Terrorismo comunista durante los años 40 y 50 (VII)
El terrorismo en el Noroeste de la Península.-
En Otoño de 1937 las tropas nacionales finalizaban la liberación de la cornisa cantábrica –Vizcaya, Santander y Asturias– en cuyas intrincadas montañas, sobre todo en las asturianas y en las de la raya de éstas con Santander, quedaron no menos de unos 2.000 combatientes rojos que, aunque desarticulados y sin una organización ni mando que los unificara, requirieron de sucesivas operaciones de limpieza por parte de varias unidades militares para acabar con ellos. El esfuerzo que hubo que hacer para ello no fue baladí, pues fueron necesarios quince Tabores de Regulares, ocho Batallones de Infantería e incluso un Grupo de obuses de 105/11; normalmente, una vez detectado alguno de dichos grupos, se organizaba una columna, de mayor o menor entidad según se considerase, y se procedía a marchar en su busca para tomar contacto y proceder a su captura o eliminación según su actitud. Tales unidades actuaron con centros en las localidades de Mieres, Infiesto, Grado, Cangas de Narcea en Asturias, y Ponferrada y Lugo en Galicia. Las labores de limpieza fueron, sin duda, exitosas, pero debido a que la guerra en marcha requería de cuantas fuerzas hubiera disponibles, no se pudo dar a las mismas la continuidad y constancia que precisaban, motivo por el cual quedaron muchos restos de aquellos grupos de rojos que, ya en partidas reducidas, se ocultaron a la espera de mejores vientos. Serán ellas los embriones del terrorismo que al poco surgirá en aquella zona de España, y serán ellas las que protagonicen su primera fase.
Las dos partidas terroristas más antiguas en llevar a cabo actuaciones de tal índole fueron las de los hermanos Cepeda Fernández –Celestino, Celso y Jesús– y la de los hermanos Morán García –Mario y Guillermo–, compuestas ambas por una decena de terroristas, procedentes los de la primera del Batallón de Milicias Socialistas «Silvino Morán» que se hiciera famoso durante el cerco de Oviedo por sus numerosos actos vandálicos, y los de la segunda por chequistas que también alcanzaron fama durante dicho cerco por la crueldad de sus actos.

De la primera, Celestino sería abatido en Diciembre de 1939 –tomando el mando Etelvino Fernández Méndez (a) «Etelvino»–, y en Mayo de 1941 se detendría a Celso. En ese mismo año Etelvino Fernández Méndez (a) «Etelvino» abandonaría la partida por discrepancias políticas, tomando el mando de ella Germán Álvarez (a) «Comisario», muy dado a cometer asesinatos quien terminaría integrándose en la parida de Bartolomé Fernández Ladreda (a) «Ferla» hasta ser abatido por la Guardia Civil en 1946.
La segunda, la de «Los Morán», entraba en actividad en 1937, lográndose abatir en 1938 a uno de sus integrantes apodado «Pepón el de la Campa» que había sido en la revolución de 1934 el autor material del asesinato del Capitán de la Guardia Civil José Alonso Nart, en Sama de Langreo. Durante 1940 y 1941 cometían varios atracos y algún asesinato, perdiendo cuatro integrantes abatidos por la Guardia Civil. Tras nuevos atracos, la partida se disuelve, bien que los hermanos Morán continuarán sus actuaciones hasta que en Abril de 1949 resulten ambos abatidos en un enfrentamiento con la Guardia Civil en la localidad lucense de Chávaga.

La mayor y mejor organizadas de estas primeras partidas fue la dirigida por Arístides Llaneza Jove (a) «Llaneza» –hijo de Manuel Llaneza, histórico dirigente socialista que tanto se prodigara en actos subversivos y violentos durante el gobierno de Primo de Rivera en la segunda mitad de la década de los veinte–, que había sido jefe del batallón de milicias socialistas por él mismo creado y dirigido. Integrada por una veintena de terroristas procedentes todos de dicho batallón, para llevar a cabo sus acciones se dividían en pequeños grupos. Comienza a actuar a partir de Julio de 1940 amparado por familiares y amigos. Llaneza fue el primero en tomar contacto con los dirigentes socialistas huidos a Francia al acabar la guerra, de los cuales recibiría apoyo e instrucciones. Mediante cartas amenazantes a comerciantes y propietarios de fincas, Llaneza consiguió recaudar cerca del medio millón de pesetas, lo que le permitió dedicarse casi por completo al activismo político, en la clandestinidad, más que a impulsar actos terroristas, creyendo que tal vía iba a ser más eficaz para derrocar al Régimen que la del terrorismo activo, logrando sobrevivir hasta 1948, año en el que, con las particularidades que veremos en su momento, logrará huir a Francia.

Otras partidas de estos primeros años fueron:
- Las del «Alegría», formada por cuatro terroristas, que comenzaba sus actividades en 1941 asesinando a un Sargento de la Guardia Civil en Puente de los Bollos, en Cangas de Onís, que se especializaría en la intercepción de vehículos en la carretera de Cangas de Onís a Cabrales al objeto de robar a sus ocupantes, hasta que en 1944 todos sus componentes fueron abatidos.
- La de los hermanos Manuel y Aurelio Díaz González (a) «Caxigal» –ambos– compuesta por una veintena de terroristas con zona de acción en Canga de Onís, entre cuyas más execrables fechorías se contaría la «ejecución» en Febrero de 1948 de José García Andrade, su esposa e hija acusándolos de «delatores», partida cuyos últimos componentes serían finalmente abatidos en Febrero de 1950.
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Lisardo García (a) «LIsardo» La de Lisardo García García (a) «Lisardo», que actuaría en Pola de Laviana e Infiesto, contando en su haber con el asesinato de un estanquero en 1940, de dos guardias civiles en 1941 y del jefe de Falange y un falangistas de la localidad de Caldao en 1942, que sería totalmente desmantelada cuando «Lisardo» sea abatido en 1951.
- La de los hermanos Corsino, Eduardo y Octavio Castiello García (a) «Los Castiellos», compuesta por los tres hermanos Castiellos y otros tres terroristas más, con zona de actuación en la provincia de Oviedo, que terminarían huyendo a Francia en 1948.
- En los Picos de Europa actuó entre 1939 y 1943 la partida de Ceferino Campo Roiz (a) «Machado», compuesta en su mayor parte por evadidos del campo de internamiento existente en Potes, la cual sobreviviría, en medio de diversas vicisitudes y obligado a unirse a otras partidas debido al acoso de las fuerzas del orden, hasta el abatimiento de «Machado» en 1945.

