Un Toisón para Leonor.

Hemos echado en falta muchas cosas en estos consejos. No vemos en ellos ni altura, ni patriotismo, ni españolidad, sólo lo justo para quedar bien, consolidar el «perfil» y sostener la Corona a pesar de que España se desintegre aún más y quede reducida a un totum revolutum pleno de discordias, enfrentamientos y crispaciones sobre las que Leonor, como Felipe VI y su abuelo, levitan para no mojarse, no sea que de hacerlo tengan un día que coger las maletas.

Estos fueron los consejos que Felipe VI dio a la infanta en la entrega del Tosión, así como los que Felipe a su hija Leonor:

“Recibir este toisón implica para ti unas responsabilidades especiales que habrás de asumir inspirada por los valores e ideales más profundos, valores que deberás albergar y fortalecer día a día en tu corazón, porque tus acciones, todas, deberán guiarse por el mayor sentido de la dignidad y la ejemplaridad, por la honestidad y la integridad, por la capacidad de renuncia y de sacrificio, por el permanente espíritu de superación y por tu entrega, sin reservas, a tu país y a tu pueblo. Deberás respetar a los demás sus ideas y creencias y amarás la cultura, las artes y las ciencias pues ellas nos dan la mejor dimensión humana para ser mejores y ayudar a progresar a nuestra sociedad. Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola. Servirás a España con humildad y consciente de tu posición institucional y harás tuyas todas las preocupaciones y las alegrías, todos los anhelos y sentimientos de los españoles”.

Nuestro análisis de ellos es el siguiente, válidos tanto para el rey como para el padre:

* Ni una palabra sobre Dios.

* Cuando dice «valores e ideales más profundos» no se molesta en decir cuáles son para él y cuáles, por ello, debería Leonor «albergar y fortalecer día a día» en su corazón.

* La guía de sus acciones está bien, sin duda, menos al final, cuando en vez de España dice «país».

* Respetar las ideas y creencias de los demás está bien; lo de la cultura, etcétera. también, pero no lo que se refiere a la dimensión humana, pues, aunque todo ello ayuda, sin duda, lo que nos hace alcanzar «la mejor dimensión humana para ser mejores y ayudar a progresar a nuestra sociedad» es nuestra fe y obediencia a las leyes de Dios y de su Santa Iglesia, concretamente a su doctrina social y moral; cuando así actuamos, lo demás se nos da por añadidura.

* Sobre la Constitución era de esperar, pues no cabe la menor duda de que, por un lado, no le queda más remedio, por otro, es la mejor forma de colocarse de perfil, como su abuelo y padre, no sea que si se ponen de frente les puedan quitar el trono. El problema le vendrá, como le ha ocurrido ya a su abuelo y padre, cuando esa Constitución, o la que venga de su reforma, atente aún más contra la unidad de España, de la nación, de la patria, cuyo aseguramiento y representación corresponde a la Corona. Entonces a qué deberá lealtad Leonor, a España, a la nación, a la patria o a la Constitución.

* La última frase, en la que por fin nombra Felipe VI a España, es en realidad la clave con la que él y el emérito han sobrevivido mientras España se ha ido hundiendo.

Hemos echado en falta muchas cosas en estos consejos. No vemos en ellos ni altura, ni patriotismo, ni españolidad, sólo lo justo para quedar bien, consolidar el «perfil» y sostener la Corona a pesar de que España se desintegre aún más y quede reducida a un totum revolutum pleno de discordias, enfrentamientos y crispaciones sobre las que Leonor, como Felipe VI y su abuelo, levitan para no mojarse, no sea que de hacerlo tengan un día que coger las maletas.

Por último, nuestro consejo a Leonor:

«Sin Dios nada se puede, con Dios todo se alcanza. Ten fe y foméntala en tus súbditos, pues no sólo eres responsable de su progreso material, sino también de facilitar su salvación. Nunca admitas ni sanciones leyes que atenten de cualquier forma contra las leyes de Dios o la ley natural. Aprende y fomenta las virtudes teologales y cardinales. Ama a la Iglesia, protégela, inspírate en su doctrina moral y social. Ama a España, tu nación y patria; aprende su gloriosa historia y siéntete orgullosa de ella. Defiende a toda costa su sagrada unidad y sus símbolos, que son su himno y bandera, así como su soberanía e independencia contra sus enemigos, sean externos o internos. Quiere a los españoles, se ejemplo para ellos en todo, nunca los abandones, en especial a los más débiles y necesitados. Muy por encima de tus intereses, sean cuales sean, incluso la corona y tu propia vida o la de tu familia, pon siempre los derechos de Dios y los intereses de España. Hazte querer y respetar. Asume tus responsabilidades con valor y entereza.»

 


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