¡Tomen buena nota! Han nacido dos estrellas: Diego y Silvia Bardera Vega
España sufre desde hace décadas un desierto cultural e intelectual como nunca antes. La mediocridad, la estupidez, la ignorancia y todo lo que quieran añadir campa a sus anchas. Sin embrago, todavía hay esperanza porque a pesar de que las nuevas generaciones presentan un panorama bastante desolador, surgen aquí y allí «brotes verdes» que nos levantan la moral y nos animan a pensar que no todo está perdido.
Este es el caso de la sorpresa que nos hemos llevado cuando nos han pasado el aviso de que hay un autor y una dibujante nuevos, muy jóvenes, que dan sus primeros pasos en el tan arduo y difícil como ilusionante mundo de la literatura; en este caso de «ficción» entre comillas porque sus trabajos son mucho más que eso, es decir, no simple y mero entretenimiento, no sólo buscar la evasión del lector del mundo que le rodea, sino que sus obras encierran un fin, un objetivo, una moralina, un deseo de educar y trasmitir ideas, conceptos, valores, principios, y además hacerlo con amenidad e inteligencia.
Les presentamos los dos primeros trabajos publicados hasta el momento por Diego Bardera Vega, los cuales han sido ilustrados por su hermana Silvia Bardera Vega. Nos referimos a Los doce mundos y Las últimas luces del ocaso (Los Siete Generales).
En Los doce mundos, Diego Bardera nos relata con agilidad y gran riqueza léxica, cómo cuando aquel extraño individuo apareció en el valle de Freikan, Caarant no podía imaginar que su vida iba a cambiar para siempre. Efectivamente, Caarant el herrero de la más recóndita aldea del Biverso, tuvo que emprender un increíble viaje a la tierra de los inmortales que iba a transformarlo todo. Abandonó su herrería, su gente, su tierra en busca de algo más importante que él mismo, en busca de algo que diese sentido a lo que consideraba una mísera existencia, sin pensar que iba a verse forzado a tomar parte en una guerra entre poderes incontrolables para los hombres, contienda que se extendería no sólo por el suyo, sino que asolaría los Doce Mundos sumiendo todo en la oscuridad. Los simples e insignificantes mortales vieron entonces desvanecerse todo lo que amaban de forma que… y no seguimos porque apenas hemos empezado a adentrarnos en el misterio, la intriga y la lucha por la verdadera libertad del ser humano y mucho más que ofrece este relato. (AQUÍ PARA ADQUIRIR)
En Las últimas luces del ocaso (Los Siete Generales), Diego Bardera relata cómo los Siete Generales ganaron la gran Guerra del Maldito y se enseñorearon de Sarintia, reinando durante largo tiempo en paz y armonía, sin saber que, ocultos entre las sombras, sus eternos contrincantes se aprestaban a arrebatarles el poder y vengar así su derrota. En Santeron, la sede del Imperio Aldo tarlicano, Argos hijo de Calgorim tratará desesperadamente de salvar a su patria de un terrible final, mientras que por otro lado, en la ciudad de Dóremi, Draio II buscará honrar a su padre y, frente a las insidias de los nobles que le destronaron, hacerse con el poder de Yerda. Jaredret de Malca, al mismo tiempo, aprenderá a controlar el don de la magia y buscará por todos los medios encontrar su lugar en el mundo. Sus historias se entrelazarán en un momento de gran intensidad y sorpresa… en esta novela primer volumen de la trilogía Los Siete Generales cuyos siguientes libros esperamos con ansiedad. (AQUÍ PARA ADQUIRIR)
Ambas obras son pues operas primas de este novel autor pleno de imaginación que en la senda de Tolkien nos adentra en mundos ficticios pero que conforme vamos leyendo nos damos cuenta de que tienen un enorme parecido con el nuestro de cada día, así como los personajes que los llenan presentan las virtudes y defectos que vemos en los demás y que, no nos engañemos, tenemos también nosotros.
Ambas novelas son un alarde de buen hacer, de conocimiento del ser humano, de magnífica utilización de nuestro gran idioma, el español, y también de erudición, así como de esperanza. Por eso se los recomendamos.