En Cangas de Narcea actuó la partida de Serafín Fernández Ramón (a) «Santeiro», contando en su haber el asesinato en 1942 de un guardia civil, tres soldados y varios civiles que viajaban en un autobús de línea en un «control» que llevaron a cabo los terroristas en la carretera de Cangas de Narcea a San Antolín de Ibías; siguieron varios atracos, algún asesinato más y el brutal apaleamiento de una mujer a la que arrebataron 5.000 pesetas, costumbre la de propinar palizas a sus víctimas a la que fue muy dada esta partida; en Agosto de 1943 saquearían varias casas de la localidad de Morentán-Ibías a cuyos propietarios apalearon convenientemente, y asesinaron a un vecino y a su hijo destrozando sus cabezas con piedras al no llevar encima las 2.000 pesetas que los terroristas suponían habían conseguido de una venta de maíz recién hecha. En 1944 cometen cuatro atracos y en 1945 tres asesinatos en sendas localidades de Santander, uno de ellos de un guarda al que acusaron de colaborar con la Guardia Civil, sosteniendo varios enfrentamientos con la Benemérita cuyo balance fue de tres terroristas abatidos –entre ellos Ceferino Campo Roiz (a) «Machado» que se les había unido con los restos de su partida– y otro apresado, a cambio de dos guardias civiles muertos y uno herido.


Abatido «Santeiro», continúa la partida, constituida por catorce integrantes, al frente de Juan Fernández Ayala (a) «Juanín» y «Juanín el emboscao», quien impuso una rígida disciplina, obligando además a todos a llevar prendidas en el pecho unas cintas de colores roja, amarilla y morada –los de la bandera de la II República– con las iniciales FAR —«Fuerzas Armadas Republicanas»–, cambiando su nombre por el de «Brigada Guerrillera de los Valles de Llaneda», articulándose en tres grupos, cometiendo aún durante 1945 dos asesinatos, uno de ellos el del secretario del ayuntamiento de Treviso, pueblo natal del terrorista Hermenegildo Campo (a) «Gildo» que fue el autor material del mismo.

A mediados de 1947 surgen las disensiones internas, disgregándose la partida, reduciéndose sus actividades drásticamente, sobreviviendo sus integrantes por separado entre atracos y enfrentamientos con la Guardia Civil en los que indefectiblemente siempre resultaba abatido alguno de ellos. En Septiembre de 1952 serán eliminados, por fin, dos de los cabecillas, entre ellos «Gildos», bien que a cambio de la vida de un Sargento de la Benemérita, quedando ya sólo «Juanín» acompañado de Francisco Bedoya Gutiérrez (a) «Paco», los cuales lograrán sobrevivir hasta 1957, contando en su haber hasta ese año, entre otros actos, ocho asesinatos y 40 atracos.

En Abril de dicho año toparán con el comandante de puesto de la Guardia Civil de Vega de Liébana que regresaba a su casa solo después de un servicio, el cual se enfrentó a ellos consiguiendo herir y detener a «Juanín», escapando «Paco». Conocidas por las fuerzas del orden la intención de éste de huir a Francia, la Guardia Civil y la Policía montaron un servicio conjunto en la noche del 2 de Diciembre en la carretera de Santander a Bilbao a la altura de la localidad de Pontarrón, interceptando al terrorista que, junto con otro, viajaban en una motocicleta, logrando abatir a ambos.

Son también estos primeros años cuarenta el periodo en el que el PSOE creía que, sobre todo en Asturias, feudo natural suyo de siempre, tenía grandes posibilidades de tomar la iniciativa y situarse por delante de los comunistas, motivo por el cual sus dirigentes huidos en Francia intentaron impulsar tanto el terrorismo como el activismo político, utilizando para ello a sus peones de mayor confianza como eran el ya citado Llaneza, así como a Baldomero Fernández Ladreda (a) «Ferla» –quien también había creado su propio batallón de milicia socialistas durante el cerco de Oviedo y durante la guerra había llegado al grado de Mayor de Brigada, teniendo bajo su mando tres batallones– y al lugarteniente de éste, Benjamín Fernández Fernández (a) «Tito». Pero repentinamente «Ferla» se pasa a las filas comunistas y comienza a trabajar para el PCE, consiguiendo atraerse a Llaneza, quienes, con el inseparable «Tito», crearán el que denominaron «Comité de Milicias Antifascista», con base en la localidad de Soto de Ribera de Arriba, con la intención de organizar, coordinar, dirigir e impulsar el terrorismo en Asturias, quedando en Agosto de 1943 estructurado definitivamente dicho comité, después de arduos trabajos de proselitismo, en «escuadras», «pelotones», «secciones», «compañías» y «batallones». Ni que decir tiene que tal estructura era más bien ficticia, por excesiva, pero también ni que decir tiene que el comité era puesto bajo control comunista –no sin que, de todas formas, surgieran discrepancias y tensiones con la dirección del partido en Francia–, comenzando el fin del protagonismo socialista pues «…el Partido Socialista (PSOE) vive y trabaja sobre la triste experiencia de dos alianzas que fueron otras tantas insinceridades, calificación en la que queremos hacer patente nuestra benevolencia. Ya lo sabe el Partido Comunista: con el Partido Socialista, por separado, nada hay que hacer por ahora…» (Artículo publicado en el órgano oficial del PSOE, «El Socialista» en Septiembre de 1945 bajo el título «Puntualizando»); enlace principal entre el comité y dicha dirección sería Antonio García Buendía (a) «Madriles», quien ejercería también de coordinador con los comités que el PCE creaba a su vez en Galicia y León con la intención de caminar hacia la creación de la que se denominará «Federación de Guerrillas» que al poco quedaría rebautizada como «Ejército Guerrillero de León-Galicia».
Pero mientras las discrepancias e incluso enfrentamientos políticos arreciaban entre las direcciones del PCE y del PSOE, sobre el terreno el Comité impulsaba el terrorismo como forma de acción principal, estructurándose en Asturias en dos zonas: la cuenca minera, por un lado, y Oviedo-Gijón-Avilés, por otro, disponiendo de comités comarcales en localidades importantes como Mieres, Sama de Langreo y otras.

