Terrorismo comunista durante los años 40 y 50 (III)
III – EL TERRORISMO POR REGIONES
En el Noreste de España.-
Fue en Cataluña donde menos incidencia tuvo el terrorismo del PCE –de hecho supuso para él un considerable fracaso pues apenas pudo actuar en ella–, haciéndose con el protagonismo el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) que, aun siendo tan comunista como aquél, mantenía desde antiguo fuertes discrepancias con el PCE, prefiriendo priorizar su tendencia secesionista, sometiéndose a las directrices del partido y a las de la Internacional Comunista lo menos posible, optando por actuar por su cuenta, aun cuando ello le supuso carecer de los apoyos materiales y humanos que tanto el PCE como Moscú podían aportarle; lo que a la larga fue un craso error, pues el PSUC no disponía de infraestructura ni en Francia ni en la propia Cataluña capaz de soportar una empresa tan compleja como era la del terrorismo.

Debido a la falta de esos apoyos y a tener que valerse por sí mismo, la primera fase de la que dimos cuenta a penas existió en Cataluña, no siendo hasta principios de 1945 cuando el PSUC logró realizar sus primeros atentados destacando el atraco a la fábrica de cerveza Moritz de Barcelona. Como consecuencia de ello la Guardia Civil se puso en alerta logrando rápidamente los primeros resultados: seis terroristas detenidos en la localidad de Talamanca nada más haber atravesado la frontera francesa; uno muerto y dos detenidos en Mura; dos en la «Fuente de los Enamorados»; uno en San Vicente de Casteller, nueve en San Mateo de Bages y uno en Pla de los Mauresanos, todas ellas localidades de la provincia de Barcelona.
En Marzo de ese mismo año, el PSUC creaba un «grupo especial» a cuyo frente colocaba a un desertor del Ejército apellidado Cuadrado quien, secundado por otros cuatro terroristas, atracaba una farmacia. Pero cuando planeaban asaltar varios locales de Falange toparon con la Guardia Civil, que les seguía los pasos de cerca, resultando el tal Cuadrado abatido y detenidos otros dos; asimismo, se consiguió, con la detención de 33 militantes de dicho partido en Barcelona, más otros en Lérida y Gerona, desmantelar prácticamente por completo la «organización del llano», es decir, la red de apoyo que servía a dicha partida. En los pisos registrados se incautaron diversas armas y líquidos inflamables con los que pensaban incendiar los locales de Falange.
A finales de Julio también de 1945, gracias a la concienzuda labor de investigación de la Policía se conseguía detener a otra partida del PSUC compuesta por seis terroristas la cual era autora del asesinato de un falangista, el atraco a la sucursal del Banco Hispano-Colonial de Vimbodi (Tarragona), así como de varias masías; su detención arrastró la de varios de sus colaboradores, entre ellos un matrimonio cuyos dos hijos hacía poco que habían pasado la frontera francesa para incorporarse a otra partida terrorista del PSUC. En los domicilios registrados se incautaron armas y explosivos.
El 2 de Enero de 1946, seis terroristas del PSUC atracaban una empresa en Barcelona logrando un botín de 200.000 pesetas, cifra entonces muy importante. Pero la Policía conseguía, a finales de mes, detener a cuatro de ellos cuando estaban en un bar; sorprendidos, la amante de uno de ellos lanzó una granada de mano contra los agentes causando la muerte del matrimonio dueño del bar y heridas de consideración a tres inspectores y a dos de los terroristas.
Dos éxitos importantes obtenidos por la Guardia Civil en la provincia de Barcelona por aquellas fechas fueron la detención del jefe de una «División» terrorista del PSUC, lo que trajo consigo la inmediata huida a Francia de sus 25 integrantes; lo mismo ocurrió con los nueve componentes de otra partida al verse descubiertos.
Durante el verano de 1946 cobraron gran actividad en Barcelona dos partidas terroristas del PSUC especializadas en atentados contra edificios oficiales, contra otros con gran afluencia de público y contra vías férreas, cuyos hechos llegaron a provocar tres muertos, numerosos heridos e importantes daños materiales. No obstante, el que pudo ser su más grave atentado, una serie de cargas explosivas colocadas el 20 de Enero de 1947 al paso de un tren de viajeros, fracasó al conseguir la Policía desactivarlas a tiempo. Las investigaciones policiales dieron como resultado, a raíz del robo de un vehículo, descubrir que dichas partidas se denominaban «Jaime Girabau» y «Segunda», estando al frente de ellas Ángel Carrero. Producto de los varios atracos realizados era que el PSUC disponía en esos instantes de abundantes fondos con los que había conseguido aumentar su labor de propaganda y proselitismo, habiendo dividido Barcelona en cuatro sectores en cada uno de los cuales funcionaban varios comités que exportaban sus actividades a localidades aledañas gracias a disponer también de nuevas redes de apoyo. Además de los numerosos atracos –entre ellos de una sucursal de «Mantequerías Leonesas» y en dos pastelerías con el resultado de tres personas muertas y otras tres heridas–, las dos partidas eran también responsables de varios atentados con explosivos contra sedes de Falange y contra el monumento a la Legión Cóndor alemana.


Finalmente, ambas partidas acabarían siendo desmanteladas por la Policía lográndose la detención de un total de ochenta personas, de las cuales catorce terroristas, siendo el resto enlaces y colaboradores. En Febrero de 1949 se celebró el oportuno consejo de guerra contra ellos resultando condenados a muerte los cuatro autores materiales de los atentados –Ángel Carrero, Pedro Valverde, Numen Mestre Ferrando y Joaquín Puig Pidemunt– y el resto a penas de cárcel.
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Los éxitos policiales contra el terrorismo del PSUC, su incapacidad para reclutar nuevos terroristas y su falta de infraestructura propiciaron que a finales de 1946 los comunistas-separatistas catalanes quedaran prácticamente fuera de combate y eliminados de la faz de aquellas provincias. Su lugar lo habían comenzado a ocupar en 1945 los anarquistas, ausentes como aquellos de la primera fase del terrorismo, pero que a partir de dicho año habían comenzado a dar señales de vida cuando en Agosto seis terroristas de dicha filiación habían atracado la sucursal del Banco de Vizcaya de la calle Rocafort y otros cuatro la del Banesto de la calle Mallorca, ambas en Barcelona; en Septiembre cuatro más lo habían hecho con la fábrica de gas ubicada en la calle Taulet y días después nueve terroristas lo hacían con la fábrica de cementos «Pradera», ambas también de la ciudad condal; de estos últimos la Guardia Civil consiguió abatir a uno y detener al jefe del grupo tras ser denunciado por su amante en un ataque de celos.