También, y esto no es menos importante que todo lo dicho, porque ambos están ilustrados por su hermana, Silvia Bardera Vega, que perfila figuras, mundos y personajes de manera magistral ayudándonos a penetrar hasta lo más profundo de los secretos de la dos obras, algo que un dibujante con categoría sabe hacer como ocurre en el caso de Silvia a pesar de su juventud, lo cual la sitúa en uno de los primeros puestos de la parrilla de salida de una novedosa generación de ilustradores y dibujantes poseyendo todas las papeletas para subirse al escalón más alto del pódium de los ganadores. No es fácil ilustrar una novela de ficción y menos aún, como es el caso, si no se limita al entretenimiento, sino que lleva una enorme carga de valores y un serio mensaje para los lectores interesados y amantes de este tipo de literatura, por ello, las ilustraciones de Silvia Bardera tienen aún mayor valor, mérito e importancia; ilustraciones cuyo colorido es además muestra de elegancia, finura, cultura y buena educación, de todo lo cual falta hoy en este mundo mediocre, vacuo e incluso hortera en el que nos… ¿hundimos?
Para este verano que ya apunta, nada pues mejor que leer estos dos trabajos y disfrutar con sus ilustraciones, prepararnos para los dos siguientes de la trilogía anunciada, así como para verlos a no tardar mucho llevados al cine que si se hiciera con profesionalidad y cariño aumentarán el incuestionable valor de ambas obras. También son dos buenas herramientas para regalar a jóvenes y no tan jóvenes para lograr que despeguen sus ojos de las pantallas de móviles, tablets, ordenadores y televisiones, todos ellos aparatos del maligno que crean adicción a la estupidez, burrismo y demás drogas tan destructivas como extendidas hoy para nuestro mal.

No es frecuente ver aparecer en lo que comercialmente se ha venido en llamar «fantasía épica» a autores españoles. Qué, además, sean jóvenes resulta más estimulante, pues demuestra que en las generaciones más recientes hay algo más que un panorama yermo de ideas, proyectos vitales y espiritualidad
Todo ello, esperemos, no caiga en la tentación que supone integrar lo que es obra creativa en «merchandising», es decir, convertir en videojuegos lo que con esfuerzo ha surgido de la mente de esta pareja.
Algo similar a lo que ha sucedido con la obra personal de Tolkien, luego ampliada por su hijo Cristopher, y por la marca comercial generada alrededor de una obra en parte no entendida y en parte tergiversada, respondiendo a intereses que nunca fueron los del autor.
Para una correcta interpretación de la obra de Tolkien, por cierto, mucho más amplia y variada que ESDLA, que El Hobbit o El Silmarillion, hay que ir a Las Cartas, publicadas y en las que explica tanto sus intenciones al escribir, como el objeto de sus escritos y cuentos. Desde la intención de crear una mitología para Inglaterra pues consideraba que el ciclo arturico no era el correcto, hasta su explicación sobre el contenido real de su relato:
«Trata sobre todo de la Muerte y la Inmortalidad y de las ‘Huidas’: la longevidad y el atesoramiento de la memoria.» (Carta 211)
Obviamente, esta descripción tiene muy poco de comercial. Es la cosmovisión que tenía el autor sobre la vida, y plasmó todo a través de la Filología, de la que era profesor.
No hay en su obra otros mundos diferentes al nuestro. Es éste mismo mundo desde una perspectiva mítica, no racional o propia del logos, tan descriptivo como realista. Es el mundo antiguo entendido por un adulto primitivo, o visto por los ojos de un niño. Pero todo eso había que convertirlo en dinero, y alrededor de ello se inventaron un nuevo género literario que ya existía, pero apenas conocido por las masas de los consumidores.
No son muchos los que han leído «Amadís de Gaula», ni «Historia de los reyes de Britania» escrita por Monmouth, ni «El Bosque del Fin del Mundo» o «Las aguas de las Islas Encantadas» de William Morris. Ni siquiera «La hija del rey del país de los elfos» de Dunsany
Todos ellos precursores de éste género reinventado o descubierto a raíz de Tolkien. Cuando él no tenía intención de ello, sino que urgo en las fuentes de las leyendas y relatos antiguos recogidos en el «Cantar de los Nibelungos», el «Beowulf», o en «La saga de los Ynglingos» o la «Saga de las Islas Orcadas», pasando por «El Kalevala», y habiendo pasado igualmente por W. Morris, antes citado.
Pero el mercadeo de esta sociedad de la imagen y el negocio no entiende de estas cuestiones, sólo de películas taquilleras, de videojuegos y de convertir todo en objeto deseable para el consumismo.
Sí se añade la lectura de los Apéndices de ESDLA, en particular la parte relativa a las lenguas, se entenderá mejor.
Particularmente estoy deseando que surja otro Tolkien, pero no imitador de bajo perfil, sino auténtico sub-creador y si es hispano aún mejor, pero pienso que Tolkien murió con Tolkien en 1973 y desde entonces sólo hay pretendidos imitadores, muchos sólo de lo superficial o aparente.
Vaya buena novedad. Esta web no deja de sorprenderme. Así me gusta.
De casta les viene.
Desde luego, son admirables.