Para finales de 1945, coincidiendo ya con el protagonismo absoluto del PCE en la zona, una vez desplazada toda influencia socialista, así como de acuerdo a las nuevas directrices que llegaban de Moscú, algunos destacados activistas que venían permaneciendo ocultos al amparo de familiares y amigos, tales como Manuel Díaz (a) «Caxigal» y Constantino Zapico González (a) «Bóger», solicitan de la dirección en Francia el envío de terroristas capacitados para integrarlos en las partidas a fin de que sirvieran de nexo de unión interna, potenciando su eficacia y levantando su moral. Escuchadas sus peticiones, en Enero de 1946 intentaban desembarcar en el pequeño muelle de la localidad de Lastres, una treintena de terroristas en una lancha procedente de Bayona, la cual, a causa del mal tiempo, no pudo acercarse al embarcadero. Mientras estaba a la espera de poder hacerlo, uno de los ocupantes cayó al mar. Se lanzó para salvarlo el patrón de la lancha, pero sin conseguirlo, viéndose obligado a nadar hasta la orilla, siendo enseguida detenido, lo que dio la alarma provocando que una lancha de vigilancia costera de la Guardia Civil acudiera al lugar de los hechos, momento en que los terroristas optaron por meter motores y alejarse abortando el desembarco; no sin que dos de ellos, que habían intentado llevarlo a cabo en un bote, fueran finalmente abatidos en tierra.
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En Santander fueron pioneros del terrorismo José López Ruíz (a) «Joselón», fugado en Agosto de 1937 cuando era conducido al campo de internamiento de Pontejos, cuya principal característica fue la de actuar prácticamente en solitario –sólo a veces con los hermanos Josefa y José Luis Quintana Llamosa y, como mucho, con otros dos–, llevando a cabo muy reducida actividad dedicándose a subsistir en una cueva que en un paraje realmente intrincadísimo habilitó como refugio dotándolo de algunas comodidades, quien contará en su haber como acto más destacado el atraco a la sucursal del Banco de Santander en la localidad de Solares en 1946, terminando por ser abatido junto a dos acompañantes en las cercanías de su guarida, no sin antes dar muerte a un Sargento, a otro guardia civil y herir a un Capitán. Otra partida pequeña y de corta existencia fue la dirigida por Juan Gil del Amo (a) «Hijo de los Practicantes de Los Carabeos», el cual terminaría por huir a Francia y luego a Venezuela.
Más activa fue la partida de José Lavín Cobo (a) «Cariñoso», que surgió en la Primavera de 1940, llegando a cometer en 1941 tres atracos, un secuestro y tres asesinatos, logrando además varias incorporaciones. Pero hacia finales del año eran abatidos dos de sus integrantes, a cambio de un guardia civil muerto, lográndose descubrir la dirección de Santander donde se ocultaba, resultando batido junto a tres más; cuando en Diciembre lo sea un cuarto la partida quedará prácticamente desecha; se dio el caso de que la misma había «ajusticiado» a uno de ellos hacía poco.
No obstante, a principios de 1943, dos de sus integrantes, que habían logrado escapar, conseguían nuevas incorporaciones con lo que la partida volvió a la actividad en 1944 renombrándose como «Guerrilleros del Norte», tomando contacto con la dirección del partido en Toulouse a la que solicitaron ayuda material, cambiando de nuevo el nombre por el de «Agrupación Guerrillera de Santander», consiguiendo durante Agosto de 1945 que se le unieran varios fugados del Destacamento Penal de Arroyo, lo que les permitió impulsar su actividades abundando los atracos, así como el asalto al polvorín de la empresa «Dolomitas,SA» que dejaron vacío, y varios actos de sabotaje en vías férreas y tendidos eléctricos.
Para apoyar tales actividades, así como la de otras partidas más reducidas que habían surgido, la dirección del PCE planeó infiltrar en España una nueva partida de terroristas. El 24 de Febrero de 1946 se concentraron en Sant Jean Pied de Port, en la frontera francesa con Navarra, cuarenta terroristas que fueron trasladados a Banca, localidad en la que se les entregó a cada uno 100 pesetas, un subfusil Stein inglés y 100 cartuchos, mientras al grupo en su conjunto se le entregaba una emisora de radio, dos fusiles ametralladores, varias pistolas, granadas de mano, minas alemanas y 4.000 cartuchos más. En la noche del día 25 entraron en España por Roncesvalles, siguiendo hasta llegar a Noaín, al sur de Pamplona. Allí, cuatro de ellos, vestidos de guardias civiles –se les habían entregado en Francia los cuatro uniformes completos fabricados en París–, procediendo a parar a dos camiones que transportaban pescado. Tras vaciarlos, la partida subió a ellos y continuaron viaje hasta Soncillo (Burgos), donde abandonaron los camiones al haberse quedado sin gasolina, continuando a pie hasta las proximidades del Puerto del Escudo, donde se dividieron en varios grupos. Pero debido al rastro que habían ido dejando, se dio la alarma y se movilizó a la Guardia Civil de Burgos y Santander que procedió a disponer los correspondientes servicios los cuales arrojaron en pocos días el siguiente balance: cinco terroristas muertos, uno capturado herido y 33 detenidos, de los cuales la mitad se entregaron sin oponer resistencia, todo ello a cambio de un guardia civil muerto y dos heridos. Así pues, sólo uno de los terroristas consiguió escapar.

La consecuencia de tamaño desastre fue que las partidas de Santander quedaron sin posibilidad de ser reforzadas y, por ello, abandonadas a su suerte, pendiente sólo de las posibles incorporaciones de fugados del ya citado campo de Arroyo, de donde lograban fugarse en Enero de 1946 ocho presos que pasaron a engrosar la «Agrupación Guerrillera de Santander» que se dividió en dos: la «Agrupación Guerrillera del Noroeste de España» y la «Brigada Malumbres» compuesta esta última por dieciocho terroristas. Como quiera que las órdenes del partido eran incrementar las acciones terroristas, con tales incorporaciones y alguna que otra más llevaron a cabo ocho atracos y cuatro sabotajes contra tendidos eléctricos, perdiendo en un enfrentamiento con la Guardia Civil a tres integrantes; por tal pérdida asesinarían como represalia a un guardia civil en Septiembre. La «Brigada Malumbres» entró en crisis en 1947 por discrepancias internas consecuencia de las cuales fue asesinato su jefe, Raimundo Casar Acebo (a) «Tampa», por sus propios hombres, lo que provocó la disolución de la partida cuyos integrantes sólo pensaron ya en escapar cada uno como mejor consideró, lo que de todas formas consiguieron muy pocos, pues la mayoría caerían abatidos por la Guardia Civil.
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En Galicia el terrorismo tuvo al principio origen y participación de las tres grandes ideologías que en su día formaron el Frente Popular rojo, es decir, la socialista, la anarquista y la comunista; bien es verdad que con el tiempo sería, como en el resto de España, esta última la que se haría con su control, así como que fueron éstos también los primeros y los más decididos en practicar el terrorismo desde muy poco después de producido el Alzamiento Nacional. Tales fueron las disputas entre las direcciones en Francia del PSOE y del PCE, y su consiguiente contagio a las partidas terroristas en Galicia –lo que ocasionó no pocos descalabros–, que en Octubre de 1948 el PSOE fletará un barco pesquero que llegará desde Francia al puerto de Luanco (Asturias), donde embarcarán una treintena de terroristas socialistas de Galicia y Asturias, huyendo a Francia. Otra particularidad del terrorismo en las provincias gallegas fue que debido a la orografía y ubicación geográfica de dichas provincias, sus partidas mantuvieron siempre estrechos lazos y frecuentes trasvases de terroristas con las de León y Asturias –en Galicia el PCE intentó la creación de la que denominó «IV Agrupación Guerrillera», también conocida como «Agrupación Pasionaria» o «Ejército Guerrillero de León-Galicia»–; por último, el terrorismo en Galicia tuvo una particularidad que no se dio en el resto de la Península: no fueron pocos los enlaces y colaboradores infiltrados entre los cargos públicos del Régimen –varios alcaldes–, así como, aún más llamativo, en varias unidades del Ejército, e incluso en la Policía y en la propia Guardia Civil.

