Tomás Roncero: periodismo deportivo en estado puro

Tomás Roncero es un gran clásico del periodismo deportismo español y del madridismo. Bajo el prisma de la tierna ensoñación infantil se pirraba por entrevistar un día a Pirri y al no menos mítico Santillana. Era el fútbol español de finales de los 70, ayuno de cracks foráneos, pero bien nutrido de aguerridas figuras autóctonas.

Futbolistas con melenas y bigotes y con más apellidos castellanos y vascos que extranjeros. Un fútbol más directo, recio y apasionado, sin el lastre de la posterior robotización táctica e informática del fútbol. Le encandilaba la misteriosa figura del periodista con gabardina de antaño, que accedía al inaccesible olimpo de las leyendas madridistas.

Cuando hablas con él es una persona encantadora, un periodista que disfruta de lo que hace y es feliz con su familia. Aunque no lo parezca, el orbe futbolero le deja tiempo para disfrutar viendo pelis con sus hijos. Ama a su patria española, de la que considera a Rafa Nadal (en argot de Jorge Valdano) un referencial.

Es una persona muy imaginativa. Les invitamos a leer esta entrevista, en donde al igual que en la guerra de los mundos, que tanto admira, se rezuma algo de la magia de las ondas .

¿Es usted un periodista vocacional o por circunstancias?

Por una cuestión vocacional, sin ninguna duda. Con 7 u 8 años me llamaba la atención de que había alguien al lado de los que eran mis ídolos. Me acuerdo de niño una entrevista que leí con Pirri, otra con Santillana y pensé que tenía mucha suerte el entrevistador de poder estar con ellos. Y entendí que la profesión que más se acercaba al no va más de lo que me gustaba era el periodismo deportivo. Me gustan todos los deportes, no sólo el fútbol. El baloncesto me vuelve loco, el tenis etc. soy muy polideportivo. Ahora la profesión está de moda, pero hace 30 años ser periodista deportivo no era lo más prestigioso de España. Todos querían que sus hijos fuesen médicos, abogados o arquitectos, pero yo lo tuve siempre muy claro.

¿Dentro del periodismo sólo le llamó el deporte, no ser periodista de guerra por ejemplo?

Eso de reportero de guerra cuando era más joven me atraía por ese punto de aventura y me parecía un mundo fascinante. Pero es que el deporte me gusta tanto que siempre he querido estar cerca del deporte. Yo he cubierto dos Juegos Olímpicos (Barcelona 92 y Atlanta 96) y disfruté como un enano. Hice todo tipo de crónicas, hasta de tiro con arco.

¿Cree en el aforismo clásico mente sana en cuerpo sano?

Pues ayuda sí, porque el deporte es un buen refugio para huir de los hábitos peligrosos. El deporte te obliga a estar en forma y cuidar el cuerpo. La pasión por el deporte ayuda.

¿Pudo conocer en los Juegos Olímpicos a algún mito del deporte como Michael Jordan?

En Barcelona no pude estar con Michael Jordan, pues no cubría el Dream Team. El deportista que más me transmite en todos los sentidos es Rafa Nadal. Para mí Rafa es mi mayor ídolo, por encima incluso de cualquier jugador del Madrid. Me parece un ser humano ejemplar en todos los sentidos.

Es un gran deportista, señor…

Para mí es un orgullo ser español y ser de la misma nacionalidad que Rafa Nadal. No tiene contraindicaciones, no me imagino a nadie con la mente medianamente limpia que pueda tener algo en contra de Rafa. En la cancha es ejemplar pues sin llegar a tener el talento natural de Federer lo suple a base de trabajo…

Ojo, que Nadal no es sólo fuerza, cuando está fino las coloca en la línea con un gran repertorio de golpes, de hecho, en 2008 en una final de Roland Garros llevó a Federer de lado a lado 6-1, 6-3, 6-0….

Claro y además Nadal es un estratega genial. Valoro más la entrega que el puro talento. Por eso yo entre Cristiano y Messi, me quedo con Cristiano. Se puede tener un don especial, pero me han enseñado en la vida que con sacrificio se puede conseguir todo. Nadal es un ejemplo de deportista que se ha hecho a sí mismo. Un chico que entendió desde muy joven los sacrificios que son necesarios en la vida para llegar a ser un grande.

Además, le gusta mucho lo que hace…

Efectivamente, no es que haya tenido que renunciar a los pecados de juventud para dedicarse al tenis, es que él es así. El tenis es su pasión.

Es admirable que no le gusta fallar una bola ni en los entrenamientos.