Los anarquistas actuaron siempre también por su cuenta, sin someterse ni coordinarse ni con el PCE ni con el PSUC, bien que a diferencia de éstos, y como ocurría con aquellos, sí disponían en Francia de una infraestructura material y de una cantera humana más que aceptable que dirigía Pedro Matéu Cosidó, habiendo conseguido infiltrar en Cataluña algunos terroristas –entre ellos los que ya actuaran en 1945–, que, aunque pocos, demostrarían gran actividad y audacia en sus golpes. Para el terrorismo anarquista en Cataluña, el año 1947 sería el de su verdadero inicio, mientras que 1948 y 1949, precisamente los años en los que el terrorismo comunista del resto de la Península comenzará a tocar a su fin, iba a ser los de su apogeo, sobre todo en los que su acción predilecta, los atracos, alcanzaron su apogeo. Aunque a partir de 1949 este terrorismo decaiga, paradójicamente será el que más se prolongue en el tiempo –de hecho fue donde la que llamamos tercera fase tuvo mayor virulencia–, emitiendo sus últimos estertores a principios de los sesenta, pero sólo por dos motivos: los anarquistas nunca poseyeron ni la disciplina interna, ni la jerarquización y férrea dirección del PCE, por lo que a diferencia de éstos no hubo un momento definitivo ni una dirección que diera orden de cesar en la estrategia terrorista; bien entendido que aunque sus acciones se prolongaron en el tiempo, lo fueron sólo por la contumacia, fanatismo y persistencia de dos de sus más destacados militantes que, prácticamente en solitario, como veremos, siguieron con sus actividades terroristas hasta ser abatidos por la fuerzas del orden, pues en realidad el terrorismo anarquista había quedado también, como el comunista, desmantelado para comienzos de la década de los cincuenta.
De los terroristas anarquistas, que no fueron muchos, cabe destacar y centrarnos en las biografías de los tres más significativos culpables de lo que hemos dicho en el párrafo anterior: Francisco Sabater Llopart (a) «Quico»; José Luis Facerías (a) «Face» ó «Petronio» y Ramón Vila Capdevila (a) «Caraquemada».



* Francisco Sabater Llopart (a) «Quico», había nacido en 1915, hijo de un guardia municipal que a los siete años tuvo que internarle en el reformatorio de Barcelona debido a su contumaz rebeldía; fugado del mismo, regresó a la casa paterna prometiendo enmendarse. Aprendiz de fontanero a los 10 años, con 16, cuando se implanta la II República en España, se afilia al Sindicato de Oficios Varios de la CNT y funda el grupo de acción anarquista «Los Novatos» junto a sus hermanos Manuel y José y algunos amigos. Su primer delito fue atracar a un vecino en el marco de las revueltas anarquistas de 1932. En 1933, cuando los anarquistas se levantan contra el Gobierno republicano de Azaña, Sabater y los suyos aprovechan para intensificar sus delitos destacando la «toma» durante algunos días de la localidad de Hospitalet en la que proclaman el comunismo libertario, queman los archivos y registros y propinan serias palizas a algunos vecinos; su primer enfrentamiento armado con la Guardia Civil se produjo en el verano de ese año cuando fueron sorprendidos por la Benemérita en un paraje solitario haciendo prácticas con armas de fuego y explosivos.
Durante la Revolución de Octubre de 1934, Sabater y «Los Novatos» se dedicaron a recoger cuantas armas lograban encontrar abandonadas antes de que fueran intervenidas por la Policía, procediendo la CNT con ellas, y con otras muchas más, a crear depósitos clandestinos con vistas utilizarlas en la siguiente ocasión que se presentara. En 1935 Francisco Sabater se negó a cumplir el servicio militar por lo que fue declarado prófugo, viéndose obligado a ocultarse, lo que no le impidió cometer, al frente de los suyos, su primer delito importante que fue un atraco a mano armada –que los anarquistas llamaban «expropiaciones»– entregando el botín a la CNT para su financiación.