Entre las partidas más tempranas en esta área podemos señalar la dirigida por Azulmendi –que había sido maestro armero del Ejército–, integrada por cinco terroristas que tras breves acciones en Julio de 1936, terminaron todos por ser abatidos a las pocas semanas. Otra fue la del comunista Jesús Lago Fernández (a) «Petrillas», que tuvo en su haber varios asesinatos –entre ellos, en 1939, el de una mujer que se resistió a ser robada–, hasta que finalmente todos sus integrantes fueron o abatidos o capturados, juzgados y condenados a muerte. La del Severino Carreras Martínez (a) «Farrapillas» que actuó entre 1936 y 1937, siendo sus actos varios robos, terminando por ser abatidos todos sus integrantes al asaltar la Guardia Civil la cueva en la que se escondían. La del «Chaponas», que tras cometer varios robos en 1936, decidirían entregarse a la autoridades. En 1937 surgió la de Manuel Pintado Pereira (a) «Lolito», que tras varios robos y un asesinato terminó por ser eliminada al ser descubiertos él y dos más en casa de un familiar donde se escondían. Por último, también en 1937, surgió la denominada «Grupo de Puentearéas» dirigida por Manuel González Fresco (a) «Fresco», en cuyo corto haber hasta su eliminación en Diciembre de 1936, al ser abatidos o capturados todos sus integrantes, estuvo el asesinato de un Brigada de la Guardia Civil. De algunas de estas partidas lograron escapar a la acción de la justicia algunos terroristas que, al poco, organizaban algunas pequeñas partidas con fugados y desertores, sosteniendo una desigual pugna con las fuerzas del orden hasta 1945, dedicados sobre todo a los robos, bien que cometiendo también algún asesinato, contando a partir de 1943 con el apoyo de la dirección del PCE a través de varias células que para ese año conseguían alcanzar cierta consolidación. Destacar la de Antonio Crespo (a) «Fotógrafo», que había sido durante la guerra jefe de la 5ª Brigada de Carabineros, comunista fanático, delegado por la dirección del Partido para agrupar a las partidas de la zona, que en Noviembre de 1945 asesinaba al P. Policarpo Bernabé Rodríguez, párroco de la localidad de Atios-Porriño (Pontevedra), desarticulándose la partida al ser abatido en «Fotógrafo» en Marzo de 1946.
En Orense el pionero fue Manuel Álvarez Aria (a) «Bailarín», cuya primera acción fue, en el Otoño de 1936, el asesinato de una vecina ante el temor de que le denunciara por sus actividades como ladrón de ganado, tras de lo cual, huido de la justicia, decidía formar una partida que llegaría a estar integrada por una treintena de terroristas, la mayoría restos de columnas y unidades rojas dispersas tras la temprana victoria nacional en aquellas tierras, con la particularidad de que su refugio lo ubicaron en Portugal, cerca de la localidad lusa de Braganza, donde también llegarían a cometer algún robo. En su haber contarán con una veintena de atracos y tres asesinatos –un guardia civil, un soldado y un legionario–, hasta que en 1940 «Bailarín» decidía entregarse a la Guardia Civil con la que dijo querer colaborar, pero al no cumplir su promesa terminó por ser encarcelado, juzgado y condenado a muerte por los crímenes que pesaban contra él. Otra fue la dirigida por un subalterno de «Bailarín» llamado Alfredo Yáñez Domínguez (a) «Aguirre», que mantuvo sus actividades hasta 1943, amparándose también en Portugal, terminando por ser sus miembros o abatidos o capturados, constando alguno de ellos que prefirió entregarse; «Aguirre» terminaría por ser finalmente abatido en 1947 por la policía lusitana cuando se ocultaba en el país vecino. En conexión con la de «Aguirre» actuó el «Grupo de los Enmascarados», llamados así por realizar sus fechorías con el rostro cubierto al más puro estilo bandolero, cuya corta vida duró de 1940 a 1942, año en el que todos sus componentes terminaron por ser abatidos por la Guardia Civil.

En 1941 surgía la partida dirigida por Manuel Girón Bazán (a) «Girón», que llegaría a contar con hasta veinticinco terroristas, cuya seña de identidad fue el asesinato; alguno de ellos en la provincia de Zamora. Unido durante algún tiempo a la del «Bailarín», tras la voluntaria entrega de éste a las autoridades le sucedería en la jefatura, aumentando sus actuaciones que siempre estuvieron caracterizadas por una extrema violencia. Entre 1941 y 1944 esta partida llevó a cabo una veintena de atracos y siete asesinatos sólo en Orense; en León igualaría tal record, entre ellos el de un guardia civil y un sacerdote que viajaban en el autobús que interceptaron en Septiembre de 1942 en la carretera que va de Truchas a La Beñeza.«Girón» sería dado por muerto, incluso oficialmente, al menos en tres ocasiones, gracias al falso testimonio de sus familiares que, llevados ante el cadáver de alguno de su partida, atestiguaban que era él, lo que no era verdad, dando así al terrorista algunos meses de tranquilidad y ventaja para ocultarse. La partida de Girón fue reduciéndose a lo largo de los años; su hermano resultó abatido en 1946, de forma que para 1951 solo le acompañaban unos pocos terroristas y su amante, Alida, viuda de uno que había sido integrante de su partida y que había sido abatido hacía tiempo. En dicho año se incorporó a lo poco que quedaba de ella José Rodríguez Cañueto (a) «Joselín», avalado por haber torturado y asesinado salvajemente a dos vecinos de la localidad de La Cabrera a los que acusó de ser confidentes de la Guardia Civil, lo que le granjeó la inmediata confianza de «Girón» quien, de todas formas, para ese instante ya estaba convencido de que de nada servía seguir con la actividades terroristas, por lo que decidió enviar a los que le quedaban a la localidad de Villablino con la misión de que preparasen la huida a Francia, quedándose él solo con Cañueto y Alida acampados cerca de Los Puentes del Malpaso en el término municipal de Molinaseca, en El Bierzo, ocasión que aprovechó Cañueto para asesinar a «Girón» y darse a la fuga –huyó a Sevilla donde moriría atropellado por un camión–, dejando sola a Alida que terminaría siendo apresada por la Guardia Civil.