Así es y yo le llamo el ganador fanático. Es aquel que sólo concibe competir en todo momento y no dejarse llevar nunca. Yo recuerdo en una final con Federer perdía 5-1 en el último set y poco a poco fue remontando. Se puso 5-2, luego hizo el break 5-3 y se puso nervioso Federer y acabó remontando. Federer tiene tanta clase que no dejaría escapar un 5-1 ante ningún tenista del mundo. Pero con Nadal es diferente.

Enlazando con Nadal háblenos de los valores del deporte.

El aprender a competir en equipo y no pensar tanto en ti sino en el conjunto, en el beneficio del grupo. La clave del deporte es el afán de superación, pero el arraigo colectivo, el bien común, el crecer no por mí mismo, sino por hacer mejores a mis compañeros. Incluso en los deportes individuales tienes detrás un fisioterapeuta, un entrenador etc.

A Cristiano Ronaldo le achacan pensar más en sus estadísticas que el equipo, ¿qué hay de leyenda negra en eso?

Es leyenda negra total, pues todos los años ha sido el segundo o tercero en asistencias, pero eso no lo dicen. Lo que pasa es que mete tantos goles que parece que sólo se dedique a eso.

Hace falta mucha humildad para saber perder y reconocer que el rival ha sido mejor.

El himno del Madrid lo dice: “cuando pierden dan la mano”. Cuando tienes un arbitraje como el famoso de Obrevo, que dejó de pitar cuatro penaltis al F.C. Barcelona contra el Chelsea, cuesta dar la mano con tranquilidad. Pero, por ejemplo, en el último clásico perdimos 5-1 y ese día no me voy a poner a discutir con nadie.

Aunque digan tus detractores que eres forofo del Real Madrid, realmente tu eres objetivo y reconoces cuando el rival es mejor.

De hecho y se pueden buscar en las hemerotecas, tanto mis artículos del As, como del Chiringuito o mis comentarios en el Carrusel, cuando el Madrid está mal no creo que haya mucha gente más crítica que yo. Yo con el Madrid soy como el padre cuando el hijo le viene con malas notas, el más severo voy a ser yo, eso sí que ningún vecino se meta con mi hijo. Yo no me engaño a mí mismo. A los del otro lado del puente aéreo siempre les he achacado falta de autocrítica, lo cual les hace débiles. El Madrid es lo que es porque asume esa exigencia brutal por parte de todos.

¿El Real Madrid conserva el señorío de antaño o lo ha ido perdiendo con los años?

El Real Madrid ha sido víctima de los nuevos tiempos. Estamos en la cultura de las redes sociales que es perversa muchas veces. El Madrid ha entrado en una dinámica del sálvese quien pueda. A lo mejor en algún momento he visto alguna cosa que si hubiera estado don Santiago Bernabéu se hubiese hecho de otra manera.

Además del deporte, ¿Qué aficiones tiene? 

Me gusta muchísimo el cine. El fin de semana cuando tengo un hueco veo con mis hijos cine de ciencia ficción y de terror. También me gusta el cine clásico.

¿Qué películas le han impactado más?

Ciudadano Kane es una de las películas que más me marcó de chaval, por su fotografía y por todo. Y en la guerra de los mundos de Orson Wells comprendí el poder que tenía el periodismo…

La magia de las ondas, todo el mundo se lo creyó…

Eso me fascinó. Yo he sido muy fantasioso y me gustan películas como Independence Day.

¿Y películas de fútbol hay alguna que le guste?

Sí he visto varias que salían Di Stéfano y Zamora. Hay muchas «Por fin se casa Zamora»(1926), «Campeones» (1946) o «Las Chicas de la Cruz Roja» (1958).»Once pares de botas» (1954)», «Saeta Rubia» (1956), «La batalla del domingo» (1963) o «Los ases buscan la paz» (1954). Me gusta mucho la ambientación de esa época y que saliese el Bernabéu. También me gusta mucho Bienvenido Míster Marshall, que es una obra de arte.

¿Qué periodistas deportivos son su referencia?

Aunque él y yo no tenemos mucha relación la verdad, desde pequeño escuchaba a José María García y admiraba su fuerza y que llamase en antena a gente, que luego le da palos. Siendo un crío y queriendo ser periodista era una referencia por el poder que tenía.

Incluso acaparaba casi toda la franja horaria de una emisora cuando había una etapa importante de Tour o conectaba con el rey en directo tras una final.

Así es era increíble. Es verdad que luego cogió una deriva que ya no me gustó cuando empezar a criticar a la Quinta del Buitre, les llamaba las trillizas y empezó a dar caña al Madrid de mala manera. Es una faceta que no comparto. Un periodista no debe mezclar nunca sus cuitas personales con su labor periodística.

¿Quiere añadir algo para finalizar?

Me siento un privilegiado de poder vivir de lo que me apasiona, de mi vocación y doy gracias a Dios por dormir con la conciencia tranquila.


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