ellas es múltiple. Por nuestra parte sólo algunos apuntes de cada una de ellas, teniendo en cuenta que la tasa media de abortos en España está en el 18 por ciento.

Relación de las autonomías por porcentaje de abortos.

Como puede verse hay dos casos muy significativos que son Ceuta y Melilla donde prácticamente no hay abortos provocados, lo que suponemos es debido a la cada día más mayoritaria población musulmana de dichas ciudades; algo que a los católicos nos debería llenar de vergüenza. Es también importante notar que Asturias y Cantabria alcanzan porcentajes de abortos muy elevados; sobre todo Asturias que se lleva la palma en tan terrible lacra. Claro que Cataluña y Madrid tampoco les andan a la zaga.

Relación de autonomías según el número de nacimientos y el porcentaje de abortos.

Si observamos el gráfico anterior, vemos que, lógicamente, a menos natalidad y menos población, menos porcentaje de abortos, pero si miramos bien vemos que La Rioja, Cantabria, Navarra y Asturias destacan por su elevado porcentaje de abortos en relación con una natalidad y población escasa.

Relación de autonomías según su porcentaje de abortos y de ayudas al nacimiento.

En el anterior gráfico podemos ver el porcentaje de abortos en comparación con el de ayudas al nacimiento, y todo parece indicar que, tristemente, quien da más no por ello consigue reducir significativamente el número de abortos. Quitando Ceuta y Melilla siempre, pues son casos especiales, como ya hemos apuntado, lo anterior, a nuestro juicio, implica que la cultura del aborto, la cultura del crimen y del asesinato de inocentes está más que arraigada.

Relación de autonomías según el porcentaje de abortos y las ayudas a embarazadas vulnerables.

Y si observamos los datos del gráfico anterior, vemos que lo dicho más arriba se confirma, pues no quien más ayudas ofrece a las mujeres embarazadas vulnerables consigue reducir de forma llamativa el número de abortos, si acaso ligeramente.

Todas las autonomías, todas las autoridades, tienen su culpa y responsabilidad, y un día ellos y quienes les votan tendrán que dar cuenta, que no lo duden, pero hay algunasa las que más les valiera que se ataran una rueda de molino al cuello y se tiraran al mar.

Todo lo aquí presentado, a nuestro parecer, supone un triunfo mayúsculo de esa cultura del aborto y del asesinato de inocentes ya mencionada, supone la confirmación de que vivimos en una sociedad terriblemente egoísta, materialista, hedonista, deshumanizada, criminal. Supone que las administraciones no dedican a paliar el drama del aborto ni la calderilla, pero menos aún la necesaria propaganda, sino todo lo contrario. Supone que España con la democracia, bajo el reinado de Juan Carlos I y ahora de su hijo –que quede para la Historia–, con este «Estado del bienestar» tan cacareado, con nuestra flamante Constitución de 1978 y con este clero aburguesado que cada día nos escandaliza más, se ha hundido, quién sabe si para siempre, en una corrupción espiritual y moral, en un paganismo, en un primitivismo, en un repugnante lodazal sin precedentes.

Por ello, son más necesarias las acciones para mentalizar a nuestros compatriotas de la terrible existencia de esta lacra que es el aborto, de la necesidad de cambiar radicalmente las leyes para hacerlo desaparecer, de la obligación de no apoyar ni por asomo a ningún político ni partido que no declare ante notario su decisión firme de dar a este problema la máxima prioridad y solución radical de inmediato o… de dimitir en el empeño.

 


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