También en 1941 surgía la partida de Mario Rodríguez Losada (a) «Langullo», que contaba desde joven con un amplísimo historial de graves delitos comunes que acrecentó durante la II República y la guerra, a quien el comunismo sirvió para «lavar» su natural inclinación hacia el crimen que condujo a su partida a cometer hasta quince asesinatos, entre los que destacó, por su crueldad, el del párroco de la localidad de Cesures-Manzaneda (Orense) a quien degollaron y decapitaron, llevando su cabeza a mostrar en algunas aldeas cercanas para terminar abandonándola, ya putrefacta, delante del domicilio de la maestra de una de ellas. En 1950 «Langullo» conseguiría huir a Francia.


En la zona de Ponferrada surgieron en 1936 dos partidas muy tempraneras: la de Abelardo Macías Fernández (a) «Liebres» y la de David Fuentes Álvarez (a) «Velasco». La primera tuvo en su haber, entre otros, el del asesinato, según ellos «ajusticiamiento en nombre del pueblo», en Julio de 1939 de ocho vecinos de la localidad de Lago Carucedo, tras de lo cual se disolvieron. La segunda, además de algunos atracos, asesinó en Mayo de 1940 a tres concejales de la localidad de Balboa, también «en nombre del pueblo», para acabar disolviéndose al ser abatido «Velasco» en 1941.

«Puritano»
De mayor duración fue la partida formada por los hermanos Salvador, Pedro, Gumersindo y Demetrio Voces Canóniga, conocida como la de los «Pitaciegas», siendo el primero de ellos su jefe , integrada, entre otros, por algunos fugados del Destacamento Penal de Fabero, la cual subsistió de 1940 a 1947. En 1941 fue capturado Demetrio ingresando en la cárcel de León de donde al año siguiente se fugó; ese mismo año era abatido Pedro. Tras numerosos robos, la partida fue quedando diezmada en enfrentamientos con la Guardia Civil, terminando Salvador y otro integrándose en 1947 en la de César Ríos Rodríguez (a) «Puritano» que acababa de crearse.
El Lugo, durante la guerra, más que partidas de terroristas hay que hablar de partidas de huidos de las unidades rojas del frente asturiano. Surgió a principios de 1937 una partida realmente curiosa al estar dirigida por un Alférez Provisional que, destinado en la Legión, aprovechó un permiso para desertar con algún que otro legionario y, junto con siete rojos huidos, llevaron a cabo algunos atracos, terminando por ser todos abatidos en Agosto, no sin antes dar muerte a dos guardas civiles. En Octubre de dicho año se abatió a ocho huidos más y al poco otros diez. En 1938 se abatía a uno más que había asesinado a un guardia civil.
En 1939, ya concluida la guerra, surgen varios huidos que van siendo abatidos, bien que para Noviembre da señales de vida un grupo más organizado que se atreve a atracar la sucursal del Banco Pastor de la localidad de Chantada, hiriendo gravemente al jefe de puesto de la Guardia Civil, lográndose a los pocos días abatir a uno y detener a otro. Junto a los anteriores existe también algún que otro pequeño grupo así mismo de huidos que llevan a cabo algunos robos y violencias. En 1940 es la partida de «Velasco», de la que ya dimos cuenta, la que actúa por tierras lucenses cometiendo numerosos robos, teniendo algún que otro enfrentamiento con las fuerzas del orden. Durante tal año, así como 1941, actúan en estas tierras algunos terroristas en solitario o a lo sumo en parejas, bien que dedicados más a subsistir con el producto de sus robos que a otra cosa. También dan muestra de actividad «Velasco» y «Santeiro», del que ya dimos cuenta, que tras varios atracos y un asesinato, más algunos esporádicos encuentros con la Guardia Civil, abandonaban la zona.
En 1942 hay que registrar, entre otros, varios terroristas abatidos por la Guardia Civil de los de «Santeiro» que habían quedado rezagados por la zona –una docena–, no sin que antes, en Febrero, asesinaran en Fonfría del Camino a un labrador, robaran y apalearan a varios vecinos de la localidad de Pallanello y «tomaran» la localidad de Seoana-Caurel en la que, tras apalear salvajemente y robar a varios vecinos los concentraron en la plaza del pueblo y usaron al párroco como blanco contra el que hicieron fuego a discreción hasta causarle la muerte.
Hecho a destacar fue el cometido por una partida formada por varios desligados de otras, cuando el 21 de Octubre de 1942 irrumpían en la localidad de Morade, cerca de Monforte, y además de los consabidos robos y apaleamientos, asesinaban a cinco personas –un hombre de 55 años de edad, un sacerdote de 44, y tres jóvenes de 28, 19 y 16 años–, quedando milagrosamente heridas, bien que de gravedad, una mujer de 60 y una niña de cuatro años.
En Junio de 1944 una pequeña partida dirigida por Manuel Prado que andaban huidos seguidos de cerca por una contrapartida de la Guardia Civil, daban muerte a tres vecinos –uno de ellos un niño de diez años– del término municipal de Ribas de Sil, los cuales, localizados a los pocos días en una casa de la localidad de Villaspasantes, resultaban abatidos –eran tres hombres y dos mujeres–, no sin que hubiera que mediar un intenso enfrentamiento armado de una hora y media de duración en el que llegaron a emplearse por los terroristas varia granadas de mano.


En La Coruña las actividades terroristas fueron en general reducidas en el periodo 1936-1944, registrándose atracos de escasa consideración y algún asesinato, siendo el militante del PCE José Neira Fernández (a) «Neira» el mayor de sus inductores, actuando en realidad pocos terroristas, permaneciendo cerca del centenar de ellos ocultos a la espera de mejores tiempos; la escasez del activismo se debió también a que noventa de ellos terminarían siendo detenidos por las fuerzas del orden. No obstante lo anterior, el PCE sí que utilizó dicha provincia, especialmente los puertos de La Coruña y Vigo, como puerta de entrada de terroristas hacia otros puntos de la Península, pues era en ellos donde mayor porcentaje de barcos recalaban provenientes de América.