El Alzamiento le sorprendió en Barcelona, presentándose de inmediato voluntario, enrolándose en la columna anarquista de «Los Aguiluchos» dirigida por Juan García Oliver, con la que combate en Aragón. Posteriormente serviría como maestro armero en la «División Ascaso» y la columna Ortiz, ambas también anarquistas. Presentado para piloto, el PCE, que controlaba tan importante Arma, se lo impidió debido a su filiación anarquista, algo que nunca perdonaría a los comunistas.
Cuando los nacionales reconquistan Teruel a comienzos de 1938, surgieron fortísimas discrepancias por tal fracaso entre comunistas y anarquistas. En una de las múltiples broncas entre unos y otros, Sabater asesinó de un tiro a bocajarro a un comisario político comunista, viéndose obligado a desertar y a huir a Barcelona donde consiguió ocultarse durante algún tiempo protegido por los dirigentes anarquistas de la ciudad condal. No obstante, no cesaría en sus actividades dedicándose en Barcelona, junto con otros anarquistas, a liberar a algunos compañeros presos en «checas» comunistas o, simplemente, a atracar comercios o asesinar a aquellos a los que consideraba enemigos del pueblo. Como consecuencia de tales actividades, y después de algún que otro enfrentamiento con la Policía roja, terminó siendo detenido.
Tras diversas artimañas y con la ayuda del Comité Regional de la CNT de Cataluña, Sabater consiguió evadirse de la prisión, marchando a ocultarse en una colonia de niños controlada por la CNT en la localidad de Masqueta (Barcelona), pero cuando iba de camino a ella, acompañado de su cuñado, topó con una patrulla de Carabineros rojos contra los que abrió fuego a bocajarro logrando dar muerte a los cuatro agentes. Obligado de nuevo a huir, se refugió en la «División Durruti» de filiación anarquista con la que combatió hasta que el 10 de Febrero de 1939 traspasaba la frontera francesa.
Durante la segunda mitad de dicho año, Sabater permanece internado en el campo de concentración de Vernet d’Ariège. A finales de 1939 la CNT logra sacarlo del campo y ponerle a trabajar en la fábrica de explosivos de Angulema y después en una de gasógeno. En 1943, junto con su pareja e hija, se traslada a Perpiñán, consiguiendo que el alcalde de la cercana localidad de Prades, de filiación anarquista, le gestione documentación en regla y un crédito con el que se instala como fontanero en Coustouges a tan sólo un kilómetro de la frontera española con Gerona, dedicándose especialmente a explorar posibles rutas clandestinas para pasar a España.
En Octubre de 1944 realiza un primer viaje a España haciendo de guía de un grupo cuya misión era establecer en Barcelona una infraestructura de enlace. A finales de 1945 vuelve a Barcelona y durante el tiempo que permanece en la ciudad condal Sabater realiza algunos atracos para obtener fondos. Regresa a Francia, pero a los quince días vuelve a Barcelona acompañado de dos anarquistas de similares antecedentes que los suyos; uno de ellos, Manuel Pareja, había sido durante la guerra comisario político. En Barcelona atacan a los guardias que custodiaban a un anarquista detenido cuando le trasladaban a la cárcel hirieron gravemente a uno de los agentes, tras de lo cual, Sabater y los demás huyen a Francia.
El 2 de Abril de 1946 Sabater, junto con Ramón Vila Capdevila (a) «Caraquemada» y tres terroristas más pasan a España con una buena cantidad de armas que dejan enterradas en un lugar convenido. El día 25 deciden partir desde la posada en la que se alojaban en la localidad de Bañolas a Gerona cargando con las armas en varias maletas. Cuando están en el apeadero del autobús, una pareja de la Guardia Civil, de forma rutinaria, les pide la documentación, momento en que «Caraquemada» dispara contra uno de los guardias al que asesina. El grupo se dispersa, pasando a Francia «Caraquemada» y otro, marchando Sabater y otros dos a Barcelona a pie y por distintos caminos, llegando a la ciudad condal el 2 de Mayo dirigiéndose a una lechería donde podía recibir ayuda, sin saber que la misma estaba vigilada por la Policía porque pocos día antes se había detenido a un enlace quien, entre otra información, había delatado la existencia de la lechería. Aunque Sabater logró de nuevo eludir a la Policía, los dos que le acompañaban no tuvieron tanta suerte, resultando uno abatido y el otro detenido. Sabater logró refugiarse en casa de uno de sus hermanos, recién liberado por un indulto, con el que al cabo de unos días pasaba a Francia.
En la noche del 6 al 7 de Mayo de 1948 Sabater atraca la fábrica Rhoune-Poulene de Lyon, asesinando a uno de los guardas. Al huir de un control, abandona diversa documentación que lleva a la Policía francesa hasta su casa en la cual encuentran explosivos, granadas de mano, armas y una radio portátil de fabricación norteamericana. Obligado a huir y ocultarse se le condena en rebeldía a tres años de cárcel, cinco de confinamiento en Dijón y a una considerable multa económica.
A principios de 1949 Sabater está de nuevo en Barcelona donde organiza un grupo terrorista entre los cuales está su hermano José. Pero uno de los nuevos integrantes del grupo, a quien la Policía venía vigilando, fue detenido, confesando que en breve iba a tener un encuentro en la puerta de un cine con Sabater. Montado el correspondiente servicio de vigilancia, la Policía observa llegar a la cita a los hermanos Sabater y a otros dos más. Del enfrentamiento subsiguiente resultó muerto uno de los agentes, a quien Sabater disparó un tiro en la cabeza, logrando los dos hermanos escapar.

Para poder huir, los hermanos Sabater conectan con el grupo de «Los Maños» que dirigía Wenceslao Jiménez Orive (a) «Wences», pero en vez de proseguir a Francia cambian de planes y deciden cooperar con éste en la preparación de un atentado contra un comisario de Policía. El 2 de Marzo de 1949 Wenceslao roba un turismo a cuyo dueño coloca maniatado en el asiento de atrás. Mientras, Sabater hace lo mismo con una camioneta, cuyo propietario es colocado de igual forma en la caja de la misma, colocándose con ella cerca de la Sagrada Familia. Junto a los nombrados actuaban otros terroristas que ocuparon diversas posiciones en las cercanías. Sobre las dos de la tarde uno de los terroristas hace la señal convenida anunciando que el coche donde solía ir el Comisario se acercaba. Sin mediar palabra, en cuanto Sabater lo vio acercarse sacó un subfusil que tenía escondido y comenzó a disparar hasta agotar las municiones. El resultado fue la muerte de los dos ocupantes y heridas graves al conductor. Pero la cuestión fue que no era el vehículo del Comisario, sino otro del mismo modelo y color en el que viajaban dos delegados del Frente de Juventudes.

El 9 de Marzo la Policía localizaba el piso donde José Sabater y otro de los terroristas se ocultaban. Como consecuencia del enfrentamiento muere uno de los agentes y resultan heridos los dos terroristas; el segundo de ellos, José López Penedo (a) «Liberto», fue detenido, se recuperó de sus heridas y, tras ser juzgado y condenado a muerte, sería ejecutado el 7 de Febrero de 1950. Por su parte, José Sabater logró huir, a pesar de estar mal herido, logrando refugiarse en casa de otro terroristas. Días después su hermano Francisco llegaba al refugio y se hacía cargo de José, consiguiendo ambos huir a Francia.
En Mayo de 1949 Francisco Sabater está de nuevo en Barcelona dirigiendo un nuevo grupo que en coordinación con otro se dedican a colocar bombas en los consulados de algunos de los países iberoamericanos que habían votado a favor del levantamiento de la condena de la ONU contra España; en concreto, Sabater y los suyos lo hicieron en los de Perú y Brasil. Tras ello, en Junio, Sabater regresó a Francia, donde, nada más llegar a su casa, era detenido por la Policía francesa y obligado a cumplir la pena pendiente de seis meses de cárcel y cinco de confinamiento en la ciudad de Dijón, además de ser sometido a estrecha vigilancia, por lo que hasta 1955 se vio obligado a cesar prácticamente en sus actividades terroristas. Su ausencia de la escena coincidió con un notable decremento de las actividades terroristas anarquistas en Barcelona, así como con marcados éxitos de la Policía y Guardia Civil que entre 1950 y 1952 conseguían desmantelar los principales grupos existentes, dando muerte a dieciséis terroristas, entre ellos a José Sabater, hermano de Francisco, que había vuelto a las andadas; asimismo, se conseguía detener al menor de los Sabater, Manuel, que se había unido a las partidas terroristas, el cual, una vez juzgado, fue condenado a muerte y ejecutado. Entre los también detenidos estuvo Wenceslao Jiménez Orive, como dijimos jefe de «Los Maños», quien al verse preso optó por suicidarse ingiriendo una cápsula de cianuro.
Debido a tales fracasos, los dirigentes de la CNT en Francia comenzaron a entender que con el terrorismo poco o nada podía hacer contra el Régimen –los evidentes y sustanciales cambios en la opinión internacional sobre Franco y el Régimen que se producían influyeron también hondamente en ello–, así que cuando Francisco Sabater termina su confinamiento y acude a ellos con el propósito de volver a actuar en España, le niegan los fondos que solicitaba, así como el respaldo político.
No obstante verse desautorizado, a pesar de la muerte de sus dos hermanos y no estando dispuesto a asumir que el tiempo del terrorismo había pasado, Francisco Sabater decide actuar por su cuenta y con antiguos compañeros monta un nuevo grupo para lo que no le faltan armas, pues bien se había cuidado siempre de poseer sus propios depósitos de los que sólo él y algunos pocos sabían. En Mayo de 1955 Sabater y dos más llegan a Barcelona y, además de contactar con algunos anarquistas de la ciudad y de distribuir propaganda en algunas calles, atracan una mercería y una sucursal del Banco de Vizcaya del que logran llevarse 700.000 pesetas, tras de lo cual el grupo se dispersa para evitar ser capturados. Mientras aguarda a que se calme el ambiente, Sabater está a punto de ser detenido cuando acude a una cita con otro anarquista que venía estando sometido a estrecha vigilancia por la Policía; al escapar dejó mal herido a uno de los agentes.