Una de las primeras partidas de terroristas comunista de la provincia surgió en 1941 dirigida por Benigno Andrade García (a) «Foucellas», que poseía un larguísimo historial como delincuente común, dedicándose a sus habituales atracos a los que sumaría en un año y medio seis asesinatos. Junto a ella, actuaba también la denominada «Agrupación Neira», dirigida por el ya citado, y alguna más cuyos actos solían ser atracos y esporádicamente algún asesinato, situación que permaneció invariable hasta 1944, momento en que, tras el fracaso de la invasión del valle de Arán, llegaría a tierras gallegas enviado por la dirección del partido en Francia, Manuel Castro Tellado, con instrucciones de contactar con un denominado Comité Regional cuya sede estaba en Vigo dirigido por Mario Fernández Rodríguez (a) «Gafas», que intentaba crear una estructura terrorista organizada. Surgen las discrepancias y Castro ve torpedeada su labor en la que fracasa –terminaría siendo abatido por la policía en 1947 en Lugo–, por lo que se envía a un sustituto, Marcelino Rodríguez Martínez (a) «Marrofer», de profesión maestro, fanático comunista, que consigue encumbrarse rápidamente, logrando someter a la disciplina del partido a «Foucellas», así como a las partidas dirigidas por Manuel Ponte Pedreira (a) «Pintor», la de Lisardo Freijo López (a) «Teniente Freijo» y a la de Amador Domínguez Pan (a) «Jaime Pimentel».


«Marrofer» procedió a reorganizar dichas partidas; entre otras cosas les cambió el nombre, costumbre como hemos visto muy del gusto de los comunistas, denominándolas «destacamentos» de los cuales creó cinco, llamando al conjunto «IV Agrupación Guerrillera de Galicia». Como lugarteniente suyo designó al «Gafas», logrando con la imposición de una disciplina adecuada conseguir llevar a cabo en 1945 medio centenar de atracos y siete asesinatos, siendo su actuación más sonada el asalto, el 9 de Julio, del Destacamento de Infantería de Marina en la localidad de Carranza, en el Ferrol del Caudillo, de donde logró sustraer cuatro fusiles y abundante munición; poco después tendería una emboscada a una pareja de la Guardia Civil logrando herir a ambos.


En Febrero de 1946 la Policía desarticulaba el comité regional del PCE vigués, no obstante lo cual, «Marrofer» consiguió mantener la moral de las partidas y que la dirección del partido en Francia le enviara refuerzos para reponer las bajas sufridas, llegando por vía marítima tres escogidos activistas: Antonio Seoane Sánchez (a) «Julián» para hacerse cargo de la jefatura del «Ejército Guerrillero del Noroeste de España»; José Gómez Gayoso (a) «López» y Manuel Fernández Soto (a) «Coronel Benito» –éste, como miembro de la dotación del acorazado Jaime I y jefe de su comité, había sido uno de los principales inductores del asesinato de sus Oficiales al poco de producirse el Alzamiento Nacional–, todos ellos con amplísimo historial como militantes del PCE, que habían llegado a la Península procedentes de América, habiendo permanecido algún tiempo ocultos en Madrid; una vez en Galicia contarían, entre otros, con el apoyo de Juan Pitz, comunista de origen alemán casado con una gallega, que era el padre de Ramón Mendezona Roldán, primer director de la Radio España Independiente comunista que durante tres décadas bombardearía las ondas española desde Moscú y Bucarest llenándola de propaganda en favor de la dictadura del proletariado.
Actuando ya coordinadamente, lo primero que hace la nueva dirección regional del PCE en Galicia, siempre teniendo en ella el mayor ascendiente «Marrofer», es instalarse en La Coruña, procediendo a reorganizar la estructura terrorista disponible. Se crea la denominada «Federación de Agrupaciones Guerrilleras del Noroeste de España», dividiéndose Galicia en cuatro agrupaciones denominadas II, III, IV y V, correspondiendo tales número, respectivamente, a Orense, Lugo, La Coruña y Pontevedra. Se refuerza la disciplina comunista para lo cual «condenan a muerte» a todo aquel que por cualquier cuestión consideraran indisciplinado o no fiable por tibieza en sus ideas o, simplemente, por mostrar públicamente algún tipo de discrepancia, entre otros al propio «Foucellas», bien que no se atrevieron a «ajusticiarlo» por las graves repercusiones que tendría en las partidas y por necesitar hasta el último terrorista disponible, pues no andaban sobrados de ellos. No obstante lo cual, entre otra cosas para asegurar la vigilancia sobre ellos crearon la figura del «comisario político» de cada agrupación.
Con todo lo anterior la actividad terrorista cobra a partir de 1946 nuevos bríos, y eso a pesar de que en Junio de dicho año eran abatidos por la Guardia Civil, en el término municipal de Milreo-Fervenzas, cerca de Betanzos, «Marrofer», «Teniente Freijo» y otros dos terroristas más. Lo anterior facilitó la desarticulación de buena parte de la red de colaboradores, lo que obligó a la dirección del PCE, para levantar la moral, a encargar a la partida de «Pimentel» –que ahora se hacía llamar «Líster»— a planear un golpe que trascendiera a la opinión pública. Primero pensaron en volar la emisora de Radio La Coruña, lo que fracasó, optando entonces por volar el camión donde los propios terroristas transportaban los explosivos, tras de lo cual, para resarcirse del poco éxito alcanzado, asesinaron en Mayo de tal año en las puertas de la sede del diario «El Ideal Gallego» a Arcadio Vilela Gárate, uno de sus más veteranos redactores.