En Marzo de 1956, ya con el anarquismo fuera de combate en Cataluña –se había realizado otro medio centenar más de detenciones–, Francisco Sabater lograba volver a la ciudad condal al frente de un grupo de cuatro terroristas entre los cuales se encontraba José Luis Facerías «Face». Cuando Sabater pasea con un amigo por las Atarazanas barcelonesas, es reconocido por un inspector de Policía, el cual opta por acercarse para identificarle, momento que aprovecha Sabater para asesinarlo de un tiro a bocajarro. Pocos días después Sabater, en unión de otro terrorista, asaltaba una sucursal del Banco Central tras de lo cual pasó a Francia.
En Diciembre de 1956 Sabater y dos más vuelven a Barcelona donde atracan la empresa «Cubiertas y Tejados» de la que se llevaron 300.000 pesetas. Ocultos durante dos días, Sabater decidió cambiar de ubicación, recomendando a los otros dos que no salieran a la calle, lo que desobedeció uno de ellos siendo reconocido y capturado por la Policía que esperó la vuelta de Sabater en el piso. Cuando éste volvió a él, fue recibido por los disparos de la Policía, pero logró huir. Seguido muy de cerca logró introducirse en un domicilio tomando como rehén a la hija del matrimonio que vivía en él, a los cuales obligó a seguir su vida normal durante dos días bajo amenaza de asesinar a la joven. Trasladado a un lugar seguro con la ayuda de otros anarquistas, permaneció sin salir a la calle durante todo un mes, tras de lo cual pasó a Francia, donde se encontró de nuevo con la sorpresa de que su casa había sido registrada por la Policía gala a requerimiento de la española, siendo detenido de nuevo por posesión de armas, pues en la vivienda se encontraron un subfusil, varias pistolas y numerosa munición. Condenado a varios meses de cárcel, fue asimismo otra vez confinado en Dijón.

A finales de 1959 Sabater ya había logrado formar un nuevo grupo con cuatro terroristas más, marchando el día 30 hacia España a través de uno de los pasos por él conocidos. Pero cuando caminaban por el monte fueron vistos por unos lugareños que alertaron a la Guardia Civil de un puesto cercano, la cual alertó a su vez a la de otros pueblos organizándose un dispositivo de búsqueda que en algún momento llegó a sostener algún que otro intercambio de disparos con los terroristas, bien que sin consecuencias, hasta que el 3 de Enero, ya de 1960, se lograba rodear a los terroristas en una masía en las proximidades de Clará a la que habían llegado para hacerse con víveres, contando la Guardia Civil con refuerzos llegados desde Gerona. Observado por los guardias que el grupo iba a reemprender la marcha, se ordenó hacer fuego contra ellos. Uno de los terroristas quedó muerto en el acto, mientras que Sabater, herido en una nalga –se inyectaría morfina para mitigar el dolor– y los otros tres volvían al interior de la masía tomando como rehenes a los habitantes de la misma, motivo por el cual la Guardia Civil no consideró asaltar la casa.
Por la noche, los terroristas azuzaron una vaca que había en la masía espoleándola para salir corriendo, lo que hizo el animal con gran estruendo, comenzando un intenso tiroteo en medio del cual los terroristas salieron por la parte de atrás de la casa emprendiendo la huida al amparo de la oscuridad y de lo quebrado terreno. En un momento dado Sabater topó con el Teniente de la Guardia Civil que mandaba el dispositivo de la Benemérita, al cual descerrajó una ráfaga de su subfusil causándole la muerte en el acto; además, Sabater logró, lanzando dos granadas de mano, romper el cerco y huir, lo que no consiguieron los otros tres terroristas que fueron abatidos.
En Marzo de 1956, ya con el anarquismo fuera de combate en Cataluña –se había realizado otro medio centenar más de detenciones–, Francisco Sabater lograba volver a la ciudad condal al frente de un grupo de cuatro terroristas entre los cuales se encontraba José Luis Facerías. Cuando Sabater pasea con un amigo por las Atarazanas barcelonesas, es reconocido por un inspector de Policía, el cual opta por acercarse para identificarle, momento que aprovecha Sabater para asesinarlo de un tiro a bocajarro. Pocos días después Sabater, en unión de otro terrorista, asaltaba una sucursal del Banco Central tras de lo cual pasó a Francia.
En Diciembre de 1956 Sabater y dos más vuelven a Barcelona donde atracan la empresa «Cubiertas y Tejados» de la que se llevaron 300.000 pesetas. Ocultos durante dos días, Sabater decidió cambiar de ubicación, recomendando a los otros dos que no salieran a la calle, lo que desobedeció uno de ellos siendo reconocido y capturado por la Policía que esperó la vuelta de Sabater en el piso. Cuando éste volvió a él, fue recibido por los disparos de la Policía, pero logró huir. Seguido muy de cerca logró introducirse en un domicilio tomando como rehén a la hija del matrimonio que vivía en él, a los cuales obligó a seguir su vida normal durante dos días bajo amenaza de asesinar a la joven. Trasladado a un lugar seguro con la ayuda de otros anarquistas, permaneció sin salir a la calle durante todo un mes, tras de lo cual pasó a Francia, donde se encontró de nuevo con la sorpresa de que su casa había sido registrada por la Policía gala a requerimiento de la española, siendo detenido de nuevo por posesión de armas, pues en la vivienda se encontraron un subfusil, varias pistolas y numerosa munición. Condenado a varios meses de cárcel, fue asimismo otra vez confinado en Dijón.
A finales de 1959 Sabater ya había logrado formar un nuevo grupo con cuatro terroristas más, marchando el día 30 hacia España a través de uno de los pasos por él conocidos. Pero cuando caminaban por el monte fueron vistos por unos lugareños que alertaron a la Guardia Civil de un puesto cercano, la cual alertó a su vez a la de otros pueblos organizándose un dispositivo de búsqueda que en algún momento llegó a sostener algún que otro intercambio de disparos con los terroristas, bien que sin consecuencias, hasta que el 3 de Enero, ya de 1960, se lograba rodear a los terroristas en una masía en las proximidades de Clará a la que habían llegado para hacerse con víveres, contando la Guardia Civil con refuerzos llegados desde Gerona. Observado por los guardias que el grupo iba a reemprender la marcha, se ordenó hacer fuego contra ellos. Uno de los terroristas quedó muerto en el acto, mientras que Sabater, herido en una nalga –se inyectaría morfina para mitigar el dolor– y los otros tres volvían al interior de la masía tomando como rehenes a los habitantes de la misma, motivo por el cual la Guardia Civil no consideró asaltar la casa.
Por la noche, los terroristas azuzaron una vaca que había en la masía espoleándola para salir corriendo, lo que hizo el animal con gran estruendo, comenzando un intenso tiroteo en medio del cual los terroristas salieron por la parte de atrás de la casa emprendiendo la huida al amparo de la oscuridad y de lo quebrado terreno. En un momento dado Sabater topó con el Teniente de la Guardia Civil que mandaba el dispositivo de la Benemérita, al cual descerrajó una ráfaga de su subfusil causándole la muerte en el acto; además, Sabater logró, lanzando dos granadas de mano, romper el cerco y huir, lo que no consiguieron los otros tres terroristas que fueron abatidos.
Seguido de cerca por la Guardia Civil, Sabater logró marchar campo a través y, tras varias peripecias, subir a la locomotora de un tren cuyo destino era Barcelona, pretendiendo obligar a los maquinistas a punta de pistola a que no pararan hasta llegar a la ciudad condal, pero convencido por éstos de la imposibilidad técnica de hacerlo, les obligó a realizar las paradas reduciendo su tiempo y, además colocando la locomotora en la zona de las estaciones donde menos luz hubiera. Llegado un punto en que la locomotora debía ser cambiada por otra, Sabater logró trasladarse a la nueva y obligar a sus maquinistas a ocultarle hasta que en la localidad de San Celoní decidió apearse.

En San Celoní terminó entrando en una casa gracias a que abrió la puerta un niño de corta edad, pero su padre, de apellido Berenguer, al advertir la mala pinta del individuo que había entrado, no lo dudó y se abalanzó sobre él, comenzando un duro forcejeo entre ambos que terminó en la calle, impidiendo el hombre que Sabater pudiera hacer uso de sus armas, al tiempo que con los gritos alertó a los vecinos, así como a la Guardia Civil del pueblo y al somatén local. Rodeado, Sabater logró zafarse de Berenguer propinándole un fuerte mordisco, momento en que un somatenista abrió fuego sobre él, bien que consiguiendo sólo herir a Berenguer. Fue entonces cuando los guardias civiles y otros somatenistas hicieron fuego sobre Sabater desde muy corta distancia logrando abatirle cuando eran las 08,00 h. del 5 de Enero de 1960.

* José Luis Facerías (a) «Face» y «Petronio», nació en 1920. A comienzos de 1936, con 16 años, se afilió al sindicato de madera anarquista de la CNT, así como a las Juventudes Libertarias del barrio barcelonés de Pueblo Seco. Iniciada la guerra se alistó en la Columna Ascaso de la CNT, pasando después por otras unidades anarquistas siempre en el frente de Aragón. En Febrero de 1939, con la liberación de Cataluña, fue hecho prisionero por las tropas nacionales; su amante y su hijo habían muerto al final de la guerra durante un bombardeo cuando intentaban pasar a Francia.
Al comprobarse que había sido combatiente de base y no estaba implicado en crímenes quedó en libertad, siendo llamado a filas con su quinta en 1942, realizando el servicio militar en una unidad de transportes en Barcelona, llegó a ser conductor de un Comandante. En 1945, cuando fue licenciado, se incorporó de nuevo a la CNT en la clandestinidad, pasando a trabajar primero como camarero y después como cajero en el restaurante «La Rotonda» en el Tibidabo barcelonés.
A principios de 1946 se implicó en numerosas acciones de propaganda anarquista, principalmente publicando y distribuyendo folletos y el panfleto “Ruta” por cines y bares del centro de Barcelona, lo que provocó su detención en Agosto junto con otros anarquistas, siendo encarcelado en la Modelo de Barcelona quedando en libertad en Julio de 1947.
A partir de ese momento, Facerías crea un grupo terrorista cuyas primeras acciones fueron el atraco a la fábrica Hispano-Olivetti de la que consiguen un botín de 300.000 pesetas y a la sucursal del Banesto de la calle Mallorca, ambas de Barcelona, donde obtuvieron un botín de 100.000 pesetas. A partir de ese instante, y hasta 1951, Facerías y los suyos cometerán numerosos atracos a bancos, fábricas, empresas, joyerías y todo tipo de establecimientos con el propósito de financiarse llegando a obtener pingües beneficios; destacando los realizados en una sucursal del Banco de Vizcaya, en otra del Banco de Bilbao, en tres del Banco Hispano-Colonial, otra de la Banca Pérez López de Hospitalet, en una fábrica de madera en la carretera del Puerto, en la fábrica ICANSA del Pueblo Nuevo y la empresa de Automóviles Eucort todos en Barcelona.
En Agosto de 1949, en la carretera de la Rabasada a San Cugat, Facerías y su grupo realizaron lo que llamaron «Operación Documentación» que consistió en desviar los coches por un camino que conducía a la masía del Bosc en la cual procedían a hacerse con las documentaciones de los viajantes con el propósito de falsificarlas más tarde; también, desde luego, de sus objetos personales y de valor.