Abatido «Marrofer», toma la dirección de la «IV Agrupación» Manuel Ponte (a) «Pintor»; poco después, para compensarle de su «condena a muerte» se designa a «Foucellas» para dirigir la «V». Entre 1947 y 1950 serían abatidos los cuatro jefes de las respectivas partidas en que «Pintor» dividió su agrupación. Tampoco fue muy larga la vida de «Pintor», pues después de atacar en 1946 el cuartel de la Guardia Civil de la localidad de Vimianzo, de asesinar en Enero de 1947 a un guardia, y al alcalde y dos guardias civiles en Villamayor, cuando iba a perpetrar un atraco en la comarca de Ordenes era localizado y abatido. Puede afirmarse que la desaparición de «Pintor», así como la creciente eficacia de las fuerzas del orden, con la consiguiente desmoralización de las partidas que trajo consigo un notable aumento del número tanto de los desertores, como de los que optaban por intentar huir a Francia, iba a suponer el inicio del rápido fin del terrorismo en Galicia.
El sustituto de «Pintor» fue Emilio Pérez Vilariño (a) «Claudio Beas», quien llevaba sobre su conciencia, a demás de numerosos incendios de viviendas de labriegos, el asesinato del párroco de Viones, el de un Sargento de la Guardia Civil y su activa participación en el asalto del cuartel de la Guardia Civil de Vimiazo ya citado. No obstante su experiencia, «Claudio Beas» sería abatido al poco en la localidad de Curtis. Tras ello era también abatido Demetrio García Álvarez (a) «Pedro» –que antes que terrorista comunista había sido delincuente común– y detenido en Portugal Albino Gómez Rodríguez (a) «Albino», jefes de las dos partidas que actuaban en la zona de la «II Agrupación», quedando la misma prácticamente desmantelada. Ambos actuaron siempre a caballo entre España y Portugal –llegando incluso a tener en sus partidas a delincuentes comunes lusos–, confiados en que de esa forma dificultarían las acciones de la Guardia Civil, sin tener en cuenta que, a diferencia de lo que ocurría con Francia, el régimen de Oliveira Salazar colaboraba de buena gana con el español.
No obstante tales reveses, el jefe de la agrupación, Samuel Mayo Méndez (a) «Saúl», lograba reclutar una nueva partida compuesta por una treintena de terroristas, bien que muy jóvenes y de nula experiencia, aunque en principio con mucho ánimo, la cual, con base en la Sierra de San Mamed, actuaría en la zona comprendida entre Orense, Allariz y Ginzo de Limia; su efectividad fue poca y su vida corta. En Marzo de 1950 era abatido «Saúl» en La Coruña, después de haber dirigido una veintena de atracos, cinco asesinatos y dos sabotajes, habiendo además causado la muerte a dos guardias civiles, uno de ellos un Capitán.

La vida de la «III Agrupación» se vio rápidamente truncada tras la detención, herida tras un tiroteo con la Guardia Civil, de Enriqueta Otero Blanco (a) «María de los Dolores» –comunista recalcitrante desde muy joven, había sido antes de la guerra secretaria de «La Pasionaria»–, miembro del Comité del partido en Vigo, implicada directamente en varios asesinatos y una de sus principales colaboradoras, que trajo consigo la de medio centenar más, quedando los ya de por sí escasos terroristas que la componían sin apoyos, lo que permitió a la Guardia Civil su rápido desmantelamiento logrando abatir a varios de sus componentes y detener al resto; «María de los Dolores» fue juzgada, sentenciada a muerte y conmutada la pena por la de 30 años de cárcel, siendo puesta en libertad en 1965, fue candidata del PCE en las elecciones de 1977, muriendo en 1989.
«Foucellas» siguió especializándose en atracos acompañados de gran violencia, pues no hubo una de sus víctimas que no resultara, además de desvalijada, apaleada; en uno de ellos no tuvo escrúpulo alguno en dar una brutal paliza a un anciano inválido que había sido Teniente Coronel en la guerra de Filipinas a finales del siglo XIX. Tal actitud fue repudiada en alguna ocasión por alguno de los suyos que terminó abandonándole. En Febrero de 1948 «Foucellas» y los suyos asesinaban a sangre fría al dueño de un comercio de la localidad de Cercio-Lalín, mientras los atracos se multiplicaron en aldeas cercanas, en algunos casos amenazando a sus víctimas con asesinarles si en un plazo de tiempo no le entregaban más dinero. Asimismo, el propio «Foucellas», ayudado por uno de los suyos, «ajusticiaba» a Luis Piquero Vigil (a) «Asturiano», al sospechar que iba a desertar; el crimen fue terrible pues la víctima fue decapitada delante del resto de la partida para que sirviera de ejemplo. En Mayo de ese mismo año la partida de «Foucellas» era acorralada por la Guardia Civil cerca de Paso de Oca, lográndose abatir a seis de ellos, escapando «Foucellas» y otro, bien que a este último se le abatiría unos días después. A partir de este instante «Foucellas» se dedicará prácticamente a sobrevivir. En Octubre de 1949 escapaba a una emboscada de la Guardia Civil en Riqueche. En los años 1950 y 1951 actuó en la zona de Betanzos, en compañía de Manuel Vilar Arnoso (a) «Manolito» –único colaborador que le quedaba– y otro. Definitivamente, el 9 de Marzo de 1952 «Foucellas» era detenido en las cercanías de Oza de los Ríos, resultando muertos «Manolito» y el tercer terrorista que le acompañaba, así como un guardia civil y otro herido. Juzgado en Consejo de Guerra el 26 de Junio de 1952 –confesó el gran apoyo que había tenido de parte de varios alcaldes del Régimen–, fue ejecutado el 7 de Agosto en la prisión de La Coruña.
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«Julián»
En Julio de 1947 era descubierta la vivienda en La Coruña donde se escondía Antonio Seoane Sánchez (a) «Julián», como dijimos máximo dirigente del «Ejército Guerrillero del Noroeste de España», quien era inmediatamente detenido. Tras ello, la Guardia Civil permanece en el piso, donde a los pocos días llega José Gómez Gayoso (a) «López», que como también dijimos en su momento era otro de los máximos dirigentes comunistas y responsable del entramado terrorista en Galicia. «López» iba en compañía de su amante, la cual se interpuso entre él y los guardias en el momento de la detención, lo que permitió que el terrorista emprendiera la fuga. Herido en un ojo por un disparo de la Benemérita, topó con un guardia municipal al que convenció de que había tenido un accidente. Montados ambos en un taxi, cuando llegaron a la casa de casa de socorro «López» reemprendió la fuga intentando ocultarse en una vivienda en la que entró engañando a su propietaria, no obstante lo cual, terminaba al poco siendo detenido por la Guardia Civil que le seguía la pista muy de cerca. La detención de tan importantes dirigentes comunistas supuso un nuevo golpe para el terrorismo en Galicia, pues no sólo se incautaron varias viviendas que utilizaban para sus actividades, y abundante material para la confección de propaganda y documentaciones falsas de todo tipo –incluidos sellos de la Guardia Civil–, sino también se pudo detener a un buen número de enlaces y colaboradores. Tanto «Julián» como «López» fueron sometidos a consejo de guerra, condenados a muerte y ejecutados en Noviembre de 1948.
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Otra zona donde actuaron algunas partidas terroristas fue la que se encuentra a caballo de la carretera que une León con Oviedo, aprovechando, como siempre, la dura orografía de la zona; bien que debido a que las mismas se iban a nutrir sobre todo de huidos y restos de unidades del ejército rojo, su aparición durante la guerra fue, como hemos visto que ocurrió en la cornisa cantábrica y Galicia, muy descoordinada.