Asimismo, durante 1949, desde un coche en marcha, Facerías y su grupo ametrallaron la Comisaría de Gracia en la Travesera de Dalt de Barcelona, incendiaron los depósitos de un local de la CAMPSA ubicados en la calle Sepúlveda, resultando destruidos 40 coches, y en coordinación con el grupo de Sabater colocaron un artefacto explosivo en el consulado de Bolivia en la ciudad condal.
El 1 de Abril de 1950, conmemoración del Día de la Victoria, consiguió colocar un potente artefacto explosivo debajo de una tribuna del Paseo de Gracia de Barcelona por donde iba a realizarse el desfile militar, y distribuir por varias calles, en un coche robado, miles de octavillas de propaganda. El 8 de Abril hacía estallar una potente bomba en la comisaría de la Lonja, de la calle Ancha de la ciudad condal, resultando gravemente heridos seis policías, además de producirse grandes destrozos.
En otoño de 1951, después de la detención de tres componentes del grupo, la policía consiguió que uno de ellos fijara una cita con Facerías para el 26 de Octubre. Facerías llegó en bicicleta veinte minutos antes y no observó nada sospechoso, cuando de repente topó con el dispositivo policial, abrió fuego contra los agentes, logrando huir, bien que dejándose atrás una cartera donde llevaba la dirección de una vivienda de la calle Arenys, del barrio del Carmelo de Barcelona, donde guardaba armamento y propaganda. Sin pensarlo dos veces, Facerías se dirigió a la casa con la intención de llegar antes que la policía y poder así llevarse lo más importante. Cuando salía del domicilio volvió a toparse con los agentes entablándose otro intenso tiroteo de resultas del cual un policía resultó muerto y nueve heridos, consiguiendo Facerías otra vez huir. A comienzos de 1952 Facerías, que había permanecido oculto durante más de tres meses, consiguió pasar a Francia y posteriormente a Italia donde encontró amparo en diversos grupos anarquistas italianos con los que colaboró activamente durante algún tiempo.

En 1953 se unió al grupo de Francisco Sabater y, junto con él, y Luis Agustín Vicente (a) “Metralleta” y el italiano Goliardo Fiaschi, entró en España. En San Juan de las Abadesas el grupo se dividió, toda vez que Facerías y Goliardo decidieron abandonar a Sabater, dirigiéndose al Tibidabo barcelonés a donde llegaron el 27 de Agosto, ocultándose en una cabaña disimulada entre los pinos del bosque de San Medir allí existente. La detención de Goliardo y del «Metralleta», sin que Facerías lo supiera, precipitó los acontecimientos al facilitar el último a la Policía los datos de una próxima cita con Facerías.
El día 30, Facerías acudió a las 11,00 h. a la cita en la confluencia de las calles Dr. Urrutia y Pi Molist, junto al Paseo de Verdún de la ciudad condal, prácticamente delante de la puerta del entonces manicomio de San Andrés. La Policía, que le estaba esperando, nada más verle aparecer, conociendo su extrema peligrosidad, abrió fuego contra él logrando herirle en un tobillo que quedó fracturado. Facerías intentó escapar lazándose por un terraplén de cuatro metros de desnivel, pero el certero fuego de los agentes del orden acabó con él sin darle tiempo a usar una granada de mano que tenía lista para lanzar.

* Ramón Vila Capdevila (a) «Caraquemada», «Pasos Largos» y «Capitán Raymond», nació en 1908. El sobrenombre de «Caraquemada» se debía a las quemaduras que se produjo de niño en la cara y las manos cuando, a consecuencia de la caída de un rayo, se incendió la casa donde vivía, pereciendo en el siniestro su hermana pequeña con la que se llevaba once años y que era la única de cuatro hermanos que le quedaba. En su juventud quiso ser boxeador. Muy joven se afilió a la CNT, mostrándose muy activo en las revueltas anarquistas de 1932 en la cuenca del Llobegrat. Detenido, fue primero encarcelado en el penal de Manresa y luego confinado, junto a otros 103 anarquistas, en Villa Cisneros, en África.
Una vez puesto en libertad, en Abril de 1936, encontrándose en Castellón, y tras participar en un atraco en la localidad valenciana de Algemesí, junto con Ramón Rives, primo suyo y también militante anarquista, mantuvo un enfrentamiento armado con dos agentes de la Policía a resultas del cual murió uno de éstos, resultando herido Rives. Aunque Vila consiguió huir, poco después se entregó a la Guardia Civil siendo encarcelado.
Al producirse el Alzamiento las turbas vacían las cárceles quedando Vila en libertad, pasando a unirse a la columna anarquista «Tierra y Libertad» con la que combatió en el frente de Madrid, en el de Aragón y en el Segre, llegando después a Comandante del Cuerpo de Carabineros. Hacia el final de la guerra, al negarse a acatar las órdenes del Gobierno rojo por el cual las milicias debían militarizarse, pasó a ocupar el cargo de Delegado de Suministros en la misma fábrica donde había trabajado hacía tiempo en la localidad de Figols.
Huido a Francia al terminar la guerra, Vila fue internado en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer. En 1940 huyó de dicho campo y pasó a ocultarse amparado por las estructuras anarquistas existentes en el sur de Francia. En 1943 fue detenido por los alemanes y encarcelado en Perpiñán, siendo después condenado a trabajos forzados en una mina de bauxita de la que en 1944 logró huir, incorporándose a la resistencia francesa en la zona de Limoges. Formó parte de diversos grupos de resistentes, destacando por sus conocimientos en el uso de explosivos en la voladura de puentes, viaductos y líneas ferroviarias. En el verano de 1944 participó en el asalto al penal de Nontrón, espectacular golpe de la resistencia francesa –llevado a cabo en realidad por una mayoría de rojos españoles comunistas y anarquistas– logrando liberar a numerosos presos. Al terminar la guerra, Francia le otorgó la Legión de Honor que rechazó por considerarla incompatible con su credo anarquista.
Incorporado a las estructuras terroristas anarquistas que se formaron en Francia, su primera misión fue la de guía para el paso de los Pirineos, sirviendo como tal en varias ocasiones, entre otros, a Francisco Sabater y a Facerías; por tales trabajos se le llegó a asignar un sueldo fijo de 3.000 pesetas al mes, cantidad entonces muy importante.
En Abril de 1946 se integró en el grupo de Francisco Sabater cuando debía llevar un importante cargamento de armas a España. El día 25, mientras descansaban en Bañolas, una pareja de la Guardia Civil, de forma rutinaria, intentó proceder a su identificación, momento que aprovechó Vila para asesinar a uno de los guardias, logrando los terrorista huir.
Las actuaciones de Ramón Vila siguió en varias comarcas catalanas, acompañando a unos y a otros, pues era sin duda uno de los mejores conocedores de pasos y vericuetos, razón por la que era constantemente reclamado por la mayoría de las partidas para guiarles en sus duros y arriesgados desplazamientos.
El 24 de Julio de dicho año, la Policía registra una masía en la frontera hispano-francesa de Gerona encontrándose en ella numeroso armamento y explosivos, logrando detener a Ramón Vila y a Justo Domingo que fueron sorprendidos en la casa. Ramón Vila fue condenado tan sólo a dos meses de cárcel, pues entonces no se sabía aún que había sido el asesino del guardia civil de Bañolas.
Será durante 1949 cuando la actividades de Ramón Vila alcancen su apogeo. El 24 de Febrero entra con otros de su grupo en una masía para aprovisionarse, siendo detectados por la Guardia Civil con la que entablan un intenso tiroteo, resultando Vila gravemente herido en la cara –le quedaría para siempre la más visible de sus cicatrices– a pesar de lo cual logró huir.
Repuesto de sus heridas se integró como guía en un grupo cuya misión era transportar explosivos a Manresa atentando contra tres torres de alta tensión y la vía del ferrocarril, dejando sin luz y sin tren a la ciudad durante dos días.
De retorno a Francia, Ramón Vila y sus compañeros son detenidos al encontrarles en un registro armas y munición, siendo condenados a dos meses de prisión. Hasta Septiembre no vuele a servir de guía a un grupo que quería llegar hasta Barcelona. Cumplida su misión, Vila inició el retorno a Francia junto a Manuel Sabater –hermano pequeño de Francisco– y otro terrorista más, pero interceptados por la Guardia Civil fueron abatidos Sabater y el otro, logrando sólo Vila huir arrojándose por un barranco; muy magullado por la caída logró volver a Francia. Una vez recuperado, el 22 de Diciembre se hacía cargo de la conducción del grupo «Los Maños» hasta el pueblo de Matadepera. Una vez cumplido el encargo comienza el camino de regreso durante el cual aprovecha para volar dos torres de conducción eléctrica.

También en solitario, el 20 de Marzo de 1950, llevó a cabo la voladura de un tramo de la vía férrea de la línea de Barcelona-Manresa. Al volver a Francia fue detenido de nuevo por la policía gala y condenado a tres meses de prisión. Puesto en libertad se integró en el grupo de Marcelino Massana Balcels (a) «Pancho» con el que participó en varios atentados.
A principios de 1951 elementos anarquistas asaltaban en Lyon una furgoneta postal, suceso que iba a tener malas repercusiones para los refugiados españoles. Son detenidos casi dos mil españoles que, una vez fichados, fueron puestos en libertad; entre ellos Sabater, que fue detenido, aunque Vila logró escapar.
En el verano de 1951 Ramón Vila vuela unas torres de conducción eléctrica en Yuca; tres días después hace lo mismo con otras tres más; el 4 de Agosto siguieron otro trío de torres y un tramo de la línea férrea Madrid-Zaragoza, tras lo cual regresa a Francia.
A pesar de que el terrorismo anarquista decaía rápidamente y de que los dirigentes de la CNT en Francia renegaban de él, en 1954 Ramón Vila pasaba a España acompañado de otro terrorista volando en San Vicente de Castellet tres torres de conducción eléctrica y colocando un petardo en la vía del ferrocarril en San Juan de las Abadesas.
El 25 de Julio de ese mismo año, poco antes de las dos de la tarde, Vila y otro terrorista que le acompañaba, detuvieron un vehículo en las proximidades de Puigcerdá en el que viajaban el médico inglés, Bernard Joseph Peck, y su esposa a los que, tras robarles, dispararon asesinando a la esposa e hiriendo al doctor, quien identificará a Ramón Vila cuando la Policía le muestre una serie de fotografías. Como es lógico, la repercusión del hecho fue considerable, cursándose orden de busca y captura internacional. El Movimiento Anarquista le ofreció la ocasión de emigrar a América, quizás con el deseo de quitárselo de encima, pero él se negó. No obstante lo cual, a Vila no le quedó más remedio que proceder a ocultarse durante casi siete años.
Vila reapareció el 8 de Febrero de 1961 al volar tres torres de electricidad en Manresa. El 6 de Marzo quiso entrar en una casa de campo para proveerse de alimentos pero, al resistirse los habitantes, asesinó a uno de ellos y huyó.
Al año siguiente, entre el 5 ó 6 de Julio, voló otras torres de electricidad en la comarca del Bages, afectando la interrupción del suministro eléctrico a Manresa y Sabadell. Poco después, cuando regresaba a Francia, fue localizado por la Guardia Civil entablándose un intenso tiroteo, logrando no obstante escapar al amparo de la noche; el terrorista que le acompañaba fue detenido, juzgado y condenado a treinta años de cárcel.
Al año siguiente, 1962, por las mismas fechas aproximadamente, en la misma zona y actuando en solitario, Ramón Vila volvió a volar tres torres eléctricas. Pero esta vez no se apresuró en regresar a Francia, haciéndolo lentamente dando un considerable rodeo. Debido a la repetición de su modus operandi preferido, la Guardia Civil se puso tras su pista y, según consta en el correspondiente informe de la Benemérita:
«…Obedeciendo órdenes superiores se hallaba prestando servicio de apostadero, desde la puesta del sol del día seis de los corrientes, en el lugar denominado La Cruz del Perelló, a fin de lograr la captura del autor que el día dos del actual puso unas cargas explosivas en las torretas de alta tensión eléctrica del término de Rajadell, y como quiera que se tenía sospecha de que muy bien pudiera pasar en su huida hacia Francia el sujeto en cuestión, por el camino o vía pecuaria que atraviesa dicho lugar, con dirección a la frontera, el deponente encontrándose apostado como antes ha dicho, formando grupo de tres con los guardias de la misma Unidad, Añádelo Adeva Sanz y Evangelista Fernández García, éstos en puntos inmediatos al dicente, sobre la parte izquierda del camino, también en servicio de apostadero; el deponente sintió sobre cero cinco horas de este día, siete del actual, que una persona se acercaba al punto donde se encontraba, caminando a paso muy lento con dirección Súria-Balsareny, y no obstante la alta hora de la noche, pudo observar perfectamente que dicho individuo caminaba vigilando las márgenes del camino, llevando un gran bulto a la espalda y con la mano derecha empuñaba una pistola, perfectamente visible en su silueta a través de la claridad de la luna que iluminaba el terreno porque transitaba.