La primera partida que surgió fue la dirigida por Ramiro del Cabo Arenas (a) «Ramirón» que, formada por una decena de terroristas, comenzó a actuar en 1937, bien que la intención de su jefe fue siempre la de subsistir al margen de toda ley, sin más aspiraciones, así como sin grandes intenciones de llevar su «rebeldía» mucho más allá, cometiendo sobre todo robos y atracos, actitud que fue pronto origen de serias discrepancias internas con aquellos cuyas intenciones, por profesar una ferviente comunismo, iban más allá, motivo por el cual la partida de «Ramirón» será cantera de otras una vez que algunos de sus componentes decidan formar la suyas propias y dar más bríos a la acción terrorista. La crisis final de esta partida se produciría en 1942 cuando Calixto López Abad (a) «Calixto» y «Zara», uno de sus lugartenientes, asesinaba a un vecino de la localidad de Maraña, lo que encrespó los enfrentamientos internos, provocando la disolución de la partida; varios de sus integrantes terminarían por entregarse a las autoridades en 1947, una vez comprobada su imposibilidad por huir a Francia. En cuanto a «Ramirón», se ocultaría durante algún tiempo, falleciendo al poco de muerte natural.

Será «Calixto» quien asuma la jefatura de los más radicales con los cuales en 1943 cometía un atraco y en 1944 se unía a las otras dos partidas que venían actuando en la zona –la dirigida por Casimiro Fernández Arias (a) «Mellao» y Blas García (a) «Blas»–, las cuales, aunque no muy activas, no dejaban de tener en su haber numerosos atracos y algún asesinato. No obstante lo dicho, la unión de «Calixto» con ellos, aunque trajo consigo un notable incremento en cuanto a atracos –entre ellos alguno de envergadura como fue el del Banco Urquijo de la localidad de Boñar o el de los pagadores de la Sociedad Hullera Vasco-Leonesa–, no logró la cohesión requerida, bastando como ejemplo reseñar que uno de los de «Calixto», Fidel Tejerina Ibáñez (a) «Tejerina», individuo especialmente indisciplinado, actuaría en 1945 por separado junto a los hermanos Ovidio y Felipe García Valladares (a) «Los Berceros»; a los cuales terminaría asesinando por una disputa por el reparto del botín de un atraco, siendo a su vez «Tejerina» asesinado al poco por un enlace de la red de apoyo de «Calixto».
El 22 de Septiembre de 1945 se reunían los jefes de las tres partidas en un paraje aislado de los montes de Vozmediano con la intención de acordar un golpe definitivo que les permitiera obtener un botín suficientemente sustancioso para huir a Francia, habida cuenta de la presión que las fuerzas del orden ejercían ya sobre ellos: se trataba del secuestro del presidente de la Diputación Provincial de León, Emilio Zapico Arriola, lo que efectivamente conseguían llevar a cabo el día 29 cuando se encontraba en una finca de su propiedad en el término municipal de Santibáñez de Porma, pidiendo por su liberación dos millones de pesetas que debía entregar su madre, la cual debía ir en coche desde León a Boñar, de forma que en un momento dado los terroristas le saldrían al paso para coger el rescate. Pero el caso fue que Zapico, que era ingeniero, reconoció a uno de los secuestradores, Francisco Suárez Salvador (a) «Químico» por haber sido éste empleado suyo anteriormente, motivo suficiente para que los terroristas lo asesinaran al instante.
Como es natural, el secuestro de personaje tan conocido en la provincia, así como lo abultado del rescate que se pedía, no pasó desapercibido para la Guardia Civil, cuyo Capitán procedió a disfrazarse de anciana suplantando a la madre del secuestrado en su viaje a Boñar. Llegado un momento dado, interceptaron el vehículo tres guardias civiles, que no eran otros que tres de los terroristas –entre ellos el «Químico»–, produciéndose la consiguiente confusión que se solventó enseguida con un corto pero intenso enfrentamiento armado entre el Oficial de la Benemérita –apoyado por otros guardias que también convenientemente disfrazados marchaban con él– y los tres terroristas más el resto de la partida que andaba escondida en las cercanías. El resultado fue la muerte del «Químico» y la huida del resto sin el rescate que, de todas formas y como hemos dicho, de nada hubiera servido pues el presidente de la Diputación ya había sido asesinado. Lo ocurrido hizo que la presión de la Guardia Civil sobre dichas partidas creciera, causándoles a partir de entonces varios muertos, alguno en las cercanías de Bilbao cuando intentaba huir a Francia.
Por su parte, «Calixto», que no podía olvidar el fracaso del que iba a ser su seguro para escapar a Francia, intentaría el 2 de Agosto de 1946 –casi un año después– asesinar al Capitán de la Guardia Civil de León esperándole a la puerta de su domicilio, bien que lo único que consiguió fue herirle levemente. Tras este nuevo fracaso sólo procuró ya huir a Francia, lo que conseguiría junto a algunos otros terroristas socialistas en tal año, como se dijo,, desde el puerto de Luanco; varios de ellos se fotografiarían junto al líder del PSOE, Indalecio Prieto, en el país vecino. Igual suerte correría «Mellao» consiguiendo huir a Francia en 1948 después de permanecer casi dos años oculto. Por el contrario «Blas» fue detenido, juzgado y ejecutado.

A principios de 1945 llegaba a la zona desde Francia un enviado del PCE de nombre Manuel Ramos Rueda (a) «Pelotas», que se autodenomina «Portavoz del Grupo de la Resistencia Leonesa» quien, tras fracasar estrepitosamente en su misión de hacerse con el control de las tres partida citadas para ponerlas a las órdenes del partido –sobre todo porque sus jefes tendían al socialismo, y ya hemos reseñado las fuertes discrepancias existentes entre ambos partidos y tendencias–, «Pelotas» optaba por llevar a cabo sus propias acciones terroristas al frente de su propia partida, formada con activistas comunistas de la zona, destacando tres asesinatos, uno de ellos en León capital; en 1946 su partida se vio reforzada con la llegada desde Francia de cuatro nuevos terroristas que formaban el denominado «Grupo Especial Volante». Aunque «Pelotas» y los suyos lograrían mantener sus actividades terroristas en la zona hasta 1948, llegado dicho año a penas sobrevivían unos pocos, habiendo sido abatidos o ejecutados tras ser detenidos la mayoría, siendo entonces «Pelotas» llamado por la dirección del partido de regreso a Francia; acabaría sus días en Albania al servicio de la Internacional Comunista.
Continuará
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