Que antes de lo expuesto, el que declara adoptó las precauciones debidas dejando que dicho sujeto rebasara como unos cuatro pasos y al momento darle la voz reglamentaria de «Alto a la Guardia Civil», cuya frase concretamente no pudo terminar porque a la voz de «Alto a la Guar…» contestó con fuego de pistola, con asombrosa rapidez, dando el proyectil en una piedra inmediata al declarante, como unos treinta centímetros. Por ello, y también con rapidez, el deponente repelió la agresión con fuego de su pistola reglamentaria, viendo entonces que había sido alcanzado al segundo disparo y caía seguidamente al suelo quedando tendido e inmovilizado sobre el macuto que portaba a una distancia de unos cuatro metros aproximadamente. Que a los pocos momentos y tras comprobar que el individuo en cuestión no daba, al parecer, señales de vida, el declarante optó por enviar a su auxiliar, guardia Adeva Sanz, a la Masía denominada Vilamiijana, para que por medio de un propio se comunicase la novedad a los superiores…».
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Por último, debemos reseñar que, aparte de Barcelona, en el resto de provincias catalanas, así como en Aragón, el terrorismo fue tanto comunista como anarquista. Algunos de los actos terroristas más sobresalientes fueron:
En Cataluña:
* 1945.- En Julio un matrimonio alemán es atracado en el balneario de Bohl por varios terroristas que les sustraen 15.500 pesetas.
* 1946.- En Febrero son detenidos en Viella y sus inmediaciones 25 miembros de una red anarquista de falsificación de documentos; en Agosto la Guardia Civil logra abatir a un terrorista y herir a otro al topar con una partida en Sorribes; en Noviembre, de nuevo la Guardia Civil lograba abatir a otro en Solsona.

* 1947.- El 8 de Marzo terroristas del PSUC asesinan en su domicilio al jefe local de Falange de la localidad de La Clúa (Lérida); en Abril hieren al propietario de una masía de San Lorenzo de Morunys cuando le atracaban; en Junio dos terroristas atracan la empresa «Lecherías de Seo de Urgel» llevándose un botín de 300.000 pesetas; entre Septiembre y Diciembre se detiene a un total de 32 terroristas comunistas dedicados a labores de enlace.
* 1948.- En Agosto, cuando dos terroristas intentan robar en una masía de San Lorenzo de Morunys, son detenidos por su propietario, que era miembro del Somatén local, y entregados a la Guardia Civil; en Septiembre un grupo de once terroristas atraca al alcalde de Ribera de Cardós.
* 1949.- En Mayo entra en España una partida anarquista de catorce terroristas dirigida por Rufino Carrasco, realizando en unos pocos días diversos atracos en pueblos de la zona de Boltaña, pero cuando intentan trasladarse a Zaragoza son interceptados por la Guaria Civil en Candasmos, consiguiéndose en pocos días detener a cinco de ellos que se entregaron sin ofrecer resistencia, lo que condujo a detener a los guías que les habían ayudado a pasar, provocando todo ello que Carrasco huyera a Francia; los que quedaban de su partida eran acosados por la Guardia Civil que lograría abatir a varios de ellos y detener al resto.
En Junio, un grupo de ocho terroristas anarquistas intentan atracar la sucursal de Banesto de Balaguer, pero el taxista que habían secuestrado para robarle el taxi logra zafarse de su guardián y, a pesar de recibir dos disparos, se hace con él y lo entrega a la Guardia Civil que, puesta sobre aviso, monta el correspondiente servicio de vigilancia para detener a los otros cinco que mientras tanto asesinaban a un hombre y herían a su hija cuando procedían a atracarles, siendo por fin la partida acorralada por la Guardia Civil que lograba abatir a dos terroristas y detener a otro herido; de los cuatro restantes, dos lograrían huir a Francia y otros dos serían detenidos posteriormente.
En Octubre, terroristas anarquistas logran llevar a cabo un importante atentado contra la central eléctrica de La Fortuna, al norte de Ainsa, en el Pirineo aragonés.
En Aragón:
* En los límites entre Huesca y Zaragoza fue muy activa una partida terrorista mixta de comunistas y anarquistas denominada «Sos», cuyos más importantes hechos fueron el asesinato en Febrero de 1946 de dos guardias civiles, así como dos secuestros logrando cobrar los rescates exigidos. El 9 de Junio «toman» la localidad de Ardisa, asaltan el ayuntamiento y roban los fondos que había en él; pocos días después hacían lo mismo en Erla, consiguiendo reunir 118.000 pesetas que sustraen a los lugareños. En Octubre consiguen un rescate por un secuestrado de 125.000 pesetas. Fue tal la alarma creada en la zona, que la Guardia Civil se puso enseguida manos a la obra con especial celo, consiguiendo en poco tiempo detener a siete de ellos e incautar varios depósitos de armamento; bien que alguno de los terroristas lograba escapar a Francia.

* Similar a la anterior fue la partida de comunistas del PCE dirigida por Valeriano González Asturias (a) «El Drole», formada por una decena de terroristas que actuó entre Huesca y Lérida. En Enero de 1946, la Guardia Civil, en un duro y sostenido enfrentamiento en la localidad de Naval, lograba abatir a tres de ellos y apresara otros. En Abril del mismo año la partida se rehacía bajo la dirección de Joaquín Arasanz Raso (a) «Villacampa» dedicándose de momento a los atracos. En Enero de 1947 asesinaban al alcalde de Salinas de Hoz, volviendo a cometer otro asesinato a los pocos días, lo que intensifica su persecución por parte de la Guardia Civil que logra abatir a uno y detener a Aransanz en Huerta de Vero cuando se disponía a atentar contra su central eléctrica. El resto de la partida siguió activa dirigida por «El Rubio», recién llegado de Francia, cometiendo numerosos atracos, así como dando muerte a tres guardias civiles antes de regresar a Francia disolviéndose; no sin antes asesinar también a uno de los suyos de apodo «El Tanque» por rivalidades políticas internas. En Abril de 1948, la Guardia Civil lograría dar muerte a dos que habían vuelto a entrar en España.
* También en Abril de 1948 una partida de terroristas comunistas del PCE, en un enfrentamiento con la Guardia Civil y la Policía en Santa Cecilia, lograba asesinar a un agente y días después a un Cabo y un guardia; su asesino, Luis Aznar, recién llegado de Francia, sería detenido poco después.
A finales de Mayo, resulta herido un terrorista y detenidos otros dos en un enfrentamiento con la Guardia Civil en Aroñeses. Como represalia, en Junio asesinaban al alcalde de Arensa y en Julio hacían lo mismo con tres hombres y dos mujeres vecinos de Baldellou.
En Agosto otra partida asesinaba a un guardia civil y hería a otros dos.
En Septiembre era asesinado al cartero de Barbuñales para robarle el dinero de los giros que portaba. En Pertusa una partida asesinaba a tres personas, cometiendo además numerosos atracos.
Continuará
